IZQUIERDA-DERECHA NO ES DUALIDAD
El sociólogo e investigador en ciencias sociales Emiliano Teran Mantovani afirma:
«hay que ser bastante colonial para pensar que toda la diversidad del mundo tiene que estar, sí o sí, incrustada en esta dualidad izquierda/derecha. (…)
Habría que ser bastante soberbio para querer meter la extraordinaria diversidad político-cultural del mundo en la dicotomía izquierda/derecha. Bastante soberbio y colonial para pararse en un lugar de identidad política, y juzgar y organizar al resto del mundo.
Bastante soberbio para no reconocer, además, que hay un cierto agotamiento histórico de esa dualidad. Que le hace cada vez menos sentido a muchísima gente. Y por algo es… Algo que hay que analizar profundamente. (…)
Izquierda y derecha tienen una específica geograficidad de origen, que es europea, y que ciertamente luego se fue globalizando, como el propio capitalismo. Pero sobre todo, Izquierda y derecha tiene una historicidad que es en realidad bastante corta: desde fines del siglo XVIII, dentro de esta mucho más larga historia de la humanidad. Su historicidad entonces significa que tiene sentido histórico, hasta que ya no lo tenga. (…)»
Hoy, 7 de noviembre, se cumple otro aniversario de la Revolución Rusa cuyos contenidos y sentidos están vigentes al poner en práctica la erradicación del Capital. Éste se origina y desarrolla por expropiación, mercantilización y explotación de los bienes comunes, ante todo del trabajo y las tierras.
En el presente, desde abajo a la izquierda coherente respecto a su estar en antagonismo irreconciliable con el Capital-Estado, urge el desafío de recuperar esa lucha constructora de otra organización social constituyente de, e instituyendo a, la emancipación del capitalismo actual o neoliberalismo desde los ’70 que extingue la vida planetaria, extiende la exclusión social, profundiza la explotación tanto de la naturaleza como de trabajadores y vacía por completo a los territorios del Sur Global como en Palestina.
Pensamos casi seguro: Qué lejano se ve llevar a cabo esa lucha… tan necesaria, tan actual. Ya que los poderes establecidos con terrorismos paraestatales y estatales -mediante su democracia esencialmente antisubversiva- se han encargado de implementar políticas de contención social para evitar inminentes estallidos.
Agreguemos que las izquierdas predominantes, al ser electoraleras, se han aburguesado y las otras no enfocan cuán clave es hoy no asociar trabajo con empleo/subempleo/desempleo sino como rebelión e independencia de clase implícita en participar de comunidades resistiendo al avasallamiento del Capital-Estado extractivista que se hallan en todo el país y el continente. Aún más, es crucial descubrir como «sujeto revolucionario» al protagonismo de los pueblos comprometidos con sus respectivas autodeterminaciones. De ahí el anacronismo de todo partido político de izquierda.
En este camino andan las autoorganizadas defensas y recuperaciones de territorios para la vida humana/no humana y la dignidad de los pueblos.
En la Unión de Asambleas de Comunidades (UAC) en lucha por territorios para la vida, nos planteamos la re-existencia nuestra y de todas las defensas de territorios como puesta en práctica de lo que hoy sabemos después de más de un siglo que lo importante no es el progreso de las fuerzas productivas sino el ir entablando nuevas relaciones sociales y de la sociedad con la naturaleza. Lo último es recuperar culturas en simbiosis con la naturaleza como los pueblos originarios.
El capitalismo surge y se desarrolla rompiendo esa armonía y el neoliberalismo ha maximizado la cosificación de la naturaleza y del 90% humano para mercantilizarlos.
Cultivemos la memoria de una lucha tan fundamental como la Revolución Rusa y la Unión Soviética para la reflexión sobre las raíces-fuentes de nuestro desafío de actualizar el enfoque sobre el despliegue horizontal del antagonismo irreconciliable contra el Capital-Estado que la Otra Campaña del Zapatismo aplicó en combinación con otro principio, señalado también por Gramsci, de caminar preguntando.
Reconozcamos que los partidos e intelectuales de las izquierdas predominantes no sólo son economicistas, sino que reducen el presente a su realidad descontextualizada de los procesos que la sustentan. Por eso, nuestra reflexión crítica sobre la Revolución Rusa en su carácter pionero requiere percibirla ruptura con el zarismo o feudalismo de máxima opresión-represión de su época y con aquel orden mundial en guerra contra los pueblos. También valoremos su triunfo sobre el nazi fascismo como plenitud en el ejercicio del ser de izquierda revolucionaria.
Hoy estamos sumidos, como humanidad, en situación límite e inflexión histórica que exige asumir, desde el pasado nacional e internacional de las luchas de izquierdas, el despliegue horizontal de nuevos conceptos y enfoques ya existentes -de modo potencial- en todas las luchas por la vida(o por las justicias tanto social como socioterritorial). Elaboraciones colectivas con arraigo en nuestras maduraciones sobre experiencias y teorías revolucionarias que no se pueden desechar por su origen europeo al resultar del análisis e interpretación -desde síntesis holísticas e históricas de los saberes contemporáneos- sobre las luchas organizadas contra la opresión y la represión de los poderes dominantes.