Enero-2025

Nos subordina a privilegiar el régimen latifundista
que los 40 años convirtieron en extractivista y
prohíbe la autodeterminación de los pueblos de Argentina.

Juan Pedro Frère Affanni y su versión del
estar nosotros en «democracia de la derrota»

«Tras una derrota histórica del movimiento obrero y las izquierdas en la década de 1970, parece haber pocas fuerzas capaces de oponerse al poder del capital. Por eso, la tarea es pensar cómo plantar cara a esos desafíos que se nos plantean».

Pablo Sessano, Perón y la ONU

«el ecologismo no logró todavía convencer a grandes capas de la sociedad. Siento dudas de lo que parece sugerir Sessano respecto de construir un espacio específico en el que los ecologistas puedan “gestar un programa propio sobre otros principios, y votarse a sí mismos”, en lugar de “diluir esa energía disponible en el espectro de la patética política disponible”».

«el problema de fondo es el capitalismo —o sea la propiedad privada de los medios de producción—, que ninguna sociedad nueva puede surgir de sus mismas lógicas sino de subvertirlas, y que la solución de fondo será de la mano de la expropiación y socialización de los medios de producción y un gobierno obrero».

Reflexionemos sobre el ‘anticapitalismo’ de Pablo Sessano según:

LA COLUMNA DE PABLO SESSANO – LA (RE) VERDE

WordPress.com

https://lareverde.wordpress.com

«Peronismo para la transición, ¿una estrategia nacional y popular hacia el buen con-vivir? El Peronismo frente al desafío ambiental».

En febrero del 2022 se publicaExtractivismo vs. Ambientalismo en Argentina, una discusión que omite el debate cultural” por Pablo Sessano (nodal)

«(…) A primera vista parecería que de ambos lados hay una incompleta visión del escenario. Pero no.

Mientras el neodesarrollismo progre (el neoliberalismo ni hablar) que realmente poco tiene de nuevo (economía clásica equivoca y convenientemente interpretada, tecnoidolatría, antropocentrismo, productivismo consumista, etc.) sigue imaginando un capitalismo con justicia social y ha incorporado la cuestión ambiental a su agenda apenas como una externalidad y un factor técnico, lo cual demuestra que no ha aprendido nada en los últimos 30 años -en el caso del peronismo en Argentina, RESULTA SINTOMÁTICA LA PERSISTENTE NEGACIÓN DEL POSICIONAMIENTO QUE EL MISMO PERÓN PROPONÍA ADOPTAR FRENTE LA CUESTIÓN AMBIENTAL YA EN 1972 – (las mayúsculas son para resaltar en qué se fundamenta Pablo Sessano al mirar por desarrollar el peronismo como movimiento ambientalista);

el ambientalismo es en cambio, la expresión – variopinta- de una sensibilidad social creciente que alcanza a ver los límites que la naturaleza planetaria le impone a la vida y especialmente a la especie presuntamente más inteligente y entiende y explica lo que por otra parte es evidente (aunque la mayoría no lo vea, tema aparte) y se ha repetido hasta el cansancio: no es posible solucionar los problemas creados por este modelo de vida y relación con la naturaleza mediante recetas que nacen de su misma lógica. En no reconocer eso radica la ceguera negligente y colonializada del desarrollismo progre; y en su reconocimiento radica la coherencia del pedido de justicia del ambientalismo. Que no refiere solo a la justicia ambiental, la mentada justicia social corre la misma suerte toda vez que va amalgamada con aquella.

Pero lo que me interesa resaltar es que la discusión, no solo en Argentina sino en América Latina, parece centrada en una dimensión técnica o técnico-científica como si las respuestas estuviesen necesaria y principalmente, en ese plano. Sin importar la campana, aunque con más frecuencia, lógicamente, desde el lado desarrollista se suele decir que el desafío implicado en la transición implica considerables y significativos costos económicos, enormes desafíos tecnológicos, y desde luego costos/sacrificios políticos…además de sociales y culturales, siendo estos dos últimos aleatorios o complementarios cuando en verdad deberíamos plantearlo exactamente al revés. Incluso cuando en el debate se involucran cientistas sociales estos se animan a debatir sobre las implicancias sociales de las transformaciones técnicas, pero eluden centrarlo en los desafíos culturales que implica, ya no la transformación técnica, sino la revisión misma del modelo civilizatorio. Lo que en última instancia conduce a abrir el debate acerca de la razonabilidad o irrazonabilidad de darle al capitalismo, es decir a la sociedad de mercado, al modelo de bienestar (?) basado en ideales y practicas productivistas-consumistas solo sostenibles en energías fósiles, una nueva oportunidad. No es un asunto simple, hasta los más ecologistas hemos internalizado los imaginarios y las practicas alienantes del modelo civilizatorio hegemónico y no es cosa sencilla salirse de esa normatividad, mucho menos en contextos tan avasallantes y promotores de pérdida constante de autonomía como las ciudades y los nuevos mundos virtuales.

Pero el punto es que se discute lo técnico, pero no se discute el modelo civilizatorio y con ello se proyecta la ilusión, la mentira, de que una vez más con más o menos costo, la ciencia y la técnica nos ayudarán a mantener las cosas como están, ese “volver a la normalidad” que ha marcado patéticamente el limitado afán de la humanidad frente a la pandemia, dudosa posibilidad que con seguridad no se cumplirá en el caso de la pandemia climática. La psicología de las masas, la sociología o la historia suelen explicar las dificultades de la humanidad para enfrentarse a situaciones liminares catastróficas y los mecanismos de negación que operan en esas circunstancias, pero sin trascender el plano descriptivo. Desde la filosofía y los estudios culturales Slavoj Zizek ha pronosticado un futuro exactamente inverso al que prevé Byung-Chul Han, y Donna Harawey con el antropoceno en mente, argumenta que “vivimos un tiempo de destrucción climática, de extinción y extractivismo. No hay vuelta al estado anterior de las cosas pero sí puede haber menos daño, nuevos modos de florecer en medio de la destrucción, para admitir una sanación parcial, para poder ser comunes y corrientes otra vez”, dice.
Y quizás aquí este la pregunta que no se aborda, porque implica una profunda desacralización del modelo de vida y una vuelta a estados y hábitos más integrados al mundo natural, una vuelta que algunos consideran un retroceso, pero no es otra cosa que un reconocimiento de los límites, tal como lo plantea Latouche. ¿Qué será volver a ser comunes y corrientes? ¿Qué se necesitará y qué podremos y tendríamos que abandonar?!

¿No serán esas las preguntas que debemos abordar en el campo de la cultura y la educación? O es que es demasiado incómodo e improcesable y políticamente incorrecto en esos ámbitos permitirse dudar sobre la viabilidad del extractivismo, de la gran ciudad como espacio de vida, de la tecnología como vector indiscutible del bienestar, de la posibilidad de vivir con dignidad con menos energía, de que la riqueza extrema y no la pobreza es el verdadero problema, de que la justicia social se alcanza únicamente mediante el crecimiento económico, de que la naturaleza humana es menos competitiva que comunitaria…en fin dudar del capitalismo como modelo civilizatorio es algo que nadie (especialmente un progresismo claudicante) se atreve a proponer ni siquiera, y sobre todo, en esos espacios en los cuales todavía sería posible cultivar un despertar del sueño alienante de una condición posmoderna que ha renunciado a toda emancipación».

El 21 de febrero de 1972, en Madrid, Perón expresó su postura sobre el medio ambiente en el “Mensaje Ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo”.

“Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobre-estimación de la tecnología y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional”.

“La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la autoridad que me da el haber sido precursor de la posición actual del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones de los científicos en la materia”.

En el año 1968, en Roma, se reunieron 35 personalidades de un total de 30 países, entre ellos científicos, investigadores y gente de la política con un rasgo en común: su preocupación por los cambios medioambientales que están afectando a la sociedad y al planeta. Así se funda este grupo conocido como el ‘Club de Roma’, precursor del desarrollo del Informe Meadows. Se formalizan como asociación dos años más tarde.

Dada la repercusión mundial que este grupo y sus informes causaron, muchos fueron los autores que participaron de una intensa polémica en torno a los lineamientos básicos a11í propuestos. El organismo internacional que prácticamente se hizo cargo del desafío lanzado por el Club de Roma y que además se hizo por largo tiempo depositario -aún lo hace- de estas inquietudes ambientales, ha sido indudablemente el de las Naciones Unidas. Son varios los organismos subsidiarios de la ONU y múltiples los programas, proyectos y eventos promovidos desde su seno. Aún hoy existen expresiones muy serias de la preocupación que alberga en la búsqueda de básicamente- formas de mitigar los efectos nocivos que sobre el ambiente provoca el modelo vigente de desarrollo. Estas manifestaciones, unidas a las que otros grupos o individualidades han propuesto, conforman un verdadero ‘dossier’ en torno a la problemática ambiental.

El portal de la ONU define el «medio ambiente» como un sistema formado por elementos naturales y artificiales que están interrelacionados y que son modificados por la acción humana. En el ítem de RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y SUSTENTABILIDAD se completa:

“Se trata del entorno que condiciona la forma de vida de la sociedad y que incluye valores naturales, sociales y culturales que existen en un lugar y momento determinado.

Como parte de la Responsabilidad Social, el «medio ambiente» tiene otros conceptos íntimamente ligados como la sustentabilidad y la sostenibilidad para asegurar nuestro futuro. Adicionalmente, tiene a la economía circular y el valor compartido para lograr impactar lo menos posible al medio ambiente”.

En 1987, Naciones Unidas publicó el informe “Nuestro Futuro Común”, también conocido como Informe Brundtland. Es el documento donde hay constancia por primera vez del concepto Desarrollo Sostenible.

“La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972 celebrada en Estocolmo sentó las bases de la toma de conciencia mundial sobre la relación de interdependencia entre los seres humanos, otros seres vivos y nuestro planeta. Así mismo, se estableció el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente y se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la agencia de la ONU encargada de establecer la agenda ambiental a nivel global, promover la implementación coherente de la dimensión ambiental del desarrollo sostenible en el sistema de las Naciones Unidas y actuar como un defensor autorizado del medio ambiente.

En 1992, más de 178 países firmaron la Agenda 21, la Declaración sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y la Declaración de Principios para la Gestión Sostenible de los Bosques en la «Cumbre de la Tierra», celebrada en Río de Janeiro (Brasil).

Desde entonces, todos los esfuerzos por crear conciencia medioambiental crecieron exponencialmente: la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo en 2002; la Declaración en 2008 del Año Internacional de la Tierra; la declaración oficial de la ONU del Día Internacional de la Madre Tierra en 2009; Río+20 , donde se elaboró un documento que contenía medidas y prácticas para implementar un desarrollo sostenible; o las más recientes, como la Cumbre del Clima o la COP25, ambas enfocadas al cumplimiento del Acuerdo de París

Así, cada año, en las Naciones Unidas se conmemora a nuestra Madre Tierra a través de la iniciativa «Armonía con la Naturaleza«, una plataforma para el desarrollo sostenible global que celebra anualmente un diálogo interactivo con motivo del día internacional. Los temas incluyen métodos para promover un enfoque holístico de la armonía con la naturaleza y un intercambio de experiencias nacionales sobre criterios e indicadores para medir el desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza”. Leer

Pablo Sessano y su negación de la resistencia convertida en
re-existencia de las autodefensas territoriales

Pablo Sessano titula interpelando: ¿Qué sería hacer lo imposible? La potencialidad del movimiento socioambiental

19 de junio de 2024 en Agencia Tierra Viva

El ambientalismo como movimiento y el ecologismo como ideología anticiparon la crisis climática global, de la mano del capitalismo extractivista, pero aún generan resistencia e indiferencia en el campo popular. ¿Se puede «ambientalizar» los partidos tradicionales? ¿Es posible un movimiento político socioambiental? Segunda entrega de un diálogo-debate tan necesario como incómodo.

En una reciente nota, motivado por el extremo y, cada vez, más próximo colapso de la crisis ecosocial, Juan Pedro Frère Affanni se pregunta ¿qué hacemos ahora los ambientalistas? Quizás la pregunta debiera ser: ¿qué hemos estado haciendo los ambientalismos durante tanto tiempo además de resistir? Organizarse para resistir no es poco, por cierto, sobre todo cuando las relaciones de poder son tan asimétricas, cuando no solo las corporaciones extractivistas sino el Estado —en sus diferentes niveles— se asocian para imponer las prácticas y los discursos que convienen a sus intereses. Intereses de un modelo social, económico y productivo que, pese a la insistencia terca de los progresismos, ya no tiene nada que ofrecer en ningún aspecto y se revela, cada vez más crudamente, como el fraude que siempre ha sido.

Pero eso ya lo sabemos. El punto es qué hacemos y qué hemos hecho (u omitido hacer) quienes sabemos que el extractivismo no es una opción respetuosa de la vida. (…)

¿Qué hacemos ahora? ¿Qué no hemos hecho?

Aunque aún no salimos del encierro, buena parte de nuestras preocupaciones se han extendido. El movimiento ambientalista ha crecido y la confluencia alrededor de significantes compartidos por diferentes sectores y diferentes luchas —pueblos originarios, feminismos, campesinos, urbanitas, juventudes, antiespecistas, etc.— se amplía y van conformando un vasto movimiento humano, que comparte mucho más de lo que los diferencia. Es el primer paso para reconocer en ello un germen de proyecto no solo diferente del hegemónico sino también de las opciones ideológicas y políticas presentes. Pese a lo cual sólo se practica la resistencia fragmentaria, la organización no se da, ni se intenta siquiera, como si no fuese posible.  

Esta traba y el problema de la escalabilidad del mensaje ecologista tiene que ver con la estigmatización antes descrita, pero también con la aversión que muchos de esos sectores generaron, especialmente a partir del 2001, respecto a la política, al fallido sistema democrático institucional y la negativa de construir opciones políticas fundadas en las coincidencias emergentes y dar batalla dentro de las reglas —ineludibles— del imperfecto sistema democrático. Forzarlas solo es posible desde adentro. (…) Leer

Los 40 años hicieron posible la actual dictadura del establishment
democratizada’ como gobierno de Milei

En la Argentina, como en el mundo, la democracia del Capital patentiza su decadencia extrema. Así como todas las democracias (con que se ufana Occidente) dan apoyo integral al genocidio de los palestinos por Israel-EE.UU., en nuestro país comprobamos que el balotaje sólo permitió expresar odio al candidato no votado. Sin embargo, lo esencial para caracterizar de fraudulento al balotaje reside en que el plan de gobierno (DNU, ley Ómnibus, Pacto de Mayo y Protocolo Represivo) ya había sido elaborado por el establishment y ambos candidatos se comprometieron a establecer la gobernabilidad imprescindible. Aún más, inmediatamente antes del balotaje, Massa y Milei hicieron públicas:  -adhesión al exterminio y la expulsión de los palestinos para expropiarles Gaza por completo; y –ratificación de las relaciones carnales de Argentina con EE.UU. ya entabladas por Massa durante su presidencia de facto de más de un año.

La “Carta al sector socioambiental” y
su sustitución de la actual disputa de territorios
(tanto en el país como en el mundo) en disputa electoral

«Carta al sector socioambiental: un llamado a disputar lo electoral

27 de diciembre de 2024 publicada por Agencia Tierra Viva

Un grupo de educadores, abogados, académicos y militantes publicó una «carta a las asambleas y los activismos» para reabrir el debate sobre la «creación de instrumentos electorales». Reivindican las experiencias populares que enfrentan al extractivismo, pero convocan a disputar las elecciones y gobiernos. Un debate clásico en un presente de ultraderecha».

El programa de Juan Pedro Frère Affanni vs.
la construcción de la UAC desde 2006

Juan Pedro Frère Affanni escribe: «(…) Coincido, nuevamente, con Sessano en que para superar los límites evidentes del movimiento socioambiental es necesario darnos un programa claro y coherente de acción política que nos permita entender qué horizontes buscamos y cuáles son nuestras estrategias. Esto es lo que significa pasar de la resistencia a la ofensiva.

¿Qué programa necesitamos?

Este programa tiene que incluir definiciones sobre las relaciones materiales y sociales; y entonces es probable que nuestras ideas se alineen con las de otros espacios y corrientes políticas ya establecidas y con largas tradiciones. Siguiendo a Héctor Alimonda, uno de los elementos centrales de la cuestión ecológica es la disputa por la apropiación de los bienes y servicios ecosistémicos, es decir el pensar lo ambiental desde las relaciones de propiedad y de poder (político y económico) que marcan quién posee, dispone y decide el uso de la naturaleza.

En este sentido, el movimiento socioambiental necesita confluir con la fuerza de trabajadores ocupados (formales e informales) y desocupados. La historia prueba que solo de allí pueden venir las transformaciones profundas que hagan temblar el sistema social. No debemos caer en subsumir otras formas de opresión (raciales y sexogenéricas, entre otras) como si fueran secundarias, pero sí tenemos que entender que la unidad de clase puede quebrar el mandato explotador y extractivista de la clase empresarial dominante. En consecuencia, necesariamente nuestro programa tiene que hablarle a los laburantes, mostrando que la preocupación por lo ambiental es también por las condiciones de vida materiales y cotidianas. (…)

Mientras sigamos hablándole a los convencidos y haciendo cientos de conversatorios y actividades cada organización por separado, va a ser muy difícil construir algo. Antes que nada, necesitamos encontrarnos para reivindicar lo colectivo y para dar la batalla en la escala de valores. Muchos oradores en las asambleas de mi facultad, en las recientes jornadas de lucha por el presupuesto universitario, señalaban con gran lucidez que, frente a la lógica del individualismo y el sálvese quien pueda, es necesario reconstruir una lógica de la solidaridad (y agregaría yo, de fraternidad).

La ecología entendida en forma integral tiene una enorme potencia para lograr esto, ya que implica entender las relaciones entre los seres humanos y con los otros seres vivos y elementos de la naturaleza, desde un punto de vista social y biofísico. En este sentido, me permito una breve digresión: aunque el foco de un programa político tiene que estar en las cuestiones concretas que afectan a la vida de millones, no por eso debemos olvidarnos del aspecto espiritual y cultural de nuestras vidas y nuestros horizontes. Quienes buscamos transformaciones radicales o revolucionarias no podemos separar nuestras utopías de la búsqueda de la belleza.

Hace tiempo que, junto con otres compañeres de lucha, creemos necesario aprender de la experiencia política de la ola feminista y, ahora, del movimiento estudiantil que se despertó. Como ellos, debemos confluir, construir unidad y discutir todo lo que sea necesario para construir un programa de transformación social profunda. Quizás en el fondo la reflexión de este artículo sirva solo para sostener un sueño: la construcción de un gran encuentro de luchadores socioambientales que reúna y coordine en acción a sindicatos, movimientos sociales y territoriales, organizaciones ecologistas, feministas, campesinos, pueblos originarios, partidos políticos y ciudadanos autoconvocados. Una dinámica de encuentros regionales puede confluir en preparar un encuentro nacional, a imagen del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries.

Frente a la catástrofe, no perdamos la esperanza. Como dijo Roberto Arlt, el futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Leer

ACLAREMOS:

«la construcción de un gran encuentro de luchadores socioambientales que reúna y coordine en accióna sindicatos, movimientos sociales y territoriales, organizaciones ecologistas, feministas, campesinos, pueblos originarios, partidos políticos y ciudadanos autoconvocados. Una dinámica de encuentros regionales puede confluir en preparar un encuentro nacional, a imagen del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries».

«(…) Estaba en toda esta reflexión cuando me encontré un artículo muy bueno de Sergio Rodríguez Lascano publicado en 2017 en la sección de Temas Críticos de la revista Observatorio de Desarrollo, titulado “Visión zapatista sobre la tormenta que está sobre nosotros” que inicia destacando que “los zapatistas han advertido que el sistema capitalista mundial se está reorganizando, pero también lo están haciendo los de abajo. Desde esa mirada hay una simbiosis entre economía política y guerra que se decanta hacia una guerra contra la humanidad…

Más que un simple modelo económico, el neoliberalismo significa una reorganización de la vida, del conjunto de las relaciones sociales, la economía, la ideología, la cultura y el Estado. (…)

(…) El llamado neoliberalismo no consiste en un simple modelo económico, se trata de una forma de organizar-desorganizar la vida de la gente, es decir, el conjunto de relaciones sociales, economía, política, Estado, ideología, cultura, relaciones internacionales y, desde luego, concepto y práctica de la guerra, lo que desemboca en el planteamiento de la guerra total”. (subrayados nuestros).

Traemos a colación este texto porque a mi modo de ver sintetiza el contenido de lo que siete años después de publicado vimos y escuchamos a la distancia en la primera sesión de los encuentros de rebeldías y resistencias, tanto en teoría (Cedeci-Unitierra) los días 28, 29 y 30 de diciembre como en práctica (Oventic) los días 30, 31, 1 y 2 de enero:

-por un lado, la caracterización de la tormenta vista como la reorganización del sistema capitalista mundial y la guerra total que vislumbra el exterminio de la naturaleza y la humanidad,

-por otro lado, destaca las nuevas relaciones sociales que las y los zapatistas establecen en un territorio zapatista autónomo en el terreno de la economía, la cultura, la salud, la educación, la comunicación y la justicia, ahora sabemos que esas nuevas relaciones sociales están basadas en El Común, pero además en forma pacífica, como ha sido en estos 31 años».