Julio-2023

Los 40 años prueban cómo
las elecciones legitiman el avance incesante de:

Qué Sistema

En guerra de amplio espectro para aplastar las resistencias al avasallamiento total y totalitario de derechos de los pueblos mediante los extractivismos rurourbanos.

Conciliación de clases/ Concentración y centralización capitalista/
Alternativas emancipatorias

Conciliación de clases

Necesitamos, abajo y a la izquierda coherente con su esencia común-ista, que una creciente mayoría de los oprimidos, por el sistema mundo capitalista y su local, rompa con la conciliación de clase implícita en que haya identificación con los ricos o sea con los grandes expropiadores o usurpadores de tierras y de otros bienes comunes. Se protesta sólo por las tomas de tierras o de edificios que realizan quienes han sido despojado de todos sus derechos humanos durante esa acumulación gran capitalista de riquezas y poder.

Hay otro imperativo quizás más trascendente por la gran escala de la expropiación y por consiguiente implicar degradación casi irreversible de biomas o ecorregiones: son los acaparamientos de la Amazonía, la Cordillera. las cuencas hidrográficas, las selvas y bosques nativos, la Patagonia, etc. Es hora de expandir la deliberación sobre qué orden social aplauden Cristina Fernández y Patricia Bulrich:

Boletín Kaosenlared.net

Las empresas pagan un 43% menos en impuestos que hace 15 años
mientras el IVA aumentó un 50%

Publicado el 20 de junio de 2023 / Por Redacción Kaosenlared

En un informe publicado por OXFAM Intermón bajo el título de “Asignatura pendiente. Los escasos avances en responsabilidad fiscal de las grandes empresas” se concluye que el peso de la tributación de las empresas en la recaudación fiscal  ha caído un 43% desde 2007.

El retroceso en la progresividad fiscal relativo a los últimos quince años ha supuesto que mientras el impuesto de sociedades se reducía en en un 30%, el IRPF y el IVA aumentaban un 50% en el mismo periodo.

El informe señala que mientras los beneficios obtenidos por las empresas batieron récords en 2022, alcanzando los 327.461 millones de euros, la recaudación fiscal por el impuesto de sociedades sólo fue de 32.176 millones, cantidad parecida a la de 2005 (31.722 millones) cuando los beneficios empresariales habían sido de 164.497 millones de euros, apenas la mitad que en 2022.  El estudio publicado por Oxfam señala que el 37% de las grandes multinacionales españolas no pagan ni siquiera el 10% de impuestos a nivel global.

En referencia al Estado Español el impuesto de sociedades en 2007 suponía, según el informe, un 22,3% sobre el total de los ingresos tributarios, situándose en el 12’6% en cambio en el 2022. Esa reducción de la carga fiscal de las grandes empresas se ha compensado con el incremento de los impuestos que recaen sobre toda la población: el IRPF y particularmente el IVA, el impuesto más regresivo entre los principales, han aumentado su recaudación en un 50% desde 2007. Es decir, sólo con que el porcentaje del impuesto de sociedades del 2007 se hubiera mantenido en 2022 (año como dijimos de beneficios récord) la recaudación de impuestos por los beneficios empresariales habría superado los 56.000 millones de euros, 24.000 millones más que lo realmente recaudado, y casi 30.000 millones más si nos referimos al tipo nominal del impuesto, que es del 25%.

 Informe completo en este enlace https://kaosenlared.net/las-empresas-pagan-un-43-menos-en-impuestos-que-hace-15-anos-mientras-el-iva-aumento-un-50/

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El calentamiento climático de Europa
dobla al del resto del mundo

Publicado el 20 de junio de 2023 / Por Redacción Kaosenlared

El calentamiento del continente europeo fue de 2’3 grados desde 1980, mientras el promedio mundial fue de 1’2 grados

Según los datos hechos públicos por la ONU y el servicio climático europeo Copernicus, el calentamiento global en Europa fue de 2’3 grados centígrados entre 1980 y 2022, casi el doble que el promedio mundial, a causa de las emisiones de gases de efecto invernadero. Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU, señala en la introducción al informe sobre el calentamiento global en 2022: “Europa es la región del mundo que se calienta más rápidamente

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Este dato supone un calentamiento dos veces más rápido que el promedio de las otras cinco regiones meteorológicas del mundo. En noviembre, la OMM ya había avanzado que, según sus datos, Europa se había ido calentado en 0’5 grados por década desde 1980.

Según el banco de datos de emergencias (EM-DAT), las amenazas meteorológicas, hidrológicas y climáticas en Europa en 2022 afectaron directamente a 156 mil personas y causaron 16.365 muertes, la mayoría por olas de calor. La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) cifra en 195.000 muertes las muertes producidas en territorio europeo desde 1980 como consecuencia de los desastres meteorológicos (olas de calor, inundaciones, etc.).

Fuente: https://kaosenlared.net/el-calentamiento-climatico-de-europa-dobla-al-del-resto-del-mundo/

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Gran Bretaña: Dos activistas palestinos juzgados por ocupar y paralizar una fábrica de drones israelí

Publicado el 20 de junio de 2023 / Por Redacción Kaosenlared

Dos activistas de Acción Palestina que consiguieron ocupar y cerrar sistemas tácticos de vehículos aéreos no tripulados (U-tacS), un fabricante de drones israelí en Leicester actualmente asediado por Acción Palestina, fueron acusados de daños criminales por más de 8000 libras esterlinas. El juicio que se prevé que dure 7 días se inició el lunes 19 de junio y tendrá lugar en el Tribunal de la Corona de Leicester. La acción histórica tuvo lugar durante mayo de 2021 cuando el ejército israelí bombardeó Gaza utilizando el armamento de Elbit, asesinando a más de 260 palestinos, incluidos 67 niños. Cuando los dos activistas escalaron el edificio, cientos de personas de la comunidad local se movilizaron en su apoyo. La policía llamó a los bomberos de Leicester para que sacaran a los activistas del techo de la fábrica, pero se negaron.

El Sindicato de Bomberos de Leicestershire afirmó entonces: “El Sindicato de Bomberos apoya la solidaridad palestina y el derecho a protestar”. Del 18 al 23 de mayo, los activistas permanecieron en el tejado, manteniendo la fábrica cerrada durante toda la acción. Rociaron con pintura rociada la parte delantera de U-TacS, simbolizando la sangre palestina derramada por el armamento de Elbit. Los activistas también pudieron grabar el interior de la fábrica desde el tejado, mostrando un dron militar rodeado y protegido por la policía. Durante la acción, la policía se negó a proporcionar agua a los activistas, obligándolos a beber agua de lluvia. Varias personas que arrojaron botellas de agua al tejado fueron detenidos y liberados posteriormente.

U-TacS es propiedad mayoritaria de la empresa de armas más grande de Israel, Elbit Systems. La empresa tiene varias licencias de exportación para la venta de armas a Israel, que abarcan drones, tecnología militar, sistemas de imágenes y vehículos terrestres. El producto estrella de la fábrica es el dron Watchkeeper, que sigue el modelo del Hermes 450 de Elbit, después de haber sido “probado en batalla” en palestinos. El dron Hermes se utiliza tanto para la vigilancia como para el bombardeo de los palestinos en Gaza.


Fuente: https://kaosenlared.net/gran-bretana-dos-activistas-palestinos-juzgados-por-ocupar-y-paralizar-una-fabrica-de-drones-israeli/

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De Melilla y la vulneración de derechos humanos

Publicado el 20 de junio de 2023 / Por CNT

El 24 de junio de 2023 se cumple un año de la masacre de Melilla. Un año de las graves vulneraciones de derechos humanos perpetradas por el Estado español y el Reino de Marruecos que se saldaron, con la muerte y ejecución extrajudicial de al menos 37 personas, 77 víctimas de desaparición forzada, cientos sometidas a la denegación de auxilio, a la tortura y otros tratos crueles inhumanos o degradantes. La mayoría eran personas refugiadas procedentes de Sudán, muchas de ellas menores de edad, que fueron expulsadas ilegalmente y a quienes se les impidió ejercer su derecho humano a solicitar asilo.

Se cumple un año de la masacre de Melilla en la valla del Barrio Chino, «la más grave de los últimos tiempos” perpetrada en suelo europeo, de acuerdo con la Asociación Marroquí por los Derechos Humanos, como también sostienen el movimiento antirracista y múltiples organizaciones de derechos humanos en este país, organismos internacionales y relatores especiales de Naciones Unidas.

A pesar de ello, el Gobierno español ha incumplido sistemáticamente su deber de debida diligencia, negándose a esclarecer los hechos, depurar responsabilidades, promover la rendición de cuentas y reparar el daño. Y en todo este desaguisado tiene mucho que ver el Ministro de Interior, Sr Grande – Marlaska, que no asume la responsabilidad y huye hacia adelante, blanqueando a las fuerzas de seguridad españolas y marroquíes. Lo acontecido en Melilla hace un año es un claro exponente del racismo institucional que ejercen los distintos estados y de la impunidad de la que gozan.

Por todo ello, para exigir Justicia y el fin de la impunidad en la Frontera Sur, animamos a la participación en las distintas marchas y concentraciones en torno al 24J que se están convocando en numerosas ciudades en el aniversario de la masacre.

¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera!

¡Justicia para las víctimas de la masacre de Melilla!

Fuente: https://kaosenlared.net/de-melilla-y-la-vulneracion-de-derechos-humanos/

Concentración y centralización capitalista

Ubiquémonos en el enfoque que hace viables a las guerras (mediante consenso por desinformación y estigmatización) a través de:

¿Qué hay detrás de la campaña
«Aguanta Ucrania»?

8 de julio de 2023

Por Fernando Dorado |Rebelión

Carolina Sanín en su columna del pasado domingo plantea una reflexión interesante sobre la campaña “Aguanta Ucrania” que lidera el excomisionado de paz, Sergio Jaramillo. Ella, con gracia y sutileza se pregunta: “¿Quién los financia? ¿Qué objetivos persiguen?”

Dicha iniciativa (“plataforma ciudadana”) se hizo visible con ocasión de que Jaramillo, el escritor Héctor Abad Faciolince, la periodista Catalina Gómez Ángel y la escritora ucraniana Victoria Amelina (quien murió), fueron víctimas con otras personas de un ataque con un misil ruso en un restaurante en Kramatorsk (Ucrania) en plena zona de guerra.

Esa iniciativa de supuesta solidaridad con el pueblo ucraniano se lanzó el pasado febrero en Cartagena durante el Hay Festival y ha conseguido el respaldo de varios escritores e intelectuales que rechazan la invasión rusa a Ucrania.

No obstante, detrás de la campaña existe un complejo entramado de empresas y publicistas colombianos y latinoamericanos que hacen parte de una élite empresarial ligada a los intereses de “Occidente” (USA, Reino Unido, UE). Todo indica que no es una iniciativa casual y ciudadana, y que no tiene motivaciones democráticas ni pacifistas.  

Con ocasión de ese trágico suceso y de la campaña publicitaria que se realizó a nivel mundial, el Gobierno colombiano y su cancillería se vieron obligados a enviar una nota diplomática a la embajada de Rusia en Bogotá de rechazo a ese atentado. Así, Petro se vio forzado a romper –en parte– su posición de “no alineamiento” frente a dicho conflicto armado.

Como refiere Sanín en su disertación, Sergio Jaramillo argumenta en sus diferentes intervenciones que impulsa esa “iniciativa” porque defiende la soberanía de Ucrania como lo han hecho los pueblos latinoamericanos a lo largo de su historia.

Lo que no dice Jaramillo es que la oligarquía colombiana –de la que él hace parte con el grupo de publicistas que encabezan la “iniciativa”– siempre fue una aliada incondicional (y entreguista) tanto del imperio británico como del estadounidense. Y por ello, nunca han dicho nada frente a las invasiones y agresiones realizadas por los imperios de Occidente contra pueblos y naciones de Asia, África o América Latina. ¡Nunca es nunca!

Lo que ha ido mostrando la guerra en Ucrania

Hoy, después de más de un año de iniciada la guerra entre la USA-OTAN y Rusia, en donde Ucrania es un instrumento y el pueblo ucraniano una víctima de intereses imperiales y fuerzas geopolíticas, está quedando claro que dicho conflicto fue inducido y preparado desde décadas atrás y que su desarrollo y escalamiento bélico va mucho más allá de la invasión rusa.

Son múltiples los acontecimientos que permiten afirmar que lo que inicialmente se veía como una agresión de una potencia (Rusia) contra una nación soberana (Ucrania), en la actualidad se puede definir con total nitidez como una “guerra interimperialista”, en donde los intereses de los pueblos o de la humanidad no aparecen por ningún lado.

Al contrario, se puede afirmar con total convicción que es una guerra surgida como resultado de la decadencia de esas dos (2) potencias y de la existencia de una crisis de carácter civilizatorio que amenaza a la humanidad desde todos los flancos (económico, social, cultural, ambiental, moral).

Esos acontecimientos, procesos, intereses y actuales resultados se pueden resumir así:

–       En 1989 implosionó la Unión Soviética y los EE.UU. se erigieron como la única superpotencia hegemónica en el mundo. Los neoliberales declararon “el fin de la historia” (Fukuyama).

–       Gorbachov intentó llegar a un acuerdo con Europa, pero los EE.UU. desde los años 90 del siglo XX ya se habían trazado la meta de desmantelar lo que quedaba del imperio ruso.

–       Sucede que las élites “gran-chovinistas” rusas (nacional-imperiales) siempre estuvieron agazapadas dentro de la URSS y los “gringos” lo sabían. Vieron y aprovecharon la oportunidad.  

–       Ucrania, por su pasado histórico y conflictivo, integrada forzosamente a la Unión Soviética en 1922, era el instrumento perfecto para lograr ese objetivo estratégico.

–       Mientras Rusia utilizaba hasta 2014 a élites corruptas (prorrusas) para mantener su dominio sobre Ucrania, USA usaba a sectores prooccidentales (igualmente corruptos) para subvertir ese poder.

–       Cuando Rusia pierde el control de gran parte de Ucrania (efecto del “Euromaidan” en 2014) anexa a Crimea y se inicia una guerra no declarada por el control de Donetsk y Lugansk (parte de Ucrania oriental).

–       Esa guerra sorda e irregular va escalando a pesar de la firma del Protocolo de Minsk (septiembre 2014). Luego de la elección de Zelenski (2019) se fortalece la campaña de promover la integración y adhesión de Ucrania a la UE y a la OTAN. Polonia y Lituania juegan su papel.

–       En febrero de 2022 Putin lanza la “operación militar especial” o guerra de invasión a Ucrania como resultado de lo que los rusos llaman “la provocación de la OTAN”.

Luego de haberse declarado la guerra abierta entre Rusia y Ucrania han sucedido otra serie de hechos que han ido clarificando los intereses y motivos de las élites capitalistas globales (de todos los bandos), que se fueron acumulando durante los últimos 30 años. Los principales son:

–       Rusia intentó una guerra relámpago y fracasó de inmediato. Putin no calculó el tamaño de la resistencia ucraniana. Su tentativa unificó a amplios sectores ucranianos y europeos.

–       Poco después, los EE.UU. se colocan a la cabeza de la guerra y de la Unión Europea. Se aprueban sanciones económicas contra Rusia y se decide armar a Ucrania para la “defensa”.

–       En septiembre de 2022 se registraron varias explosiones submarinas que dañaron los gasoductos del Nord Stream 1 y 2. Dicho sabotaje se hizo para impedir el abastecimiento de combustibles ruso a Alemania y acrecentar la dependencia energética de Europa respecto de los EE.UU.

–       Durante todo este período los EE.UU. han intentado aislar a Rusia en lo político y económico. No obstante, no lo han logrado. Nuevas alianzas han surgido y el multipolarismo se ha fortalecido. La decadencia global de los EE.UU. es un hecho evidente y verificable.

–       Poco a poco se ha ido develando que la estrategia estadounidense apuntaba realmente a enfrentar a China. Las provocaciones en Taiwán así lo muestran. La guerra con Rusia parece ser sólo un primer paso y una forma de subordinar y asegurar a sus aliados europeos y fortalecer la OTAN.

–       Los movimientos y reacomodos políticos entre globalistas y nacionalistas en cada potencia y país (USA, UE, Rusia, China, India, Irán, Arabia Saudí, Israel, etc.) revelan cómo la guerra les sirve a las élites para atemorizar y controlar a sus propios pueblos. 

–       Los últimos acontecimientos en Europa (fortalecimiento de las derechas neo y protofascistas, militarización de los Estados, protestas en Francia y otros países de los “no-incluidos”, etc.) y en Rusia (intento de rebelión del Grupo Wagner) muestran que la guerra es un síntoma más de la crisis societal y civilizatoria que vivimos y que se utiliza por los grandes poderes capitalistas como instrumento de miedo y control.

Conclusión

No es casual que desde Colombia se lance para América Latina la campaña “Aguanta Ucrania”. Colombia, a pesar de su precariedad histórica, es muy importante como punta de lanza de la OTAN y del imperio estadounidense. Algunos estudios sitúan este país como la tercera economía de América Latina después de Brasil y México. Las grandes corporaciones capitalistas le ven grandes potencialidades de inversión en agroindustria, energía y turismo.

Desde la época colonial, Bogotá, Lima y México fueron centros políticos importantes para los imperios europeos (eran cabeza de las Audiencias Reales de las “nuevas” Granada, Castilla y España). Después de la “independencia” Colombia y Perú fueron sometidos por el imperio británico y luego, en el siglo XX, los EE.UU. consolidaron su dominio imperial.     

Colombia siempre ha sido el Israel y el Caín de América. Nunca surgió una burguesía nacional que se identificara con su territorio y con su pueblo. La élite parasitaria colombiana está acostumbrada a ser un borrego del imperio. Esa oligarquía –además de criminal– vende su alma al mejor postor.

Por ello, se presta para ese tipo de jugadas que son planeadas en Londres y Washington. No están cómodos con el Gobierno progresista que encabeza Gustavo Petro que impulsa el “no alineamiento” con ninguna potencia imperial y que afirma “¿Para qué la guerra? Si lo que necesitamos es salvar a la especie humana”. No les gusta que denuncie esa guerra como “un crimen contra toda la humanidad”. Para ellos es una guerra para “defender la democracia”.

Y es un crimen, porque esa guerra ha acrecentado el hambre en el mundo por cuanto ha bloqueado el comercio global de cereales y fertilizantes producidos en Rusia y Ucrania. Además, desvía la atención mundial y los recursos económicos que deberían estar concentrados en la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de la producción. Y lo más grave, porque de seguir por el camino de agudización del conflicto que impulsa el Gobierno estadounidense, en cualquier momento la hecatombe nuclear será una realidad de muerte y de exterminio humano.

Por todo lo anterior no hay que hacer el juego a quienes quieren hacernos creer que en Ucrania se está defendiendo la democracia liberal frente a la autocracia rusa (“oriental”). Eso es un chiste. O que “Aguanta Ucrania” es una campaña “pacifista”. Y por ello, Carolina Sanín se merece un aplauso dado que, aunque es alguien de la misma clase social de Jaramillo, con esa especie de opinión “quinista” nos devela con mucha valentía el “cinismo” de esa indigna oligarquía.

Blog del autor: https://acortar.link/GO2sVh

Fuente: https://rebelion.org/que-hay-detras-de-la-campana-aguanta-ucrania/

Atendamos las valiosas reflexiones siguientes:

Guerra, reproducción y luchas feministas

7 de julio de 2023

Por Silvia Federici

Tinta limón Ediciones

La autora de Calibán y la bruja plantea la necesidad de relacionar el extractivismo, las finanzas y la guerra. ¿Cuáles son los desafíos de los movimientos para pasar de la resistencia a la re-existencia?

Es fundamental hablar hoy de la guerra porque se ha convertido en un elemento permanente de la política capitalista a nivel internacional. Que hoy haya guerras en gran parte del planeta no es un accidente: es parte fundamental del desarrollo capitalista, de la expansión de la relación capitalista en el mundo.

Ya Marx había subrayado que en el capitalismo la violencia es una fuerza productiva. Entonces, esta productividad de la guerra se ha manifestado desde las primeras décadas del desarrollo de la sociedad capitalista, con el imperialismo, pero ahora sigue.

Me tomo aquí un momento sobre la última forma de guerras que hemos visto a partir de los años ochenta, en conjunción con la reestructuración de la economía global, cuando comienza una nueva época de economía capitalista, una época en la cual la guerra es un elemento permanente y fundamental.

Es una época que empieza con la crisis de la deuda, que ha sido creada artificialmente y que ha afectado a gran parte de los países que salían del colonialismo, de la colonización. Con la crisis de la deuda han sido recolonizados, sobre todo a través de la política del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, cuya estructura en sí misma ha sido una guerra, porque prácticamente obligó a los gobiernos de los países endeudados a destruir y cortar toda la inversión en la reproducción social. Recortó la educación, la salud, los transportes públicos, los bienes de primeras necesidades, el empleo masivo, y sobre todo los ha obligado a cambiar la dirección de su economía. La economía no debe orientarse al bienestar de la población, sino a la exportación de todos los bienes primarios y materiales que un país podía tener.

Esto significó un gran empobrecimiento, un incremento de la mortalidad. Basta pensar en toda la epidemia generada por la falta de cuidados médicos, por la malnutrición, por la falta de tantos servicios. Este ajuste estructural desestructura el tejido social y crea la condición de la guerra en el sentido más clásico.

El ajuste estructural desestructura el tejido social y crea la condición de la guerra.

Se ha creado toda una economía predatoria. Hoy vemos un ejemplo con lo que pasa en Sudán. Es muy interesante ver que las guerras que hemos visto en África y en otros países en estos años tienen su origen en el ajuste estructural. El empobrecimiento ha permitido reclutar a muchos jóvenes al ejército. Lo que no han sido obligados a migrar, muchas veces no han tenido otra alternativa que la de integrarse a los ejércitos, mientras al mismo tiempo los jefes de los países luchaban entre sí para apropiarse de las riquezas de la tierra, de la fuente de la riqueza. Entonces hoy, como al principio del capitalismo, la guerra es un instrumento de acumulación muy importante. Es un instrumento de enriquecimiento y de cambio de política económica.

La guerra prepara el terreno para imponer una derrota a la población y empujarla a una nueva forma de explotación.

Aquí quiero recordar también la obra de los años 50 del economista austriaco Joseph Schumpeter, cuando hablaba de la destrucción creativa. En el ciclo económico de la sociedad capitalista hay momentos necesarios fundantes de destrucción creativa. Este es otro aspecto de la importancia de la guerra en el capitalismo tanto hoy como en el pasado: destrucción creativa significa que la guerra sirve para cortar todo aquello que ya no es necesario, las ramas secas de la economía capitalista. A su vez, esto prepara el terreno para imponer una derrota a la población y empujarla a una nueva forma de explotación. Prepara el terreno para un nuevo ciclo económico, para una nueva forma de desarrollo. Opera sobre el terreno físico y social creando nuevas subjetividades, destruyendo las relaciones de solidaridad y trabajo colectivo.

Entonces la guerra crea un mundo nuevo. Esto explica por qué la sociedad capitalista periódica, sistemática y estructuralmente crea estos grandes momentos de guerra, incluyendo la situación actual de guerra permanente.

Una lectura feminista de la guerra

Yo creo que las mujeres tenemos una posición privilegiada para hablar de esto, ya que tenemos una gran experiencia en la guerra contra nosotras. Las mujeres hablamos desde la perspectiva de la reproducción de la vida cotidiana, social, aquella reproducción que la guerra busca destruir. Entonces, a pesar de que los hombres son los sujetos de los ejércitos, las mujeres son quienes experimentan en su cuerpo, en su vida, en sus comunidades, los efectos más devastadores de la guerra: tener niños, estar embarazadas, ocuparse de los enfermos, de los ancianos. Es algo que no se puede conceptualizar: el horror de tener la responsabilidad de la reproducción de la vida en un momento en el cual todo lo que pasa cerca tuyo te destruye la vida. Por eso creo que es importante una lectura feminista de la guerra.

Yo empecé a hablar de guerra contra las mujeres leyendo la historia de la caza de brujas de hace tres siglos, de una violencia que era organizada para cambiar el estatuto de qué significa ser mujer en la sociedad capitalista. Claro que la guerra es uno de los instrumentos más potentes de la desvalorización del trabajo y de la vida de las mujeres. En efecto, la caza de brujas ha creado una ideología y una nueva legislación sobre lo que significa ser mujer. Por ejemplo, en el período final de la caza de brujas en Europa las mujeres no tenían personería legal: eran representadas en relación al Estado para los hombres, para el varón, para el padre.

Y esta guerra ha continuado fundando subjetividades, prácticas, condiciones sociales. Se siguió repitiendo con la institución de la pena capital, con la pena de muerte contra el adulterio, con las mujeres quemadas en Inglaterra en los siglos XVII y XVII, con la ilegalización del aborto. Hemos visto en los años cincuenta la lobotomía contra las mujeres que rechazaban el trabajo doméstico, la esterilización contra las mujeres negras, la gran campaña por el control de la población en las décadas del 70, 80 y 90, donde las mujeres han sido culpabilizadas de crear la pobreza en el mundo.

Hay toda una ideología, una orquestación práctica también, con millones de médicos y enfermeras que han obligado a las mujeres a tomar anticonceptivos en nombre de cortar el crecimiento de la población a nivel mundial. Por todo esto es que podemos hablar de una guerra contra las mujeres.

Si yo miro la literatura feminista de los últimos 20 años, puedo ver que la temática de la guerra está siempre presente. Claudia Von Werlhof ha hablado siempre de la guerra contra las mujeres. María Mies, la feminista alemana que ha muerto recientemente, ha escrito libros fundamentales como Patriarcado y acumulación a escala mundial. Ella decía en uno de sus libros que el patriarcado en tiempo de paz es guerra contra la mujer. Porque el patriarcado desvaloriza a las mujeres y crea la condición para que sean dominadas, subyugadas. Es una guerra sin necesidad de armas, porque el arma es la violencia doméstica tolerada por los gobiernos.

La guerra contra las mujeres no necesita de armas, porque el arma es la violencia doméstica tolerada por los gobiernos.

Cuando hablamos de guerra no hablamos solamente de guerra física, con ejércitos, con armas, con bombas. Debemos pensar la concepción de guerra como una práctica cuyo fin es destruir la condición fundamental de la vida y destruir los sujetos que no se pueden adaptar, destruir las poblaciones enteras para instaurar una nueva forma de relación económica.

Como hemos escrito con la compañera Verónica (Gago), hoy la finanza es una guerra. El ajuste estructural es una guerra, la política extractivista es una guerra contra la naturaleza, contra las comunidades expulsadas de sus tierras ancestrales. Extractivismo y finanzas se conectan, porque una vez que un país es condenado al ajuste, debe abrir su puerta a la explotación, a la minería, a la estación petrolera, al agronegocio, a la deforestación.

Entonces, debemos pensar al concepto de guerra en una forma larga y apuntar la mirada hacia quiénes son los explotados. ¿Cuáles son los objetivos? ¿Cuáles son los efectos y consecuencias? Y, naturalmente, ¿cómo se puede resistir? ¿Cuáles son las formas más eficaces de resistencia a esta guerra?

Extractivismo y finanzas se conectan, porque una vez que un país es condenado al ajuste, debe abrir su puerta a la explotación.

En mi caso, como muchxs otrxs compañerxs, hablo de lo común. Común es crear formas colectivas de reproducción. El discurso del común no es solo ideológico. La solidaridad se debe construir creando condiciones materiales de producción en común de la vida cotidiana. Estas formas colectivas de reproducción son las que crean un tejido social capaz de resistir el avance de esta guerra. Es muy importante la creación de entramado comunitario.

Para mí es muy deprimente la entrada de las mujeres en los ejércitos. Aquí vemos como una parte del feminismo se ha integrado completamente al plan del capital, en el plan de la sociedad capitalista. Porque esta integración de las mujeres que se ha celebrado como la búsqueda de igualdad, en realidad es una derrota. El capitalismo ha creado una división del trabajo muy fuerte en la cual los hombres son los que van a matar, las mujeres son las que dan a la vida y la maternidad no se valoriza.

Por ejemplo, todas las actividades relacionadas a la guerra, la producción de armas, es considerada productiva, es algo que acumula capital. Las feministas han luchado porque el trabajo doméstico sea reconocido como el trabajo productivo, pero en el plan del capital no lo es. Entonces, esta división, la igualdad, no es que las mujeres deben entrar en el ejército, La igualdad es que los hombres dejen de ser quienes sirven al capital en su guerra. Deben dejar de ser soldados o guardiacárceles. ¿Dónde está el movimiento laboral? ¿Por qué el movimiento laboral sigue produciendo cosas que destruye la vida? La revolución empieza en decir No.

En realidad lo que se pasa es que muchas mujeres han sido asesinadas y violadas por sus compañeros en el ejército, por los oficiales. ¿Por qué? Porque en el ejército te deben deshumanizar para acostumbrarte a matar a otros. Deben destruir tu humanidad.

Es un trabajo educativo que debemos hacer: educar contra cualquier forma de la guerra y entender su dimensión financiera.

El escritor africano Chinua Achebe en su libro Things Fall Apart habla de la llegada de los colonialistas en Nigeria en el siglo XIX. Él dice the center cannot hold (el centro no puede aguantar). El centro de estas sociedades, después del arribo de los colonialismos, se destruye. La sociedad se fragmenta, no hay un centro donde la gente pueda reconocerse. Esto pasó también en Libia, Afganistán, Siria, Sudán. Esto se hace con la guerra y con las finanzas. Hoy en Ucrania las finanzas tienen una presencia poderosa privatizando tierras.  Al fin de la guerra el desastre no será solo por las bombas, sino también por las medidas financieras impuestas.

Hoy no se puede pensar en una política anticapitalista sin pensar en una política contra la guerra. Y no tenemos un movimiento a nivel internacional contra la guerra, necesitamos construirlo. Creo que los movimientos feministas ya han empezado a construir este movimiento. Un movimiento de construcción, que cambie las relaciones sociales, que pase de la resistencia a la re-existencia, como proponen los movimientos feministas de Abya Yala.

Este texto es parte de la clase de Silvia Federici en el marco del Diploma Superior «Mapa de guerras. El catálogo editorial como producción de conocimiento político-militante» (Clacso y Tinta Limón).

enlace a la conferencia: https://youtu.be/2uLSv8AKXq0

https://tintalimon.com.ar/post/guerra-reproduccion-y-luchas-feministas/
Fuente: https://rebelion.org/guerra-reproduccion-y-luchas-feministas/

 Alternativas emancipatorias

Pensemos, ante todo, abajo y a la izquierda coherente con su esencia común-ista, en revertir que la inmensa mayoría de los oprimidos por el sistema mundo capitalista y su local, desconozcan el avance de estos últimos hacia el total y totalitario avasallamiento de derechos como:

La propuesta de reglamento europeo sobre OMG
vulnera derechos de campesinado y ciudadanía

14 de julio de 2023

Ecologistas en acción

Ecologistas en Acción denuncia que la propuesta de reglamento que la Comisión Europea ha realizado para los Organismos Modificados Genéticamente (OMG), de aprobarse, supondrá una privatización de semillas y material vegetal sin precedentes que vulnerará los derechos del campesinado sobre las semillas y de la ciudadanía sobre lo que consumen.

Asimismo, todo el abastecimiento alimentario pasará a estar bajo el control de cuatro o cinco empresas mundiales de semillas que poseen todas las patentes sobre las principales técnicas transgénicas y sobre los principales genes de interés agrícola o industrial.

El pasado 5 de julio, bajo la excusa de la emergencia climática y la sostenibilidad, la Comisión Europea presentó su propuesta de reglamento para los llamados nuevos Organismos Modificados Genéticamente (OMG). La nueva ley coloca a la gran mayoría de OMG en una nueva categoría inventada (Cat1). Además, la Comisión Europea suprime la trazabilidad y elimina los requisitos de etiquetado para los alimentos derivados de estos OMGs.

Ecologistas en Acción ha denunciado que, como consecuencia, las personas consumidoras perderán su derecho a la información sobre lo que comen, así como su derecho de elección sobre comer alimentos libres de OMG. “Sorprendentemente, la nueva ley también prohíbe a los Estados miembros que impidan el cultivo de estos OMG en su territorio. Con esto la Comisión elimina de hecho los derechos de los agricultores a proteger sus campos de la contaminación genética y a cultivar cosechas libres de OMG”, ha afirmado Diego Bárcena, portavoz de Ecologistas en Acción..

La pérdida de trazabilidad de los nuevos OMG permitirá a las empresas ampliar el alcance de sus patentes a los genes existentes en la naturaleza y en las semillas campesinas y tradicionales. Agricultoras y agricultores perderán su derecho a utilizar, seleccionar e intercambiar sus propias semillas. Se verán en la obligación de comprar semillas industriales y privadas caras, dependientes de fertilizantes y pesticidas y mal adaptadas a sus condiciones locales de cultivo.

Aunque la ley prohíbe el cultivo de cualquier OMG en agricultura ecológica, la amplísima gama de productos que se tratarán de comercializar, así como la falta de trazabilidad, hará imposible la coexistencia de ambas formas de agricultura. “La agricultura ecológica podría verse condenada a desaparecer, a pesar de la creciente demanda de consumidoras y consumidores, y de las numerosas promesas electorales de apoyar su desarrollo”, ha apuntado Bárcena.

En la presentación de la propuesta, la Comisión Europea hizo referencia a la sostenibilidad como argumento para pasar esta ley pero, a la vez, ha eliminado las pocas salvaguardias que existían sobre la comercialización de plantas OMG tolerantes a herbicidas. También se refirió a la emergencia climática aunque, en palabras de Bárcena, “si bien es verdad que las promesas de la industria y sus seguidores hablan incansablemente de tolerancias a sequías, el cambio climático hará que se incrementen otros eventos extremos, como lluvias torrenciales. ¿Acaso existen genes que protejan de granizos de tamaño de pelotas de tenis?”

Por todo ello, Ecologistas en Acción ha exigido al Gobierno de España que rechace esta propuesta que considera “escandalosa” y que se mantenga una regulación estricta y la trazabilidad de todos los OMG.

Diego Bárcena ha declarado: “Las soluciones a los problemas que nos presenta la emergencia climática no pueden ser solamente las que presenta la tecnociencia que nos condujo a esta crisis. Las soluciones tienen que pasar necesariamente por el cambio radical del sistema agrícola industrial a una sociedad más conectada con la tierra y la ecología”.

Fuente: https://rebelion.org/la-propuesta-de-reglamento-europeo-sobre-omg-vulnera-derechos-de-campesinado-y-ciudadania/

Necesitamos, abajo a la izquierda, generalizar la percepción (conocimiento y compromiso correspondiente) sobre la desertificación que origina el modo capitalista de producción y mercantilización de la naturaleza.

Fondos marinos: Ampliar el saqueo y
la destrucción extractivista

Todos deberíamos sentirnos profundamente alarmados. El impacto medioambiental de la minería de aguas profundas podría ser catastrófico. Enormes máquinas barrerán el lecho del océano para recoger nódulos polimetálicos, destruyendo todo lo que encuentren a su paso y creando penachos de sedimentos que pueden asfixiar los arrecifes de coral y otros organismos a cientos de kilómetros del emplazamiento minero. La minería dañará la capacidad del océano para actuar como sumidero de carbono, acelerando el calentamiento global. Y nuevas investigaciones sugieren que los nódulos polimetálicos podrían contener sustancias radiactivas, poniendo en peligro la salud humana.

Está a punto de comenzar la mayor fiebre del oro de la historia en los fondos marinos

Guy Standing//sinpermiso.info/

11 Julio 2023

El domingo 9 de julio amenaza con ser un día trascendental para la economía mundial, que marque el inicio de la mayor fiebre del oro de la historia y que podría provocar daños ecológicos sin precedentes. Sin embargo, poca gente parece darse por enterada. El Gobierno británico ha guardado silencio.

Para entender este inminente drama, hay que hacer un poco de historia. En 1982, tras 25 años de tortuosas negociaciones, las Naciones Unidas aprobaron la CNUDM (Unclos – United Nations Convention on the Law of the Sea, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar). Supuso el mayor cercamiento de la historia, al convertir más de 138 millones de km2 (53 millones de millas cuadradas) de fondos marinos en zonas económicas exclusivas (ZEE) nacionales, disponibles para su explotación por los países ribereños.

Pero la CNUDM declaró que los fondos marinos situados fuera de las ZEE, conocidos como «la Zona», y que abarcan el 54% de los océanos del mundo, son «patrimonio común de la humanidad«. La explotación minera de los fondos marinos de la Zona debe prohibirse hasta que se apruebe un código minero que respete el principio de precaución para limitar los daños ecológicos y que contenga una fórmula para un reparto equitativo de los beneficios entre todos los países del mundo.

Para elaborar ese código se creó en 1994 la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM) [ISA, International Seabed Authority], con sede en el puerto de Kingston (Jamaica). Como los países ricos no querían dar poder a los pequeños países en desarrollo, insistieron en que las decisiones debían tomarse por consenso. Hoy son 167 los países miembros, más la Unión Europea. Como era de esperar, en los últimos 28 años, la AIFM no ha logrado elaborar un código minero ni un mecanismo de reparto de beneficios.

En junio de 2021, un pequeño país del Pacífico, Nauru, en colaboración con una empresa minera canadiense, puso en marcha una obscura cláusula contenida en CNUFM que reza que si un país solicita iniciar la minería de aguas profundas en la Zona, la AIFM tiene exactamente dos años para elaborar un código y un mecanismo de reparto. De lo contrario, pueden comenzar las labores de minería. El 9 de julio finaliza el plazo de preaviso. Legalmente, comenzarán las solicitudes para explotar minas.

Para poner esto en perspectiva, con ello se abrirá en un primer momento la explotación minera en los 4,5 millones de kilómetros cuadrados de fondo marino del Pacífico conocidos como la zona Clarion-Clipperton y, a su debido tiempo, a toda la zona. Se calcula que las profundidades marinas contienen miles de millones de toneladas de níquel, cobalto, manganeso y otros minerales, principalmente en nódulos negros del tamaño de una patata, que se consideran esenciales para la transición a una economía terrestre verde, para su uso en coches eléctricos, parques eólicos y otros fines.

Diversos comentaristas han señalado que todas las pruebas científicas apuntan a enormes riesgos medioambientales. En estado de alarma, un número creciente de países ha exigido una moratoria, al igual que cientos de científicos marinos. Lamentablemente, entre ellos no se incluye al Reino Unido, aunque con bastante retraso el Grupo Parlamentario de Todos los Partidos para el Océano se ha reunido para considerar si debería exigirla.

Todos deberíamos sentirnos profundamente alarmados. El impacto medioambiental de la minería de aguas profundas podría ser catastrófico. Enormes máquinas barrerán el lecho del océano para recoger nódulos polimetálicos, destruyendo todo lo que encuentren a su paso y creando penachos de sedimentos que pueden asfixiar los arrecifes de coral y otros organismos a cientos de kilómetros del emplazamiento minero. La minería dañará la capacidad del océano para actuar como sumidero de carbono, acelerando el calentamiento global. Y nuevas investigaciones sugieren que los nódulos polimetálicos podrían contener sustancias radiactivas, poniendo en peligro la salud humana.

Sin embargo, mientras que las cuestiones medioambientales están recibiendo, con razón, la mayor atención, se han descuidado sistemáticamente otros dos aspectos. Una de las principales preocupaciones de los países en desarrollo al aceptar la CNUDM era que los beneficios de la minería se repartieran equitativamente entre todos los países. Por el momento, unas pocas empresas parecen encaminadas a una prosperidad a la que no tienen ningún derecho legítimo, mientras que el resto de la humanidad no obtendrá nada de ello. Los bienes comunes nos pertenecen a todos.

El problema se agrava por el hecho de que la AIFM es inadecuada para su finalidad. Cuenta con un presupuesto anual de tan sólo 10 millones de dólares para regular los fondos marinos. Para completar su presupuesto, cobra a las empresas 500,000 dólares por las licencias de exploración minera. Como era de esperar, no ha rechazado ninguna solicitud, y en la actualidad se han concedido 31 de esas licencias, que cubren casi 1,5 millones de km2 de «exploración». Cinco de ellas pertenecen a China.

Además, gran parte de las actividades mineras se llevan a cabo en ZEEs, donde la AIFM no tiene jurisdicción. Y como la AIFM no tiene la capacidad técnica ni los recursos financieros para hacerlo, ha dejado que las empresas hagan sus propias evaluaciones de impacto ambiental, que es como pedirle al zorro que se asegure de que las gallinas están a salvo.

Para agravar el problema, la AIFM ha apoyado la minería de un modo arrogante. Su secretario general ha declarado: «No creo que sea como para que la gente se preocupe tanto«. Se refería a preocupaciones medioambientales. Pero la AIFM ni siquiera tiene un consejo científico independiente que la asesore, sino sólo un consejo jurídico y técnico. Y ha marginado su segunda obligación, la de actuar como administradora de los bienes comunes mundiales elaborando una fórmula equitativa para repartir los beneficios entre todos los países.

En resumen, antes de que se contemple siquiera la explotación minera de los fondos marinos, la AIFM debe ser objeto de reforma y las Naciones Unidas deben revisar la CNUDM para que puedan resucitar los principios del «patrimonio común de la humanidad»: el 9 de julio debería tratarse de algo más que de una moratoria, aunque eso sería un comienzo. Por desgracia, no debemos albergar demasiadas esperanzas.

Guy Standingp: Profesor investigador asociado de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres y copresidente honorario de la Basic Income Earth Network (BIEN). Su último libro es «The Blue Commons: Rescuing the Economy of the Sea». (Los comunes azules: Rescatando la Economía del Mar)

https://sinpermiso.info/textos/esta-a-punto-de-comenzar-la-mayor-fiebre-del-oro-de-la-historia-en-los-fondos-marinos

enlace relacionado:  https://www.maryciencia.org/columnas/la-mineria-submarina/

Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2023/07/16/fondos-marinos-ampliar-el-saqueo-y-la-destruccion-extractivista/

Advirtamos:

¿Para qué sirve la ONU?

28 de julio de 2023

Por Marcelo Colussi | Rebelión

Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, las potencias ganadoras (las capitalistas, y también la entonces Unión Soviética, socialista) impulsaron una organización internacional con el propósito de fomentar la paz y el desarrollo entre todos los países. La totalidad de Estados que conforman la comunidad internacional pasó a formar parte de la Organización de Naciones Unidas, habitualmente conocida en español por su sigla ONU.

Puesto así en un papel, los objetivos perseguidos parecen encomiables, imposibles de refutar: paz y desarrollo, ¿quién podría estar en contra? Lo cierto es que, observando lo que en realidad ha significado la organización, desde una visión crítica de izquierda se deben abrir debates. Es evidente que ni la paz ni el desarrollo han llegado al mundo ni, por como van las cosas, esos objetivos parecieran estar cerca de cumplirse, por lo que la organización no evidencia precisamente estar cumpliendo a cabalidad su cometido. ¿Podrá cumplirlos?

Radicalmente: ¡no! La búsqueda de esos puntos de llegada no es una cuestión de buena voluntad, de pomposas declaraciones ni discursos bien presentados, “políticamente correctos”, como suele decirse. Llegar a ellos significa transformar las relaciones de poder reales que existen en el mundo. Eso, sin dudas, no se arregla con exhortaciones ni manifiestos. Las relaciones de poder guardan estrecha relación con el desarrollo económico de cada nación y, por tanto, con su posibilidad de incidencia en el tablero global, lo cual se evidencia a través del poder militar. Como desde la época de las cavernas, gana quien tiene el garrote más poderoso, con el agravante que hoy ese “garrote” tiene un inconmensurable poder destructivo; léase: posibilidad de destruir toda forma de vida. Los bienintencionados llamados a “la paz” chocan con la sangrienta realidad de la lucha de poderes. La máxima romana de “si quieres la paz prepárate para la guerra” sigue vigente. Y el desarrollo abre angustiantes preguntas: sobra comida en el mundo, pero el hambre sigue siendo el principal flagelo. ¿Se podrá cambiar eso con buenas intenciones?

En algún momento, durante el desarrollo de la Guerra Fría, cuando el mundo estaba tajantemente dividido entre países “libres” del ámbito capitalista y “autoritarias dictaduras” comunistas, mal que bien Naciones Unidas era un espacio donde se discutían algunos de los problemas más candentes de la humanidad. Sin llegarse a consensos equilibrados, al menos la organización servía como arena, como caja de resonancia donde los grandes bloques de poder (capitalistas y socialistas) delimitaban sus áreas de presencia. Desintegrada la Unión Soviética en 1991, se estableció un mundo unipolar, dirigido por Estados Unidos, donde ya ni siquiera había que buscar consensos, porque Washington decidía todo. 

Eso duró poco. Unos años después el crecimiento de China como potencia económica y el resurgir de Rusia como potencia militar equilibraron nuevamente la balanza. Si se quiere hacer un balance de los aportes a la humanidad de la ONU en sus casi 80 años de existencia, está difícil encontrarlos. Ni la paz ni el desarrollo armónico de los pueblos parecen realidades cerca de conseguirse.

En realidad, nunca ha impedido una guerra. La ONU siempre “llega tarde”, cuando los conflictos ya están en curso, o a punto de terminar. El poder de disuasión de Naciones Unidas es nulo: unos cuantos “cascos azules” no constituyen una verdadera fuerza militar. Por otro lado, su incidencia como instancia negociadora es muy cuestionable, pues siempre se inclina hacia el lado de los poderosos. Cosa curiosa: pareciera que siempre está alineada con los poderes económicos, con el mundo capitalista, nunca con el campo popular. Es sabido que la industria bélica es el principal negocio del mundo, generando cifras astronómicas de ganancia a las empresas que producen armamentos. Lo llamativo aquí es que el grueso fundamental de la producción de armas lo aportan los cinco países que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Es decir: los encargados de velar por nuestra seguridad, las grandes potencias nucleares.Estados Unidos es en la actualidad el principal productor y vendedor mundial de armamentos, de todo tipo, con un 50% del volumen general de ventas. ¿Cómo hace el campo popular, la gente de a pie para detener a multinacionales de poder casi ilimitado como las estadounidenses Lockheed Martin, Raytheon, Boeing, General Dynamics, las chinas Norinco o Avic, las rusas Rostec o Rosoboronexport?, ¿o a gobiernos que basan sus estrategias de desarrollo nacional en la comercialización de armas? Si las guerras son negocio, la ONU, aunque detente el Premio Nobel de la Paz en 2001, no hace -o no puede hacer- nada para impedirlas o detenerlas, más allá de bonitos discursos.

En relación al desarrollo económico-social, la falacia es más grande todavía. El mundo está manejado, en una amplia zona, por enormes capitales de origen estadounidenses y europeos, habiéndose impuesto el dólar como moneda universal (eso ahora está en entredicho, con el surgimiento de un nuevo polo económico con China a la cabeza). Si alguien se beneficia de eso, no son las grandes mayorías planetarias, que siguen pasando penurias varias (hambre, enfermedades previsibles, ignorancia, falta de perspectivas a futuro). Continúan siendo los grandes centros capitalistas los beneficiados, el llamado Primer Mundo, el Norte próspero. El desarrollo no va a llegar nunca -eso es absolutamente imposible- por planes que apelan a la buena voluntad, objetivos trazados en un despacho de burócratas bienintencionados que ignoran la verdadera dinámica de la explotación global. 

Las relaciones económicas capitalistas son frías: solo interesa no descender la tasa de ganancia. Si para eso son necesarias matanzas indiscriminadas, dictaduras, golpes de Estado, mentiras y tergiversaciones continuas, el sistema lo hace, siempre con el silencio cómplice de la ONU. Ningún país empobrecido del Sur salió, ni podrá salir, de su postración, de su pobreza crónica estructural, con el auspicio de esta organización internacional. Solo lo logrará cambiando las reglas de juego, las relaciones de poder. Las acciones “políticamente correctas”, con su pretensión de neutralidad, de asepsia y equidistancia sin tomar parte en los conflictos que pueblan la dinámica humana, no resuelven nada. Pero peor aún: la ONU, manejada en lo fundamental por intereses de los grandes capitales, no puede resolver esos mismos problemas, porque está inclinada hacia un lado: nunca el del pobrerío, aunque done comida. En vez de luchar “contra la pobreza” hay que hacerlo contra la injusticia que la provoca.

Fuente: https://rebelion.org/para-que-sirve-la-onu/

Prestemos atención:

La Minustah probó desde el año 2004 la falsedad de la ONU al imponer terrorismo policial y militar en Haití para viabilizar sea súper explotado por EE.UU., Francia y otros países. También probó la falsedad de Lula, de Néstor Kirchner y de la Patria Grande de UNASUR.

Qué Democracia

En ejercicio de la desinformación y manipulación mental a gran escala para legalizar y legitimar la criminalidad de lesa naturaleza y de lesa humanidad del único capitalismo existente.

Legalidad-legitimidad de la gran burguesía/
Bloqueo de la lucha de clases/Alternativas emancipatorias

Legalidad-legitimidad de la gran burguesía

Preguntémonos cómo la mayoría abajo puede creer estar viviendo en democracia. Si hace 40 años privilegia y promueve la creciente acumulación de riquezas e ingresos del 1%.

¿Democracia? 40 años fiel al contubernio de capitales y estados imperialistas con los locales que instauró su desarrollo neoliberal mediante terrorismos paraestatal y estatales desde el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón en los setenta.

40 años de políticas de estado (sin interrupción alguna) que resultaron en la actual emergencia socioeconómica y la socioterritorial. Sin embargo, existe la convicción mayoritaria en la legalidad-legitimidad de la burguesía, pese a se expresa como deseo de continuación en la ‘normalidad’ que es el orden social que conviene al Capital donde los de abajo sólo podemos reclamar y nos conduce a ilusorias propuestas de solución como las regulaciones estatales e instituciones fuertes.

Entrevista al Relator Especial de la ONU sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos, Marcos Orellana

«Los Estados han estado más orientados a facilitar la actividad extractiva
que a proteger los derechos de las personas»

11 de julio de 2023

Por Vanessa Romo| Mongabay

El Relator Especial sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos de la ONU, Marcos Orellana, conversó esta semana con Mongabay Latam sobre la situación de los pasivos ambientales, el trabajo pendiente de los gobiernos latinoamericanos y el impacto a los pueblos indígenas a partir del especial Las Deudas del Petróleo.

Esta investigación transfronteriza identificó 8278 pasivos y otros impactos petroleros en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Además, que 670 de ellos se encuentran en 50 comunidades indígenas y 15 áreas protegidas.

“Nada de lo que haga o deje de hacer una empresa puede absolver al Estado de su responsabilidad de garantizar los derechos humanos”, dice enfáticamente el Relator Especial sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Marcos Orellana, aludiendo a los graves daños ambientales que industrias como la petrolera han dejado en los territorios de Latinoamérica. Su mirada sobre el impacto de las malas prácticas ambientales de estas operaciones y la falta de sanciones disuasivas no ha cambiado desde la última vez que estuvo en Perú, en febrero de 2022.

Entonces acababa de visitar el lote 192, espacio petrolero en la región amazónica de Loreto que aloja 126 sitios impactados de los cerca de 171 reconocidos por el Estado peruano, y en una entrevista con este medio dijo: “¿Qué conducta empresarial se puede denominar responsable si frente a pasivos ambientales simplemente alistan sus maletas y se van? Eso es un abuso”.

Un año después, en medio del ajetreo de sus actividades en Washington, volvió a conversar con Mongabay Latam sobre los problemas detrás de la explotación de hidrocarburos, la falta de fiscalización estatal y la necesidad de establecer políticas públicas para que estas historias no se vuelvan a repetir. Pero también se refirió a los hallazgos de la investigación Las Deudas del Petróleo, que ha logrado mapear 8278 desechos tóxicos en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Esta investigación coordinada por Mongabay Latam en alianza con La Barra Espaciadora, Rutas del Conflicto, Cuestión Pública y El Deber reveló, además, que 6371 de los desechos detectados no han sido remediados y que en menos de un tercio del total de casos se han hallado responsables.

El Relator Especial sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos de la ONU, Marcos Orellana, realiza visitas oficiales en todo el mundo para seguir el rastro de los problemas de contaminación. Foto: Naciones Unidas Paraguay.

—¿Cuál es el mensaje que se da a las empresas petroleras cuando los Estados no las responsabilizan de los pasivos ambientales y, además, se les sigue ofreciendo lotes petroleros?

—Las empresas petroleras han causado una grave emergencia planetaria que pone en riesgo el goce efectivo de los derechos humanos a escala mundial. Esta situación afecta desproporcionadamente a los pueblos indígenas, quienes dependen física y espiritualmente de sus bosques y medio ambiente. Además, la exposición a los contaminantes peligrosos generados por la industria petrolera ha causado enfermedades en millares de personas, y muchas de ellas han perdido la vida. Esto es incompatible con la responsabilidad de las empresas de respetar los derechos humanos y con la responsabilidad que tienen los Estados de garantizar estos derechos a través de leyes robustas y eficaces.

Esta situación pone de relieve la importancia que tiene la primacía de los derechos humanos por sobre consideraciones empresariales, y en particular en relación con el derecho a vivir en un medio ambiente no tóxico. Pero muchas veces los Estados dan prioridad a las industrias contaminantes, sea porque sus estructuras están capturadas por conflictos de interés, sea porque los costos ambientales no se encuentran contabilizados apropiadamente, o sea porque las personas afectadas no tienen voz en los procesos de toma de decisiones. Eso es lo que sucede en las zonas de sacrificio: las personas son sacrificadas en sus derechos para que ciertas empresas tengan ganancias económicas.

—Además de los pasivos ambientales, cada país tiene sus propias denominaciones para los desechos petroleros en sus territorios: en Ecuador hay fuentes de contaminación; en Perú existen sitios impactados, en Bolivia tenemos pozos abandonados y en Colombia están los impactos no resueltos. ¿Cree que estas diversas denominaciones obedecen a decisiones políticas?

—Cuando en las negociaciones del Acuerdo de Escazú sobre derechos ambientales en América Latina y el Caribe se abordaron los pasivos ambientales, se empezó a usar el concepto ‘zonas contaminadas’ como una terminología genérica que pudiera albergar las diversas precisiones que se utilizan en los países de la región. No obstante, las palabras y los términos que se emplean en las políticas ambientales y energéticas sin duda pueden tener un carácter político. En ese sentido, los pasivos ambientales reflejan la debilidad institucional y normativa de los Estados y, cuando estos pasivos ambientales son de la magnitud que ha revelado la investigación de Mongabay Latam, uno observa que los Estados han estado más orientados a facilitar la actividad extractiva que a proteger los derechos de las personas directamente afectadas por estas industrias.

—En la investigación encontramos que en menos de un tercio de los más de 8 mil impactos petroleros de Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú se han hallado responsables. ¿Cómo ve que los países están respondiendo a estos vacíos de información?

—La responsabilidad principal de garantizar los derechos corresponde al Estado. Esto incluye la obligación de establecer un marco regulatorio eficaz que asegure el respeto a los derechos a la vida, a la salud y al medio ambiente saludable. Además tiene la obligación de informar sobre los pasivos ambientales y las empresas responsables de generarlos. Sin embargo, muchas veces vemos que los Estados no tienen esta información, no tienen programas para generarla o incluso si la tienen rechazan pedidos de información. Cabe recalcar que nada de lo que haga o deje de hacer una empresa puede absolver al Estado de su responsabilidad de garantizar los derechos humanos. Dicho eso, las empresas también tienen que responder: tienen la responsabilidad de respetar derechos y eso implica que al menos eviten prácticas que se encuentren prohibidas en sus países de origen. Hemos visto dobles estándares una y otra vez en los países de la región amazónica. Ese respeto de derechos por parte de las empresas también se debe traducir en evitar buscar ganancias a costa de los derechos de las personas y del medio ambiente.

—En su informe sobre la repercusión de las sustancias tóxicas en los derechos humanos de los pueblos indígenas, se destaca la vulnerabilidad de los pueblos indígenas en estas zonas de contaminación. En Las Deudas del Petróleo encontramos que 670 impactos petroleros se encuentran en 50 territorios indígenas y 15 áreas protegidas en los cuatro países abordados. ¿Cree que en este escenario está ocurriendo “violencia e injusticia ambiental”, como señala en su informe?

—Los pasivos ambientales dan cuenta de una tremenda injusticia ambiental en la región. Frente al ingreso de empresas petroleras, los pueblos indígenas que viven en la Amazonía han sufrido los graves impactos de la contaminación, con consecuencias adversas en sus cuerpos, sus viviendas, sus fuentes de agua y alimentación, y también en sus prácticas culturales y el acceso a plantas medicinales, por ejemplo. Es una negación sistemática y de gran escala de los derechos de los pueblos indígenas. El enfoque de derechos humanos a los procesos de desarrollo busca mirar la realidad desde la óptica de aquellas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y sufren la negación de sus derechos. Es por eso que mi informe sobre tóxicos y los derechos de los pueblos indígenas aborda las fuentes de contaminación que les niegan a los pueblos indígenas el goce efectivo de sus derechos, incluidas las actividades petroleras, la minería aurífera con mercurio, las aspersiones de plaguicidas altamente peligrosos, entre otras actividades altamente contaminantes.

—Usted habla sobre el impacto petrolero en la salud de las personas. Sin embargo, hay empresas que señalan que no hay “datos creíbles” que relacionen enfermedades con las operaciones petroleras, como es el caso de la empresa Occidental Petroleum Corporation (Oxy) en Perú. Desde su relatoría, ¿cómo observa esto?

—Las actividades de extracción de hidrocarburos generan contaminantes peligrosos, y muchas empresas simplemente los descargan al medio ambiente. Esto ha generado la proliferación de zonas de sacrificio, que son áreas extremadamente contaminadas. La ciencia ha revelado la relación causal que tiene la exposición a estos contaminantes peligrosos con diversas afectaciones a la salud, muchas de ellas graves e incluso fatales. Sin embargo, los sistemas legales de los países todavía no dan respuesta adecuada a los desafíos de la sociedad contemporánea donde los químicos invisibles generan riesgos y daños. Hay muchos casos de personas que viven en lugares contaminados y no saben por qué se enfermaron. No lo saben porque no cuentan con los medios para probar sus afectaciones. Es ahí donde los sistemas legales de los países deben evolucionar para garantizar el acceso a la justicia, incluida la prueba dinámica de un hecho, como han establecido cortes en Argentina y México, la que exige a una empresa demostrar que no es responsable de una afectación.

—Tras la visita que hizo en 2022 al lote 192 en Loreto, Perú, ¿encontró algunos aprendizajes que puedan servir para otros casos de contaminación petrolera?

—La situación del Lote 192 da cuenta de continuos derrames de petróleo, falta de remediación y falta de asistencia médica adecuada, entre otras falencias que reflejan el abandono del Estado de su deber de garantizar los derechos de los pueblos indígenas que han sido afectados. La gran lección para otros casos es la importancia de la prevención de la contaminación y la necesidad imperiosa de que el Estado garantice el respeto al derecho de los pueblos indígenas al consentimiento previo, libre e informado.

Las tareas pendientes de los Estados

—¿Conoce alguna experiencia exitosa donde el Estado haya avanzado en resolver estos problemas de pasivos ambientales?

—Varios países han empezado por identificar cuál es el grado y tipo de contaminación en las zonas contaminadas para implementar planes de restauración. Pero la restauración de estos daños puede ser altísima. Un caso específico es el de Italia, país al que visité de forma oficial y que tiene sitios contaminados y pasivos ambientales de gran escala, incluyendo contaminantes orgánicos persistentes como las dioxinas y bifenilos policlorados. El gobierno italiano, con algunas demoras y falencias, ha impulsado programas de limpieza que demuestran una conciencia acerca de la gravedad del problema y la necesidad de tomar acción.

—¿Cuál es su opinión sobre lo que están haciendo los gobiernos de Perú, Ecuador, Colombia y Bolivia con respecto a estos pasivos petroleros?

—Las cifras que revela la investigación Las deudas del petróleo reflejan una gran contaminación por pasivos ambientales y esto da cuenta de la falencias y debilidades institucionales y normativas del Estado. No obstante, en la región veo que hay países que se encuentran encaminados a implementar el acuerdo de Escazú sobre los derechos de acceso a la información, participación y justicia en materia ambiental. Este compromiso me parece importante resaltarlo, porque muchas veces los pasivos ambientales son el resultado de la aplicación mal entendida del desarrollo sostenible. Además, el Acuerdo de Escazú expresamente requiere que cada parte cuente con sistemas de información actualizados. Estos sistemas pueden incluir el listado de zonas contaminadas, por tipo de contaminante y localización.

—Los expertos de nuestro especial señalaban que las empresas y los países tienen una visión muy reducida del impacto ambiental de estos desechos petroleros. ¿Qué recomienda a los gobiernos con respecto a estas zonas de contaminación petrolera?

—En varios países, el centralismo que caracteriza a los gobiernos significa que las dinámicas políticas muchas veces se centran en pugnas de poder en las capitales. Lo que sucede lejos de la capital con frecuencia no es visible para el público ni para las autoridades. De ahí la importancia de asumir el compromiso de generar y divulgar información detallada y acabada acerca de zonas contaminadas: el tipo de contaminante y localización. Esta información también debe identificar a las empresas responsables, así como las medidas requeridas para la reparación integral, y los procesos de participación de las comunidades en la reparación.

—¿Cuál sería la solución para frenar la generación de más desechos tóxicos petroleros considerando que los países siguen dependiendo de esta industria?

—La prevención de la contaminación requiere de marcos regulatorios fuertes y esto significa el fortalecimiento de aquellas instituciones del Estado que tienen como mandato la protección del medio ambiente, la evaluación de los impactos ambientales y la fiscalización del cumplimiento de la normativa. También pasa por el fortalecimiento de las entidades judiciales, porque en muchos países se judicializan las multas u otras medidas que toman las autoridades para perseguir el cumplimiento de la normativa ambiental.

—¿Es posible salir de la dependencia petrolera y completar la transición energética en Latinoamérica?

—De acuerdo con la evidencia científica, la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera ha llevado a que la humanidad se encuentre frente a una verdadera emergencia climática. Frente a la amenaza planetaria que supone el cambio climático, esta transición energética no es una opción, sino un imperativo para la supervivencia de la especie humana en el planeta.

—En las próximas elecciones de Ecuador se debe decidir si se prohíbe o permite la explotación petrolera en el parque nacional Yasuní y la explotación minera en la reserva de la biosfera del Chocó Andino. El presidente Lasso ha dicho que esto provocaría un problema económico grande. ¿Cómo equilibrar la economía y la conservación del medio ambiente tomando un caso como este?

—Desde la Cumbre de la Tierra de 1992, el desarrollo sostenible ha sido el paradigma utilizado para reconciliar desarrollo y medio ambiente. Sin embargo, las cifras de pasivos ambientales en la investigación de Mongabay Latam reflejan que este paradigma se encuentra descalibrado en la región. O sea que, el desarrollo sostenible ha servido para promover actividades contaminantes en desmedro de la integridad ambiental y los derechos de las personas, sobre todo de los pueblos indígenas. Recalibrar el paradigma del desarrollo sostenible supone la articulación real de los derechos de acceso a la información, a la participación informada en la toma de decisiones ambientales, y al acceso a la justicia y remedios reales y efectivos. También supone reconocer que el proceso de desarrollo debe estar encaminado al respeto de los derechos humanos. La vida y la salud de las personas dependen de ecosistemas saludables. La civilización humana depende de un medio ambiente sano, limpio y sostenible.

Fuente: https://rebelion.org/los-estados-han-estado-mas-orientados-a-facilitar-la-actividad-extractiva-que-a-proteger-los-derechos-de-las-personas/

Sepamos que este señalamiento no tiene en cuenta que cada vez más desembozadamente el Estado burgués mostrará cuál es su función. En efecto, descubramos a los 40 años de democracia burguesa cómo la continuidad y profundización constante de políticas de estados fueron ejecutando al plan de reorganización nacional del llamado poder real o comunidad de negocios de los capitales y estados imperialistas con los locales. Que estableció su paz social mediante dictadura genocida y nos ha hundido en la actual emergencia socioeconómica del 90% de nosotros, los diversos de abajo y la socioterritorial, cuya expresión contundente es la climática que afecta a la humanidad entera.

 Bloqueo de la lucha de clases

Revisemos el concepto de luchas de clases en la actual inflexión histórica, en el contexto de afirmación de las distintas dignidades humanas al confrontar con el Estado o la democracia burguesa y de disputas de los territorios al Capital y su estado.

Nos desafía abajo a la izquierda a asumir el cambio social partiendo del antagonismo irreconciliable del capitalismo con la vida y la salud planetarias -que incluyen las humanas- como patentizan dos consecuencias primordiales del modo capitalista de producir y mercantilizar. Son la emergencia climática resultante de la socioecológica y la pandemia en nexo indisoluble con su aprovechamiento por el sistema para agravar el súper control sobre la humanidad y reforzar los formidables e irresponsables negocios de los dominantes laboratorios farmacéuticos.

Tal compromiso en revolucionar desde ahora interpela, a las izquierdas consecuentes con su esencia común-ista o desprivatizadora de los bienes comunes, a suscitar -en una creciente mayoría- el deseo de independizarse del Estado.  Sería comenzar por destapar sus 40 años funcionando contra los pueblos e individuos de las diversidades de abajo de la Argentina. Ejemplifiquemos respecto al poder judicial:

SE HOMOLOGÓ EL ACUERDO DE CONCILIACIÓN EN LA CAUSA MADRE (2017)
DE LA LOF LAFKEN WINKUL MAPU

Como todos saben, fruto de la Mesa de Diálogo se llegó a un acuerdo que, como señalamos en su momento, fue realizado en las tremendas condiciones de una comunidad desalojada y 4 lagmien que cumplieron 7 meses de prisión por un delito excarcelable, entre ellas la Machi de la comunidad. Como se recordará, la Gremial expuso, además, que se abría a partir de allí un difícil camino para llegar a su completa implementación; por lo pronto, la siguiente reunión de la Mesa de Diálogo, programada a esos efectos y que debía hacerse a la brevedad, todavía no se realizó. 

Respecto a las causas penales que Parques Nacionales había impulsado contra la Comunidad Lafken Winkul Mapu, el acuerdo implicaba presentarlo para su homologación en las dos causas que pesan actualmente sobre los miembros de la misma. Una: la causa “madre”, que se abrió al comienzo de la recuperación territorial, contexto en el cual se asesinó a Rafita Nahuel.

Y la otra: la que nosotros decimos que es una causa trucha, que es la que se armó para el desalojo que se realizó el 4 de Octubre del año pasado. 

En esta última causa, a pesar de haberse presentado el acuerdo en forma simultánea aún no han convocado a la audiencia correspondiente. 

En la primera, se realizó una audiencia el 16 de junio en la que se trató el acuerdo. La Fiscalía, como era de esperar se opuso y la Gremial refutó cada argumento. También se atrevió a plantear que en el acuerdo no se contemplaba “resarcimiento”, a lo que la Machi Betiana respondió que con doscientos años de represión, con lo sucedido con Rafita y con su comunidad a partir de la intervención del Estado Nacional, mal puede hablarse de que ellos deban algo por el solo hecho de reivindicar los derechos de su pueblo. 

Una nota de color, pero que hace al planteo que la Gremial siempre realiza sobre la mirada sesgada de los Derechos Humanos de este sistema, el Fiscal Vehils Ruiz, ha actuado como fiscal en las causas de lesa humanidad y por eso se lo tiene como un Fiscal “piola”, “progresista”, pero está claro que una cosa son las cuestiones del pasado y otras muy distintas cuando les toca actuar en el presente frente a los conflictos que el sistema capitalista requiere que se lo resguarde. 

Finalmente, hoy recibimos la notificación en esta causa que el Juez Hugo Greca aceptó el acuerdo, ahora hay que ver hasta dónde llegará la voluntad de la Fiscalía para perseguir a la comunidad si apela la decisión o no. 

También esperamos que el Tribunal Oral que tiene la otra causa se expida sobre el acuerdo, mientras tanto la Gremial continuará la defensa encomendada por la Comunidad.

Fuente:https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid031bnvVGJpBfBjYKKtTj1wzFEiESpTusd1Pzu9zhnKw5wTMyRAVnyx2Fj3f6adnqusl&id=100064455921126&mibextid=Nif5oz

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Nación Mapuche.
Este 27 de Julio inicia el juicio por extradición de Facundo Jones Huala.
¿Puede la justicia manejarse sin racionalidad y respeto a las leyes?

Resumen Latinoamericano, 26 de julio de 2023

INFORMAMOS COMIENZO DEL JUICIO DE EXTRADICIÓN CONTRA FACUNDO JONES HUALA.

LA GREMIAL DE ABOGADOS

Cómo hemos informado Facundo Jones Huala está detenido con fines de extradición requerido por el Estado de Chile.

Este 27/7 se iniciará el juicio. a partir de las 10hs
Acá aportamos el link para poder acceder a presenciar el Debate.

La Defensa ejercida por la Gremial comparecerá al Debate sin prueba alguna.
El juez Gustavo Villanueva resolvió rechazar toda la prueba presentada por la defensa y aceptar toda la prueba presentada por la Fiscalía.

Con esa decisión (asombrosa y pocas veces vista en la Historia de los juicios), estamos totalmente impedidos de poder acreditar que se configuran varias de las causales por las que la extradición no debe prosperar.
Nuestra prueba (documental y testimonial) estaba destinada a demostrar que se dan varios artículos de la Ley de Extradición a favor de Jones Huala y por lo tanto impedirian el envío de Facundo a Chile.

Al rechazarse la prueba la Defensa concurre al juicio atada de pies y manos. Es imposible defenderse sin invocar prueba.

A su vez, el Juez le permitió la totalidad de la prueba presentada por la Fiscal.

En esas condiciones deberemos dar pelea.

El Juez Villanueva es el mismo que ordenó el ataque a la Comunidad Winkul en el que un grupo especializado de fuerzas federales emboscaron a varios jóvenes mapuche en una zona completamente alejada de los territorios en disputa y como consecuencia fue asesinado por la espalda Rafael Nahuel y heridos de bala otros dos jóvenes.

La Fiscal será Candida Echepare que fue la funcionaria que armó la última causa contra las mujeres de la comunidad Winkul, quien comandó el allanamiento armado y quién negó todos los pedidos de excarcelacion durante ocho meses.

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/07/26/nacion-mapuche-este-26-de-julio-inicia-el-juicio-por-extradicion-de-facundo-jones-huala-puede-la-justicia-manejarse-sin-racionalidad-y-respeto-a-las-leyes-palabras-del-lonko/

Examinemos el concepto de luchas de clases en el contexto de afirmación de las dignidades humanas y de disputas de los territorios de Argentina al Capital y su Estado. Veamos cómo se bloquea la lucha de los oprimidos mediante conservación entre bambalinas al llamado poder real que lo es por usurpación ‘democrática’ de la autodeterminación de los pueblos y naciones de Argentina.

Estimemos cómo Federico Pagliero y Karla Scarmigliat usan la coyuntura, de manera conciente o inconciente, para convocar a la imprescindible unión en diversidad abajo, pero desviando del compromiso por frenar, luego erradicar, al sistema opresor:

«(..)El tercer malón por la paz se encontrará en cada provincia con otros pueblos indígenas para unir las luchas y con toda la ciudadanía que quiera sumarse en este camino de protección de la tierra, el agua y la vida».

Argentina.
¿Por qué apoyar el Tercer Malón de la Paz?

Por Federico Pagliero* y Karla Scarmigliat**, Resumen Latinoamericano, 26 de julio de 2023.

Luego de convivir una semana en el campamento y corte de ruta de Purmamarca, relatamos porqué toda la población debe apoyar esta iniciativa indígena.

Esta movilización de los pueblos naciones indígenas que parte de La Quiaca y llegará a la Capital Federal, fue germinando en los cortes de ruta, ante el silencio y la ausencia de respuestas de los legítimos reclamos de los pueblos originarios.
Es una movilización por la supervivencia del planeta tierra y de la humanidad que la habita. Por ello, aunque es una iniciativa de los pueblos originarios, es responsabilidad de todos y de todas apoyar los legítimos reclamos.
Para que la sociedad entienda, imaginen que el gobernador de la provincia declare en una reforma ilegítima que las tierras que eran de tu abuelo, de la noche para la mañana pasan a ser de propiedad del Estado para utilizarlo en un negocio que destruye el planeta. Y como frutilla del postre prohíbe el derecho a la protesta social (cortes de ruta) y comienza una cacería de quienes alzan la voz en contra de semejante acto dictatorial.
Esa es la radiografía de lo que ocurre en Jujuy y el Tercer Malón de La Paz es el intento de poder informar a todo el país lo que ocurre allí en el norte y dar el brazo a torcer.
La larga marcha que comenzó en la Quiaca, tuvo su primera experiencia hace casi ocho décadas atrás, luego de la histórica caminata del primer Malón de la Paz en 1946. El objetivo actual es similar al de aquella primera marcha que exigía la restitución de territorios indígenas. Pero hoy, no quieren un retorno forzoso como aquellos años. Esperan despertar al Pueblo Argentino sobre las consecuencias de la explotación del litio, buscan conseguir que los responsables del congreso de la Nación y de la Corte Suprema de Justicia actúen ante semejante atropello de quienes imparten Terror e injusticia en Jujuy.
“Llamamos de forma pacífica a que todo el pueblo de Argentina se ponga de pie y siga acompañando esta lucha, que es una lucha de todos”, nos expresó el cacique de la comunidad del pueblo Ocloya durante el campamento de ruta 9 y 52 en Purmamarca.


CORTE DE RUTA Y ACAMPE: LA SEMILLA DEL TERCER MALÓN DE LA PAZ
Los cortes de rutas informativos donde cientos de familias acampan a pesar del frío, es la semilla donde ha germinado el tercer Malón de la Paz. Allí se llevaron adelante las asambleas, las cuales dieron cuenta que cortar las rutas no alcanzaba para derribar la decisión del gobierno de Jujuy. Por ello, resolvieron la gran movilización por casi todo el país. Ahora bien, muchos han dejado sus tierras y otros se han quedado para continuar los cortes informativos en diferentes puntos de la quebrada de Humahuaca y de la puna en la provincia de Jujuy. A pesar de muchos intentos para levantarlos, los pueblos originarios en conjunto con autoconvocadxs, siguen resistiendo desde hace más de un mes. El miedo por el despliegue terrorista del gobierno provincial, los amedrentamientos de vehículos sin identificación, las denuncias de tortura y la persecución penal de manifestantes, miembros de comunidades, militantes, abogades de DDHH y docentes, no generó el efecto de desmovilización buscado por el Gobernador Morales, no hubo retroceso en esta lucha por la vida.
Los intentos continúan: esta semana fueron innumerables los videos que circularon de ataques comandados por patotas del gobierno o personas comunes que intentaban romper el corte con mucha violencia. A pesar de ello, los Pueblos Originarios se defienden por medio de la información y de la concientización, siendo víctimas de agresiones físicas y verbales los hombres, mujeres, abuelos y abuelas que resisten en las barreras. Son intentos por deslegitimar el derecho a la protesta social, derecho que debería ser garantizado por el gobierno y no reprimido.


SIETE DÍAS ACAMPANDO EN EL CORTE
Es importante resaltar y contar a la sociedad que los cortes de rutas son totalmente pacíficos, que se asegura el paso a vehículos especiales (ambulancias, comida, policía) y a quienes transporten enfermos, niños y personas de edad avanzada.
Esto para derribar el falso relato del gobierno de Morales que busca demonizar a quienes están ejerciendo legítimamente el derecho a la protesta social. Esto lo afirmamos porque lo vivimos en carne propia en esos siete días de convivencia que compartimos en el corte de ruta 9 y 52 (Purmamarca).


Llegamos al corte un poco tímidos. Al acercarnos a las primeras personas que estaban custodiando la barrera inicial, nos invitaron a la carpa principal. Mientras caminábamos por el asfalto de la ruta 9, un cartel llamó nuestra atención “Turista no se enoje, conozca nuestra lucha”. Algo que claramente fue significativo, ya que al llegar a la carpa principal pudimos escuchar de primera mano la injusticia que están viviendo los pueblos originarios y que afecta a todos los habitantes de esta tierra. Un plan siniestro, que ellos intentan contar.
El plan del gobierno de Jujuy fue parecer simpático a los Pueblos indígenas, prometer que iba a respetar sus derechos. Luego de que el oficialismo ganará las elecciones con esas promesas, surgió el gran engaño. Una reforma constitucional que habilita lisa y llanamente a robar las tierras de los pueblos indígenas para lo que expresan, será devastador para nuestra tierra: LA

EXPLOTACIÓN DEL LITIO.
Ese es el trasfondo de lo que ocurre en Jujuy. La estafa a los pueblos indígenas y la explotación de ese mineral para beneficio de empresas internacionales.


Nos contaron que para extraer el LITIO, se debe utilizar dos millones de litros de agua para producir una tonelada de carbonato de litio. Y que esa agua es sacada de las profundidades de la tierra, un km aproximadamente debajo de nuestros pies. Es la vena de agua que llena de vida nuestras tierras. Y esa vena del agua más pura, es poco a poco devastada, contaminada y acabada.


APOYÁ EN TU CIUDAD
El tercer malón por la paz se encontrará en cada provincia con otros pueblos indígenas para unir las luchas y con toda la ciudadanía que quiera sumarse en este camino de protección de la tierra, el agua y la vida. Ayer, ya caminaron por distintas ciudades de Jujuy y hoy, 26 de Julio, continuarán en otras provincias, pasando por la ciudad de Güemes, Salta Capital y Santa María de Catamarca. El 27 de julio viajarán hasta Tafí del Valle. Al día siguiente (28) continúa por San Miguel de Tucumán, hasta Santiago del Estero. El 29 llegarán a Córdoba Capital. El día 30 viajarán hasta Rosario, para finalmente el 31 salir para Capital Federal, pretendiendo estar el 1 de Agosto, día de la Pachamama, en la ciudad de Buenos Aires.

DESPERTEMOS Y ESCUCHEMOS el mensaje de los Pueblos Originarios. Estamos a tiempo de revertir una tragedia mayor. Es importante formar parte de esta lucha que es de toda la Humanidad.


*Federico Pagliero – Abogado de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) Rosario.
** Karla Scarmigliat – Periodista brasilera y corresponsal internacional formada en la
Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG)

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/07/26/argentina-por-que-apoyar-el-tercer-malon-de-la-paz/

Averigüemos porqué Federico Pagliero y Karla Scarmigliat están bloqueando la lucha de clases o sea la resistencia al avasallamiento total y totalitario de derechos por el Capital y su Estado en todo el país-continente con independencia de si la gestión es progresista o neoliberal explícita.

No sólo nada dicen de la Mesa Nacional del Litio que el gobierno de los Fernández estableció en el año 2021 por el cual las provincias están modificando sus constituciones conforme a lo hecho por Gerardo Morales y con apoyo del Partido Justicialista de Jujuy. Sino sobre todo callan la historia de:

Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc

La resistencia de las Comunidades Indígenas ante la “fiebre del litio”

Son años de lucha por parte de las Comunidades Kolla y Atacama, quienes afrontan los constantes embates de las mineras para la extracción de litio. La Ley 26160 nunca se ejecutó correctamente, otro incumplimiento estatal, provocando una inseguridad territorial permanente.

En los departamentos de Cochinoca, Tumbaya (Jujuy) y Los Andes (Salta), viven 33 Comunidades Indígenas que desde hace años están de pie en la defensa del territorio, del agua y la puesta en valor de sus conocimientos como Pueblos Preexistentes.

El humedal que se encuentra en el territorio es un salar, allí está el oro blanco del siglo XXI: el litio. Un mineral capaz de almacenar grandes cantidades de energía, insumo clave para la fabricación de baterías de celulares y vehículos eléctricos, un supuesto “aliado” de la transición energética.

En esa región del norte argentino, las Comunidades habitan desde tiempos inmemoriales y dependen del agua para el desarrollo de sus formas de vida, cultura, actividades económicas y, gracias a sus saberes ancestrales, el manejo que hacen de ella ha sido -y sigue siendo- racional y sostenible por generaciones.

Hoy las Comunidades se encuentran amenazadas por distintos proyectos mineros para extracción de litio, que generarían serios problemas tanto en el ecosistema como en el desarrollo comunitario. No consideran los impactos ambientales y acumulados que generaría esta actividad  que extrae cantidades ingentes de agua, agravando el frágil equilibrio hídrico existente.

Desde el 2010 las Comunidades exigen el efectivo cumplimiento del derecho de consulta, al no haber sido informadas en varias oportunidades de las actividades que iniciaron en la zona, llegaron a plantear el caso ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Durante ese año diferentes empresas irrumpieron en el Territorio Indígena para hacer trabajos de exploración, entonces las Comunidades presentaron una medida cautelar en la Corte Suprema de Justicia para que se frene la actividad minera en la zona hasta tanto se implemente el derecho de consulta contemplado en la Constitución Nacional y en los tratados internacionales.

Como la Corte se declaró incompetente, seis meses después, se presentó la denuncia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El pedido ante la ONU generó la visita a la Puna del Relator Especial para los Derechos de los Pueblos Indígenas James Anaya, quien escuchó a las Comunidades sobre sus problemáticas territoriales. A raíz de esta visita, Anaya elaboró un informe donde recomendó al Estado jujeño “desarrollar normas y políticas públicas consustanciadas con el derecho indígena y en un proceso que respete el derecho a consulta y al consentimiento previo, libre e informado”.

En el 2019 manifestaron su rechazo a los proyectos de litio porque a pesar de las denuncias presentadas se pretendió avanzar con los mismos. Las Salinas posibilitan a las Comunidades su forma de vida ancestral, en torno a la cual gira una flora y fauna determinada y en la que viven su espiritualidad propia.

Kachi Yupi, un protocolo en defensa del territorio

En paralelo con las normas internacionales, leyes nacionales y provinciales que garantizan los derechos Indígenas, sobre todo los territoriales, las Comunidades de las Salinas Grandes redactaron su propio documento: un detallado programa que determina cómo deben actuar el Estado y los particulares para respetar los territorios indígenas y no violar sus derechos. Se llama Kachi Yupi, que en quechua significa “Huellas de la sal”, fue el primer “Protocolo Biocultural Comunitario de Argentina”.

Ante la realidad que venían experimentando, desde los encuentros, asambleas, reuniones, talleres por Comunidad, debates, reflexiones y luchas políticas conforme a la construcción organizativa  del Documento Acuerdo de Convivencia y Estatutos Comunitarios, surgió la propuesta de elaborar este documento con el Procedimiento de Consulta y Consentimiento Previo, Libre e Informado para las Comunidades, de conformidad con el marco jurídico vigente en Argentina: el artículo 75, inciso 17 de la Constitución Nacional, el Convenio 169 de la OIT – Ley Nacional N° 24071- y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU.

Kachi Yupi resalta aspectos conexos con la cosmovisión, la relación armónica con la Pachamama, la forma de entender el mundo y la íntima vinculación con la espiritualidad y cultura milenaria de estos Pueblos. Nace, también, como una herramienta para apoyar a los diferentes Pueblos Originarios, organizaciones de base, líderes, lideresas y autoridades comunales, garantizando la participación indígena  en la elaboración de pensamientos, criterios, protocolos o procedimientos propios respecto a los procesos de participación, para que estén fortalecidos frente a la implementación de diferentes proyectos en sus territorios, la formulación y desarrollo de políticas públicas, normas y leyes que los puedan afectar, entre otros asuntos. Hace especial hincapié en Proyectos Mineros por ser los que más afectan y con mayor intensidad los territorios ancestrales.

Una ley que tuvo escaso avance

Clemente Flores es miembro de la Mesa de Pueblos Originarios de la Cuenca de Guayatayoc y Salinas Grande, productor de camélidos, presidente de la Comunidad Aborigen El Angosto y representante de protección constante del territorio, la creación de cooperativas en defensa de la producción de sal para las Comunidades, como así también la organización de instituciones para exigir el cumplimiento de sus derechos. Con relación al cumplimiento de lo estipulado por la Ley 26160, fueron magros los avances, según comenta Flores.

“Sobre la 26160, acá en Jujuy, especialmente en la cuenca de los departamentos Tumbaya y Cochinoca, no se avanzó en estos años. Desde la última prórroga solamente se hicieron un par de reuniones, pero llegaron más a dividir que a concretar. Hoy es más difícil que se entienda cuál es el uso comunitario; en distintas zonas se trató no solo de poner mojones, sino que hubo un desconocimiento del uso común del territorio, eso es lo que me preocupa”, expresa Flores.

Con relación a la próxima prórroga de la Ley, indica, “es necesaria una nueva promulgación, y hay que ser prácticos, los equipos técnicos deben ser mucho más eficientes y trabajar con las Comunidades. Siempre han venido por horas o escasos días y nunca hicieron el trabajo real que deciden las Comunidades. No es que esté en contra de lo que hacen los técnicos, sino en cómo es su práctica” y agrega, “las Comunidades tienen muchas veces un trabajo hecho, reconocen y saben cuáles son los límites territoriales de usos y costumbres”.

Sobre la actualidad del territorio el líder Indígena señala, “la situación en la cuenca de Salinas Grandes es bastante riesgosa. Hay inconvenientes personales, individuales y muchos intereses externos, entonces no siempre se puede trabajar de manera comunitaria por diferentes causas; una fuerte llegada de distintos tipos de empresas generando impacto ambiental a las Comunidades es una de ellas. Durante la pandemia no pudimos avanzar”.

“Creo que tenemos que volver a las bases y tratar que las Comunidades no se debiliten. Hoy por hoy es importante retomar un contacto más fluido para rever el tema del litio y la cuestión del acceso al agua”, asegura Flores.

Las Comunidades exigen que se respeten las leyes nacionales e internacionales vinculadas con la Consulta Previa, Libre e Informada que establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y denuncian que la extracción del litio dejaría una zona llamada de “sacrificio ambiental” que elimina toda forma de vida en el lugar y amenaza con agotar las reservas acuíferas, fuente indispensable para el desarrollo de estos Pueblos.

Fuente: https://www.endepa.org.ar/salinas-grandes-y-laguna-de-guayatayoc/

Alternativas emancipatorias

Comprobamos que hace doce años construyen autoorganización de afirmación en sus dignidades humanas y de reclamo de la autonomía de sus territorios sin reales y efectivos logros para sus “buenos vivires” en paz.

¿Cómo es posible que quiénes hacen a la visibilización de la situación límite de Jujuy en todo el país e internacionalmente se dediquen a escenificar la épica de demandar a la Corte Suprema y al Congreso? Cuando los poderes públicos están desacreditados por 40 años consagrados a viabilizar la acumulación de riquezas por el contubernio de negocios de los capitales y estados imperialistas con los locales.

¿Cómo es posible que los partidos de izquierda encabezando la solidaridad con el Tercer Malón de la Paz se sumen a exigir la intervención de los poderes públicos nacionales al gobierno de Gerardo Morales en la provincia de Jujuy? Cuando la intervención bajo gestión de Néstor Kirchner al gobierno de Juárez en Santiago del Estero prueba que es conservar al sistema opresor-represor y cuando el presente demuestra que no hay grieta para expandir la superexplotación de la naturaleza y hoy ambas derechas (una explícita y otra enmascarada de progresista) privilegian a la energía extrema mediante el fracking y a la falsa energía limpia o renovable del litio.

Subrayemos la trascendencia que se haya constituido la unión de las comunidades originarias de Jujuy con los docentes y otros trabajadores de la provincia. Desde sus respectivas reivindicaciones exigen la nulidad de la Nueva Constitución Provincial y echar a Gerardo Morales. Sin embargo, esos dos reclamos no suprimirán ni al despojo de territorios a los indígenas ni al ajustazo sobre todos los pueblos e individuos de Jujuy. Porque ambos bandos de la grieta, como prueba la Mesa Nacional del Litio, han pactado la realización de ese negocio recurriendo, incluso, al estado terrorista y al terrorismo paraestatal.

¿Qué procuro proponer abajo a la izquierda? Que politicemos nuestras luchas al tomar partido contra el sistema mundo capitalista y su local. Es dejar atrás la creencia en que no urge el cambio social y es suficiente el fuera Morales y su Reforma Constitucional, al igual que el fuera FMI y el ajustazo. Es advertir que estamos sumidos –como Argentina, Abya Yala y humanidad- en las aceleradas e intensificadas expropiaciones y expoliaciones territoriales para la acumulación oligopólica de riquezas, poder de dominio e ingresos.

De modo que la rebelión plurinacional e intercultural de Jujuy crea la oportunidad de encaminarnos –abajo a la izquierda en el país- hacia reales y efectivas construcciones de justicia tanto social como territorial.  Pero, exige, que:

Por un lado, quienes se han unido como diversidades de los oprimidos en Jujuy para el ¡BASTA! necesitan verse compartiendo su situación límite con todas las provincias y con CABA a causa del modo capitalista de producción y mercantilización de la Madre Tierra. Descubran que el imperativo de autodeterminación y de autónomos territorios de las comunidades originarias está presente en todas las naciones indígenas de Argentina como lo expresan las comunidades Mapuche Tehuelche mediante recuperación muy pequeña de territorios ancestrales. Más aún, develar que ese imperativo debería extenderse a una creciente mayoría de las diversidades de abajo de la Argentina para el poder comunal de erradicar al sistema representativo del 1% humano que amenaza de extinción a la vida planetaria como lo prueba el presente.

Por otro lado, la solidaridad con la emblemática unión en diversidad de los de abajo de Jujuy requiere el compromiso arraigado en el malvivir de cada provincia-localidad, no sólo para triunfar sobre el sistema opresor sino sobre todo para una agenda social pública sobre todas las defensas de territorios y sus fundamentos. Implica solidaridad desde comunidades territorializadas afirmándose en su voluntad de abrir caminos a sus respectivas creaciones de «buenos vivires, convivires».

¿Qué le diría a los docentes movilizados en Jujuy? Que enfrenten a CTERA cuyos dirigentes máximos se abrazaron con el embajador de EE.UU. coincidiendo en que los trabajadores de Argentina sigan aceptando sus salarios miserables. Confrontarlos desde la articulación de las luchas docentes en todo el país.

PREGUNTO: ¿PODEMOS CONFIAR EN QUE «UNIÓN POR LA PATRIA» (esencialmente EL PARTIDO JUSTICIALISTA) CUMPLA LA PROMESA ELECTORAL DE CONSTRUIR OTRA SOCIEDAD Y OTRO PAÍS? ¿PUEDE CONVENCERNOS SERGIO MASSA QUE GOBERNARÁ PRIVILEGIANDO LA INDEPENDENCIA DEL PAÍS Y LAS NECESIDADES E INTERESES DE LOS PUEBLOS DE ARGENTINA?

Elvio Mendioroz

TODOS DAN AL LITIO
COMO UN HECHO EN SI.
TODOS SABEN QUE ES A COSTAS DEL AGUA QUE

HABRÁ DE BEBER Y DAR VIDA A CATAMARCA.

La crisis del agua en Uruguay y el rol de gobiernos, empresas y el extractivismo

julio 13, 2023

Montevideo está en crisis hídrica. Mientras el Gobierno culpa al clima, a la falta de obras en gestiones anteriores y propone la compra de agua embotellada, desde sectores socioambientales explican que se trata de una mala planificación, cuestionados negocios con sectores privados y del modelo extractivo de monocultivos y pasteras. «No es sequía, es saqueo», afirman.

Por Mariángeles Guerrero

Uruguay lleva 70 días sin agua potable. El líquido que sale de las canillas tiene altos índices de sodio y de cloruros, además de trihalometanos (bromuros y cloroformos que surgen cuando se aplica el cloro para potabilizar agua con mucha materia orgánica). Los trihalometanos tienen efectos potencialmente cancerígenos. El gobierno de Luis Lacalle Pou demoró 40 días en declarar la emergencia hídrica y la solución que propone es la compra de agua embotellada. «No es sequía, es saqueo», afirman las organizaciones socioambientales para explicar la crisis del agua en Uruguay.

Unas 1.700.000 personas de Uruguay deben comprar agua envasada a las dos empresas que tienen el monopolio del embotellamiento: Danone (de Francia) y Agua Viva (de Chile). “El agua que venden es de todas y de todos, la extraen sin pagar un peso en impuestos y la venden a precios muy altos”, cuestiona  María Selva Ortíz, de la organización Redes-Amigos de la Tierra Uruguay.

El panorama es desalentador: “No tenemos en el horizonte una salida de esta situación, porque tiene que llover bastante para que podamos cambiar la calidad del agua y dejar de tomar agua del Río de la Plata”. Los informes del Instituto Nacional de Meteorología y de la Universidad de la República proyectan lluvias para octubre o noviembre. Y la respuesta del Gobierno es invitar a la población a rezar para que llueva y girar recursos a los sectores populares que sólo alcanzan para adquirir dos litros de agua por día para tomar y cocinar.

Agotadas las reservas de agua dulce que abastecen a la zona metropolitana de Montevideo, desde Redes-Amigos de la Tierra proponen que se siga abasteciendo a la población con el agua disponible para asegurar el saneamiento. Pero, además, insisten en que se tiene que asegurar a la población agua potable para consumo humano, para beber y para cocinar. “Asegurar eso no es a través del mercado, como lo está haciendo el gobierno”, afirma Ortiz. En los hechos, la solución del presidente Lacalle Pou es transferir dinero a los sectores populares para que puedan comprar dos litros de agua por día para tomar y cocinar. La propuesta de las organizaciones es —por ejemplo— transportar agua con camiones cisternas desde otros puntos del país. 

El país tiene una cuenca estratégica, la del río Santa Lucía, que se ubica en el sur del territorio y abarca 13.433 kilómetros cuadrados. Es la que abastece al 60 por ciento de la población uruguaya de agua potable. Ortiz explica que la cuenca tuvo una presión muy grande y un uso por parte de la industria que no fue debidamente controlado. “El 80 por ciento de su contaminación es difusa y viene del sector agropecuario: monocultivos de árboles a gran escala con destinos celulósicos, del modelo sojero, de la ganadería a corral y de la lechería”, señala. 

“Esto no es solamente sequía, es también saqueo. Si hubiera habido un manejo sustentable de esta cuenca, y no un manejo con las características extractivas que tiene, si hubiera habido previsión y no un desmantelamiento de la empresa pública de agua, no estaríamos en esta situación”, sostiene. Y afirma que un país que tiene un ecosistema templado, con una red hídrica tan rica como Uruguay, esté en esta situación «es realmente alarmante» y debería alertar para prevenir y realizar inversiones que aseguren el derecho humano al agua a las poblaciones, «que fue lo que no hizo el Estado uruguayo”.

María Ortiz explica: “Esto es saqueo del agronegocio sojero, del modelo forestal celulósico, del agronegocio ganadero. Ellos sí tienen agua dulce y la población tiene agua salada. Encima la única forma de acceder es a través del mercado, convirtiendo el derecho humano al agua en una mercancía”.

El agua es un derecho humano

Uruguay se convirtió en 2004 en el primer país del mundo en declarar expresamente al agua como un derecho humano. Lo hizo a través de una reforma constitucional que sentó las bases para una política nacional que priorice el agua para consumo humano, con una perspectiva solidaria hacia las generaciones futuras y jerarquización de lo social sobre lo económico. Casi 20 años después, Ortiz marca la gravedad de que hoy el acceso al agua potable pase sólo por el mercado y por tener plata para comprar agua embotellada.

El disparador principal de aquella reforma constitucional fue frenar proyectos de privatización del agua y de los servicios de saneamiento. La nueva legislación estableció que los servicios públicos de agua potable y saneamiento deben ser garantizados directa y exclusivamente por personas jurídicas estatales. 

Ortiz comenta que, cuando el Frente Amplio dejó el gobierno en 2020, el ex presidente Tabaré Vázquez le entregó al presidente entrante, Luis Lacalle Pou, una carpeta con políticas de Estado que debían ser abordadas porque eran temas prioritarios para el país.

“La política número uno era generar una represa de una reserva de un 70 por ciento de agua dulce en la zona alta de la cuenca del Santa Lucía, que se llama represa de Casupá”, puntualiza Ortiz. Pero, explica, el nuevo gobierno descartó esa propuesta y tomó una iniciativa de cinco empresas privadas que planteaban una planta potabilizadora tomando agua del río de la Plata. Ese es el proyecto llamado Neptuno.

Un proyecto para privatizar el abastecimiento de agua en Uruguay

El proyecto Neptuno fue presentado en 2020 por cuatro empresas (Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast) bajo un consorcio denominado «Aguas de Montevideo» y aceptado por el gobierno de Lacalle Pou. El Gobierno resolvió entonces que los privados se encargarían de la construcción y el mantenimiento de una toma de agua y de una planta potabilizadora sobre el Río de la Plata en la zona de Arazatí (San José). La estatal OSE, por su parte, se ocuparía de la operación. 

En 2022, el representante del Frente Amplio en el OSE, Edgardo Ortuño, pidió la anulación del proyecto argumentando que no iba a «garantizar el abastecimiento de agua potable en la zona metropolitana», que presentaba «carencias técnicas» y que «fue aprobado sin informes de la empresa pública». El proyecto fue elaborado con la consultoría de la empresa israelí Mekorot.

La zona prevista por las empresas es una en la que los niveles de salinidad del Río de la Plata tienen índices por encima de los estándares posibles para potabilizar. Además, sectores académicos alertaron que es una zona de estancamiento permanente de cianobacterias (algas tóxicas). Sin embargo, el proyecto siguió adelante.

“Este proyecto, además de ser inconstitucional, es la única solución que el Gobierno plantea para la crisis: que cuando tengamos esa nueva planta no estaríamos ante esta situación”, critica la integrante de Redes-Amigos de la Tierra. Y afirma: “Desde los movimientos sociales y la academia decimos que esto es una falsa solución, porque en realidad es un gran negocio para estas cinco empresas privadas que van a invertir 258 millones de dólares en esa planta potabilizadora y luego van a cobrar 800 millones de dólares en 18 años, porque van a seguir manejando la planta”.

Señala que van a tener que bajar los estándares de calidad del agua, subiendo los niveles de salinidad por encima de lo que está aprobado en el país. Afirma que Neptuno no es la solución para asegurar el derecho humano al agua del área metropolitana de Uruguay (donde vive el 60 por ciento de la población del país).  

“Estamos muy alarmados sobre si este proyecto en realidad no trae bajo la manga construir una desalinizadora que tengamos que comprar a Israel, cuando los costos de esa planta no tienen ningún sentido para el pueblo uruguayo enfrentarlo, teniendo una red de agua dulce superficial y subterránea como la que tiene el país. Contamos con una red y un potencial para abastecernos y no tendríamos que estar en la crisis si hubiera habido previsión e inversión por parte del Estado”, recuerda.

Selva Ortiz no tiene dudas que lo sucedido en Uruguay puede ser un antecedente para los países de la región. “Principalmente en esta política del gobierno neoliberal que no invierte en asegurar un derecho humano fundamental y en no tener previsiones ante eventos extremos climáticos que van a ser cada vez más frecuentes, producto del cambio climático sobre el que tampoco estamos haciendo nada como humanidad. Seguimos calentando el planeta, sin políticas y con falsas soluciones”, denuncia.

Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/la-crisis-del-agua-en-uruguay-y-el-rol-de-gobiernos-empresas-y-el-extractivismo/

Litio, Estado y represión ¿regla o excepción?

21-06-23

Por Manuel Fontenla

Las protestas sociales de los pueblos originarios en Jujuy, no son una reacción a la Reforma Constitucional. Sino exactamente al revés, la Reforma Constitucional es la reacción del gobierno, a la auto-organización y defensa creciente de las comunidades originarias en sus territorios.

Los análisis “en caliente”, sobre la hora, mientras las calles todavía arden, los cortes de ruta se mantienen y las personas siguen detenidas, corren el riesgo de la distorsión del presente y la urgencia. Por eso, en estos momentos, lo más fiable son las crónicas desde el territorio, los testimonios azarosos en la calle, los videos de usuarios anónimos, y no, las puestas televisivas, las conferencias de prensa de referentes políticos, y el desfile de pseudoperiodistas que abundan en las pantallas.

Sin embargo, una segunda opción puede ser, intentar situar estos hechos, en un conjunto similar de hechos históricos. Buscar similitudes en la historia reciente, que nos permitan encontrar sentidos compartidos, lógicas replicadas, luchas y disputas que hayan sido el alimento previo de lo que se vive actualmente. Desde esta mirada, quisiera sugerir la siguiente hipótesis. Las protestas sociales de los pueblos originarios en Jujuy, no son una reacción a la Reforma Constitucional. Sino exactamente al revés, la Reforma Constitucional es la reacción del gobierno, a la auto-organización y defensa creciente de las comunidades originarias en sus territorios.

Para algunos docentes, investigadores, activistas, luchadores sociales y pueblos originarios, lo que sucede hoy, no es una novedad, no es un estallido imprevisto, una rebelión salida de un repollo como por arte de magia. Por supuesto que tiene sus detonantes coyunturales, la Reforma de la constitución y la lucha docente por el salario digno. Pero por debajo de eso, lo que se ve hoy, la organización, la autodeterminación, la convicción de lucha de las comunidades indígenas y campesinas, es algo que se viene gestando desde hace largo. Un hartazgo, un padecimiento, un dolor, y también, una bronca, un decir “basta”, una defensa férrea de lo propio, el territorio, el agua, la montaña, el salar, la vida.

Vale entonces la pena, detenerse un segundo, solo uno, antes de volver a lo urgente que ocurre segundo a segundo. Detenerse para unas preguntas: ¿de dónde viene la represión y la violencia? ¿Acaso entra en un nombre propio (por caso “Gerardo Morales”) todo el sistema de represión política? ¿Quién financia y legitima y juzga ese accionar represivo? ¿Es solo por el Litio? ¿Por ser marrones y negros? ¿es la represión parte inevitable de la democracia?; ¿Y las resistencias? ¿Cuándo se organizaron todas esas comunidades que cortan aquí y allá las rutas y calles? ¿Es contra la reforma? ¿contra la pobreza? ¿Por la vida digna en sus territorios? ¿Es por el litio no más?

Todas estas preguntas, no son retóricas, sino históricas. Fuertemente históricas y políticas, y cada una tiene su respuesta. Toda la violencia represiva que vemos hoy en Jujuy, no cabe en Gerardo Morales, ni en Juntos por el Cambio. Hace años, desde el histórico y sangriento 2001, la represión es una práctica político-estatal cotidiana que convive con/dentro/y a pesar de la democracia. Lo hemos visto innumerables veces en los últimos 22 años. Represión en Chubut (2021), en Villa Mascardi (2022), en el Parque Indoamericano en Buenos Aires (2010), Tucumán (2015), Andalgalá (2012), Jujuy (2011, 3 muertos), Chubut-Pu Lof Cushamen (2017), Rio Negro-Lafken Winkul Mapu (2017), Santiago del Estero-comunidad campesina (2022), Formosa (2021).

A esta lista fácil y tristemente se pueden agregar muchos nombres y fechas. Lo que se vive en Jujuy hoy, es la respuesta hegemónica y consensuada que todas las fuerzas político-partidarias han implementado en sus gobiernos en los últimos 20 años. No es una sorpresa, no es un exceso, no es una excepción, es la norma y la regla, indispensable, para contener un modelo de desigualdad creciente. Un modelo económico, político y social, cuyo principal motor es el extractivismo de recursos y territorios.

No es solo por el Litio la represión, ni es solo (aunque agrava y profundiza el odio), por ser marrones, indígenas, negros o campesinos.

La represión es la respuesta a la autonomía. La Reforma Constitucional, es la manera “democrática”, entiéndanse, consensuada por el poder político por arriba, para imponer la violencia en los territorios. Y no es casual, que hayan tenido que apuntar tan alto como a una reforma constitucional. Porque cada vez, son menos los artilugios que funcionan. Cada vez es mayor la conciencia, y la lucha, y la fuerza y la organización de las comunidades en sus territorios. *Cada vez es mayor la conciencia, de que sin agua no hay vida, y que el litio, no traerá ningún progreso*, ni transición, ni igualdad, ni justicia. *Sino, exactamente todo lo contrario*. Por eso, para quienes vienen mirando los territorios, caminándolos y compartiéndolos con sus actores políticos, mucho de lo que pasa en Jujuy hoy, tiene sentido en estos últimos años.

Tal vez, sea difícil comprender la transformación de la realidad mientras sucede, comprender los cambios en los sentidos históricos, pero en el contexto actual de violencia estatal y extractivista, en contextos de represión, ausencia de derechos, persecución y encubrimiento mediático, la historia nos está obligando a revisar nuestras ideas más esenciales. Por ejemplo, dos que nos ha dejado esta semana histórica. Una, realmente increíble en su casualidad, que en el día de la bandera nacional, la del Estado, miles y miles de argentinxs hayan elegido y replicado la consigna “Arriba la Whipala”, es decir, *arriba la bandera de los de abajo* . La segunda, que mal que nos pese, una vez más, deberemos reescribir la famosa definición del teórico político Carl von Clausewitz; si al principio fue “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, y luego fue “la política es la continuación de la guerra por otros medios”, tal vez hoy, sea el tiempo de pensar, que en nuestras provincias extractivistas : “ *La democracia es la continuación de la violencia por otros medios* ”.

Por supuesto que tiene sus detonantes coyunturales, la Reforma de la constitución y la lucha docente por el salario digno. Pero por debajo de eso, lo que se ve hoy, la organización, la autodeterminación, la convicción de lucha de las comunidades indígenas y campesinas, es algo que se viene gestando desde hace largo. Un hartazgo, un padecimiento, un dolor, y también, una bronca, un decir “basta”, una defensa férrea de lo propio, el territorio, el agua, la montaña, el salar, la vida.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/560392-litio-estado-y-represion-regla-o-excepcion

40 años prueban cómo las elecciones legitiman avance incesante del sistema opresor y represor. Jujuy muestra necesidad e importancia de la unión de diversidades de abajo y plan legalizador del acaparamiento total y totalitario de tierras para después de octubre gane quien gane.

Cecilia Enright

Puede que sea una sensación personal, pero nunca como ahora, ví tan poca voluntad de aprender, tanta falta de respeto ni espanto de escuchar otras voces y argumentar. Es triste, para que hayan cambios profundos, es necesario primero reconocer que hay que tomar otros caminos, porque los que nos hacen recorrer una y otra vez nos están haciendo mierda.

Como Damian Ripetta señala:

Jujuy es un laboratorio de lo que nos viene en octubre tras las elecciones gane quien gane. (…)

El mal menor es un recuerdo romántico de los derrotados.

En Jujuy no queda otra que gane el pueblo y pierda la represión del gobierno de Morales, aliada al PJ.

Independencia política para pensar las elecciones.

Independencia política para pensar el conflicto en Jujuy.

Independencia política para pensar la realidad Argentina.

Independencia política supone pensar en función de los intereses de clase. De la clase trabajadora. No de los «humildes» (…)

Wallmapu

Manifiesto de Juan Pablo Pirce Valenzuela, prisionero político mapuche

Por Amigos de los Presos Políticos Mapuche | 19/06/2023 |Rebelión

Hoy, las mayores expresiones de resistencia y autonomía podemos encontrarlas en Arauco, Malleco, Cautín y Pilmaiquen, comprometiendo a Los Ríos y Los Lagos. Pero, ¿qué se entiende como «resistencia» y qué se entiende como «autonomía»?

La resistencia, la autonomía y el Estado:

Después de la batalla de 1881 en el fuerte Temuco que terminó con el triunfo definitivo de los latifundistas y el Estado sobre el país mapuche que se extendió desde el Biobío hasta el Calle Calle, los últimos hombres y mujeres libres del sur del mundo se refugiaron en las faldas de los Andes, en el territorio que hoy comprende la precordillera de las provincias de Biobío y Malleco. Allí se resistieron a la imposición de la institucionalidad oligarca durante años, ejerciendo una vida autónoma y solidaria. Así fue hasta 1934, cuando durante el gobierno de Alessandri el Estado decidió finalmente regalar aquel territorio a los hacendados Puelma y Bunster, este último heredero del mismo Bunster que financió las sangrientas campañas del coronel Saavedra, quien a su vez y en su oportunidad, se hizo de latifundios en las zonas de lo que hoy conocemos como Mulchén, Los Ángeles, Renaico y Lota.

En 1934, Alessandri, obedeciendo los intereses de la clase patronal, resolvió expulsar de aquellos territorios a quienes los habitaban. Para ello envió fuerzas del ejército y fuerzas particulares. La concecuencia de aquello es lo que conocemos como la matanza de Ranquil. Nunca se supo en realidad la cantidad de muertos y a los pocos sobrevivientes, apresados, se les registró en las ciudades de Curacautín y Victoria, cientos de kilómetros más al sur del inicio de la matanza y de la resistencia opuesta por campesinos y mapuche libres.

Años más tarde, la batalla del fundo San Miguel en la zona centro del país y las corridas de cerco en las comunidades mapuche, la toma de fundos que unió a los pobres del campo y los asentamientos campesinos que se produjeron más tarde siguen también demostrando actos de resistencia. Quizá la mayor expresión de resistencia y autonomía la encontramos en el complejo maderero de Neltume, territorio desde Carranco a Carran (así se llama el libro del compañero José Bravo Aguilera) que comprendía más de 580.000 hectáreas, que en la práctica fue liberado para el desarrollo de la autonomía territorial, uniendo la voluntad y las fuerzas de mapuche, de campesinos y de hombres y mujeres de las urbes, de la warria, que se entregaron generosamente allí para realizar el sueño de una vida libre y solidaria.

Fue posteriormente, con la dictadura de 1973, que gran parte de esos campos volvieron a manos de latifundistas, patrones y empresas, por supuesto después de la expulsión, ejecución, desaparición y tortura de quienes los habitaban. En el caso de Neltume, la resistencia armada de sus habitantes se desarrolló el mismo año 1973 y luego en 1981. Hoy, más de 450.000 hectáreas de ese complejo son de propiedad y control de Petermann, dueño del parque Huilo Huilo de 170.000 hectáreas y principal accionista del fundo Arquilhue de más de 300.000. El resto del territorio para llegar a completar las 580.000 hectáreas, que en su momento fueron libres, se reparte hoy entre un par más de propietarios entre los que destaca Ponce Lerou y la familia Pinochet.

Hoy, las mayores expresiones de resistencia y autonomía podemos encontrarlas en Arauco, Malleco, Cautín y Pilmaiquen, comprometiendo a Los Ríos y Los Lagos. Pero, ¿qué se entiende como resistencia y qué se entiende como autonomía?

La discusión es más compleja que el concepto y muchos prefieren a la hora de optar por definiciones retraerse o reservarse, para manifestar que son vías aún en construcción. Así lo plantean de hecho en el esfuerzo teórico de «chem Ka rakiduam» difundido por la Coordinadora Arauco Malleco y que es la expresión de la inquietud orgánica por entrar en el terreno de las definiciones. Ciertamente un esfuerzo que aporta (sobre todo a la inteligencia) para conocer de su historia, sus experiencias y sus aspiraciones. Es sobre todo un texto de protesta que debe ser valorado como el aporte humilde de quienes desde aquellas filas buscan sostener la esperanza de un mejor porvenir.

En estos últimos días se ha hecho famosa la frase aquella de «la construcción narrativa». Nada más lejano respecto de la resistencia. La resistencia se puede decir, más bien afirmar, que es una expresión construida en base a la práctica de los hechos y no de las narraciones, aun cuando estas últimas, desde el punto de vista de la transmisión verbal u oculta de sus valores, han permitido su sobrevivencia política . Lejos de una construcción narrativa, la resistencia es un hecho material y práctico cuyas manifestaciones provienen de la historia real que tanto se esfuerzan los institucionalistas por ocultar. La prisión política es sobre todo una prueba de la arremetida del Estado en contra de la resistencia y así como la cárcel cae sobre Héctor Llaitul, lo hace también sobre Mónica Caballero y Francisco Solar, Luis Tranamil, Rodrigo Cáceres y Nelson Queupil, los presos de Angol recientemente desterrados, los que nos encontramos desterrados en la cárcel de Valdivia. También sobre Alejandro Astorga y por supuesto sobre el compañero Mauricio Hernández Norambuena. Tantos otros enfrentan la persecución del Estado desde la clandestinidad, como es el caso del Werken Huenchullan y tantos también han muerto; Camilo Catrillanca, Matías Catrileo, Jordan Liempi Machacan, Alfredo Hermosilla y Carlos Aedo, Mauricio Morales, Sebastián Oversluij. La lista es enormemente más larga. Está el secuestro ocurrido hace unos años del Lonko Víctor Queipul. Como dije, la lista puede seguirse extendiendo y pido disculpas por tantos compañeros que aquí no han sido nombrados. Todos ellos están en mis pensamientos y en mi corazón.

La política ciertamente es dinámica como lo es todo en relación con la propia manifestación social y sobre todo, en materia de resistencia. Como es un hecho práctico y técnico, debe obedecer al principio de flexibilidad si se piensa en la resistencia cómo una acción de combate.

Finalmente la resistencia es una oposición. Una oposición a la dominación impuesta por el Estado y el modelo económico. Una acción de resistencia puede ir desde lo más simple a lo más complejo, lo más simple es sencillamente dejar de comprar, negarse a caer en la oferta de la libertad de consumo y vivir lejos de la opulencia, las apariencias y el exitismo al que invita el mercado. Las acciones más complejas son justamente aquellas que muchos se niegan a comprender. La acción de la resistencia armada que busca por medio del sabotaje la destrucción de aquello que amenace el ecosistema, el libre curso de los ríos, la apropiación de la tierra, el extractivismo. Algunos preferimos ver una escuela convertida en cenizas antes que verla convertida en un cuartel militar. La resistencia es oponerse y frenar el avance del despojo, del ecocidio, y también lo es negarse a vivir con los valores impuestos por este aberrante sistema. Dejar de vivir en competitividad para vivir en solidaridad es una acción de resistencia.

La autonomía:

La autonomía es una corriente política que busca separarse del orden centralizado de un Estado para vivir de acuerdo a sus propias formas. La autonomía, como hecho o aspiración, tiene necesariamente un arraigo territorial, obedeciendo a la lógica de que aquella autonomía debe desarrollarse en un territorio específico. La aspiración autonomista es una expresión de las luchas libertarias, tal cual se dieron las revoluciones independentistas de los mal paridos Estados latinoamericanos después de 1810. Referido el ejemplo anterior, es necesario hacer presente que aquella visión de una gran patria libre fue opacada finalmente por la emergente clase dominante criolla; aquellos fueron los que superpusieron sus intereses egoístas y terminaron otorgándole poder a O’Higgins, quien a su vez, advirtiendo que los rebeldes populares, (que buscaban libertad para todos defendiendo los intereses del campesinado pobre) como los hermanos Carrera y Manuel Rodríguez podrían ser una amenaza para el terrateniente recién nacido del nuevo Chile, fueron finalmente enviados a la muerte por medio de la ejecución y la traición.

Volviendo al tema. Ya se dijo que la autonomía es una aspiración política relacionada con un territorio específico, pero, también debe relacionarse con una visión de autonomía y he aquí las diferencias. No hay ninguna diferencia si se busca la autonomía de un territorio para vivir de la misma forma, con las mismas prácticas y con las mismas normas impuestas en este caso por el Estado centralizado y dominante. Aquí se van aclarando las cosas y comienza a definirse su forma

Si la resistencia busca oponerse a la dominación del Estado, materializando su política en acciones que buscan frenar el avance del despojo, el ecocidio y el extractivismo, es porque busca no sólo vivir conforme a otros valores (como la solidaridad y la cooperación), si no que, además liberar a un territorio de los males causados por el egoísmo del capital para recuperar allí la vida y la ecología. Por lo tanto, la resistencia autonomista, busca una vida en libertad, ecológica y solidaria, fuera del consumismo y del modelo económico capitalista, en un territorio específico. El control territorial es una expresión tanto del autonomismo como de la resistencia y también lo son las formas de autocuidado y salud popular, la autoeducación, la autosustentabilidad alimentaria y las de tomar distancia del consumismo.

Se concluye muy resumidamente que la resistencia política que busca la liberación territorial para concretar una existencia autónoma, efectivamente está contra el Estado centralizado y dominante, pero no busca destruirlo ni tampoco busca la toma del poder; lo que busca es la separación del él, claro, por medio de la lucha.

Ahora, ¿Por qué la alianza entre el pueblo mapuche y el pueblo pobre chileno autonomista?

Es un hecho histórico que el pueblo nación mapuche mantuvo su independencia (su autonomía) hasta por lo menos formalmente en 1881. Aquello se confirma con los datos históricos que proporcionan el Parlamento de Quilin en el río hoy llamado Quillem y más contemporáneamente con el de Tapihue en 1825, en las cercanías de Yumbel. Fue con la posterior independencia de los Estado naciones modernos que se inició la guerra que desconoció aquellos tratados para anexar el territorio mapuche conocido como Wallmapu a las administraciones de los recientemente nacidos Estados de Chile y Argentina, en lo que fueron las guerras denominadas pacificación de La Araucanía y la campaña del desierto respectivamente (historia conocida, documentada, estudiada y analizada que se pretende negar. Quizá es hora de incluir esto también dentro del proyecto de negacionismo). El caso es que en Chile, recién hasta el año 1874, el Estado sólo había podido llegar hasta la ribera del río Malleco, territorio conocido como los llanos de Kilapan, perteneciente al gran territorio, butalmapu, wenteche y que fue defendido primero por mañil wenu y luego por José Santos Kilapan. La guerra se perdió en condiciones de la mayor desigualdad de armas, no se pudo con lanzas en contra de cañones y ametralladoras modernas.

Pero no se trata aquí de reescribir la historia, la historia está suficientemente documentada. Lo cierto es que existe una territorialidad legítimamente vinculada a la existencia de un pueblo que fue víctima del genocidio y el despojo y, por lo tanto, es también legítima la aspiración de recuperar aquel territorio para volver a llevar una vida libre, autónoma y soberana. Ahora bien, la organización política y las instituciones sobre las cuales se autogobernó la nación mapuche descansan sobre los principios más puros del autonomismo. La alianza política de varios lof o comunidades, la solidaridad y compromiso entre ellas, fueron desarrollando o conformando la interacción de diversas autonomías territoriales desde la unidad mínima (una sola comunidad o lof) hasta conformar definiciones territoriales mayores, los ayllarrehues (unidad de nueve lof) y así hasta los butalmapu, todos interactuando, relacionándose e identificándose entre sí como miembros de un solo pueblo, de una sola Nación, sin centralismo y basándose en el respeto mutuo, la cooperación y la alianza política.

Hoy, en el escenario de la dominación capitalista y el Estado centralizado, emerge todavía con fuerza la aspiración política de buscar la vida y la felicidad por otras formas. Rebeldes o revolucionarios, por medio de la lucha, buscan vencer las formas de dominación para liberarse y liberar de los males de ese modelo a sí mismos, a la sociedad y al ecosistema.

A la legítima aspiración autonomista del pueblo mapuche, se suma el deseo de los no mapuche pobres, que sin propiedad, sin tierra y también arrinconados en la pobreza están dispuestos a asumir la tarea de construir, mantener y desarrollar la resistencia y la fuerza política y social que permita cumplir el objetivo estratégico de liberar el territorio del sur, el territorio mapuche, de la dominación de un Estado capitalista, oligárquico, elitista, explotador y dominante, para desarrollar allí una vida libre, autónoma, y en armonía con la naturaleza y todas las formas de vida, entendiendo que la supervivencia humana y social depende de la mantención de los ecosistemas, con los cuales existe el compromiso y la conciencia de que todos somos una sola vida, de que el territorio no nos pertenece, si no, nosotros al territorio y que este es un ente vivo, que nos habla y nos escucha, nos cobija y nos proporciona la vida.

Así, la alianza entre el pueblo pobre mapuche y el pueblo pobre chileno, por medio de la lucha y la acumulación de fuerza política, podrá desarrollar las acciones necesarias que permitan ir allanando el camino hacia el objetivo estratégico, liberar el territorio desde el sur del Biobío hasta el Canal de Chacao, para reconstruir allí una nueva sociedad basada en los principios y la moral de la solidaridad, la autosustentabilidad y lejos de la explotación social y ecológica del capitalismo. Ellos con lo suyo y nosotros con lo nuestro. Que vivan ellos bajo sus formas, nosotros los respetaremos. Lo que buscamos es que nos dejen vivir a nosotros con la nuestra, eso es todo. Lo que queremos es para todos todo y para nadie nada. Pero es necesario entender que no se puede vivir en la ambigüedad.

La vida autónoma bajo la cosmovisión de ser uno solo con la naturaleza, con la ñuke mapu, supone necesariamente apartarse de los mercados, de los productos y de las banalidades del capital y el consumismo. Algunos preferimos calzar ojotas antes de cualquier tecnología, si eso significa vivir en libertad, la libertad de elegir dónde y con quién vivir. En la vida comunitaria, entre nosotros, cuidaremos de nuestros niños y ancianos, en comunidad produciremos nuestro alimento, en comunidad cuidaremos nuestros enfermos y no faltará nada, porque no necesitamos nada para vivir en libertad, más que nuestro territorio y sabemos que éste nos dará lo necesario para vivir. Vivir de una manera desconocida, vivir de una manera feliz.

* La tarea de todos los hombres y mujeres conscientes es la resistencia.
* Autonomía, Territorio y Libertad.
* Solo la lucha nos hace libres.

Red de Apoyo al Prisionero Político Juan Pablo Pirce Valenzuela.

Radio Kurruf

Fuente: https://rebelion.org/manifiesto-de-juan-pablo-pirce-valenzuela-prisionero-politico-mapuche/

Todos los extractivismos (o modo capitalista de producción en los países periféricos) en la Argentina regeografiada por la IIRSA desertifican, es decir arrasan las condiciones para la vida. Esto se acelera e intensifica en todo el país mediante la entrega de las aguas superficiales y subterráneas a Mekorot que implantó el apartheid hídrico de los palestinos. A fines de 2022(creo octubre) WADO DE PEDRO (¡qué hijo de revolucionarios!) como ministro del interior junto a gobiernos provinciales, estando en Israel acordó esta mortífera privatización del agua dulce que ya 8 provincias implementan.

Por eso:

NO VOTO, VOTO EN BLANCO para el ¡BASTA! QUE EN NUESTRO NOMBRE NOS ROBEN PRESENTE Y FUTURO.

Qué Trabajo

En maximización de su alienación al estar arrasando, por completo, las condiciones y medios de vida para todos los seres vivientes en el planeta y por tanto, para la humanidad.

Expropiado y explotado por burguesía / Ecocida y genocida /Alternativas emancipatorias

Expropiado y explotado por burguesía

Destaquemos la centralidad de los extractivismos. Concentran y transnacionalizan tanto la economía como el territorio de Argentina. Implican retroceso del país a especializarse en exportar commodities y sumirse más en mayor pobreza estructural, atraso científico técnico respecto a atender necesidades e intereses populares, sometimiento al sistema mundo capitalista. Y no es sólo por el gobierno de Macri sino por toda la democracia fiel a lo instaurado por el contubernio de capitales y estados imperialistas con los locales mediante terrorismos paraestatal y estatales desde el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón en los setenta.

Aún más, la democracia restringida se empeña en viabilizar el acelerado acaparamiento gran capitalista de bienes comunes sobre todo derrotando las luchas de los expoliados, lo concreta por maceración ideológica, desinformación, desnutrición y superexplotación laboral.

Reflexionemos sobre qué nos advierte:

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Damián Ripetta

El problema no es, como insisten muchos contactos, en que Grabois mienta o sea hipócrita cuando afirma que gasta sólo 200 lucas para vivir en una familia de 5.

El problema es la convalidación de la miseria que un candidato a la presidencia «progresista» hace. Y lo hace siendo referente de cartoneros y distintos sectores súper explotados o marginados del país. Todos sectores que, por estricta decisión político sindical, están por fuera de los convenios colectivos de trabajo. Esto es, por fuera no sólo de la negociación paritaria que les correspondería, sino también por fuera de toda una serie de derechos y condiciones que deberían asistirlos y que son conquistas del movimiento obrero. Y lo que es peor, agrupados muchos de ellos en un gremio amarillo (propatronal) y pro-eclesiástico, que no sólo les niega los derechos sectoriales sino que los pone de rodillas ante la Iglesia.

En medio de un ajuste sostenido por seis años, y un estancamiento de la economía de 12 años, las palabras de Grabois vienen a detenerse cuando todos los candidatos patronales hacen hincapié en la necesidad de un ajuste y devaluación aún más grandes, aún más terribles. Las palabras de Grabois vienen cuando dos de cada tres pibes del conurbano se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Las palabras de Grabois vienen a legitimar, voluntariamente o no, la tremenda sacudida al bolsillo de la clase trabajadora.

A diferencia de lo que muchos creen yo a Juan no lo considero deshonesto. El tema de la rivalidad política lleva a usar cualquier epíteto para caracterizar al rival. Y el problema con Grabois es político (nada menos). Grabois, genuina o no (no importa), representa un nuevo intento de conciliar los intereses de patrones y laburantes (de conciliación de clases), ahora bajo el fantasma de la tragedia social que habitamos. Tragedia que se expresa en el aumento de la miseria, de una inseguridad económica galopante, mientras la burguesía se refriega las manos con el aumento de la tasa de ganancia y las posibilidades a futuro que brindan el gas, el litio para la especulación económica.

No importa si Grabois es un buen o mal tipo. La lucha de clases es una lucha política y quiénes la habitan no son necesariamente maquiavélicos. El problema con Grabois no es su jactancia sobre su pobreza franciscana sino lo que aquello legítima de cara a los patrones. No es su bandazo para justificar el acuerdo con Massa sino que la centroizquierda lo encuentra como el último estertor de derrota para no abrir los ojos ante la naturaleza del peronismo. El problema con Grabois es lo que es (políticamente) y lo que representa (simbólicamente). Lo demás, es una bagatela.

Observemos otro problema crucial a la independencia de clase de los trabajadores. Consiste en que su sumisión al Capital y al Estado hace que estén arrasando las condiciones de vida presente y futura del Abya Yala. Ejecutan el antagonismo irreconciliable del Capital con la Naturaleza y detener esta extinción de la vida planetaria les exige escuchar e incorporarse a las defensas y recuperaciones de territorios. Hay un desconocimiento de estas luchas por la vida contra los extractivismos o modos capitalistas de producción y mercantilización. Examinemos la mirada desde Europa y hacia los movimientos sociales visibilizados por el sistema:

El ecologismo político, entendido como movimiento social antagonista, parece estar implosionando

Crisis ecológica, crisis capitalista,
crisis del ecologismo político

 23 de junio de 2023

Por Isidro López |El Salto

El ecologismo político entendido como movimiento social antagonista lejos de haber aumentado su potencia política en este contexto de efervescencia discursiva verde parece estar implosionando.

 La presentación actual de la crisis ecológica en las sociedades capitalistas occidentales encierra una paradoja que añade desconcierto político a un mundo pospandémico de por sí tendiente al desconcierto. A primera vista, la crisis ecológica, con la crisis climática cómo eje central, es más visible que nunca en los canales de comunicación mayoritarios de medio mundo y moldea todo tipo de prácticas de distinción en términos de consumo y estilos de vida. Y algo similar pasa en el terreno de los grandes discursos de los diferentes tipos de jefaturas políticas y económicas en sus diferentes escalas y posiciones jerárquicas relativas. 

Todos los organismos internacionales, incluidos los que formaron el Consenso de Washington (FMI, Banco Mundial, OMC) ponen la crisis ecológica cómo primera prioridad en sus agendas. Todos los gobiernos nacionales, regionales y locales del Occidente capitalista hablan el lenguaje de la crisis climática, tal y cómo quedó fijado en la Cumbre de Kyoto. No hay un solo programa de recuperación económica pospandémica que no hable el lenguaje de la crisis climática.

En la cima de la pirámide del poder capitalista, las grandes casas de finanzas de Wall Street adornan sus discursos corporativos con una capa de verde bien visible. Hasta archienemigos del movimiento ecologista histórico cómo las empresas energéticas o la industria del automóvil se reclaman cómo agentes del cambio ecológico. Con un competidor inesperado cómo es la Guerra de Ucrania y su utilización atlantista como eje de una poco probable nueva guerra fría, se puede decir que la crisis ecológica y su solución capitalista son el eje sobre el que pivota la reestructuración de un capitalismo occidental que no termina de remontar el vuelo desde hace más de cuarenta años y que está en crisis visible, alternando periodos de estancamiento con momentos recesivos desde hace ya más de una década.

Lo paradójico de la situación es que el ecologismo político entendido como movimiento social antagonista lejos de haber aumentado su potencia política en este contexto de efervescencia discursiva verde parece estar implosionando. Este hecho es desconcertante desde el punto de vista de las dinámicas históricas de las crisis sistémicas, éstas tienden a formar sujetos políticos en lucha, ya sean de clase, de género o de raza, que son moldeados y moldean sus perfiles y características concretas en el conflicto, y desde ahí, generan dinámicas propias de sucesión, concentración, cooptación, fragmentación o recomposición. 

Sin necesidad de ejemplos más lejanos, el nacimiento del ecologismo político, tal y como lo conocemos, fue el resultado conjunto del encuentro de los restos transformados de la sacudida política global de 1968 con los elementos centrales de la crisis de los años setenta. Una crisis, en cuya estela aún vivimos, que ponía fin a cuarenta años de expansión material fordista-keynesiana con sus dos crisis del petróleo y la reordenación americana del mundo conforme al poder del dólar y de los combustibles fósiles. Este incipiente movimiento ecologista se nutrió y a la vez propulsó, una lectura de la crisis energética cómo primer aviso de un agotamiento progresivo de los recursos naturales, que estaban poniendo en riesgo la supervivencia de los humanos en tanto especie. Desde aquí, el ecologismo naciente no interpelaba a la clase social, el género o a la etnia sino a todos, en tanto “seres humanos” ante la “naturaleza”. 

Desde un punto de vista histórico, los sujetos políticos que componían la primera oleada del ecologismo político, se diluyeron entre quienes eligieron la vía de los partidos políticos verdes —el caso de Alemania es el ejemplo de libro de texto— y aquellos que encontraron acomodo o fueron directamente cooptados por los partidos políticos y los sindicatos socialdemócratas entonces aún reforzados por su papel gerencialista dentro de los modelos de Estado de bienestar europeo anteriores a la ola neoliberal de los años ochenta y noventa.

Desde estas posiciones, el proceso de encaje institucional del ecologismo político, se puede leer como un filtrado desde los movimientos, que progresivamente se erosionan en tanto tales, hacia posiciones “expertas” del Estado ya sean ministeriales o universitarias desde las que se lanza un progresivo intento de dirigir las políticas públicas hacia un discurso “verde”. Este suele bascular sobre la apuesta por las fuentes de energía renovable. Se puede tomar la Cumbre de Río de 1992 de Naciones Unidas y su promoción del término Desarrollo Sostenible, cómo una buena referencia temporal que marcaría el paso de la fase movimentista emergente del ecologismo hacia la fase de expertise institucional global. 

Durante los largos años de la hegemonía neoliberal, el ecologismo político global se fue así perfilando como un contrapoder dentro de los propios aparatos de Estado, nacionales o transnacionales, que se valía de la acción directa no violenta, nacida en los movimientos del 68.

Como se puede imaginar, Greenpeace es seguramente el ejemplo más inmediato, a la hora de apuntalar procedimientos de lobby que presiona en el interior del Estado utilizando objetivos cuantificados, normalmente ratificados por alguna agencia transnacional de valoración de las políticas públicas.

La presión durante la celebración de las cumbres de las agencias transnacionales para la obtención de compromisos cuantificados y el seguimiento, siempre decepcionante, de su implementación en las escalas territoriales de los Estados nación, y sus subdivisiones regionales y locales, han ido constituyendo el tronco central del ecologismo político en sus aspiraciones de transformación social.

El progresivo posicionamiento del ecologismo en los conflictos en el interior del Estado ha influido al máximo en la construcción del discurso político ecologista actual, no tanto marcando una línea única pero sí como eje vertebrador de casi todas las variantes y subespecies de ecologismo existente.

En primer lugar, la relación política con el capital se ha planteado fundamentalmente desde el interior del Estado, en forma de intervención sobre las distintas áreas de regulación promoviendo cambios legislativos en sentidos, por lo general, de una mayor protección territorial y ambiental, y cada vez más, cómo parte de totalidades más o menos coherentes de políticas públicas que pivotan sobre distintos modelos de fiscalidad “verde”. Es en este tipo de registro político en el que la concepción dominante del ecologismo político ha desarrollado una lectura de la dinámica de la acumulación capitalista, en su desarrollo a través del saqueo y destrucción de los ecosistemas, como un fenómeno derivado de la acción o inacción del Estado en su relación con los agentes capitalistas. 

El hecho de que uno de los lugares preferenciales para el desarrollo institucional del ecologismo político hayan sido los sindicatos fordistas, lejos de llevar el ecologismo a los conflictos laborales vivos en el mercado de trabajo lo alejó de ellos para convertirlo en una suerte de programa político de futuro para un sindicalismo fordista tan en decadencia en las sociedades capitalistas occidentales cómo el propio trabajo fordista y el ideal socialdemócrata que sustentaba.

A medida que el gigantesco aparato productivo fordista se ha ido desmantelando desigualmente en Europa y en Estados Unidos, y la negociación colectiva ha ido posicionándose como una suerte de ritual compartido por capital y trabajo de  desmontaje de la civilización industrial del siglo XX, se ha puesto en su lugar un proyecto de generación virtuosa de empleo mediante la inversión pública, que repetiría los patrones y el modelado del trabajo fordista, pero esta vez aplicado a los grandes y vacíos del naciente capitalismo verde, como “la transición justa” o la “descarbonización” de la economía. 

El informe de 2008 de ILO, Green Jobs, primera formulación de lo que hoy conocemos como Green New Deal, sería un buen ejemplo de este tipo de vinculación del ecologismo político a las estructuras de Estado expertas. Y también un buen ejemplo de los peligros que encierra la lectura ahistórica de la relación entre conflicto de clase y conflicto ecológico cómo una contradicción entre “empleo” y “naturaleza” sin mayor especificación.

Tras ambos términos, se suele esencializar un aparato productivo fordista en decadencia y sus modelos de acción sindical frente a la realidad de un mercado de trabajo completamente atomizado, informalizado y fragmentado que es incapaz por sí mismo de ser el motor de la reproducción social y necesita un parcheado permanente por parte de los Estados, incluyendo sindicatos y patronales, para que el mercado de trabajo capitalista avanzado no se desmorone. 

El otro gran frente de intervención del ecologismo político ha sido el consumo, también entendido como un compartimento estanco que, en gran medida, mantiene acríticamente la separación que establece el orden capitalista entre los momentos de producción y consumo. Trabajo asalariado fordista y consumo de masas son dos caras de la misma moneda, que solo aparecen como figuras separadas en el orden ideológico: el consumidor soberano capaz de asumir decisiones acerca de cómo gastar su salario, generoso y estable, es un trasunto del estatus del trabajador fordista. Y desde que comenzó, ya hace más de cinco décadas la era de la publicidad de masas, sabemos que el consumo, en este sentido, es fundamentalmente consumo de “estilos de vida”.

En otro síntoma de los riesgos de las lecturas ahistóricas del capitalismo y sus efectos, el mucho tiempo dedicado por el ecologismo político a “concienciar” al consumidor para que “elija” modelos de consumo menos nocivos para los ecosistemas, ha terminado añadiendo y legitimando nuevos nichos de consumo que un capital en crisis permanente de demanda efectiva ha utilizado cómo pequeños nichos de beneficios extraordinarios, a partir de nuevas líneas de producto encajadas en estilos de vida “sostenibles” o “verdes”. Si los sindicatos han sido el vehículo institucional que han desactivado la posibilidad de un conflicto de clase ecológico, la individuación y la construcción de nichos jerarquizados en el ámbito del consumo se ha realizado a través de un sinfín de ONG y entidades del tercer sector.

Si se retoman desde aquí los debates actuales en el interior del movimiento ecologista entre capitalismo verde o decrecimiento, o Green New Deal frente a colapsismo, aparecen como dos posiciones perfectamente integradas en ambos polos de este modelo de interpretación: el punto de vista de la producción, obviamente, prefiere el capitalismo verde con su promesa de crecimiento y empleo a la manera fordista pero descarbonizado. Y correlativamente el punto de vista del consumidor prefiere el “decrecimiento”, entendido en principio cómo un ejercicio moral individual de autocontención virtuosa y ya, cada vez más, cómo un estilo de vida integrado plenamente entre las opciones disponibles en el mercado. 

Parte del éxito de estos términos del debate entre capitalismo verde y decrecentismo es que de fondo no plantean grandes desafíos al orden político del capitalismo. De hecho, el muy frecuente encuadre del debate en los términos clásicos de las luchas de clases del XX y el XIX: reformismo frente a radicalismo, gradualismo frente a maximalismo, posibilismo frente a catastrofismo son en sí mismos una fuente de retroalimentación de los términos que, a falta de una acción política que los sustituya por otros más ajustados a la realidad actual, amenaza con instalarse en la esterilidad absoluta y con no satisfacer más necesidad que la de rellenar periódicos e informativos, alimentar el debate narcisista en las redes sociales y producir todo tipo de papers y congresos especializados. En todos los casos, no hay más acción posible que la del Estado que regula y la del individuo/consumidor que decide, en ningún caso se plantea forma política colectiva autónoma alguna, ni comunitaria, ni asociativa, ni de ningún otro tipo. No hay más nosotros que el “nosotros, el Estado” frente a “nosotros los consumidores conscientes”.

La fase actual de la crisis capitalista, que se podría llamar de derrumbe del neoliberalismo atlántico que dominó la globalización capitalista de los años ochenta, noventa y dos mil, ha supuesto un paso más en la desactivación del discurso del ecologismo político, ya muy tocado en su capacidad de encarnarse en movimientos políticos dinámicos capaces de abrir nuevos escenarios políticos de superación de un capitalismo que ha estrangulado las condiciones de la reproducción, tanto las sociales como las ecosistémicas, hasta hacerlo prácticamente inviable. Y que se mantiene con respiración gracias a la intervención permanente del Estado a la hora de mantener el orden capitalista con sus posiciones de poder intactas. 

El capitalismo pospandémico ha vuelto a traer a primer plano la inmensa cantidad de contradicciones demográficas, ecológicas y sociales que provoca la crisis de sobreproducción, caída de la rentabilidad y desaparición de la figura de la productividad creciente del trabajo. El desplazamiento, ya consumado, del centro de gravedad de la producción capitalista a Asia y más concretamente a China, ha dejado a las sociedades capitalistas que fueron el mando del sistema-mundo en una posición de relegación que contrasta con unos discursos oficiales en los que el mundo desarrollado sigue situándose en EEUU, Canadá, Europa y Australia frente a una masa de países emergentes que aún estarían en el proceso de catching up. 

Las finanzas, siempre mucho más rápidas que los movimientos políticos, entendieron durante los dos años de la pandemia que cualquier posibilidad de mantener discursivamente su hegemonía sobre el capitalismo actual depende de su capacidad de situar la transición ecológica y el capitalismo verde en los mercados financieros como valores y activos a negociar. Pero las finanzas no tienen el mismo tipo de control sobre los procesos productivos asiáticos que han tenido durante el largo desmontaje del aparato productivo fordista, saben que van a ser los Estados quienes canalicen el régimen de beneficios de las empresas privadas que cuelgan de los ambiciosos planes de reindustrialización verde de Next Generation en Europa o el Inflation Reduction Act en Estados Unidos. En este marco, si los Estados hablan el lenguaje del capitalismo verde, también lo hablaran las casas de finanzas y las empresas globales que aspiran a controlar tanto la inversión como la deuda estatal, en momentos donde la incapacidad de competir privadamente frente a China, que también ha abrazado el capitalismo verde, provocaría un fuerte ajuste global, con cadenas de quiebras transnacionales.

La ESG, Environmental and Social Governance, es el nombre que las finanzas han dado a este nuevo eje “verde” de sus actividades de adquisición de fuentes de beneficio. En este caso, los múltiples objetivos cuantificados sirven como referentes de nuevos métodos de auditoría contable y de valoración de activos que, en última instancia, vehiculan la canalización de los flujos de capital ficticio hacia lo que pretende ser un nuevo ciclo de expansión financiera similar a los anteriores ciclos tecnológicos. La carta de Larry Fink, CEO de BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, a los accionistas a principios de 2021, hablaba de crisis climática y de agotamiento de los recursos, pero sobre todo prometía que invertir en capitalismo verde puede generar shareholder value en abundancia. Sin perjuicio de las formas tradicionales de obtención de rentabilidad financiera, fundamentalmente dependientes de la desposesión y el saqueo, la ESG abre una vía complementaria de obtención de beneficios garantizados por los Estados nación y de intento de relegitimación de las finanzas. 

Por el camino, el discurso tradicional del ecologismo político ha quedado aplastado por sus usos institucionales y empresariales, es decir, por sus usos capitalistas. Algunos de los más sonados “éxitos” del ecologismo político como los mercados de emisiones de carbono, donde se negocian los derechos de emisión excedentes a partir de los derechos de emisión que adjudican los Estados a sus empresas y que a su vez, se adjudican a los Estados en esas nuevas cumbres de Davos que son las COP anuales, se han convertido en espacios de especulación financiera preferenciales, de la misma manera que los mercados energéticos, centrales en la obtención de beneficios en esta fase del capitalismo, han utilizado en su provecho uno de los ritornelos clásicos de la ecología, ese que dice que unos precios altos de los recursos naturales y de la energía, que incorporan los llamados efectos externos, son fundamentales para desacoplar el crecimiento del uso de recursos. 

En este contexto, el ecologismo político ha quedado completamente desdibujado o se ha desintegrado. Que hoy los Estados, las empresas energéticas, las grandes casas de finanzas o los grandes medios de comunicación hablen el lenguaje de la crisis ecológica y se propongan como los agentes de su superación en términos propiamente capitalistas ha dejado sin espacio a un discurso del ecologismo político que está quizás demasiado desvinculado de los movimientos políticos reales, para habitar en los pasillos de los ministerios, las grandes cumbres globales, los departamentos de universidad y las campañas mediáticas de concienciación ciudadana. 

Todos los debates políticos del ecologismo actual están atravesados por esta suplantación de los discursos orientados a, y procedentes de, la constitución de nuevos sujetos políticos en lucha capaces de alumbrar alguna alternativa de salida de la crisis de la ecología del capital en la que vivimos que no esté totalmente orientada por las políticas públicas o sea una forma de estilizar y embellecer las decisiones de consumo. Esto incluye a las versiones que se quieren más radicales como el decrecentismo o el colapsismo, que apenas son formas a fortiori de los mismos discursos de “concienciación” y “autocontención” que hoy son dominantes en el mundo capitalista.

Isidro López es miembro de la Fundación de los Comunes. 

https://www.elsaltodiario.com/analisis/crisis-ecologica-crisis-capitalista-crisis-del-ecologismo-politico

Fuente: https://rebelion.org/crisis-ecologica-crisis-capitalista-crisis-del-ecologismo-politico/

Sepamos que la implosión corresponde al ecologismo político eurocentrado y al Pacto Ecosocial e Intercultural del Sur. Es decir, al construido por las izquierdas reformistas que no asumen el antagonismo irreconciliable del capitalismo con la vida y la naturaleza. Descubramos:


AMÉRICA LATINA” Y LA ECOLOGÍA
POLÍTICA DEL SUR. LUCHAS DE
RE-EXISTENCIA, REVOLUCIÓN EPISTÉMICA
Y MIGRACIÓN CIVILIZATORIA*


1. A MODO DE INTRODUCCIÓN: UNA REFLEXIÓN SOBRE LA
NOCIÓN DE CRISIS ECOLÓGICO-CIVILIZATORIA


El concepto de progreso debe ser fundamentado en
la idea de catástrofe. Que ‘las cosas continúen así’
es la catástrofe
Walter Benjamin, 1921.


Vivimos un tiempo en el que el símbolo de nuestra relación con el mundo es el tipo de guerra que los Estados Unidos hacen hoy
con los drones…

Nosotros, todos, estamos hoy en una relación con el mundo cuyo símbolo es el dron…

O sea, no se ve (no sentimos)
la desgracia que estamos produciendo

Eduardo Viveros de Castro, 2014

Aunque parezca un tema ya demasiado trillado (y precisamente por eso), nos parece necesario tomar como punto de partida una elemental reflexión sobre la noción de crisis ecológico-civilizatoria. Porque, en este momento de la historia, reflexionar sobre el sentido de la crisis

es hacer un ejercicio crítico contra lo que, desde el centro del sistema, se busca instalar como efecto de verdad; a saber, la banalización de la crisis, su vaciamiento; en definitiva, su completa naturalización. En efecto, no cabría pasar por alto que, a diferencia de los años setenta, cuando la conciencia de la crisis irrumpía en la agenda política mundial, hoy habitamos y convivimos con un escenario de catástrofes naturalizadas. La propia noción de colapso ecológico no espanta ni conmueve a nadie.

De Estocolmo/1972 a París/2015, hemos presenciado la expansión, institucionalización y sedimentación del discurso eco-tecnocrático por todo el universo hegemónico de sentidos y prácticas. Así, las cumbres mundiales por el cambio climático, por la crisis de la biodiversidad, por la “lucha contra” la desertificación, etc., se sucedieron a la par del incremento de la pérdida de

bosques nativos y la erosión de los suelos, la proliferación e intensificación del uso de sustancias tóxicas y de efluentes contaminantes, la aceleración de los volúmenes de extracción de bienes naturales, etc. Las campañas “contra el hambre” se multiplicaron paralelamente al crecimiento incesante de las superficies monocultivadas, de la toxicidad agroalimentaria, de las tasas de desnutrición y malnutrición y de los miles de toneladas de alimentos que año a año se pierden y tiran como desechos.

A treinta años de su irrupción, hay que admitir que el artefacto semiótico-político creado por el Informe Bruntland, la noción de “desarrollo sustentable”, se ha mostrado letalmente eficaz para la coagulación de toda iniciativa que seriamente procure afrontar la crisis. Desde entonces a esta parte, la apelación cuasi-religiosa a la sustentabilidad ha invadido absolutamente todos los espacios de la vida social, desde los grandes ámbitos institucionales de la política, la economía, la cultura hasta en los últimos rincones de la vida cotidiana contemporánea.

La recolonización del mundo verificada bajo el culto oficial de la ecoeficiencia y la modernización ecológica (Martínez-Alier, 2004) ha dado lugar a una drástica re-creación capitalista de la naturaleza; asistimos a la instauración de un nuevo régimen de naturaleza-capitalista 3.0; eso es precisamente la Era del Capitaloceno, en su fase final. Mientras que, por un lado, no hay prácticamente producto o servicio que se ofrezca en el mercado que no lleve una etiqueta o “certificado verde”, por el otro, se observa la proliferación de los mecanismos

de mercantilización de la Naturaleza, la intensificación de la competencia geopolítica por la apropiación y el control de “recursos”, la securitización y militarización de los territorios, la aceleración de la carrera científico-tecnológica por la creación de innovaciones extractivas aptas para la explotación de recursos críticos en condiciones extremas.

En suma, nos hallamos ante la profundización de políticas y dispositivos de expropiación/segregación racista/clasista/sexista de las poblaciones de sus medios naturales de vida. Y sin embargo, estas nuevas, diversificadas y extremas formas de reproducción del imperialismo ecológico y el racismo ambiental, no escandalizan a nadie.

Esto nos sitúa frente a la especificidad histórica que reviste el sentido de crisis ecológico-civilizatoria en nuestros días: el hecho de que los procesos de depredación de la naturaleza involucran una afectación crítica de los organismos humanos vivientes; no sólo por referencia a los impactos oncológicos de un ambiente generalmente degradado e intoxicado, sino -sobre todo- en relación a las implicaciones ontológicas que el acto de depredar produce sobre lo humano como tal.

Queremos decir que la depredación (como práctica generalizada de relacionamiento) de la Naturaleza no es inocua para el género humano; produce un efecto drástico de erosión de la humanidad de lo humano; un proceso de in-humanización/des-humanización.

Es clave entender que la destructividad inherente al sociometabolismo del Capital no tiene efectos e impactos sólo a nivel de los procesos macro-geopolíticos y biosféricos de la Tierra, sino también, decisivamente, a nivel micro-biopolítico, en las estructuras más elementales de la percepción y la sensibilidad de los cuerpos. Vale decir, la capacidad performativa que la dinámica sociometabólica del Capital tiene y ejerce sobre la estructuración de los organismos humanos vivientes constituye un elemento central para entender la naturaleza de la crisis, su real envergadura como crisis ecológico-civilizatoria; en definitiva, para procurar comprender qué nos está pasando como especie, como comunidad biológica que por su propio proceso geológico y ontogenético de constitución adquirió y ejerce –como atributo histórico-específico– la capacidad de dirección y disposición general de la historia de la Vida en la Tierra.

Y lo que nos pasa es que la vertiginosa aceleración del sociometabolismo del Capital experimentada durante las últimas cinco décadas, no sólo ha involucrado un agravamiento drástico de los soportes y procesos materiales de la vida en el planeta, sino que también ha provocado profundos efectos ecobiopolíticos a nivel de las sensibilidades humanas.

Como consecuencia, se ha terminado instaurando un nuevo régimen de (in)sensibilidad social que hace parte clave de los mecanismos y dispositivos de devastación generalizada de la vida en el planeta.

Así, el aspecto determinante de la crisis hoy, pasa por cómo la vivimos, por cómo la experimentamos a nivel de nuestra sensibilidad orgánico-corporal-espiritual. Más peligroso y más grave que la propia destructividad del capitalismo, es su capacidad para moldear subjetividades cuyas estructuras perceptivas, sensoriales y cognitivas resultan completamente incapaces de sentir el deterioro objetivo de las fuentes y procesos de vida al que se hallan insoslayablemente expuestas.

Situados en esa perspectiva y en ese marco, la noción de crisis ecológico-civilizatoria alude específicamente al profundo estado de anestesiamiento ecobiopolítico en el que se encuentran sumidos vastos individuos de la especie humana (especialmente, los habitantes de las grandes urbes y las zonas dichas “desarrolladas” del mundo), para los cuales pasa absolutamente desapercibido cómo el sistema de producción de mercancías/deseos se erige y funciona sobre el aplastamiento, subsunción y fagocitosis del sistema-de-Vida-en-sí.

Así, en el siglo XXI, tras cinco siglos de aventuras imperiales, el capitalismo ha devenido en régimen exterminista. El devenir Mundo del Capital ha desembocado en la instauración de una sociedad de drones, donde matamos sin ver y destruimos sin sentir. Eso es, en rigor, crisis ecológico-civilizatoria: crisis del sentido de la Tierra y del sentido de los cuerpos. La (presuntamente) ilimitada carrera de conquista, explotación, mercantilización de la Tierra ha avanzado destruyendo los capilares más delicados de nuestra sensibilidad vital; y ha terminado colonizando los sustratos motivacionales más profundos de la subjetividad.

La Era del Capitaloceno señala justamente una era geológica dominada por una especie especialmente discapacitada para sentir y percibir los flujos y requerimientos de la Vida-en-sí. Somos crecientemente incapaces de sentir lo que nos está pasando, pero también crecientemente incapaces de responder por el sentido de nuestra existencia. El proceso de (in)civilización ha ido haciendo de lo humano una especie extremadamente peligrosa: peligrosamente insensible ante el dolor, el sufrimiento y la devastación de la Vida.
* Primera edición

Ecología Política Latinoamericana: pensamiento crítico, diferencia latinoamericana y rearticulación epistémica

(Buenos Aires: CLACSO, octubre de 2017)

Fuente: https://notablesdelaciencia.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/135575/CONICET_Digital_Nro.23797a23-bf07-41ee-b68f-fb0ed8a1d027_C.pdf?sequence=7&isAllowed=y

 Ecocida y genocida

Comprobamos que el Partido Justicialista como actual Unión por la Patria en sus promesas electorales afirma atenderá las necesidades populares, las demandas de justicia social y defenderá al país. Es decir, se propagandiza concretando todo lo contrario a lo que hace e hizo el PJ durante los 40 años como el más eficiente representante del llamado poder real.

El 9 de julio de este año las máximas autoridades del gobierno nacional y el bonaerense festejaron la inauguración del gasoducto encomiado como la obra del siglo y a beneficio de los diversos de abajo de Argentina. Otro sarcasmo de los muchos que nos prodigan desde el PJ.

Gasoducto Néstor Kirchner:
¿Gas para la deuda ilegal o
soberanía para los pueblos?

10 de julio de 2023

La Confederación Mapuche de Neuquén marcó la contradicción de festejar el Gasoducto Néstor Kirchner mientras se silencian la vulneración de derechos indígenas y las consecuencias sociales y ambientales del extractivismo. «No celebramos los récords de producción que dejan contaminación y muerte en nuestra Mapu (territorio)», advirtieron las comunidades mapuche.

Confederación Mapuche de Neuquén – Zonal Xawnvko

El 9 de julio de 1816 se declaró la independencia de un país que era un tercio del actual territorio. Posteriormente se incorporó por la fuerza militar a toda la región sur y la región del Chaco a través de las campañas genocidas denominadas «Conquista del Desierto» y «Conquista del gran Chaco».

Doscientos siete años después escuchamos desde Saliqueló consignas que hablan de «soberanía», de «defensa de los intereses de la Patria» que parecen panfletos al lado de una realidad que muestra un país sometido a las corporaciones extractivistas.

Un sistema cuya matriz económica está atada a destrozar la Naturaleza y apropiarse de los bienes comunes colectivos que son para ellos recursos naturales a explotar.

Dos demandas mapuce tiene el ministro Sergio Massa en sus manos: el compromiso de no avanzar en planes sobre territorios comunitarios sin la Consulta y el Consentimiento mapuce ,y el compromiso de ejercer control sobre las graves consecuencias en nuestra vida física y cultural, que la explotación de Vaca Muerta ha generado y generará: derramessismos, acumulación de residuos tóxicos (basura petrolera), invasión de extraños en nuestros territorios que alteran nuestra vida comunitaria, nuestros centros ceremoniales arrasados por esta ocupación ajena a nuestra vida espiritual, ingreso de flagelos de la sociedad como adicciones, juegos y prostitución.

¿Quién pone límites y repara tanto daño si la mirada porteñocéntrica del ministro ignora nuestra demanda? Cuando hablamos de un país sometido al poder de las corporaciones extractivistas es por el magro porcentaje del 12 por ciento en regalías que se obtiene de la renta de Vaca Muerta, cuando el país vecino de Bolivia ha impuesto el 80 por ciento, otorgando a los petroleros un 18 por ciento. Se entiende así por qué tenemos una provincia endeudada, mientras estamos parados sobre una de las mayores reservas de gas del planeta. A esto se suma la cruel paradoja de aplaudir un gasoducto que llevará gas a poblaciones lejanas de Brasil mientras nuestros hogares son calefaccionados o se enfrían a leña.

Estás razones nos llevan a declarar:

-No celebramos una supuesta «soberanía energética» dónde la renta se transfiere a las casas matrices de las principales corporaciones petroleras.

-No celebramos los récords de producción que dejan a su favor contaminación y muerte en nuestra Mapu (territorio).

-No celebramos que el gas llegue a millones de hogares de Brasil y el mundo mientras miles de familias mapuce y neuquinas padecen la exclusión y la carencia de gas en sus hogares.

-No celebramos la utilización de dólares producto de la exportación gasífera para el pago de una deuda externa ilegal e ilegítima.

-No celebramos y nos organizamos junto a los excluidos de este sistema entreguista para que los principios que se recitan cada 9 de Julio sean de celebrar la soberanía popular y plurinacional sobre los territorios que nos ofrecen todo lo necesario para nuestro bienestar o «Buen Vivir».

-Es mentira que una dirigencia con visión entreguista y cortoplacista puedan desterrar la desigualdad y la pobreza sin nuestra participación directa.

Seguiremos luchando por el Kvme Felen (Buen Vivir). La transición energética debe ser justa, respetuosa de los derechos humanos y con proyección de futuro. Si la transición energética solo beneficiará a las multinacionales nos negamos a ser zona de sacrificio.

Kvme Felen son nuestros planes de vida ante los planes de muerte que nos proponen desde Vaca Muerta.

¡Marici wew! ¡Diez veces venceremos!

Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/gasoducto-nestor-kirchner-gas-para-la-deuda-ilegal-o-soberania-para-los-pueblos/

Veamos que el gasoducto también está contra toda la humanidad al seguir agravando la emergencia climática. Atendamos qué nos dice el médico sanitarista

 Damián Verzeñassi

#CrisisClimática

#DíaMasCalienteDeLaHistoria

 Esta semana hemos vivido los dos días más calientes en la Historia del Planeta!

Temperaturas que exceden sin precedentes las esperadas para la época del año que estamos transitando se suceden día a día y uno esperaría que quienes tienen que tomar decisiones respecto a cómo frenar la locura que nos trajo hasta acá (me refiero a las emisiones de gases de efecto invernadero y los cambios geomorficos que alteraron los ciclos naturales del clima, entre otros) actúen de una vez.

Uno esperaría que Gobiernos y Oposiciones asuman la gravedad inusitada de esta situación y, de una vez por todas, acuerden acciones concretas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero e iniciar un camino de transición hacia nuevas formas de organización social, de consumo y de producción que ayuden a enfriar el planeta, que estimulen la recuperación de montes nativos y selvas, que promuevan la producción local y agroecológica de alimentos para consumos de cercanía, que resguarden el agua dulce para las comunidades (y no para las corporaciones o los Extractivismos), que inicien la plantación de árboles nativos en las ciudades, levanten los asfaltos, agranden las veredas con césped y estimulen el caminar, la bicicleta, los medios de transporte colectivos.

Uno espera que habiendo vivido ayer y antes de ayer los dos días más calurosos en la historia del planeta, en plena campaña electoral, este sea el tema central de las agendas de candidatos, que el periodismo reclame a los postulantes sus propuestas concretas para enfriar las ciudades (y que repregunten si las respuestas son falacias)

Sin embargo, eso ¡no ocurre!

¿Qué candidatos están hablando de estos temas?

¿Qué periodistas nos están preguntando sobre esto?

¿Hasta cuándo vamos a seguir aceptando que se juegue al «Gran Bonete» con algo tan sagrado como la salud de nuestro planeta y de las generaciones actuales u futuras?

La #CrisisClimatica tiene responsables por acción y por silencios cómplices, es hora de dejarlos en evidencia y no permitirles que sigan actuando impunemente.

#BastaDeFalsasSoluciones

 Alternativas emancipatorias

Dejemos de naturalizar nuestro modo de vida y trabajo. La pandemia debería habernos interpelado sobre porqué existe emergencia alimentaria desde 2002 y se la prorrogó hasta 2023, también sobre el deterioro y la contaminación de los alimentos.

Consideremos que superar nuestro estar programados o modelados –subrepticia e ininterrumpidamente desde la infancia- por el capitalismo nos plantea varios virajes como el de enfocar la coyuntura desde la actualidad integral de país-continente y desde su historia.

Reflexionemos acerca del conflicto hoy instalado como central por diversidades de abajo del país, continente y mundo:

Panorama: Jujuy, litio y
extractivismo de norte a sur

Junio 22, 2023

«A más extractivismo, menos democracia», resume el sentir de territorios sacudidos por el modelo minero, petrolero, forestal y del agronegocio. Así como Jujuy estalló con movilizaciones y represión, otros pueblos son violentados cotidianamente y el progresismo —y sectores de DDHH— miran para otro lado. No hay grieta para el extractivismo y se impone con violencia.

Por Darío Aranda

Represión para extraer el litio de los territorios del pueblo kolla y atacama.

Violencia para explotar Vaca Muerta en territorio mapuche.

Judicialización para desalojar y fumigar con agrotóxicos a familias campesinas y poblaciones invadidas por el agronegocio.

Es el ADN del extractivismo: represión, violación de derechos, contaminación, falta de democracia real.

Los violentos hechos del gobierno de Jujuy son un capítulo más en cómo se impone el extractivismo sobre las comunidades indígenas y campesinos (aunque no solo en esos lugares). El poder económico y político —junto con sus aliados judiciales y mediáticos— intenta arrebatar los territorios indígenas para entregarlos a las empresas mineras, petroleras, forestales y del agronegocio.

Desde el peronismo gobernante se argumenta, intentando retener votos y aparatos estatales, que los hechos de Jujuy son un ensayo de los que será un próximo gobierno de Juntos por el Cambio (ya sea con Larreta o con Bullrich). Desde los territorios sometidos al extractivismo, y desde los pueblos que sufren represiones cotidianas, se puede leer que Jujuy es un botón más de muestra de lo que —en distintas intensidades— ya sucede en los territorios, tanto con gobiernos peronistas como con radicales.

Un reclamo antiguo ante oídos siempre sordos

Desde hace más de diez años que las comunidades del Pueblo Kolla y Atacama denuncian (incluso con audiencia en la Corte Suprema) la vulneración de derechos de la minería del litio en Jujuy y Salta.

Los pesares indígenas, y sus reclamos, son tan antiguos como la historia del continente. El pasado de Jujuy es abundante en luchas indígenas. Un hecho importante, no el primero, sucedió en 1946, durante el primer gobierno peronista, cuando un centenar de indígenas marchó caminando desde Jujuy hasta Plaza de Mayo en reclamo de territorios. El hecho, inédito, quedó en la historia como el “Malón de la Paz”. Fueron casi dos meses de caminata para gritar en Buenos Aires una deuda silenciada: las tierras de los originarios. No tuvieron respuesta.

Seis décadas después, otra marcha, ante otro peronismo (Cristina Fernández de Kirchner en la Nación, y Eduardo Fellner en la Provincia), pero con el mismo reclamo: 120 comunidades realizaron el «Segundo Malón de la Paz». Caminaron, en reclamo de sus tierras, desde los distintos departamentos de la provincia hacia Purmamarca.

La misma ciudad donde se reunieron el pasado sábado 17 y sufrieron cuatro represiones en un día. La misma provincia que ya bautizó, a esta lucha indígena, como el «Tercer Malón de la Paz». Donde la bandera de lucha fue «abajo la reforma, arriba las Whipalas».

Jujuy es un reflejo de lo que sucede en todo el país. Los pueblos indígenas defienden sus territorios, sus lugares de vida, y gobiernos y empresas se unen para intentar someterlos con migajas o, de ser necesario, desalojarlos con violencia.

Para los abanderados de la «seguridad jurídica» es necesario recordar que los pueblos indígenas cuentan con frondosa legislación que protege sus derechos y que obliga a los Estados (nacional, provincial y municipal) a consultar y obtener el consentimiento de las comunidades afectadas. Ese derecho básico, que en Argentina no se cumple, está escrito en leyes provinciales, la Constitución Nacional y en tratados internacionales de derechos humanos que el país adhirió.

Jujuy fue Neuquén

La represión duró más de cinco horas. En las calles: docentes, pueblos indígenas, estudiantes, trabajadores. Del otro lado, policías disparando a mansalva. Una represión sin fin. ¿Es lo sucedido en Jujuy en 2023? No. Se trató de Neuquén en 2013. Cuando la Legislatura provincial se aprestaba, en total sintonía con el gobierno nacional, a votar una ley a libro cerrado para permitir que Chevron e YPF comiencen con el fracking en Vaca Muerta.

El progresismo kirchnerista, y sus medios aliados, no alzaron la voz. Al contrario, justificaron la represión.

En mayo de 2013 también hubo represión en Famatina (La Rioja). El gobierno de Luis Beder Herrera descargó balas de goma y gases lacrimógenos contra asambleístas en rechazo a la megaminería. Una decena de detenidos y siete hospitalizados.

Andalgalá acumula media docena de feroces represiones desde que llegó la megaminería. En abril de 2021, Poder Judicial mediante, se produjo una cacería en la ciudad. Rompieron puertas, golpearon a hombres y mujeres, y se llevaron sin causa a doce asambleístas que rechazan activamente el extractivismo y, al mismo tiempo, protegen las fuentes de agua de Catamarca, provincia gobernada desde hace doce años por el peronismo.

En diciembre de 2021, en Chubut, la policía de Mariano Arcioni (aliado de Sergio Massa) reprimió durante horas la pueblada conocida como chubutazo, que hizo retroceder al gobernador y volvió a frenar la megaminería.

Ni en Catamarca ni en Chubut estuvo presente el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti (que sí estuvo en Jujuy). El ministro de Ambiente, Juan Cabandié, que alguna vez tomó la bandera de los derechos humanos, tampoco apareció en los lugares donde el extractivismo viola derechos. La mayor preocupación de Cabandié, en un país atravesado por el extractivismo, es el reciclado de plásticos y pasearse por cumbres internacionales.

Pero no se trata de solo funcionarios. El «progresismo» urbano (no solo porteño) elige con qué represiones indignarse y en cuáles mirar para otro lado. Se indignan con Jujuy y miran para otro lado en Catamarca, Chubut, Chaco, La Rioja y tantas otras provincias feudales.

Feudos, democracias y dictaduras

La búsqueda del poder sin límites de Gerardo Morales, y el menosprecio a las comunidades indígenas, no es característica única del radicalismo jujeño. Formosa, con Gildo Insfrán, es un emblema de gobierno feudal y sometimiento a los sectores populares, en general, y a los pueblos indígenas, en particular. Pero, para los medios y periodistas oficialistas, Insfrán no amerita críticas.

El litio, ese mineral para la falsa transición energética, es uno de los factores detrás de la reforma constitucional de Jujuy y botín preciado por la obtención de dólares.

También hay litio en Catamarca. Allí funciona la primer megaminera (la multinacional FMC Corporation, bajo el nombre de Minera del Altiplano) que explota ese mineral y esos salares. Y, desde hace décadas, los pueblos indígenas ya padecen ese extractivismo. La comunidad Atacameños del Altiplano denuncia desde hace años el accionar de las mineras y de los gobiernos locales. Existen pruebas contundentes de su impacto ambiental: secó el río Trapiche. Y ahora avanza sobre el río Los Patos. «¿Quién se hace responsable del saqueo, de la contaminación, del agua que usan? Conocemos a las mineras desde hace tres décadas, por eso decimos no a la minería de litio», remarca el cacique de la comunidad indígena Atacameños del Altiplano, Román Guitián.

No son los únicos afectados. La población de Fiambalá, dedicada al turismo y el agro, sufre la avanzada del litio con la multinacional china Zijing Mining, alentada por el gobernador Raúl Jalil y el presidente Alberto Fernández.

«Dictadura minera», es el término acuñado en Catamarca y San Juan por el accionar represivo y cotidiano del modelo extractivo, donde los gobiernos son los mejores lobistas y guardianes de las empresas.

Incomprensible que sectores sociales que se dicen alejados de la derecha y que marchan los 24 de marzo, insistan con desarrollar más el extractivismo. Una clara muestra en Juan Grabois, que algunos señalan como «lo más a la izquierda» que puede estar el kirchnerismo. Grabois promociona reiteradamente la explotación de litio con mayor participación del Estado (en sintonía con los dichos de Cristina Fernández de Kirchner el 25 de mayo en Plaza de Mayo). Le respondieron desde la organización socioambiental Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación (Pucará): «Hablan de derechos humanos pero reprimen detrás de cámara. Hablan de luchar por los pobres, pero se besan con los ricos. Hablan de soberanía pero destruyen a las naciones indígenas. Por suerte, al frente de todos los que sostienen este saqueo, están los que resisten en los territorios».

Jujuy no es, como argumenta el peronismo, un globo de ensayo del futuro. El futuro llegó hace rato: gobiernos y empresas que explotan la naturaleza. Y los pueblos indígenas que protegen sus territorios y la vida.

Fuente:https://agenciatierraviva.com.ar/panorama-jujuy-litio-y-extractivismo-de-norte-a-sur/

Subrayemos que los urgentes e imprescindibles virajes radicales ya lo llevan a cabo las autoorganizaciones de diversidades de abajo sin fronteras ni muros burgueses en contra de los ecocidios con sus consecuentes genocidios silenciosos.

Recortemos el artículo siguiente para antecederlo leyendo:

«Desde Bogotá, la Plataforma Latinoamericana y del Caribe por la Justicia Climática y la Campaña Global para exigir justicia Climática, sostuvieron en declaración de cierre de su reciente Encuentro: “Renovamos nuestro compromiso para trabajar y luchar de manera articulada con otras organizaciones y movimientos sociales en contra del extractivismo depredador y de todas las falsas soluciones impulsadas por corporaciones y gobiernos, así como promover y visibilizar las alternativas construidas por las comunidades desde los territorios.”  

Asimismo, reiteraron el derecho de los pueblos a la participación efectiva en soluciones reales y justas para enfrentar el cambio climático, como dejar todos los combustibles fósiles bajo tierra, acabar con el modelo agro-industrial y eliminar la minería a gran escala.»

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Chile, Argentina y Bolivia

El llamado “Triángulo del litio” y
las falsas soluciones al cambio climático

6 de julio de 2023

Por Lucía Sepúlveda Ruiz | Rebelión

Hay propuestas que lejos de ser soluciones que detengan el cambio climático -asegurando la eliminación de la extracción y consumo de gas, petróleo o carbón, o la protección de las comunidades y la naturaleza- son un ardid para que el norte global continúe sin alterar sus hábitos de consumo y vida, y el sur siga extrayendo petróleo, o ahora litio.

Chile, Argentina y Bolivia países que la industria ha rebautizado como “el Triángulo del Litio”, son naciones con reservas de este mineral, considerado como esencial por los europeos para llevar adelante su transición energética hacia la electromovilidad.

“Efectivamente el litio permite la electromovilidad, pero la explotación minera de este mineral tiene fuertes consecuencias en los territorios, en su medioambiente y en los pueblos indígenas que habitan esos lugares” señala desde el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA, Lucio Cuenca, entidad que ha acompañado por años la lucha de las comunidades en defensa de su forma de vida.

El documental “Maricunga” (2021), una realización conjunta de OLCA, el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina y el periódico Resumen aborda el tema. En el territorio nortino de Atacama (Chile) está situado el salar Maricunga, junto a otros numerosos humedales, una rica biodiversidad donde habitan poblados y comunidades del pueblo indígena Colla. Maricunga está al interior del Parque Nacional Nevado Tres Cruces, y en las cercanías del Volcán Ojos del Salado. 

En respuesta a los anuncios del gobierno de Chile respecto de nuevas intervenciones que afectarán ese y otros salares, y a medidas similares en curso en Argentina y Bolivia, se están realizando encuentros con comunidades de estos tres países para diagnosticar amenazas y proyectar estrategias sobre los conflictos que se viven en el territorio ante el avance de la agenda de explotación minera.

En Copiapó (Chile), tuvo lugar a fines de mayo de este año un encuentro, organizado por el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina – OCMAL, OLCA, el Centro de Estudio y Conservación del Patrimonio Natural – CECPAN y la Comunidad Indígena Colla, Comuna de Copiapó. Un foro inicial abordó experiencias, amenazas y puntos críticos que vividas en los tres países.

En la actividad, participaron panelistas del Centro de Estudio y Conservación del Patrimonio Natural (Chile); de la citada Comunidad Colla; de la Asamblea de Fiambalá Despierta de Catamarca, Argentina, y del Centro de Documentación e Información de Bolivia. Ellos compartieron las amenazas y puntos críticos respecto del tema.

Una propuesta de científicas

Científicas de la agrupación Halófilas (las doctoras Cristina Dorador, Verónica Molina, Olga Barbosa y Gladys Hayashida) enfatizan un punto clave al sostener que los salares de donde se extrae el litio no son minas sino humedales. Señalan ellas: “La ciencia ha demostrado una y otra vez que los salares son ecosistemas únicos, complejos… por lo que juegan un papel importante en la regulación del clima local y global.”  

La propuesta de las científicas es un conjunto de medidas con una mirada a largo plazo sobre la política nacional del litio, llama a considerar la prohibición de la explotación minera al interior de parques nacionales; a transparentar las aguas a utilizar en la cadena de producción del litio, y la huella de carbono en su procesamiento y transporte, para evidenciar el costo ambiental de esta supuesta «economía verde».

Recalcan asimismo que las comunidades humanas locales, la flora, fauna y microorganismos dependen del agua de humedales desérticos y salares, la que no es reemplazable por agua desalinizada. Otras voces latinoamericanas se levantan para alertar sobre estas iniciativas que se recubren de un manto verde.  

Desde Bogotá, la Plataforma Latinoamericana y del Caribe por la Justicia Climática y la Campaña Global para exigir justicia Climática, sostuvieron en declaración de cierre de su reciente Encuentro: “Renovamos nuestro compromiso para trabajar y luchar de manera articulada con otras organizaciones y movimientos sociales en contra del extractivismo depredador y de todas las falsas soluciones impulsadas por corporaciones y gobiernos, así como promover y visibilizar las alternativas construidas por las comunidades desde los territorios.”  

Asimismo, reiteraron el derecho de los pueblos a la participación efectiva en soluciones reales y justas para enfrentar el cambio climático, como dejar todos los combustibles fósiles bajo tierra, acabar con el modelo agro-industrial y eliminar la minería a gran escala.

En los debates, los representantes de organizaciones de Ecuador, República Dominicana, Colombia, Bolivia, Chile, Brasil, Honduras, Paraguay, Perú y Venezuela junto a otras entidades globales, profundizaron en su análisis del capitalismo verde y las falsas soluciones.

Entre otros aspectos reseñaron que esas propuestas corporativas incluyen acaparar tierras o reconvertir su uso agrícola en plantas eólicas o solares, o en monocultivos del agronegocio, generando nuevas fuentes de lucro para los responsables del calentamiento global: los grandes contaminadores, apoyados en ocasiones por las transnacionales de la conservación.

Aseguran que estas propuestas de mitigación de emisiones o de transición a energías renovables, en realidad son compensaciones monetarias, o sustitución de un extractivismo por otro, con el pretexto de descarbonizar. Así una puede empresa contaminar un territorio, para ser “conservacionista” en otro y recibir además dinero por hacerlo.

Estrategias de comunicación 

Y atención trabajadores de la comunicación: los luchadores socioambientales advierten que las estrategias de comunicación de los promotores de las falsas soluciones, confunden a sus audiencias con el uso de palabras de contenido social y ecológico. Utilizan términos como transición, desarrollo sostenible, capital natural, o soluciones “basadas en la naturaleza”. Y Angloamerican, empresa de la megaminería, habla de “minería sustentable” en su propaganda corporativa.

Las falsas soluciones implican grandes inversiones, pero no se hacen cargo ni siquiera de reparaciones mínimas para cubrir los impactos en la naturaleza y en la calidad de vida que generan en las comunidades locales donde se aplican.

Reconoce la Plataforma Latinoamérica y del Caribe por la Justicia Climática que el avance de estas fórmulas es facilitado por la falta de transparencia y participación social que caracterizan nuestras democracias, y su aplicación, que por lo general tiene lugar en zonas rurales precarizadas, acarrea violaciones de derechos humanos, derechos sociales y de la naturaleza. 

Sumamos a ello que los Estados usan para ello mecanismos de protección extrema de las inversiones a través de los tratados de libre comercio como el TPP11, o los tratados Mercosur/UE, México/UE y Chile/UE, estos dos últimos firmados, pero aún no discutidos en los respectivos congresos de los países latinoamericanos.

Los megaproyectos en boga, se promocionan como mitigadores del cambio climático, un efecto sólo comprobable por sus expertos, que no alcanza a las personas afectadas o los habitantes de un territorio en general. Así buscan deslegitimar las acciones de lucha de las comunidades frente al cambio climático y la construcción de alternativas desde los pueblos.

Fuente: https://rebelion.org/el-llamado-triangulo-del-litio-y-las-falsas-soluciones-al-cambio-climatico/

Valoremos el ¡basta! a ser condenados a la servidumbre, la discriminación racista, la marginación, la miseria y recuperar territorios constituyéndose en comunidades dispuestas a reconstruir sus culturas. Y reconozcamos cómo el Poder Judicial no obrará nunca como justicia social en el capitalismo.

Nación Mapuche. Facundo Jones Huala:
“Este es un Poder Judicial asesino”

 Resumen Latinoamericano, 28 de julio de 2023

El weichafe mapuche brindó un extenso alegato durante el juicio por su extradición a Chile. Aseguró que no lo van a doblegar: “Van a tener que fusilarnos, porque nosotros no vamos a parar”.

No voy a ser tan hipócrita, nosotros ya nos conocemos, ustedes lo saben, no solamente en estas instancias judiciales, nosotros nos conocemos, no nos vamos a leer la suerte entre el gitano, este es un conflicto político, y va más allá de lo jurídico, se lo dije claramente ayer y se lo repito: si ustedes pretenden doblegarme, ustedes, sus jefes, el Estado opresor, el sistema capitalista, los terratenientes, la burguesía, el grupo Clarín, las fiscalías y todas las mafias de este Estado corrompido en todos sus lados, nunca lo van a lograr.

Es cierto que fui detenido de una manera un poco vergonzosa, pero soy una persona, soy un hombre mapuche, de las clases populares. Mi familia ha sido marginada como muchas, explotada, lumperizada, así que si pasé un poco de vergüenza porque caí borracho, también es una realidad de mi pueblo que ha sido alcoholizado, que ha sido sometido a las drogas, que ha sido sometido a la delincuencia y a la explotación porque nosotros somos la mano de obra de todos ustedes, que pertenecen a las clases dominantes de las cuales nosotros somos sus empleados.

Nosotros somos los que les trabajamos, nosotros somos los que sostenemos sus riquezas y sus privilegios, nosotros somos los obreros, los campesinos, los delincuentes, y también somos los policías, nosotros somos los que les limpiamos la mugre de sus casas. Ustedes lo saben bien, y por eso hemos decidido revelarnos hace muchos años. Hace más de 20 años que hemos decidido resistir como Nación Mapuche de ambos lados de la cordillera. Yo pertenezco a ese sector, un sector combativo, revolucionario y no me arrepiento y no me avergüenzo de tal.

Y si fui detenido en esta causa y si fui extraditado, fue por ser un combatiente revolucionario, y lo repito: estoy orgulloso de haber combatido con mis compañeros de la coordinadora, una organización política militar con todas sus letras. Situación a la que ustedes nos han obligado, su clase dominante, sus socios, sus patrones, sus jefes, no solamente el capitalismo transnacional, sino también la masonería, todos esos grupos de poder que se han privilegiado por la explotación cotidiana, nosotros somos eso, pobres, explotados y somos rebeldes por culpa de ustedes. Ustedes son los que nos hicieron rebeldes, su clase dominante, sus policías.

A los 11 años fui detenido por primera vez por comprar un mapa para hacer la tarea para la escuela, ¿Por qué? Porque era un indio, pobre, que andaba paseando o andaba caminando por las calles de Bariloche y le daba vergüenza a esa ciudad burguesa y fascista. A los 12 años yo estaba paleado por la policía, en los calabozos de esa ciudad asquerosa, como la mayoría de estas ciudades que se han hecho con nuestro esfuerzo, nuestra mano de obra, con nuestras familias, nuestro territorio, que han sido usurpados por ustedes, por sus familias, por sus socios, por los que gobiernan este país, por los que gobiernan estas provincias. Y no solamente hablo de la derecha fascista que gobernaba en el momento que me extraditaron, que fue el gobierno de Macri, hablo también del kirchnerismo corrupto que mantiene prisioneros políticos en este país, que también tienen negociados con las empresas mineras, petroleras, hidroeléctricas.

Yo no compro con el progresismo de mentira, con el progresismo falso del kirchnerismo, no compro con la derecha, no compré con Boric, y por eso decidieron revocarme la libertad condicional en Chile, porque fue una decisión política del gobierno del señor Piñera, porque antes de revocarme la libertad condicional el secretario del Interior estaba diciendo por la prensa que me iban a dar orden de captura. Fue el gobierno el que apeló mi libertad condicional, como fue el gobierno el que decidió mi extradición, y de lo cual usted fue cómplice, corrupto, porque a usted y al gobierno nacional no les importó la resolución de Naciones Unidas donde se interpuso una medida cautelar para la nueva extradición, y se lo digo de frente y sin faltar el respeto, usted sabe bien que es un corrupto y también sabe bien que tiene su mano manchada con sangre, con la sangre de mi peñi Rafael Nahuel.

Me causa tristeza que gente que venga en las mismas condiciones sociales que nosotros esté defendiendo intereses de los grandes capitalistas que los mandan a enfrentarse con sus propios pueblos.

Este Poder Judicial es un Poder Judicial asesino, que no solamente tiene responsables directos, porque todos aquellos que acompañan y que avalan las mafias también lo son. Son asesinos y corruptos, tienen la sangre de Rafael Nahuel y de Santiago Maldonado en sus manos.

Nosotros por lo tanto vamos a seguir combatiendo hasta hacer justicia por nuestras manos, hasta reconstruir nuestra nación. ¿Cuál es el miedo que tienen? Porque yo sé que nos tienen miedo por eso hay dispositivos fuera de la cárcel. No le tienen miedo a la posibilidad de que nosotros estemos armados, ojalá estuviéramos armados, como realmente temen ustedes, ojalá tuviéramos en nuestras manos las mismas armas que tienen los funcionarios policiales que están aquí, ojalá tuviéramos una ametralladora, fusiles, para enfrentarnos de igual a igual. Pero no, estamos igual que esta defensa, atados de pie y mano enfrentando a los leones del poder.

Ustedes a lo que le temen es a nuestra ideología, ustedes le tienen miedo a nuestro espíritu y nos tienen miedo porque saben bien que les estoy diciendo la verdad. Nosotros construimos sus casas porque ustedes son unos vagos, inútiles. Después hablan la clase media, de la burguesía de los planeros. Nosotros no somos planeros, jamás en mi vida cogí un plan de ningún gobierno, toda mi vida vivi en mi esfuerzo y sí, cuando no pude trabajar, robé. Le robé a los ricos y le robé a la burguesía, jamás le toqué nada a mi gente, a los pobres.

Sí viví de sacar animales a Luciano Benetton, y a tantos otros burgueses del capitalismo nacional y transnacional que viven de nuestro esfuerzo y de otros pueblos originarios oprimidos y del pueblo argentino empobrecido y del pueblo chileno empobrecido, y no me arrepiento, y no me avergüenzo, porque no soy un ladrón de guantes blancos, porque a mí nadie me va a intimidar, ni un funcionario penitenciario, ni un juez, ni un presidente. Nunca me van a ver de rodillas frente a ustedes, ni a mí, ni a ninguna de mi gente. A nosotros no nos van a ver de rodillas. Si quieren terminar con nuestra lucha, tendrán que fusilarnos. Si quieren terminar con esta voz rebelde, revolucionaria, con el Movimiento Mapuche Autónomo del Puelmapu (MAP), si quieren terminar con la lucha, incluso, de gente con la que hoy tenemos diferencias políticas, que son públicas, como la gente de Lafken Winkul Mapu pero si quieren terminar con esa rebeldía, con la rebeldía de Cushamen, con la rebeldía del territorio Mapuche, van a tener que fusilarnos, porque nosotros no vamos a parar.

Pueden torturarnos, pueden extraditarnos, pero no nos van a frenar. Nunca me callé ni me voy a callar. No me intimidan. No me intimidan las esposas. No me intimidan los golpes de la policía. No me intimidan los tiros. Yo me he enfrentado a las Fuerzas Armadas. ¿Piensan que les tengo miedo? No les tengo miedo. Y ojalá que el próximo enfrentamiento la bala venga acá, a la cabeza, para que no me tenga que aguantar de vuelta otra vez en los Tribunales. Miedo jamás les tuve porque yo crecí apaleado por la policía. Yo crecí en medio de la violencia intrafamiliar. Yo crecí en del hambre, en la pobreza, en la explotación. Nosotros crecimos trabajando. Con el sudor de nuestra gente nos ganamos el pan. Y después tenemos que escuchar a todos esos viejos burgueses, a todos esos viejos de plata, hablando de que nuestra gente es planera, de que nuestra gente es vaga. Los vagos son los poderosos. Los vagos son los ricos. Los vagos están en el Poder Judicial, en el poder político, en el poder económico que manejan las agendas de América Latina y de este país en particular, que además, y lo repito y lo voy a seguir repitiendo, son corruptos.

Hace pocos días veía a una jueza amenazando de muerte a un albañil, porque el albañil le pedía que le paguen. Entonces, ¿en quién podemos confiar? Si sabemos que todos ustedes están entongados con las mafias, si el público conocimiento que más de un juez federal está metido en el narcotráfico y vienen a perseguirnos a nosotros por pelear un pedazo de tierra, cuando son socios, son socios del narcotráfico, y no detienen a las guerrillas responsables del narcotráfico. Los Monos y todas esas bandas, aliados con los sojeros, se pasean por el país y se instalan en ciudades como en Bariloche, y ustedes no hacen nada. Además, son cómplices de la trata de Blancas, y no hacen nada.

A Joe Lewis, el que tiene el Lago Escondido, al que ningún juez se anima a ir y cortarle el candado, por más que hayan resoluciones judiciales favorables para la población, no se animan, porque con nosotros son machos, con nosotros son valientes, pero con los que tienen que ser valientes son cobardes, porque son socios de ellos.

Cada vez que ustedes nos quieren silenciar nos hacen más fuertes

En el fondo ustedes son títeres, son marionetas del verdadero poder. Ustedes no son mis enemigos tampoco. No es usted mi enemigo, ni su secretario, ni el fiscal, ni los penitenciarios, ni la policía, ni la gendarmería. Son solo títeres. Son marionetas del verdadero poder, del nuevo orden mundial, de aquellos que pretenden instaurar dictaduras sostenidas de una manera nueva, nuevas dictaduras, nuevas formas de dominación del hombre por el hombre. Pero aunque no sean nuestros enemigos, ustedes son los que ejecutan las órdenes, porque ustedes las firman. Y ellos, los otros perros falderos, son los que las ejecutan. Por eso hicieron lo que hicieron con el compañero Santiago Maldonado, y eso les va a pesar en la conciencia siempre. Y sepan que siempre va a haber gente que los va a salir a combatir y a repudiar.

Y alguna vez surgirá un valiente con buena puntería que va a poder vengar la muerte de nuestros caídos. Lo eso lo tienen que saber Pintos, aquel prefecto que cumplió sus órdenes y mató a mi Peñi Nahuel. Lo tienen que saber todos esos prefectos que capturaron a mi hermano y que buscaron meterles en cana, buscaron meterle en cana a Peñis como el honorable Lautaro González. Igual que mi hermano, igual que yo, igual que mi familia y mi primo y mi vecino. Nosotros somos la resistencia mapuche. Nosotros, los pobres paisanos. Nosotros, los brutitos. Nosotros, no les tenemos miedo, ninguno de nosotros tiene miedo. Mi gente no tiene miedo, las mujeres, los hombres, los niños. Podremos tener diferencias políticas porque somos un movimiento político que va a seguir creciendo.

Argentina y Chile tienen sus movimientos políticos, tienen sus diferencias, la misma derecha, que gobierna en todos los países, tiene sus diferencias políticas, ¿por qué no las podemos tener nosotros? Pero hay una decisión que hemos tomado y que no tiene vuelta atrás, que es la liberación de la nación Mapuche. Nunca se olviden de eso, aquí ustedes son una fuerza de ocupación, esta no es su tierra, esta es nuestra tierra, esta es la tierra de mis abuelos y de mis abuelas y de mis tatarabuelos, por más que yo sea mestizo, el 90% de mis antepasados son de esta tierra, porque además si somos mestizos  es porque hubo gente, no toda la gente blanca fue como los que hoy gobiernan, algunos se integraron, vivieron con otras comunidades y no nos robaron, pero la inmensa mayoría de los que gobiernan este país y estas provincias son la peor basura que puede pisar la humanidad, son explotadores, son corruptos y son mafiosos, pero nosotros estamos enfrentándolos y lo vamos a seguir enfrentando.

Somos una fuerza de liberación nacional que va a seguir creciendo. A nosotros no nos dan miedo las balas, no nos da miedo la muerte, ya lo dije, no nos da miedo la tortura ni la cárcel. Yo le pongo el pecho a las balas y le pongo el pecho a las palabras, si quieren hacer otra causa por mi declaración y como ya más de una vez me lo hicieron, háganmelo, no les tengo miedo. ¿Por qué tengo que tener miedo a expresar mis ideas? ¿Dónde queda la libertad de expresión? ¿Cuál es el problema de que haya decidido, como muchos otros, dejar de ser explotados, dejar de ser manipulados, estudiar por nuestros propios medios, entender las políticas, la organización sociopolítica, la economía, la sociedad, ¿Cuál es el pecado? ¿Cuál es el pecado de pensar? ¿Cuál es el pecado de revelarse y decir: ‘no quiero que me explotes más’, ‘yo no quiero ser un explotado como mis papás y mis abuelos’.

Ver a mis hermanos, ver a funcionarios de las fuerzas armadas, no me causa tanta rabia, me causa dolor, me causa tristeza que gente que venga en las mismas condiciones sociales que nosotros esté defendiendo intereses de los grandes capitalistas que los mandan a enfrentarse con sus propios pueblos. Que no sean capaces, cuando son conscientes de que no tienen que disparar un arma contra gente que reclama derechos justos, las disparan igual. Me da tanta rabia, por un lado, pero más tristeza me da, que nos estén deshumanizando, que nos estén sacando el derecho de ser humanos y de seguir siendo lo que nosotros fuimos.

Yo tengo formación político-militar. Tengo formación político-filosófica. Pero la principal formación que tengo es la formación de mis antepasados, de mis abuelos. Sus valores, su kimún, su conocimiento, su cultura. Y la historia que nos regaló. Esa historia es la que también me tiene miedo.

A mí no me van a amansar. A mí no me van a domar. Así que hagan lo que quieran porque yo sé que este juicio está preparado de antemano. Se lo dije cuando nos reencontramos por videollamada. Y le soy bien sincero, les hablo como persona. Mirándolo a los ojos. Como hombre que soy, como hombre mapuche. Yo tengo dignidad, yo no me doblego. Yo no me vendo por un pedazo de tierra, como muchos se han vendido. Ni me vendo por impunidad, por libertad. Yo no voy a negociar. Que otros lo hagan. Yo ni siquiera les voy a firmar un abreviado en este momento. Yo prefiero mi dignidad. La dignidad del combatiente, del revolucionario. Como dijo el Che Guevara al hombre que lo iba a visitar. Mírame a los ojos porque vas a matar a un hombre. Acá pasa lo mismo. A mí mírenme a los ojos porque acá están persiguiendo a un hombre. Que siempre va a mantener la dignidad de sus antepasados y sus mayores. Porque a ellos les debemos la honra de la vida, esta cultura hermosa. Esta cultura preciosa, la Mapuche.

Cada vez que ustedes nos quieren silenciar nos hacen más fuertes, cada vez que ustedes nos quieren callar vamos a gritar más fuerte y si no puedo gritar yo, mi hermano, mi vecino.

Escuchaba algo que decía la defensa. ¿Quién lo obliga a salir del derecho al señor juez? Pero si todos sabemos quién lo obliga. Todos sabemos quién lo obliga a los jueces, a los fiscales y a las policías a salirse del derecho. Es el poder político y económico. O porque son funcionales, o porque son ambiciosos, o porque tienen miedo. Pero todos sabemos que aquí no hay justicia que no sea política. La aplicación de la justicia en este país está totalmente dominada por los intereses del poder.

Quiero a mis hermanos, a mis hermanas, que no baje esta lucha. Que no crean en la justicia de los huincas. Que no crean en sus mesas de diálogo porque son mentiras porque le están dando migajas. Porque todo está destinado a nuestra tierra. Pero lo que tenemos que creer nosotros, en nuestra propia fuerza, en nuestros antepasados, en nuestras comunidades, en nuestra organización, en nuestra palabra. Lo que nosotros tenemos que creer es en nosotros mismos. Porque eso es lo que nos hicieron olvidar. Nos golpearon la autoestima. Nos dijeron tanto que éramos unos brutos. Nos dijeron tanto que solamente servíamos para servirles a ellos, que nos olvidamos igual de ser lo que realmente somos. Un pueblo digno y guerrero.

Revista Cítrica

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/07/28/nacion-mapuche-facundo-jones-huala-este-es-un-poder-judicial-asesino/

Qué Abya Yala

En situación de acelerada e intensificada destrucción de la milenaria coevolución en diversidad entre culturas y naturalezas desde los orígenes del poblamiento continental. 

Historia y presente/ Ofensiva del sistema mundo capitalista / Alternativas emancipatorias

Historia y presente

Diversidad Cultural Abya Yala nos aclara:

ABYA YALA

Es la denominación indígena con que se conoce al continente que hoy se nombra América, que literalmente significaría “tierra en plena madurez, tierra floreciente o tierra de sangre vital”.

Dicho nombre le fue dado al continente por el Pueblo Guna (o Kuna, también conocidos como dules), que habita la actual Panamá y Colombia, desde antes del “descubrimiento” de Cristóbal Colón y la invasión de los europeos.

El nombre es aceptado hoy ampliamente por varias de las actuales naciones indígenas como el nombre oficial del continente ancestral en oposición al nombre extranjero América. Diversas naciones originarias también le dieron cada una otros nombres distintos al continente en sus idiomas propios de acuerdo con sus cosmovisiones culturales específicas respecto al concepto de continente o de gran territorio, como ser Mayab en el caso de los Mayas de la actual península de Yucatán, visiones propias que no se identifican con la idea ibérica impuesta al continente.

Desde 1992, quinto centenario de la invasión, colonización y saqueo, los pueblos indígenas prefieren usar ABYA YALA, un término que fue sugerido por el líder aimara boliviano, Takir Mamani, declarando que «Colocar nombres foráneos a nuestras villas, ciudades y continente es equivalente a someter nuestra identidad a la voluntad de nuestros invasores y sus herederos». Actualmente, en diferentes organizaciones, comunidades e instituciones indígenas y/o representantes de ellas de todo el continente prefieren el uso del término para referirse al territorio continental.

Este nombre es asumido como una posición ideológica por quienes lo usan, argumentando que el nombre «América» o la expresión «Nuevo Mundo» serían propios de los colonizadores europeos y no de los pueblos originarios del continente. Lo mismo sucede para el término “Latinoamérica” por ser doblemente eurocéntrico y colonial: por un lado evoca la impresión de que el continente tuviera un origen o identidad “latina-romana” (en el sentido de las lenguas “románicas”: castellano y portugués), por el otro y con características similares existe el término “América” en el que el navegante genovés Américo Vespuccio pretendió eternizarse.

El uso de la denominación o el término Abya Yala en lugar de Nuevo Mundo, América o Latinoamérica, ya sea por indígenas o no indígenas, implica o indicaría también el apoyo a la lucha por el cumplimiento de los derechos y la reparación histórica a los pueblos originarios de todo el continente, la puesta en valor de su identidad ancestral actual y el respeto a nuestras raíces milenarias.

#AbyaYala #PueblosIndigenas #PueblosOriginarios #DiversidadCultural #america #americalatina #latinoamerica #indigenas #historia #NuevoMundo #descolonizacion

Estamos sumidos en una inflexión histórica como país, como continente y como mundo. El sistema capitalista local e imperialista maximiza el acaparamiento de tierras y de los otros bienes comunes (naturales y sociales). Lo hace bajo gestión de gobiernos de las derechas explícitas y de los denominados progresistas. Recurre, como en Chiapas a una diversificación y opacidad de grupos armados que utilizan la violencia para el control social, político, económico y territorial, marcada por la continuidad de una estrategia contrainsurgente, así como una impunidad fomentada por actores estatales que abona al despojo, la explotación y la marginación social”.

Comprobemos por qué:

Chiapas, un desastre

10 de julio de 2023

Por Gilberto López y Rivas | La Jornada

El prestigiado Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), fundado en 1989 por el obispo Samuel Ruiz García, publicó en marzo de este año, un impactante libro sobre un tema muy relevante en el acontecer nacional que significativamente tituló: Chiapas, un desastre. Entre la violencia criminal y la complicidad del Estado (Creative Commons). Guiado por el sentido más profundo de la paz, donde arde el fuego de la vida, el siempre eficiente y comprometido equipo del Frayba presenta un informe detallado y sustentado que considera una radiografía de la situación actual, con énfasis en el estado de Chiapas, y una temporalidad que va de 2020 a 2022 (Informe Frayba: Chiapas un desastre).

El texto parte de la hipótesis, sin duda comprobada, de que en un entorno nacional de militarización –profundizado por un gobierno neodesarrollista y autoritario que apuesta a la continuidad de la guerra que beneficia a los poderes fácticos de México, al ascenso de la violencia generalizada y el aumento de la crisis de derechos humanos–, en el estado sureño se encuentra una diversificación y opacidad de grupos armados que utilizan la violencia para el control social, político, económico y territorial, marcada por la continuidad de una estrategia contrainsurgente, así como una impunidad fomentada por actores estatales que abona al despojo, la explotación y la marginación social.

El documento destaca este hecho que el entorno nacional e internacional de apoyo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional y al Congreso Nacional Indígena ha venido denunciando reiteradamente: de agresiones y hostigamientos armados contra las comunidades zapatistas por estas organizaciones corporativistas alineadas con el Estado, que entran en disputa abierta de la tierra recuperada desde 1994. Se analiza a profundidad la fragmentación y reconfiguración territorial a partir del proyecto, columna vertebral de la actual administración federal, Sembrando Vida, cosechando muerte. Se confirma que el desplazamiento forzado interno es de los fenómenos con mayor agudización estatal, con formas de violencia que involucran patrones de acción local y cotidiana vinculados al control territorial, por estos grupos armados y sectores de la política regional que los dirigen y respaldan.

El informe plantea que la crisis pandémica hizo más notorio y profundizó el racismo estructural y la discriminación, al evidenciar la marginación, los altos índices de pobreza, la precariedad y la falta de acceso a servicios sanitarios básicos, que dieron lugar, incluso, a un llamado de Naciones Unidas a tomar medidas en lo referente a la incidencia del covid-19 en pueblos originarios.

Estas realidades inducen a profundizar la labor de las personas defensoras de derechos humanos, tierra y territorio, así como periodistas y comunicadores, lo que trae consigo un aumento de las agresiones, que el Frayba considera fenómeno constante y sistemático para silenciar las voces de denuncia, con actos como amenazas e intimidaciones, entre otros, y campañas de desprestigio. En la mayoría de los casos los perpetradores no son identificados, investigados, ni mucho menos castigados, por lo que “la impunidad continua en este gobierno de la Cuarta Transformación, y tomando en cuenta que México es uno de los países con más asesinatos de defensores y periodistas, y con un mayor grado de impunidad en esos crímenes.

Cardinal en el análisis del Frayba es constatar las implicaciones de la remilitarización y los impactos de la contrainsurgencia en Chiapas, a partir de la ocupación territorial por las fuerzas armadas, que ha dado como resultado la instalación de 126 campamentos militares, la implementación de miles de operativos y la imposición continuada de un estado de sitio de facto, todo ello con base en una estrategia de guerra integral de desgaste que ha permanecido a lo largo del tiempo y mantenida por los gobiernos en turno, respondiendo a la lógica del enemigo interno y a la dinámica de la doctrina militar estadunidense, en la que el control poblacional es uno de sus pilares fundamentales. Las tendencias de la remilitarización apuntan también a la comprobada continuidad del espionaje por los militares en territorios de Chiapas, conforme a la información de las “Sedena leaks”.

Para el Frayba, la militarización se ha complejizado con la presencia de corporaciones criminales que van generando, con la complicidad de los gobiernos, una espiral de violencia con impactos que, hasta el momento, han cimbrado al país en un contexto adverso y de terror hacia los pueblos y las comunidades, circunstancias que han empeorado y se han ampliado en los territorios de Chiapas en los últimos cuatro años.

Es de esperar que esta investigación no sea invisibilizada y mucho menos estigmatizada por el negacionismo oficialista, y, por el contrario, se tome en cuenta para actuar en consecuencia.

Fuente: https://rebelion.org/chiapas-un-desastre/

  Ofensiva del sistema mundo capitalista

Advirtamos qué otras metodologías, además de la militarización y el narcotráfico, adopta el sistema mundo en esta nueva fase de dominación:

Capitalismo por emaciación

8 de julio de 2023

Por Juan Cuvi| Rebelión

Debo a Érika Arteaga, médica salubrista, la utilización del término emaciación para tratar de entender las formas que asume el capitalismo global en esta nueva fase de dominación. El concepto, de origen médico, se refiere al proceso de debilitamiento de un organismo a causa de deficiencias intrínsecas agravadas por factores externos. Un niño mal alimentado, que se ve afectado por una enfermedad infecciosa, ingresa en una espiral de pérdida de peso y energía que puede terminar en su muerte.

En el caso de los países o de las sociedades empobrecidas ocurre algo similar. A las deficiencias estructurales como la pobreza y la exclusión, el capitalismo añade factores como la depredación ambiental, la comercialización de la vida, la alienación consumista o la violencia criminal que terminan por debilitar aún más los tejidos sociales comunitarios. Esto es particularmente visible en el mundo indígena.

Hoy asistimos a una forma de capitalismo que se asemeja a un agente infeccioso: permea sutilmente las estructuras sociales, económicas y culturales de nuestra sociedad. Su nueva estrategia de expansión establece como condición previa el ablandamiento de la resistencia social. Ya no caben invasiones, guerras indirectas, golpes de Estado sangrientos, asesinatos selectivos de líderes políticos ni campañas de fanatización ideológica. Ahora toca edulcorar el brebaje. La mimetización es la clave: en América Latina el capitalismo transnacional se enfundó el disfraz del progresismo.

            El concepto de emaciación puede ser más pertinente que el de desposesión para entender los mecanismos de control que ejerce el capitalismo sobre la sociedad. No solo sobre los territorios. Es más fácil apropiarse de los recursos frente a un cuerpo social vulnerable o fragmentado que frente a uno que se resiste.

            Casos hay varios. En las últimas dos décadas la apropiación de la riqueza por parte de las grandes corporaciones internacionales, así como de los grupos monopólicos internos, operó con mayor eficacia en países como el Ecuador que en países con gobiernos abiertamente neoliberales o de derecha. Aquí, los conflictos sociales fueron hábilmente neutralizados. No desaparecieron, es cierto, pero jamás alcanzaron la misma dimensión que en el Perú, por citar un ejemplo cercano. En ese país la imposición de la minería en determinadas zonas se saldó con decenas de muertos.

No obstante, hay que admitir que al final, y en ambos escenarios, los resultados terminan siendo similares: los procesos de acumulación capitalista están garantizados. La diferencia radica en que en nuestro país la expoliación de recursos naturales se dio con la venia de grupos supuestamente de izquierda y de organizaciones sociales cooptadas por el gobierno. Todo adobado con la muletilla de la soberanía nacional y la lucha contra el imperialismo.

Fuente: https://rebelion.org/capitalismo-por-emaciacion/

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Dos aspectos de la destrucción de la Amazonía

10 de julio de 2023

Por Rómulo Pardo Silva| Rebelión

Los medioambientes terrestres de todos los continentes han sufrido por siglos el ataque por lucro de los grandes propietarios.

Esa conducta parece haber llegado al límite.

Un caso es el la Amazonía que destruyen en Brasil, Perú, Bolivia, Colombia…

En Brasil la Unión Europea se ha centrado en apuntar a la responsabilidad de los latifundistas internos. Sin embargo empresarios europeos son parte importante de los incendios y los atropellos a los pueblos en el territorio.

En el negocio amazónico participan inversores mundiales como Morgan Stanley, Vanguard, BlackRock, Deutsche Bank, Banco Santander, BNP Paribas, HSBC.

Tres fondos de inversión europeos contribuyen al funcionamiento de las sociedades inmobiliarias en la región del Cerrado: el fondo de pensiones alemán Ärzteversorgung Westfalen-Lippe, el neerlandés Algemeen Burgerlijk Pensioenfonds y el sueco Andra AP-fonden.

Un estudio de la ONG Amazon Watch revela que Citigroup, JPMorgan Chase, Goldman Sachs, HSBC y BlackRock han financiado empresas involucradas en la explotación de petróleo en la Amazonía occidental.

Se trata de obtener ganancias.

El segundo aspecto es la necesidad intrínseca al modelo capitalista de destruir para funcionar.

La amenaza a la Amazonía y el Cercado brasileños es la búsqueda de determinados productos: carne, soja, madera, metales, petróleo.

Empresas francesas y noruegas extraen minerales. Destinos de la soja son Países Bajos, España, Francia, Alemania. El principal consumidor de carne amazónica es China seguida por los países de la Unión Europea, también la importan Egipto, Emiratos Árabes Unidos. Rusia, Chile. Contenedores con 2400 metros cúbicos de madera se dirigían a Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Holanda, Portugal y Reino Unido.

¿Por qué en países los aceptan proviniendo de destrucción medioambiental? 

¿Hay otros lugares para obtenerlos sin hacer daños?

Las actividades de los empresarios en busca de ganancias sin un proyecto de sostenibilidad han formado un modelo de población y consumo que excede los recursos alimenticios, mineros, energéticos, marchando hacia una crisis inevitable.

Si no destruyen bosques faltará alimento.

Más carne, soya, madera exigen incendiar medioambientes irremplazables.

El modelo y el poder tendrán que ser otro.

Fuente: https://rebelion.org/dos-aspectos-de-la-destruccion-de-la-amazonia-2/

 Alternativas emancipatorias

Comprobamos en el presente que las comunidades indígenas siguen insistiendo en conseguir que el Estado reconozca territorios y derechos. Pero hoy más que nunca son exigencias inviables en el capitalismo.

Valoremos qué subraya Edgars Martínez Navarrete (Rebelión 8/09/2020) en “De la lucha territorial a la lucha por la libertad. La prisión política Mapuche como mecanismo contrainsurgente”

(…) El weichan, la construcción del enemigo interno y la contrainsurgencia

Durante la década del ‘90, la emergencia del movimiento mapuche, en general, y su línea autonomista, en particular, pusieron en crisis por primera vez el carácter monocultural que el Estado – Nación chileno reprodujo a lo largo de su historia moderna. El prolongado tiempo de la chilenización criolla, impuesta a sangre, fuego y ley, y cristalizada con la frase de Augusto Pinochet “ya no existen mapuches, porque todos somos chilenos” fue rotundamente cuestionada por un pueblo dispuesto a transformar su realidad. Las viciadas promesas culturales del gobierno no pudieron contener la autodeterminación mapuche en la vuelta de siglo.

Las recuperaciones territoriales tomaron fuerza, proliferaron las organizaciones políticas y el weichan, tradición histórica del antagonismo mapuche, se convirtió en la praxis de los sectores que comenzaron a desconfiar de la institucionalidad neoliberal. La zona lavkenche cobijó a las primeras manifestaciones de insubordinación colectiva de este periodo: parió a la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y, con esta, todo un legado de rebeldía que se ramificó hasta la actualidad. Los procesos de reivindicación territorial en el Valle de Elikura, por ejemplo, son producto de toda una generación lavkenche criada y formada en este ciclo de insurrección.

En este contexto, viendo amenazados sus intereses en pleno ascenso del “milagro chileno”, las clases dominantes reacomodaron sus estructuras de poder para hacer frente al resurgimiento de un nuevo “enemigo interno”. El Mapuche en lucha pasó a ocupar el lugar predilecto del terrorista racializado. La criminalización pareció ser la vía más efectiva para hacer frente a esta amenaza “innovadora”. Así, se inaugura lo que podríamos caracterizar como un nuevo ciclo de “Conflicto de Baja Intensidad”, es decir, un escenario de contrainsurgencia basado en mecanismos pasivos y coercitivos de sometimiento, cooptación, explotación y persecución a los enemigos del modelo.

Un conflicto de baja intensidad que encubre una arremetida contrainsurgente y neocolonial sobre el pueblo Mapuche en weichan y que se desarrolla en tres niveles interconectados. En primer lugar, a través de una amplia maquinaria creada por los sectores de poder para arrinconar la resistencia, posibilitando la acumulación por desposesión y la reproducción ampliada de capital. A nivel continental esto se plasma en la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y el Tratado Transpacífico (TPP-11),  entre otras. Y a nivel nacional, en el Plan Araucanía, en los intentos de modificación de la Ley Indígena y en el proyecto de Modernización y Ampliación de la Planta Arauco (MAPA). Estas iniciativas económico-políticas tienen tres objetivos: la apertura definitiva del Wallmapu a las corporaciones transnacionales, el saqueo y la expoliación de los recursos naturales y el sometimiento de la protesta territorial. En definitiva: la subsunción real de la naturaleza, las tramas espirituales y las capacidades políticas de la resistencia mapuche ante el capital.

No obstante, si bien la lógica coercitiva de estos planes proviene de una matriz transnacional movilizada por los intereses del imperialismo contemporáneo, su capacidad operativa reside en el despliegue de una multiplicidad de pivotes nacionales encargados de afirmar la doctrina chilena de “seguridad nacional” contra este nuevo “enemigo interno”. En este segundo nivel se encuentran los numerosos planes de persecución y criminalización que ha impulsado el Estado durante las dos últimas décadas para debilitar al movimiento Mapuche autonomista y acusarlo de “terrorismo”. La “Operación Paciencia” (2002 – 2004) dirigida a desarticular a la CAM, la irrisoria “Operación Huracán” articulada mediáticamente para “descabezar” a Weichan Auka Mapu y nuevamente a la CAM y la Operación Andes (2017), parte de la anterior, con la cual se pretendía vincular a las organizaciones del weichan Mapuche con el tráfico de armas y con estructuras político-militares de diversos territorios. Estos son sólo algunos de los planes conocidos de este nivel de contrainsurgencia.

La construcción de la figura del terrorismo como estrategia de los terratenientes

Pero la “lucha contra el terrorismo” es también la finalidad obstinada de los terratenientes, empresarios forestales y gremios de agricultores de la ultraderecha regional que hoy habitan el Wallmapu. Los herederos del settler colonialism, colonialismo de colonos o de asentamiento, beneficiados por el despojo territorial, el desplazamiento y la subordinación racial del Mapuche, persisten en justificar su presencia histórica, sus propiedades y sus inversiones bajo la defensa de una presunta supremacía blanca nacionalista asociada a una especie de Estado de derecho. Para esto, además de construir la idea del “mapuche terrorista”, se han organizado en grupos de autodefensa paramilitar que amenazan con recrudecer la violencia engendrada por ellos mismos y sus antepasados.

Específicamente para el Lavkenmapu, y para el Valle de Elikura, este plano de la contrainsurgencia se evidencia en la sistematización de datos que sacó a la luz el medio de prensa Mapuche Aukin bajo el titular “El nuevo plan represivo para la franja lavkenche”. En este documento se sintetizan las medidas que el gobierno, en diálogo con los “principales” sectores productivos de la zona, destinarían al sur de la provincia de Arauco con el fin de mitigar los índices de “violencia rural”, categoría mediática a través de la cual se hace referencia a la resistencia lavkenche. La creación de nuevas subcomisarías, la llegada de 100 efectivos a la zona, la presencia permanente de retenes policiales, el arribo de 16 carros blindados todo terreno, un helicóptero y la donación de drones de última generación serían solo una parte del plan represivo con el que se perseguirá a los lov y comunidades que defienden el Lavkenmapu.

El nivel más específico de este conflicto de baja intensidad está relacionado con la prisión política Mapuche. No es un secreto que las cárceles de América Latina tienen color, como señala la antropóloga Rita Segato (2007). Pero no es tan solo eso: la judicialización de la protesta indígena también tiene color. Durante las últimas tres décadas, en Chile se ha sometido de forma sistemática a militantes, dirigentes y autoridades culturales del pueblo Mapuche a largos procesos judiciales que generalmente concluyen en absoluciones o sobreseimientos por falta de pruebas.

Sin embargo, estas causas, famosas por sus inconsistencias técnicas y sus vacíos legales, no tienen necesariamente la finalidad de condenar. Más bien, se busca neutralizar a los combatientes Mapuche, fatigar el movimiento de resistencia y forzarlo a disputar la agenda del gobierno.

Por lo anterior, podemos observar que la prisión política, si bien genera cohesión y ciertos niveles de aglutinamiento socio-comunitario inclusive entre sectores orgánicamente disímiles, presiona al movimiento de apoyo a concentrarse en objetivos inmediatos, descuidando generalmente los fines estratégicos. En este contexto, la liberación de los presos o el mejoramiento de sus condiciones carcelarias pasan a ser, con toda razón, prioridades indiscutibles. Quienes reditúan políticamente de tal situación son las clases dominantes al “mantener” los niveles de insubordinación Mapuche atomizados a un objetivo, aparentemente efímero, pero que requiere del despliegue de un amplio repertorio de alianzas, negociaciones y prácticas contestatarias. A su vez, las acciones en apoyo a los presos políticos y, particularmente, en torno a las huelgas de hambre son procesos emocional y materialmente desgastantes para un movimiento que no se caracteriza por tener extensas redes de solidaridad más allá del Wallmapu o recursos en abundancia.

No obstante, existen momentos de ruptura en los que el movimiento Mapuche marca el ritmo de la agenda y obliga al gobierno a negociar, tal como ha ocurrido durante las últimas semanas donde se han incrementado las acciones de sabotaje, las ocupaciones de espacios públicos y otras medidas de presión que han doblegado la indiferencia gubernamental.

La crueldad como dispositivo biopolítico contrainsurgente

Fuente: https://rebelion.org/la-prision-politica-mapuche-como-mecanismo-contrainsurgente/

Adquiramos conciencia sobre los 40 años de garantizar la expansión acelerada e intensificada de la criminalidad tanto de lesa humanidad como de lesa naturaleza. Y esforcémonos por generalizar esa toma de partido por poner fin a esta democracia representativa del oficializado como poder real, que lo es por usurpación constitucional de la capacidad de autodeterminación de los pueblos de Argentina.

Nación Mapuche.
Gremial de Abogados y Abogadas de la Argentina: “las leyes de la explotación, la miseria y el saqueo serán aplicadas siempre en contra de quienes luchan”

Resumen Latinoamericano, 30 de julio de 2023

Gremial de Abogados y Abogadas de la Argentina

La dura pelea palmo a palmo en una causa completamente arreglada de antemano.

Un juicio armado para que no durara más de una hora.
En el vídeo se puede apreciar la ofensiva de la Defensa de la Gremial de Abogados y Abogadas desde el primer minuto.
La desidia de un Fiscal absolutamente pasivo, sabiendo que no tenía que esforzarse mucho ni conocer la causa y menos el Derecho.
Y de un Tribunal que siguió la misma línea desde el inicio del proceso de Extradición.

El vídeo está completo y contiene la intervención de la Gremial como la de Facundo en sus palabras finales.

Este juicio demuestra varias cosas que la Gremial (casi siempre en soledad) plantea una y otra vez.
Que las leyes de la explotación, la miseria y el saqueo serán aplicadas siempre en contra de quienes luchan.
Que creer en leyes injustas es una ingenuidad.
Que pedirles justicia a los injustos es ingenuo y contradictorio.
Una cosa es conocer las leyes cómo hacemos los abogados de la Gremial y otra es creer en ellas.

Y por último están los funcionarios judiciales.
No hay Jueces y fiscales “buenos” o “progresistas” o “garantistas” . No hay justicia justa o legítima. Simplemente hay jueces y fiscales que aplicarán las leyes de la explotación de los poderosos.


Fiscales como el de este juicio que son admirados y reconocidos por su participación en causas de Lesa Humanidad, a la hora de la intervención real en causas reales como las de persecución política jamás dudan ni titubean.

En estos casos, como se aprecia acá con claridad, ni siquiera admiten cumplir con sus propias leyes o constituciones.


Este juicio contra Facundo Jones Huala puede ser un gran ejemplo para saber dónde pararse.

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/07/30/nacion-mapuche-gremial-de-abogados-y-abogadas-de-la-argentina-las-leyes-de-la-explotacion-la-miseria-y-el-saqueo-seran-aplicadas-siempre-en-contra-de-quienes-luchan/

Atendamos a una alternativa emancipatoria:

Recrear la comun-idad del pan; el desafío geológico-político para una nueva Era

Horacio Machado Aráoz en el prólogo de «Teoría política de la comida», de Leonardo Rossi escribe:

«Este texto nos invita a pensar que, si aprender a compartir el pan fue clave para construirnos biológica y políticamente como especie, desaprender por completo esa práctica fundacional sería, con toda certeza, una vía ruin hacia nuestra propia extinción. La degradación de las prácticas de comensalidad, de nuestros modos contemporáneos –hegemónicos- de producir y consumir los alimentos, es la degradación misma de nuestros cuerpos, de nuestros suelos y nuestros cielos».

“Al evaluar nuestra situación actual, sostengo que ya hemos dado por terminada la Era Cenozoica de los sistemas geobiológicos del planeta. Sesenta y cinco millones de años de desarrollo de la vida han terminado. La extinción está teniendo lugar en todos los sistemas de vida a una escala sin precedentes desde la fase terminal de la Era Mesozoica.

La renovación de la vida en un contexto creativo requiere que se produzca un nuevo período biológico, un período en el que los seres humanos habiten la Tierra de forma mutuamente enriquecedora. Este nuevo modo de ser del planeta lo describo como la Era Ecozoica…

Para que esto surja hay condiciones especiales requeridas por parte del humano, ya que, aunque esta Era no puede ser un período de vida antropocéntrico, puede nacer sólo bajo ciertas condiciones que conciernen dominantemente a la comprensión, elección y acción humanas. (…)

La primera condición es comprender que el universo es una comunión de sujetos, no una colección de objetos.” (Thomas Berry, La Era Ecozoica, 1991).

El maravilloso misterio de la vida se nos presenta a diario, en los actos aparentemente más simples y casi que rutinarios. Su complejidad incomprensible, inabarcable y su deslumbrante potencial de goce, de disfrute de sus exquisitos sabores, se nos brinda –a la vez como posibilidad y necesidad- a cada rato, varias veces al día, cotidianamente, desde que nacemos hasta que morimos, en el mero acto (de preparar la comida y)[1] de comer. Acto que condensa la profunda hendidura geológica y la avezada aventura política que nos hizo como especie.

Alimentarnos es conectarnos al mundo; integrarnos a la comunidad de vida. La vida como unidad-en-común se nos revela, se nos manifiesta y se nos materializa en el cotidiano acto de comer. Como acto vital, comer es (aprender a) hacernos parte y partícipes de la compleja trama universal de elementos, seres y procesos a través de los cuales se nos con-vida la energía cósmica que nos constituye, nos anima y nos sostiene en cuanto organismos específicos; en cuanto especie material y espiritualmente ligada a la totalidad espacio-temporal que conforma la biodiversidad terráquea.

Comer es comulgar: un acto eminentemente político y religioso, sacramental, por el cual nos unimos a la existencia como la totalidad compartida que nos contiene; es abrirnos y hacernos parte de la mil-milenaria danza de elementos fundamentales que conforman la partitura histórica de la vida terráquea. Integrarnos como un miembro más, misteriosamente convidados a la comunidad biótica-geológica de seres que participan del fluir hidro-mineralógico de la vida. En cada comida, la vida se nos brinda como don comunal. En cada bocado, la energía cósmica nos atraviesa, nos enhebra y nos (re)liga al tejido orgánico –inseparablemente material y espiritual- vibrante y sintiente de Gea, ésta, nuestra Tierra; nuestra Casa-Común; nuestro planeta-útero y cobijo, el único cuerpo celeste con semejante atributo: el de ser un planeta vivo, capaz de gestar y contener una Gran Comunidad de comunidades con-vivientes.

Porque la Tierra es eso: nuestra Gran Ecúmene, la vasta comunidad transgeneracional y transespecífica que la habita. Y los seres humanos no somos sino apenas unos de sus más recientes habitantes. Miles y millones de años, de entidades y de especies nos precedieron y, en distinto grado, nos conformaron; crearon las pre-condiciones para nuestra emergencia específica. Y cuando esas ciertas precondiciones básicas estuvieron prestas, la irrupción de un evento aleatorio estructural (propio de su devenir, una contingencia climática), puso a ciertos grupos de mamíferos primates ante el escenario desafiante de una novel sabana africana, confrontándolos a atravesar el portal geohistórico de la hominización. Así nacimos como especie.

Y efectivamente, nos empezamos a hacer humanos en tanto y en cuanto empezamos a aprender a procurar y preparar nuestra propia comida. Al cocinar, se fue “cocinando” también la especie Homo. Las condiciones biológicas y los requerimientos somáticos se fueron entrelazando simpoiéticamente con colaboraciones de otras especies vecinas y compañeras (Haraway, 2019). Junto a ellas, también fueron co-emergiendo aprendizajes específicos; en el arte de co-habitar, fuimos desarrollando nuestras propias habilidades socioculturales.

En principio, nuestras ‘dis’-capacidades homínidas fueron un factor decisivo, determinante para el desarrollo de nuestras facultades específicas. Para poder comer (y, por tanto, subsistir) debimos, antes, aprender a cooperar: a trabajar en conjunto, coordinada y colectivamente. Debimos aprender a sumar y a integrar fuerzas y habilidades en común, para poder cazar; para poder protegernos y también alimentarnos. En función de esa necesidad de coordinar esfuerzos, se fue desplegando nuestro lenguaje específico; y el desarrollo de las facultades lingüísticas y de nuestras operaciones neurológicas demandó dietas más exigentes y complejas.

Decisivamente, ese “salto alimentario” si bien requirió de otras fuentes nutricionales, sólo pudo lograrse mediante el desarrollo de una cualidad sociocultural: el aprendizaje de la reciprocidad y la comensalidad, el grado más profundo e intenso, más distintivo e intrínseco a nuestra condición. “El compartir alimentos implicaba un grado de cooperación que no existe en primates no humanos contemporáneos y que seguramente no existía entre sus ancestros, excepto en casos aislados. Se trata de un atributo que implica cooperación entre individuos y también nuevos niveles de comprensión y confianza en las motivaciones de los otros” (Patterson, 2014: 143). Se puede decir que empezamos a nacer como especies al aprender a compartir el pan; a hacernos propiamente com-pañeros de especie, a reconocernos como iguales y a tratarnos con reciprocidad, en torno al cum panis: a “comer del mismo pan”, “quienes comparten su pan con”.

Desde nuestra más temprana edad como especie hasta nuestros días, compartir la comida es la expresión más sublime de confianza y la forma más plena de la celebración y la fiesta que nos caracteriza como humanus (el sufijo “anus” indica la procedencia, la tierra de origen; y humus, es la tierra en sí). En torno al pan, las y los hijos de la Tierra se reconocen como hermana/os. El fuego que sirvió para la cocción de comidas más complejas y nutritivas, cocinó también un tipo de relaciones, de confianza y mutualidad que sería decisivo para la mera subsistencia y más allá, para una idea de “calidad de vida”, centrada en el disfrute compartido.

El proceso de hominización no fue sino el resultado emergente de la interacción metabólica, políticamente producida, entre Tierra y Trabajo (Naturaleza genérica y Naturaleza específicamente humana) principalmente orientado a la procuración del propio sustento[2]. En la procuración de la propia comida, los seres humanos han debido, primero, crear una forma de producción-en-común: la vida como producción social –en su nivel específicamente humano- se nos manifiesta como producción de comunalidad: producir una comunidad de productora/es; producir la tierra como fuente común de fertilidad y producir el pan como bien común por excelencia.

La comunidad política se construye eminentemente en torno a la producción del pan. Se define fundamentalmente por los límites (Polis) que integra a aquellos con quienes se comparte el pan. El límite es una necesidad ecológica y política, pero no separa, sino que es un requisito para sostener la común-unidad arraigada, es decir, la integración entre un pueblo y su territorio. Pues la polis no divide a priori, ni crea fronteras de guerra; sólo delimita un territorio apropiado.

Al contrario, sin límites, se corre el riesgo (en el que ya recaímos) de imaginar un mundo ilimitado, de fronteras abiertas y presuntamente infinitas para la conquista. La Polis es la creación de un territorio apropiado: un territorio para cada pueblo; un pueblo arraigado a su propio territorio. Tal como está magistralmente planteado por Tolstói en su cuento “De cuánta tierra precisa un hombre” (1886), la polis es la delimitación de aquella extensión suficiente, justa, para asegurar lo que una comunidad política/pueblo necesita para vivir y desplegar su propio modo de vida.

Desde una perspectiva de ecología política, el vínculo político es un vínculo trófico-metabólico de circuitos complejos (socioculturales y políticos, pero también materiales, hidroenergéticos y bioquímicos, multiespecíficos) entre seres humanos y suelos, aires, aguas, seres vegetales, minerales y de otras clases de animales, que com-parten y re-producen en común la fuente energética solar como sustento y bien de fondo naturalmente comunal. La irrupción de la agricultura desde entre 15.000 y 10.000 años atrás, no hizo sino diversificar, enriquecer, ampliar, profundizar y complejizar esos circuitos y esas dinámicas tróficas -hidro-energéticas.

Al aprender cada vez más el maravilloso lenguaje de la fotosíntesis y poder direccionarla en el sentido de la producción de nuevos saberes y sabores, la especie humana, esparcida en la vasta geodiversidad terráquea fue re-escribiendo la corteza y la faz entera del planeta, creando una gea-grafía ya propiamente agro-cultural.

Al reconducir la energía química creada gratuitamente por nuestras hermanas plantas hacia nuevos seres y destinos, la aventura de la vida se fue haciendo más sabrosa; la humusidad de la Tierra fue cobrando formas cada vez más precisas y asombrosas. La agricultura no es –me parece- un hito que marca los orígenes del “Antropoceno” como algunos erróneamente han planteado, sino, diría, todo lo contrario: fue otro umbral decisivo en ese proceso cosmogenésico de hominización-humanización de Gea, o –si se prefiere- de socialización de la Naturaleza.

Las agriculturas (porque nunca hubo hasta el peligroso intento moderno, prácticas agrícolas que pudieran simplificarse y uniformizarse al extremo de la homogeneidad monológica de la mismidad) fueron las formas específicamente humanas de poblar la tierra; de expandir el mundo de la vida, “la habitabilidad de la superficie del globo”, al decir de Alexander Von Humbolt al procurar dar cuenta del sentido de la geo(a)grafía. La diversidad de las dietas, de los sabores y de los saberes fueron una forma específicamente humana de socializar la Tierra; la humanidad de lo humano se fue correlativa y simultáneamente, dialécticamente, desarrollando (diría mejor, brotando y floreciendo) con, por y a través del cultivo de la tierra.

La cuidadosa reconstrucción y reconsideración crítica, meticulosa y agudamente perceptiva del papel de las agriculturas y de emergencia originaria de los sistemas agroalimentarios en la historia de la humanidad -una historia como se dijo, no abstracta, sino encarnada y arraigada en el seno del proceso ontológico-político de cosmogénesis (Boff, 1996)- es la base de partida y el punto neurálgico de este gran trabajo de investigación, análisis y reflexión que nos brinda Leonardo Rossi en este libro. Sencillamente nos invita a reconsiderar la trayectoria ontológico-política de lo que nos hizo como especie; la centralidad que, en la emergencia de lo Humano, tuvo la producción del pan, y el carácter tan básico como insoslayable de la producción de comunidad como requisito y condición vital.

La investigación que tenemos entre manos es una consistente y sólida indagación de la comunidad como requerimiento biológico y como desafío político de la especie Homo y, consecuentemente, de la centralidad que la producción agroalimentaria tuvo y tiene para la constitución política de la vida humana y, más allá, para el devenir geológico de la Tierra. Antropológica y geológicamente, en este tiempo de colapso y de estar transitando en los umbrales del fin del mundo (el mundo colonial del capital) queda a la vista (de las miradas perceptivas) la centralidad ontológico-política que tiene el modo cómo las sociedades humanas resuelven el desafío de producir y cubrir sus requerimientos energéticos. Para explicitar esa centralidad, este texto nos invita a remontarnos a los orígenes.

Y, en efecto, pensar sobre los orígenes nos permite tomar consciencia y dimensión de los trastornos del presente. Y no nos referimos sólo a la gran crisis alimentaria que se esparce sobre las poblaciones humanas, afectadas por una letal combinación de hambre, desnutrición, malnutrición, obesidad y etiologías mórbidas directamente vinculadas a la (mala) alimentación; a las pandemias desatadas y al estado estructural de sindemia mundializada por y a causa del modelo agroalimentario global. Ni aludimos sólo a la crisis climática y de la biodiversidad, uno de cuyos principales vectores hunden sus raíces en aquel dicho modelo. Sino que aludimos a la dimensión política de toda esta sintomatología de la crisis civilizatoria en la que nos hallamos inmersos: la crisis aguda de la convivencialidad en la que se hallan inmersas las sociedades contemporáneas.

Este texto nos invita a pensar que, si aprender a compartir el pan fue clave para construirnos biológica y políticamente como especie, desaprender por completo esa práctica fundacional sería, con toda certeza, una vía ruin hacia nuestra propia extinción. La degradación de las prácticas de comensalidad, de nuestros modos contemporáneos –hegemónicos- de producir y consumir los alimentos, es la degradación misma de nuestros cuerpos, de nuestros suelos y nuestros cielos; de la materialidad de la vida y su salubridad, y de la espiritualidad y politicidad de las religaciones que hacen a nuestra convivencia cotidiana, tanto al interior de las propias sociedades humanas, como entre éstas y el resto de nuestras especies compañeras (porque dentro de la Tierra, todas las especies comemos de la misma mesa).

Asimismo, es una refutación contundente a quienes equivocadamente han pretendido señalar a “la agricultura” como la responsable originaria del “Antropoceno” (McClure, 2013; Ruddiman, 2013), hipótesis refleja de la misma arrogancia colonial psedo-universalista que impregna a la propia noción de “Antropoceno” (Machado Aráoz, 2022).

En todo caso, por el contrario, los orígenes del actual estado catastrófico del mundo (del clima, de los flujos hidroenergéticos, de la biodiversidad, de la habitabilidad de la Tierra y la convivencialidad al interior de las sociedades humanas y entre éstas y el resto de las especies) que evoca esta nueva Era (Crutzen y Stoermer, 2000; Zalasiewicz et Alt., 2008), no cabría buscarlos en el inicio de la agricultura, sino en el proyecto eco-genocida que pretendiera acabar y poner fin a las prácticas agroculturales alrededor del mundo, y aplastarlas bajo el monolítico peso imperial de la explotación industrial de la tierra.

Guiándose por los hallazgos y la hermenéutica crítica clave de los dos Carlos, Marx y Polanyi, Leonardo Rossi revisita, profundiza, amplía y despliega el carácter absolutamente nefasto del proceso de transformación (deformación, cabría decir) capitalista de la(s) agricultura(s). El texto muestra con claridad y solvencia el carácter propiamente exterminador y exterminista (Thompson, 1980) que tuviera ese ensayo macabro de hacer de la comida un medio de lucro.

La mercantilización del alimento es un acontecimiento geológico-político de naturaleza sacrílega: la mercantilización del pan, es su profanación. El factor detonante de los profundos trastornos geosociometabólicos que hoy embargan y asfixian la vida en la Tierra y de la Tierra. La mercantilización del pan, es la mercantilización de la Tierra y del Trabajo. Es la raíz de la impostación de la barbarie como “Civilización” que hoy subyuga a las sociedades humanas (Cesaire, 1949). La mercantilización del pan es la disolución de la comunidad política; la insoslayable degradación de la Tierra como gran comunidad de seres con-vivientes.

Claro. La investigación de Leo –también inspirada en la decisiva crítica descolonial y ecofeminista de nuestra Ecología Política del Sur- extiende el escenario gehistórico del capítulo XXIV de El Capital y desplaza la escena de la “Gran Transformación” desde los campos británicos hacia el suelo indo-afro-americano. El “molino satánico” de la mercantilización, la gran fractura geometabólica de objetualización y privatización de la tierra, empieza a operar triturando primero a los pueblos del Maíz. El resto es una historia conocida: el derrotero apocalíptico de la expansión del régimen de Plantación a costa de los pluriversos agroculturales. No nos vamos a explayar al respecto. Este libro indaga y articula con lucidez los hitos críticos que marcarían el devenir capitalocénico del mundo: De la Conquista y el Pico Orbis, a la invención del hambre político y la implantación de las colonias monoculturales de “comida” profanada, barata y en gran escala, pensada como medio de lucro y medio de abaratamiento de la fuerza de trabajo esclavizada, dentro y más allá del régimen salarial.

El régimen de plantación es malversación de las energías vitales. No es agricultura, sino su antítesis: es un modo de destrucción del mundo agrocultural. No refiere al arte humano de cultivar la tierra, cultivándose a sí mismo; ni al manejo sabio de la fotosíntesis como nutriente de simpóiesis, sino a la explotación descomunal de las reservas carboníferas como medios de acumulación de valor abstracto que todo lo envenena: los cielos, los suelos, las aguas y los cuerpos. La plantación no tiene nada que ver con cuidado y cultivo, con crianza y nutrición, sino con explotación como medio de acumulación. Mercantilización del pan: destrucción de la comunidad política de la Tierra; degradación de la humusidad.

Al desencubrir este trágico derrotero, este libro de Leo Rossi –una reformulación sumaria y cuidadosamente seleccionada de su tesis de doctorado que la vida me donó la gracia de acompañar- nos invita no a mirar pasivamente el espectáculo necroeconómico del Plantacionoceno, sino a contemplar comprometidamente el mundo; a saber mirar/sentir y aprender a cuidar las prácticas agroculturales que subsisten en los márgenes y los suelos contrahegemónicos que todavía cultivan la comunalidad y producen el alimento que nutre los horizontes de otros futuros posibles. De nosotra/os depende que podamos gestar una nueva Era; una era en la vivamos como una gran comunión de sujetos.

Valles Kakanos de Catamarca, Junio de 2023

Bibliografía (…)

Fuente: https://desinformemonos.org/recrear-la-comun-idad-del-pan-el-desafio-geologico-politico-para-una-nueva-era/