Abril 2024

Qué sistema

 Conciliación de clases/ Concentración y centralización capitalista/
Alternativas emancipatorias

Conciliación de clases

Capítulo 3

Extractivismo agrarioen el Cerrado brasileño

Por Sergio Sauer y Karla R. A. Oliveira

Introducción

Durante los días 20 a 23 de noviembre de 2019, las cadenas de noticias nacionales anunciaron el despliegue de la “Operación Lejano  Oeste”, llevada a cabo por la Policía Federal en varias ciudades del estado de Bahía y en el Distrito Federal. La operación policial destituyó al presidente del Tribunal de Justicia de Bahía y se llevó detenidos a cinco jueces. Una investigación llevada a cabo por el Ministerio Público Federal alegó delitos de corrupción, blanqueo de dinero y organización criminal. Todos ellos estaban relacionados con el “grilagem” —acaparamiento de tierras públicas y de usos comunales a través de un esquema de defraudación de documentos— revelado en el oeste de Bahía que se presume involucra a jueces, abogados y grandes terratenientes (Camargo, 2019)

El esquema se construyó sobre la venta de sentencias judiciales que legalizarían el acaparamiento de tierras públicas y comunales en la región de la frontera agrícola conocida como Matopiba. Acrónimo derivado de los estados de Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahía, esta región ha sido vista en los últimos años como la “más nueva” frontera agrícola caracterizada por las tendencias globales en la

Según las investigaciones, las sentencias judiciales habían legalizado unas 360 000 ha, pero el esquema de sentencias para la venta implicaba más de 800 000 ha en disputa (Fernandes, 2019). Este se convirtió en otra historia de apropiación ilegal de tierras (acaparamiento de tierras con fines especulativos) a lo largo de una frontera que había sido transformada para la producción de soja a gran escala, lo que indica cómo ha procedido el extractivismo agrario en Brasil.

A pesar de que el acaparamiento de tierras ha sido históricamente un componente fundamental, el extractivismo agrario no puede reducirse a las apropiaciones ilegales de tierras públicas o comunales y a su perspectiva especulativa. Como parte de la llamada cuestión agraria, es más bien un proceso estructural de “acumulación por des-posesión” (Harvey, 2003) que incluye diversas formas de apropiación (legal e ilegal) de recursos naturales, más allá de la tierra, como los bosques, el agua y los minerales (recursos subterráneos) con consecuencias sociales.

El extractivismo agrario brasileño se compone de una combinación de inversiones en la producción de monocultivos intensivos a gran escala para la exportación en latifundios muy grandes, antiguos latifundios (Delgado, 2013) y procesos especulativos (financiarización). Cuenta con el apoyo (recursos públicos) y la connivencia (flexibilización de las leyes) del Estado (Martins, 2012), que ha impulsado la expansión de las fronteras agrícolas, transformando el uso de la tierra y profundizando la apropiación de la naturaleza.

En Brasil el extractivismo agrario contemporáneo surgió a partir de la implementación de la revolución verde a mediados del siglo XX. Se ha basado en la concentración de la tierra (grandes explotaciones) (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística [IBGE], 2017), la especulación y el “grilagem” (acaparamiento de tierras), y no se reduce a su dimensión productiva. El extractivismo agrario está estrechamente relacionado con la especulación financiera, especialmente después de la crisis económica de 2008. Históricamente, ha estado arraigado en los pactos de poder entre las élites agrarias (grandes terratenientes), la agroindustria y el Estado (Delgado, 2013). Incluso, con base en narrativas neoliberales (Mançano Fernandes, 2019), refuerza las posiciones políticas conservadoras, lo que resulta en pobreza y desigualdad (Martins, 2012).

En las últimas décadas, el bioma del Cerrado (sabanas brasileñas) se ha convertido en un motor económico, ganando la atención internacional como la más reciente y mayor frontera agrícola (The Economist, 2010). La región representa casi una cuarta parte del territorio nacional y más de la mitad de la producción de soja brasileña (IBGE, 2017). A pesar de su suelo relativamente ácido y su infraestructura subdesarrollada, el Cerrado en general y el Matopiba en particular se han convertido en un destino importante para las empresas de agronegocios a gran escala (Favareto, 2019), profundizando los procesos de extractivismo agrario al abrir nuevas áreas dedicadas a los cultivos destinados a la exportación (Flexor y Leite, 2017). Además, como lugares de “la degradación del otro” (Martins, 2012) y donde se despliegan rápidamente formas de acumulación por desposesión. La frontera de Matopiba se constituye en uno de los lugares donde el extractivismo agrario es más evidente en Brasil.

Como es común con las tierras destinadas a la expansión capitalista, la Matopiba está marcada por altos niveles de inversiones nacionales y extranjeras, combinados con pobreza, desigualdad y bajos niveles de protección ambiental (Favareto, 2019).

Frente al avance de la frontera agrícola, las comunidades rurales resisten y defienden sus territorios y bienes comunes, especialmente el derecho de acceso y control al agua de calidad. Se trata de una relación conflictiva entre el desarrollo capitalista extractivo y la resistencia popular (Veltmeyer y Zayago Lau, 2019), en la que los principales actores son los indígenas y las comunidades tradicionales de la región de Matopiba (Mançano Fernandes, 2019).

La tendencia a la financiarización de la tierra ha afectado compromisos nacionales de larga data con la reforma agraria y la demarcación de territorios, que se estancaron desde el gobierno de Rousseff (2012-2016) y el breve gobierno de Temer (2016-2018) y fueron completamente abandonados por el gobierno de Bolsonaro en 2019 (Sauer et al., 2019a).

Las crisis políticas y económicas que se han apoderado del país en la última década han sido presentadas como evidencia de la necesidad de flexibilizar las restricciones a la inversión extranjera. Así, estos años de crisis desde 2016 han dado impulso a los procesos de financiarización y desposesión (Harvey, 2003) del campo brasileño (Flexor y Leite, 2017), específicamente a lo largo de la frontera de Matopiba (Favareto, 2019).

El discurso oficial ha retratado el agronegocio como el sector más estable en una economía errática que, por lo demás, ha frustrado la inversión internacional (Sauer, 2018; Leite et al., 2019). La noción de “agronegocio” ha tenido un significado diferente en Brasil que en Estados Unidos, por ejemplo, donde se forjó en la década de 1960(Gryszpan, 2012). El concepto comenzó a utilizarse a mediados de la década de 1990 en Brasil, en un intento de superar la historia de la modernización agrícola asociada a la concentración y la especulación de la tierra, los conflictos agrarios y la baja productividad.

El agronegocio se vinculó entonces al discurso de la modernización, la eficiencia técnica —producción basada en inversiones privadas en tecnología, asociada al concepto reduccionista de “industrialización de la agricultura”— y un sector rentable (Gryszpan, 2012). Según Delgado (2013, p. 62), el agronegocio brasileño es un “pacto virtual de economía política”, con crucial apoyo estatal y público, que perpetúa el poder de los grandes terratenientes. A lo largo del gobierno de Temer, y en los años anteriores, los elogios al agronegocio orientado a la exportación fueron un pilar de la retórica de recuperación económica que caracteriza al extractivismo agrario en Brasil. Los procesos de concentración de la tierra, la deforestación y la expansión del agronegocio estuvieron presentes a lo largo de los gobiernos de Lula (2003-2010) y Rousseff (2011-2016); generando la expulsión de las poblaciones rurales del campo y el aumento de los conflictos por la tierra. Tal como se preveía estas tendencias se aceleraron durante la presidencia de Temer (véase Sauer, 2018). Bajo el gobierno de Bolsonaro (2019-2022), el panorama sigue siendo sombrío, con más tensiones y conflictos en el campo, ya que el gobierno ha ofrecido abiertamente su apoyo político a los grandes terratenientes y ha actuado para legalizar el acaparamiento de tierras, flexibilizar las reglas de control ambiental y fomentar las inversiones extranjeras (Sauer et al., 2019a), incluso liberar la minería en tierras indígenas.

En este capítulo se analizará cómo se ha promovido el extractivismo agrario a lo largo de las fronteras agrícolas y sus implicaciones para los territorios tradicionales y las áreas de conservación, concretamente en la región de Matopiba del Cerrado brasileño. Se analizará la ampliación de la frontera agrícola como parte del Cerrado como “zona sacrificada” para la expansión de la producción de soja y la ganadería. Por último, se discutirá el caso del Parque Nacional de la Fuente del Río Parnaíba como caso representativo para explicar los conflictos socio-ambientales causados por la expansión de la frontera agrícola, y la resistencia social relacionada con la apropiación de la tierra y el agua en el Matopiba.

Extractivismo agrario: la apropiación de la tierra y la naturaleza en la frontera agrícola brasileña

En la década de los 40 y posteriormente con un impulso renovado tras el régimen militar dictatorial de 1964, en Brasil se consolidó una política de expansión económica orientada a la producción agrícola y ganadera. Según el discurso oficial, esta política tenía dos objetivos fundamentales: (i) ocupar espacios vacíos en todo el territorio nacional (especialmente aquellas regiones con tierras baratas) y (ii) minimizar los conflictos de tenencia de la tierra en las regiones sur, sureste y noreste del país (Delgado, 2013). La llamada Marcha hacia el Oeste fomentó la ocupación de la región central de Brasil y orientó diferentes flujos migratorios, centrándose en la ocupación de tierras

La implementación de las tecnologías de la revolución verde en el centro-sur del país a partir de la década de 1960 —que formaba parte del plan de industrialización o modernización de la agricultura de la dictadura militar— no dio lugar a cambios significativos en la lógica de expansión de las fronteras agrícolas contempladas en la Marcha hacia el Oeste (Sauer y Leite, 2012). Los cambios en los factores de producción —la adopción de la mecanización intensiva, los fertilizantes químicos y las semillas seleccionadas— modernizaron las grandes propiedades (latifundios) (Martins, 1996), pero no modificaron la concentración de la tierra ni disminuyeron la expansión de la frontera en sí. Por el contrario, la modernización de las grandes propiedades con crédito subsidiado y apoyo estatal estuvo vinculada a incentivos (especialmente exenciones tributarias para la industria y las empresas financieras) destinados a inversiones privadas y proyectos de colonización (Hecht, 2005), que sirvieron de base para la profundización del extractivismo agrario y la concentración de la tierra (IBGE, 2017).

Según Martins (1996), en la década de 1970 las sociedades latinoamericanas —incluido Brasil, a pesar de sus diferencias con la América española— estaban moldeadas por la lógica de las fronteras agrícolas. El crecimiento económico y las relaciones sociales estuvieron marcados por la movilización y el desplazamiento geográficos, ya que se alentó a los países a utilizar las tierras “no ocupadas” o “insuficientemente ocupadas” (Hecht, 2005), demostrando una total indiferencia y desprecio por el uso actual de la tierra por parte de las poblaciones locales, los pueblos indígenas, los campesinos, las comunidades tradicionales y otros. Además de estar situadas geográficamente en los márgenes, las fronteras agrícolas son cruciales para mantener bajos los precios de las tierras disponibles para su apropiación, o las inversiones privadas en tierras “insuficientemente ocupadas” (es decir, tierras baratas o “libres”). Estas fueron promovidas con incentivos públicos que subvencionan las inversiones en tecnologías modernas (maquinaria, productos químicos, infraestructura de almacenamiento) que impulsan el crecimiento agrícola y reducen las “brechas de rendimiento” presentes en las fincas no capitalizadas y en la agricultura campesina (Banco Mundial, 2010).

Tales procesos revelan la base histórica del extractivismo agrario en Brasil. Según muchos autores (Svampa, 2019; Gudynas, 2018; Acosta, 2013), el extractivismo y sus conceptos asociados —como neoextractivismo y posextractivismo—, son producto de una trayectoria histórica de desarrollo presente en toda América Latina desde su colonización. La estrategia detrás de este extractivismo ha implicado una dependencia económica de la explotación de los recursos naturales, asociada a una violenta expansión de las fronteras y a la exportación de sus recursos naturales, además del despojo y el genocidio vinculados a la “invención de Europa y la expansión del capital” (Svampa, 2019, p. 16).

Los ciclos económicos impuestos por esta lógica capitalista trajeron grandes contrastes a una región que se encontró dividida entre el desarrollo de sus fuerzas productivas basado en la rentabilidad de un sistema exportador construido sobre sus recursos naturales, por un lado, y la pobreza extrema, la desigualdad y las resistencias sociales (Veltmeyer y Zayago Lau, 2019) por el otro. Así comenzó la apropiación a gran escala, caracterizada por la exportación de materias primas y un gran nivel de dependencia de la economía global (Svampa, 2019).

En consecuencia, el extractivismo no define únicamente a la minería, sino que está presente en cualquier tipo de explotación y apropiación de la naturaleza, incluida la agricultura (Acosta, 2013).

Sin embargo, desde principios del siglo XXI, con el aumento global de los precios de las materias primas —el llamado “boom de las commodities”— la región ha sido testigo del surgimiento de nuevas posibilidades en las que el capital extractivo está consolidando la expansión y la apropiación de los recursos naturales, especialmente en lo que respecta a la tierra. Esta nueva fase del extractivismo se denomina neoextractivismo (Svampa, 2019; Acosta, 2013), especialmente por la distribución de ingresos y ganancias del estado (recaudación de impuestos a la exportación) con políticas sociales. El modelo se ha visto favorecido por la planificación y la gestión, el uso intensivo de tecnologías y el compromiso de tierras “no utilizadas” y otras ya abiertas a la producción agrícola y ganadera (Hecht, 2005). Estos elementos son apoyados además por los incentivos gubernamentales destinados a ampliar las fronteras y aumentar la competitividad brasileña en el mercado internacional de productos agrícolas (Sauer, 2018).

En esta nueva fase del extractivismo, surgen algunas “rupturas y continuidades” (Svampa, 2019). Estas continuidades se deben a la memoria colonial del extractivismo en los países latinoamericanos y a un imaginario de abundancia infinita de recursos naturales en la región, que impulsa la expansión de las fronteras (Martins, 2012). Las rupturas son consecuencia de la profundización de la degradación de la tierra, lo que resulta en nuevas formas de resistencias y disputas políticas y sociales que involucran la tierra, el territorio y los recursos naturales (Veltmeyer y Zayago Lau, 2019).

Las narrativas hegemónicas que apoyan el extractivismo —y el extractivismo agrario— se basan en una serie de argumentos y actos políticos (Almeida, 2011). Buscan construir y sostener el apoyo público (subsidios estatales y respaldo legal) que legitima los procesos de acumulación asociados a las actividades extractivas (Gudynas, 2019).

Esto se extiende e incluye el apoyo al agronegocio (principalmente a los grandes monocultivos y a la ganadería), y a la apropiación detierras y recursos naturales, incluyendo las apropiaciones ilegales, basándose en la narrativa de que aumentar la producción para la exportación es la única solución (Svampa, 2019)

Como sostiene Almeida (2011, p. 102), estos aparatos de justificación de los discursos políticos, el apoyo de los medios de comunicación, las investigaciones académicas y los mecanismos judiciales podrían entenderse como agroestrategias que actúan para promover la expansión de las fronteras agrícolas como “la única solución a la crisis del sistema alimentario y a todos los problemas relacionados con las cadenas de suministro de alimentos”. Constituyen una parte importante de una agenda política más amplia —que abarca a las agencias multilaterales y a los medios de comunicación— y se basan en una narrativa íntimamente ligada a las necesidades de abastecimiento de alimentos. Incluyen discursos que apoyan la relajación de los mecanismos legales y el apoyo financiero del Estado a la agroindustria.

Para Almeida (2011), estas agroestrategias están formadas por complejas coaliciones con intereses compartidos que pueden unificar a gobiernos conservadores y populistas, corporaciones financieras e intereses mediáticos. Esta alineación puede llevar a lecturas amplias y difusas de estos temas, resaltando la importancia de las tecnologías y minimizando a los efectos de la concentración de la tierra, exaltando las posibilidades del mercado (exportación) de materias primas y minimizando los efectos del cambio climático.

Las agroestrategias, como una combinación de narrativas y acciones políticas, también abarcan un conjunto de iniciativas destinadas a eliminar los obstáculos judiciales y formales a la producción, al tiempo que facilitan grandes extensiones de tierra a los intereses industriales (Almeida, 2011). El pacto político que engloba esta estrategia se hizo claro y concreto en los cambios propuestos en el Código Forestal en 2012, especialmente la propuesta de reducir la Reserva Legal (área forestal protegida) en la Amazonia, aumentando la disponibilidad de tierra para la agricultura y los pastos (Sauer y França,2012).

Marcado por narrativas económicas ultraliberales y un exacerbado conservadurismo político y moral, el gobierno de Bolsonaro (2019-2022) ha profundizado aún más este pacto político al tiempo que ofrece su apoyo explícito a proyectos caracterizados por el extractivismo agrario. Para ello, dictó la Medida Provisional 910, que regularizó las ocupaciones ilegales de tierras públicas y abrió la posibilidad de que se titularan ocupaciones similares de hasta 2 500 ha en cualquier lugar de Brasil (Sauer et al., 2019a). Ha fomentado públicamente la expansión de la frontera agrícola y el aumento de la producción de soja y ganado en tierras indígenas y tradicionales (comunes), así como en áreas protegidas. Su ministro de Agricultura —antiguo presidente del Frente Agrario Parlamentario, más conocido como Caucus Rural— ha apoyado incondicionalmente los proyectos de ley del Congreso destinados a desregular la inversión extranjera en la tierra (Castro et al., 2017).

Analizando los procesos recientes de acumulación, Delgado (2013) definió las dinámicas políticas y económicas del extractivismo agrario utilizando el concepto de “economía del agronegocio”. Este se basa en un pacto de poder con características similares a las de una agroestrategia (Almeida, 2011) y el extractivismo (Acosta, 2013).

Según Delgado (2013, p. 63), la economía del agronegocio se extrapola sobre una estrategia económica pura para “construir ideológicamente una hegemonía desde arriba, aglutinando latifundios, cadenas agroindustriales estrechamente vinculadas al sector exterior y las burocracias del Estado”. Está permitiendo “la acumulación de capital bajo el ámbito de estos sectores fundidos por el dinero público” (Delgado, 2013, p. 62), a partir de un discurso de “gobernanza ambiental” como “condición de posibilidad del neoextractivismo”(Baletti, 2014, p. 7) o extractivismo agrario (McKay, 2017; Veltmeyer y Zayago Lau, 2019).

El extractivismo agrario en Brasil, que combina inversiones productivas e improductivas, tiene sus raíces en “la captura y sobreexplotación de las ventajas comparativas naturales” o en la renta del suelo (Delgado, 2013, p. 64), apropiándose de la tierra y la naturaleza. Su lógica extractiva se basa en la producción, pero también enla especulación, dando lugar a la “acumulación por desposesión”(Harvey, 2003). El extractivismo agrario incluye las inversiones de empresas agrícolas nacionales y extranjeras para la exportación, la desnacionalización del sector agroindustrial y el acaparamiento de tierras (Borras et al., 2012), y la apropiación de tierras públicas y comunales, lo que da lugar a conflictos por la tierra y a la desigualdad social (Sauer y Castro, 2020).

Después de 1998, el extractivismo agrario representado por la economía del agronegocio se convirtió en un rasgo central de la lógica económica de Brasil. Especialmente en términos de la balanza comercial (exportación), representó un pacto estratégico entre “el gran capital agroindustrial, el sistema de crédito público a la agricultura y la agroindustria, la propiedad de la tierra y el Estado” (Carvalho, 2013, p. 34). La expansión del capital extractivo se vio acelerada por el aumento del precio de las materias primas en los mercados mundiales y por la disponibilidad de tierras “baratas”, lo que dio lugar al “predominio del capital invertido en la tierra y en los recursos naturales, como los minerales y los metales, los hidrocarburos y los agrocombustibles”. Este proceso de acumulación se asoció a un “ciclo político progresivo” (Veltmeyer y Zayago Lau, 2019, p. 49), creando políticas socio-asistenciales que darían un carácter novedoso al extractivismo agrario (Sauer, 2019).

Según Delgado (2013), dicha “economía del agronegocio”, basada en un pacto de poder político, emplea un conjunto de dispositivos ideológicos, como (i) una activa bancada del agronegocio (el Caucus Rural) en el Congreso Nacional para apoyar los acuerdos legales; (ii) una activa asociación de la clase del agronegocio para representar los intereses y promover la acumulación; (iii) una burocracia estatal destinada a ampliar el crédito público y el apoyo gubernamental; (iv) la pasividad de las instituciones públicas reguladoras, incluyendo la flexibilización de las leyes y la regularización del acaparamiento de tierras; (v) una fuerte cooptación de los círculos académicos; y (vi) la connivencia y el apoyo de los medios de comunicación nacionales.

El extractivismo agrario ha dado lugar a un conjunto de conflictos socio-ambientales, en particular conflictos por la tierra, el territorio, el agua y otros recursos naturales (Oliveira y Sauer 2020). A medida que la frontera agrícola continúa expandiéndose, invade la tierra y el territorio de las comunidades ribereñas y de otras poblaciones tradicionales (por ejemplo, las comunidades cimarronas o quilombolas), los pueblos indígenas y los productores rurales fa-miliares que se asentaron en la Amazonia y el Cerrado hace muchas décadas (Martins, 1996). (…)

*Capítulo 3 Extractivismo agrario en el Cerrado brasileño

Sérgio Sauer, Karla R. A. Oliveira

Extractivismo agrario en América Latina, 2022, pp. 125-162 (38 pages)

https://doi.org/10.2307/j.ctv3142tqn.7 •

Fuente: https://www.jstor.org/stable/j.ctv3142tqn.7?seq=12

Concentración y centralización capitalista

Así el “agro” hipoteca el futuro de Brasil

5 de abril de 2024

Por Daniel Lemos Jeziorny
Boletín Otras palabras
enviado por [email protected]

Sintetiza el proyecto capitalista de alienar al ser humano de la naturaleza, bajo el discurso de “civilización”. Concentra ingresos, crea pocos empleos y degrada el campo. No lleva comida a la mesa. Y concentra los subsidios estatales. Algunos ganan; casi todos pierden…

A diferencia de otras especies terrestres, la especie humana realiza su metabolismo con la naturaleza de la que forma parte no inmediatamente, sino mediada, tanto a través de objetos técnicos con los que desarrolla para trabajar como a través de los significados que atribuye a su acción de reordenar los flujos naturales de materia y energía. El concepto marxiano de metabolismo social es una herramienta muy útil para analizar esta interacción, especialmente porque resalta que se trata de una relación que se establece a partir de una determinada manera sociohistórica de organizar la fuerza de trabajo social, es decir, una relación humanidad/naturaleza desde un modo de producción específico –actualmente, el capitalismo– y no desde una relación entre los individuos y la naturaleza.

Esta perspectiva es de indispensable importancia en el período histórico que atravesamos, marcado por guerras, sangrientas disputas por bienes comunes indispensables para la existencia humana como el agua y una emergencia climática cada vez más urgente. Después de todo, si los gases de efecto invernadero se acumulan en la atmósfera y contribuyen al calentamiento global, que tiene consecuencias cada vez más graves para el mantenimiento de las condiciones de vida en la Tierra, un análisis basado en el concepto marxiano de metabolismo social nos permite superar lo que es una manifestación fenomenal: el efecto invernadero. gases – y profundizar en la verdadera raíz de esta contradicción, es decir, la expansión del fallo metabólico.

Un proceso que se da a partir de la creciente y radical disyunción entre las partes que componen el metabolismo social del capitalismo, a saber: el sistema económico regido por la acumulación de capital y las condiciones naturales de producción. En este sentido, nunca está de más recordar que la biosfera –al menos, por ahora– es un sistema cerrado a la entrada de materia, pero también que la forma hegemónica que empleamos para humanizar/reordenar este sistema natural tiene un alcance ampliable. lógica y también acelerante. Es bastante plausible, por tanto, que en algún momento la desorganización de las coordenadas del Sistema Tierra provocada por la degradación de sus diferentes ecosistemas dé lugar a un crecimiento material loco, por no hablar de un crecimiento material posiblemente autofágico.

Es en esta línea que estudiosos vinculados a la Economía Ecológica afirman que es necesario controlar el ritmo del sistema económico, acercándolo a los límites biofísicos del planeta. Y aquí la lógica es relativamente simple y quizás pueda resumirse de la siguiente manera: si capturamos peces más rápido que su velocidad de reproducción, acabaremos con la población natural de peces. De manera similar, si producimos desechos más rápido que la capacidad de la tierra para absorberlos, terminaremos enterrados bajo una montaña de tierra producida por nosotros mismos en nuestra relación metabólica con la naturaleza.

Si para los estudiosos vinculados a la Economía Ecológica es posible gestionar el metabolismo del capital de tal manera que se controle tanto su lógica expansiva como su lógica aceleradora, para un grupo selecto de pensadores inocentes esto no es un problema, ya que el sistema sería “desmaterializarse”, especialmente cuando la esfera financiera asume el estatus de motor principal de la acumulación capitalista. Nada más desprevenido que eso. Si bien en la fase patrimonial del capitalismo –precisamente la que atravesamos actualmente– la extracción de renta es cada vez mayor y representa cada vez más peso en la balanza de la acumulación, esta situación no implica ni remotamente que el sistema se esté “desmaterializando”.

Por el contrario, el consumo de materia sigue creciendo. Un informe reciente de la ONU (publicado en marzo de 2024) muestra claramente que, si la población mundial se ha duplicado desde la década de 1970, la extracción de materias primas se ha triplicado. En otras palabras, la humanidad está consumiendo cada vez más planeta para mantener su forma de vida regida por la acumulación capitalista. Si en 1970 la extracción de materia de la Tierra fue del orden de 30,9 mil millones de toneladas, en 2020 alcanzó la marca de 95,1 mil millones de toneladas y la estimación es que a finales de 2024 alcance los 106,6 mil millones de toneladas. Por supuesto, esto no es nada nuevo, ya que el informe de 2016 ya llamó la atención sobre esta tendencia.

Una tendencia desastrosa, dado que, desde el punto de vista del buen funcionamiento del planeta para los seres humanos, es decir, la posible implementación de un metabolismo social que no comprometa servicios ecosistémicos esenciales como el ciclo de los nutrientes del suelo y el control natural. de enfermedades con potencial pandémico, lo que más importa son las cifras absolutas de degradación actual de los ecosistemas. Así, en lo que respecta a la relación humanidad/naturaleza, ¿de qué sirve que la acumulación de capital se ancle relativamente más en el ámbito puramente financiero, si la degradación de los ecosistemas que componen la biosfera sigue creciendo, si la deforestación sigue avanzando, ¿Si sigue aumentando la contaminación de los acuíferos o si aumenta la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera? Quizás por ello, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el periodo 2021-2030 como el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas .

Una iniciativa que pretende intensificar la recuperación de ecosistemas degradados y destruidos como forma de combatir el calentamiento global. En el ámbito de esta medida (de paso, nada más que paliativa), la citada institución no escatima tinta en llamar la atención sobre la urgente necesidad de mejoras sustantivas en aspectos decisivos para la evolución de la humanidad en la Tierra, como la seguridad alimentaria, el abastecimiento de agua y la preservación de la biodiversidad, todos ellos elementos basados ​​en el mantenimiento y recuperación de los ecosistemas terrestres y marinos. Según la propia ONU, la degradación de estos sistemas naturales compromete el bienestar de 3.200 millones de personas y cuesta alrededor del 10% de los ingresos globales al año, expresado principalmente en la pérdida de especies y servicios ecosistémicos.

Bueno, al menos desde que las botas españolas pisaron por primera vez las arenas blancas de las Bahamas, América Latina ha sido una pieza decisiva en este rompecabezas. Basta ver que Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela se encuentran entre las naciones consideradas con megadiversidad biológica en el mundo, dado que sus ecosistemas albergan entre el 60% y el 70% de todas las formas de vida terrestre. Además, el continente latinoamericano recibe alrededor del 29% de las precipitaciones del mundo y alberga un tercio de las reservas renovables de recursos hídricos, fundamentales no sólo para actividades productivas como la industria y la agricultura, sino para la vida misma. (…)

 https://outraspalavras.net/crise-civilizatoria/agro-mito-que-degrada-custa-caro-hipoteca-futuro/
Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2024/04/06/brasil-agronegocios-hipotecan-el-futuro/

Alternativas emancipatorias

¿Se viene la guerra nuclear?

4 de abril de 2024

Por Marcelo Colussi/Rebelión

En la reunión anual del Grupo Bilderbeg del año 2022, que tuvo lugar en Washington, se filtró la agenda que se trataría. Por supuesto, las conclusiones jamás salen a luz. Los “amos del mundo”, como se le conoce a este grupo, deciden en la mayor secretividad el guion que sigue la humanidad para el futuro próximo. En esa filtración pudo saberse que uno de los tópicos a abordarse sería la “gobernabilidad global post guerra nuclear”.

Todo indica que quienes toman esas decisiones vitales para los ocho mil millones de habitantes del planeta, tienen contemplada la posibilidad de una guerra con armamento nuclear, pero limitada (armas tácticas, las llaman). Según algunos expertos, eso es un despropósito total, un imposible. No hay guerras nucleares “limitadas”. De librarse una guerra atómica con apenas un pequeño porcentaje de la capacidad destructiva actual (alrededor de 12.000 misiles, el 90% de ellos repartidos entre Rusia y Estados Unidos), la destrucción de toda forma de vida está asegurada. Si no es por la muerte instantánea en el momento de recibir los impactos, la lluvia ácida provocada por las posteriores nubes radiactivas, y el prolongado invierno nuclear (noche permanente por al menos una década) que seguiría, terminarán con toda la vida sobre el planeta por la falta de luz solar. Por tanto, utilizar ese tipo de armamentos entre las superpotencias es algo que, como lo dice en inglés la abreviatura de la fórmula de la correspondiente estrategia militar: “Mutual Assured Destruction” -MAD- es algo “loco” (mad, en inglés).

¿Por qué hace más de dos años tiene lugar esta guerra en Ucrania entre la OTAN y la Federación Rusa? ¿Eso puede llevarnos realmente a un holocausto termonuclear?  Se habla de uso de armas atómicas tácticas (limitadas), no estratégicas (misiles intercontinentales con ojivas múltiples, cada uno de ellos 30 veces más potentes que las bombas de Hiroshima). Lo cierto es que, si se libera energía nuclear, no importando la cantidad, el fin de la vida está al alcance de la mano. Si se liberara al mismo tiempo todo el potencial nuclear generado por todos los países que lo disponen, se produciría una explosión de tal magnitud que su onda expansiva podría llegar hasta la órbita de Plutón. ¿Cómo sigue esta historia entonces? ¿Qué se decidió en la pasada reunión del Grupo Bilderbeg? Los humanos de a pie no lo sabemos, no lo decidimos, y la infame burla de la “democracia” representativa no nos permite, en absoluto, tomar parte en esas negociaciones. Solo sufrimos pasivamente sus consecuencias. (…)

Si se analiza en detalle lo que allí sucede, nos encontramos solo con grandes negocios (para algunos, claro: grandes capitales occidentales) y una soberbia monumental, que ha usado al pueblo ucraniano de un modo vergonzoso, llevando a la muerte al menos 400.000 de sus habitantes, en un primer cálculo conservador. De hecho, Kiev ya no tiene soldados para seguir peleando, por lo que está incorporando para la guerra mujeres y población de tercera edad. 

En este enfrentamiento se está jugando la recomposición a escala planetaria de los poderes dominantes: Estados Unidos no quiere por nada del mundo perder su sitial de honor, el que mantuvo como superpotencia hegemónica durante el siglo XX, mientras nuevos poderes -Rusia y China en lo fundamental, con una nueva arquitectura económica asentada en los emergentes BRICS desmarcándose del área-dólar- comienzan a dibujar una nueva multipolaridad. Europa va quedando como furgón de cola de Washington, y la población europea no sale de su anonadamiento, siendo llevada a una autoflagelación de la que, pareciera, no puede reaccionar. (…)

Más allá de lo que pueda decirse de Rusia, que ahora es un país capitalista como cualquiera de Occidente, está claro que la estrategia estadounidense pretende seguir ocupando su lugar hegemónico mundial, para lo que está dispuesta a hacer cualquier barbaridad. China y Rusia, con su proyecto BRICS, le hacen sombra. La destrucción de la Federación Rusa es un anhelo largamente postergado en la clase dirigente del país americano. Sucede que, si se juega con fuego, nos vamos a quemar todos. Ante la posibilidad de enviar tropas de la OTAN a Ucrania deslizada por el mandatario galo, el presidente ruso, Vladimir Putin, lo dijo con rotunda claridad: reaccionarían con todo su potencial atómico, que no es poco, por supuesto (superior al de Estados Unidos en estos momentos, con misiles hipersónicos indetectables y drones submarinos de poder casi ilimitado: Poseidón, el arma atómica “del Juicio Final”). “Todo esto realmente amenaza con un conflicto con el uso de armas nucleares y la destrucción de la civilización. ¿No lo entienden?”, afirmó Putin. ¿Se juega con la posibilidad del fin de la humanidad? ¿Aterradora ruleta rusa en marcha? El reloj del juicio final, como se le llama a esa metáfora que la comunidad científica internacional utiliza para mostrar cuán cerca estamos del holocausto total, ha colocado las agujas a solo 90 segundos de la medianoche nuclear, como en los peores momentos de la Guerra Fría. Si se está jugando tan peligrosa -o temeraria, o irresponsablemente- con este fatal fuego, ¿por qué quienes no decidimos nada tenemos que vernos envueltos en esta quemazón universal?

Si lo que el Grupo Bilderberg trató en su reunión de hace un par de años se puede tomar como premonitorio -¡se viene la guerra nuclear!-, más premonitorio aún es la profusión de refugios antinucleares que algunos magnates están construyendo. La “gestión de emergencias” o “preparacionismo”, como se le ha dado en llamar, es un negocio en auge, vendiéndose bunkers antibombas atómicas hasta por dos millones de dólares. Obviamente los ciudadanos de a pie tendremos que soportar la guerra sin refugios, hasta que caigamos muertos. La historia la escriben los que ganan, definitivamente. 

Sigmund Freud, en una sombría reflexión de senectud, predijo que la “pulsión de muerte” se terminará imponiendo en el ser humano, llevando a su autodestrucción masiva como especie. ¿Habrá acertado en su intuición?

Yo no quiero morirme en una explosión nuclear, ni con cáncer producto de la radioactividad ambiente, ni de hambre porque ya no se podrán conseguir alimentos dada la prologada noche post explosiones que tapará el sol por, al menos, diez años, con descenso de la temperatura a muchos grados bajo cero a nivel planetario. ¿Alguien lo querrá? Pero si hay gente (una pequeña élite, por supuesto) que juega alegremente con la posibilidad de esa guerra -mientras prepara sus refugios-, no hay dudas que tiene un desprecio absoluto por la humanidad, aunque presente al “monstruo” Putin como el “malo de la película”. Nadie es santo; los santos no existen, pero hay peores y peores. El capitalismo, está visto en innumerables ocasiones, es un sistema inhumano: prefiere sacrificar seres humanos y medio ambiente para no perder su tasa de ganancia. Ya es hora de dar un rotundo ¡basta! a esa infamia.

Fuente: https://rebelion.org/795129-2/

Llamado a la Acción: #17Abril – Día Internacional de las Luchas Campesinas

21 marzo 2024 Derechos de las campesinas y campesinos, Soberanía alimentaria

¡Basta de genocidios, desalojos y violencia!


Hoy, el mundo es testigo de múltiples crisis que afectan todos los aspectos de la vida en la Tierra. El sistema capitalista revela ahora su verdadera naturaleza destructiva, llevando a campesinxs en Asia y otras partes del mundo al suicidio debido a deudas impagables. Corrompiendo gobiernos que matan a su gente para favorecer intereses privados, violando la naturaleza y el equilibrio ecológico, comprometiendo así el futuro de la humanidad. Este sistema genera genocidios, no solo a través del militarismo, sino también al negar el acceso a los alimentos, utilizando la hambruna como arma de genocidio, como se ve actualmente en Gaza. También toma la forma de un genocidio lento, como el experimentado por la población haitiana con políticas anti-campesinas y la gangsterización orquestada para facilitar una nueva intervención extranjera, permitir la apropiación de tierras campesinas y el saqueo de bienes comunes.


El neocolonialismo es inherente a este sistema, extendiéndose a países como Níger, donde las sanciones de la UE afectan el derecho a la alimentación de las poblaciones. Conflictos políticos y armados provocados en Libia, Siria y Sudán han llevado a desplazamientos masivos de la población, destrucción de infraestructuras y dificultades para acceder a la tierra. En países como Guatemala, Argentina, Paraguay y Turquía, las multinacionales imponen sus ganancias sobre los derechos fundamentales de las familias campesinas, lo que lleva a su desalojo y la explotación de la Madre Tierra. Esta lógica capitalista socava las luchas campesinas por la Soberanía Alimentaria, métodos de producción agroecológicos, sostenibles y diversificados, explotaciones familiares prósperas, preservación de la biodiversidad y la paz con justicia social que sirven como soluciones campesinas a la crisis alimentaria y climática[2]. Además, aplasta la diversidad en todas sus formas de género y étnicas, y pasa por alto el conocimiento agrícola local y ancestral, ocultando sus verdaderas intenciones detrás de soluciones de desarrollo que sirven solo a los intereses económicos de una minoría. Quienes controlan y mercantilizan nuestros bienes comunes impiden que jóvenes campesinxs accedan a tierras y rompen la autonomía de quienes la trabajan, empujándolos hacia conflictos agrarios, pobreza, hambruna y agricultura sin agricultores.

¡Construyamos solidaridad, unámonos por la Soberanía Alimentaria!

El 2024 comenzó con las masivas protestas de lxs agricultorxs en Europa, Asia y otras partes del mundo contra políticas agrícolas adversas al campesinado. Estas manifestaciones no se limitan a buscar precios justos y una vida digna para lxs campesinxs, sino que también expresan la necesidad de una sociedad orientada hacia un futuro donde prevalezca la Agroecología Campesina sobre las prácticas destructivas del agronegocio y que se garantice la justicia social y la dignidad de todxs. Es imperativo garantizar que nadie se vea obligado a abandonar su tierra, familia y cultura en busca de mejores oportunidades en otro lugar, sacrificando su vida para alimentar a sus seres queridos.

Nuestras luchas campesinas, arraigadas profundamente en los principios de la Soberanía Alimentaria, buscan establecer un sistema inclusivo que promueva las economías rurales y los medios de vida de lxs campesinxs, al tiempo que cultivan la esperanza para evitar tragedias como el suicidio, la desintegración familiar y la migración forzada en zonas rurales. Reconociendo la Soberanía Alimentaria, la Agroecología Campesina, el acceso popular a la tierra, el territorio y los bienes comunes como soluciones genuinas a las crisis globales, La Vía Campesina aboga fervientemente por la implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales (UNDROP), un instrumento internacional crucial que aborda las crisis multifacéticas que enfrentan el campesinado. Además, abogamos por el establecimiento de un nuevo marco de comercio internacional basado en la cooperación y la Soberanía Alimentaria para desafiar el sistema de comercio neoliberal que perpetúa el hambre. Simultáneamente, nos estamos preparando para el Foro Mundial Nyéléni en 2025, que convocará al movimiento internacional por la Soberanía Alimentaria para enfrentar los desafíos del hambre y la pobreza mediante el avance del desarrollo y el fortalecimiento de las economías locales.

El 17 de abril, ocuparemos las calles y todos los espacios donde se sientan las luchas campesinas para reafirmar con fuerza nuestra vía campesina y fortalecer la Soberanía Alimentaria en nuestros territorios. Instamos encarecidamente a todos lxs miembros, aliadxs y simpatizantes de La Via Campesina a movilizarse ahora y durante todo abril, unidxs en una sola voz de solidaridad para apoyar las luchas campesinas contra las crisis globales.


¡Construyamos Solidaridad! ¡Basta de genocidios, desalojos y violencia!

#17Abril #LuchasCampesinas #SoberaníaAlimentariaYa #DerechosCampesinosYa


Aquí están acciones que podemos emprender juntxs:

  • Descarga nuestro kit de comunicación para difundir los materiales oficiales, incluido nuestro póster del 17 de abril. Tradúcelo a tus idiomas locales y participa en acciones solidarias en apoyo de las luchas campesinas en tu país y en todo el mundo.
  • Organiza actividades, seminarios web y talleres centrados en los derechos y las luchas de lxs campesinxs, incluido el acceso a la tierra, precios justos, la promoción de la agroecología y las semillas campesinas, así como la defensa de la soberanía de los pueblos, entre otros.
  • Escribe declaraciones, artículos y crea material audiovisual impactante para amplificar las voces de las luchas campesinas y promover la soberanía alimentaria. Luego, comparte tus contribuciones con nosotros en la siguiente dirección: [email protected]

Nos proponemos mapear las acciones globales. No olvides etiquetarnos en tus publicaciones en redes sociales identificando a La Vía Campesina en:
• Facebook: @viacampesinaOFFICIAL
• Instagram: @la_via_campesina_official
• Twitter: @via_campesinaSP

Puedes usar estos hashtags para asociar tus contribuciones en redes sociales con la campaña global por las Luchas Campesinas:
Principales : #17Abril #LuchasCampesinas #SoberaníaAlimentariaYa #DerechosCampesinosYa 
Complementarios: #StopGazaStarvation #RemuneraciónCampesina #AltoElFuegoYA #SoluciónHaitianaParaHaiti

Participa en todas las acciones y protestas contra el genocidio en Gaza, la interferencia extranjera en Haití, las sanciones económicas en Níger, los desalojos de campesinos, la impunidad por violaciones de derechos humanos, los acuerdos de libre comercio, el endeudamiento rural, las falsas soluciones a la crisis alimentaria y climática, medidas que favorecen los intereses multinacionales sobre la soberanía de los pueblos y otras luchas campesinas en tus territorios. Ver el mapa de acciones

Fuente: https://viacampesina.org/es/llamada-a-la-accion-17abril-dia-internacional-de-las-luchas-campesinas/

ACTUAL: Nuestras luchas campesinas, arraigadas profundamente en los principios de la Soberanía Alimentaria, buscan establecer un sistema inclusivo que promueva las economías rurales y los medios de vida de lxs campesinxs, al tiempo que cultivan la esperanza para evitar tragedias como el suicidio, la desintegración familiar y la migración forzada en zonas rurales. Reconociendo la Soberanía Alimentaria, la Agroecología Campesina, el acceso popular a la tierra, el territorio y los bienes comunes como soluciones genuinas a las crisis globales, La Vía Campesina aboga fervientemente por la implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales (UNDROP), un instrumento internacional crucial que aborda las crisis multifacéticas que enfrentan el campesinado. Además, abogamos por el establecimiento de un nuevo marco de comercio internacional basado en la cooperación y la Soberanía Alimentaria para desafiar el sistema de comercio neoliberal que perpetúa el hambre. Simultáneamente, nos estamos preparando para el Foro Mundial Nyéléni en 2025, que convocará al movimiento internacional por la Soberanía Alimentaria para enfrentar los desafíos del hambre y la pobreza mediante el avance del desarrollo y el fortalecimiento de las economías locales.

El 17 de abril, ocuparemos las calles y todos los espacios donde se sientan las luchas campesinas para reafirmar con fuerza nuestra vía campesina y fortalecer la Soberanía Alimentaria en nuestros territorios. Instamos encarecidamente a todos lxs miembros, aliadxs y simpatizantes de La Via Campesina a movilizarse ahora y durante todo abril, unidxs en una sola voz de solidaridad para apoyar las luchas campesinas contra las crisis globales.

LLAMADO DE YAKARTA:

Nosotros, La Vía Campesina, venimos a extender nuestro llamado urgente a tejer hilo a hilo la unidad a nivel global entre organizaciones del campo y la ciudad para participar activa, propositiva y decididamente en la construcción de una nueva sociedad, basada en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad. Nos encontramos aquí convocados por el espíritu de nuestros amigos y líderes, y todos aquellos cuyo coraje y compromiso con nuestras luchas nos inspiran. La Vía Campesina, un movimiento internacional campesino que reúne a más de 200 millones de campesinas y campesinos, pueblos indígenas, pescadores, recolectores y trabajadores agrarios. Con la creatividad de las mujeres y el entusiasmo de nuestros jóvenes venimos de 150 organizaciones y 70 países. (…)

Tierra y territorios

Defendemos una «Reforma Agraria Integral» que ofrezca plenos derechos sobre la tierra, reconozca los derechos legales de los pueblos indígenas a sus territorios, garantice a las comunidades pesqueras el acceso y el control de las zonas y ecosistemas de pesca y reconozca el acceso y el control de las tierras y las rutas de migración de pastoreo. Esta es la única manera de asegurar un futuro para los jóvenes del campo.

La «Reforma Agraria Integral», vista como una distribución masiva de tierras junto al apoyo con recursos para la producción y el sustento, debe garantizar el acceso permanente a los jóvenes, las mujeres, los desempleados, los sin tierra, para complementar a las pequeñas fincas, a los desplazados y todos aquellos que estén dispuestos a participar en la producción a pequeña escala de alimentos agroecológicos. La tierra no es una mercancía. Deben reforzarse las leyes existentes y crear nuevas para protegernos de la especulación y un marco jurídico que impida la especulación con ellas y su acaparamiento. Continuaremos nuestra lucha en defensa de las tierras y los territorios.

Semillas, bienes comunes y agua

Enaltecemos a las semillas, el corazón de la Soberanía Alimentaria, con el principio Semillas Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad, reafirmado hoy por cientos de organizaciones en todo el mundo. Nuestro desafío pasa hoy por seguir manteniendo a nuestras semillas vivas en manos de nuestras comunidades, por multiplicarlas en el marco de nuestros sistemas campesinos. Continuaremos la lucha contra su apropiación a través de diversas formas de propiedad intelectual y su destrucción por su manipulación genética y otras nuevas tecnologías. Nos oponemos a los paquetes tecnológicos que combinan transgénicos con el uso masivo de pesticidas.

Seguimos hoy enfrentando la Leyes de semillas que, de la mano de los intereses de las corporaciones, son privatizadas y mercantilizadas. Seguimos enfrentando a los transgénicos y luchando por un mundo libre de transgénicos.

Los ciclos de la vida fluyen a través del agua y ella es una parte esencial de los ecosistemas y la vida. El agua es un bien común y como tal debe ser protegido.

Construyendo desde nuestras fortalezas

Nuestra gran fortaleza es crear y mantener unidad en la diversidad. Nosotros tenemos una visión del mundo inclusiva, amplia, práctica, radical y esperanzada como invitación a unirnos en la transformación de nuestra sociedad y la protección de la Madre Tierra.

  • Las movilizaciones populares, la confrontación con los poderosos, la resistencia activa, el internacionalismo, el compromiso con los movimientos de base locales son esenciales para lograr cambios sociales efectivos.
  • En nuestra heroica lucha por la Soberanía Alimentaria continuaremos construyendo alianzas esenciales con los movimientos sociales, los trabajadores y organizaciones urbanas y de las periferias, con migrantes, con quienes luchan contra la megaminería y las megarepresas, entre otras.
  • Nuestras principales herramientas son la formación, la educación y la comunicación. Estamos fomentando el intercambio de conocimientos acumulados hasta el presente con metodologías y contenidos de formación cultural, política e ideológica y técnica; multiplicando nuestras escuelas y experiencias de educación de nuestras bases y desarrollando nuestras herramientas de comunicación desde nuestras bases. 
  • Nos comprometemos a crear espacios especiales para potenciar a nuestros jóvenes. Nuestra mayor esperanza hacia el futuro es la pasión, energía y compromiso de nuestros jóvenes articulada en los jóvenes de nuestro movimiento.

Nos vamos de esta VI Conferencia Internacional de La Vía Campesina dando la bienvenida a las nuevas organizaciones que se han integrado al Movimiento, seguros de nuestras fortalezas y llenos de esperanzas hacia el futuro.


¡Por la tierra y la soberanía de nuestros pueblos!

¡Con solidaridad y lucha!

NOS URGE RECUPERAR A:

El Llamado de Yakarta

10 julio 2013 Declaraciones y Mociones de la VI Conferencia

Llamamiento de la VI Conferencia de la Vía Campesina Egidio Brunetto – 9 al 13 de junio

(Yakarta, el 12 de junio de 2013) Nosotros, La Vía Campesina, venimos a extender nuestro llamado urgente a tejer hilo a hilo la unidad a nivel global entre organizaciones del campo y la ciudad para participar activa, propositiva y decididamente en la construcción de una nueva sociedad, basada en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad. Nos encontramos aquí convocados por el espíritu de nuestros amigos y líderes, y todos aquellos cuyo coraje y compromiso con nuestras luchas nos inspiran. La Vía Campesina, un movimiento internacional campesino que reúne a más de 200 millones de campesinas y campesinos, pueblos indígenas, pescadores, recolectores y trabajadores agrarios. Con la creatividad de las mujeres y el entusiasmo de nuestros jóvenes venimos de 150 organizaciones y 70 países. Estamos en Asia, hogar de la mayoría de campesinas y campesinos del mundo para festejar nuestros primeros veinte años de lucha.

Comenzamos nuestro camino en Mons (Bélgica) en el año 1993 y articulamos nuestra visión radical de la Soberanía Alimentaria en 1996 en Tlaxcala (México), logrando reposicionar al campesinado, hombres y mujeres como actores sociales centrales en los procesos de resistencia a la agenda de comercio neoliberal y en la construcción de alternativas. Los pueblos de la tierra somos actores indispensables en la construcción, no sólo de un modelo de agricultura distinto, sino de un mundo justo, diverso e igualitario. Somos nosotras y nosotros los que alimentamos a la humanidad y cuidamos la naturaleza. Las generaciones futuras dependen de nosotros para el cuidado de la tierra.

Hoy más que nunca, otro mundo es urgente y necesario. La destrucción de nuestro mundo a través de la sobreexplotación y desposesión de los pueblos y la apropiación de los bienes naturales está produciendo la actual crisis climática y profundas desigualdades que amenazan a la humanidad en su conjunto y a la vida misma. La Vía Campesina dice un rotundo NO a esta destrucción impulsada por las corporaciones.

Nosotros estamos construyendo nuevas relaciones entre los seres humanos y con la naturaleza sobre la base de la solidaridad, la cooperación y la complementariedad. En el corazón de nuestra lucha está en la formulación de una ética para la vida que atraviesa todas nuestras acciones y búsquedas. La Vía Campesina se ha comprometido a dar visibilidad a todas las luchas locales alrededor del mundo, asegurando que sean entendidas desde una perspectiva internacional y contribuye a involucrarlas en un gran movimiento global por la soberanía alimentaria, el cambio social y la autodeterminación de los pueblos del mundo.

Llamamos a todas nuestras organizaciones, a nuestros aliados y amigos, amigas, hermanas y hermanos en la lucha, y a todos aquellos comprometidos con un futuro mejor a continuar caminando juntos y juntas, a rechazar la agenda de la “Economía Verde” y a continuar construyendo la Soberanía Alimentaria.

Nuestras luchas

Soberanía Alimentaria Ya – Transformando el mundo

La Soberanía Alimentaria es el eje central de la lucha por un proyecto de justicia social que hoy convoca a amplios sectores del campo y la ciudad. La soberanía alimentaria es el derecho fundamental de todos los pueblos, naciones y estados a controlar sus alimentos y sus sistemas alimentarios y a decidir sus políticas asegurando a cada uno alimentos de calidad, adecuados, accesibles, nutritivos y culturalmente apropiados. Ello incluye el derecho de los pueblos para definir sus formas de producción, uso e intercambio tanto a nivel local como internacional.

Durante las últimas dos décadas nuestra visión de la Soberanía Alimentaria ha inspirado a una generación de activistas comprometidos con el cambio social. Nuestra visión del mundo implica una revolución agrícola que significa profundas transformaciones agrícolas, socioconómicas y políticas. La Soberanía Alimentaria ha enfatizado la importancia crucial de la producción local y sustentable, el respeto por los derechos humanos, precios justos para los alimentos y la agricultura, comercio justo entre países y la salvaguarda de nuestros bienes comunes contra la privatización.

Hoy estamos frente a la mayor crisis de nuestra historia y la misma es una crisis sistémica. Las crisis alimentaria, laboral, energética, económica, climática, ecológica, ética, social, política e institucional están llevando al colapso en muchas partes del mundo. En simultáneo, la crisis energética se agudiza día a día frente al agotamiento de los combustibles fósiles y es enfrentada con falsas soluciones que van desde los agrocombustibles a la energía nuclear, la cual ha demostrado ser una de las peores amenazas para la vida sobre la tierra. 

Rechazamos el capitalismo, que en este momento se caracteriza por un agresivo flujo del capital financiero y especulativo hacia la agricultura industrial, la tierra y la naturaleza. Esto ha generado un inmenso acaparamiento de tierras, la expulsión de campesinas y campesinos de su tierra, la destrucción de pueblos, comunidades, culturas y sus ecosistemas, creando migraciones y desempleo masivos. Esto genera masas de migrantes económicos y refugiados climáticos y desempleados, incrementando las inequidades existentes.

Las transnacionales en complicidad con los gobiernos y las instituciones internacionales están imponiendo, bajo el pretexto de la Economía Verde, monocultivos de transgénicos, la megaminería, las grandes plantaciones forestales, la imposición de plantaciones de agrocombustibles, la construcción de grandes represas, el fracking y los oleoductos o la privatización de nuestros mares, ríos, lagos y nuestros bosques. La Soberanía Alimentaria recupera el control sobre nuestros bienes comunes devolviéndolos a manos de las comunidades.


La Agroecología  es nuestra opción para el presente y para el futuro

La producción de alimentos basada en la agricultura campesina, el pastoralismo y la pesca artesanal sigue siendo la principal fuente de alimentos en el mundo. La agricultura campesina de base agroecológica constituye un sistema social y ecológico que está conformado por una gran diversidad de técnicas y tecnologías adaptadas a cada cultura y geografía. La agroecología elimina la dependencia de los agrotóxicos; rechaza la producción animal industrializada; utiliza energías renovables; permite garantizar alimentación sana y abundante; se basa en los conocimientos tradicionales y restaura la salud e integridad de la tierra. La producción de alimentos en el futuro estará basada en un creciente número de personas produciendo alimentos en forma diversa y resiliente.

La agroecología protege la biodiversidad y enfría el planeta. Nuestro modelo agrícola no solo puede alimentar a toda la humanidad sino que también es el camino para detener el avance de la crisis climática enfriando el planeta a través de la producción local en armonía con nuestros bosques, alimentando la biodiversidad y la reincorporación de la materia orgánica a sus ciclos naturales.

Justicia social y climática, y solidaridad

A medida que avanzamos y construimos a partir de nuestra diversidad cultural y geográfica, nuestro  movimiento por la soberanía alimentaria se ve reforzado, integrando la justicia  y la igualdad social. Practicando la solidaridad por sobre la competencia, rechazamos el patriarcado, el racismo, el imperialismo y luchamos por sociedades democráticas y participativas, libres de explotación de las mujeres, los niños, los hombres o la naturaleza.

Demandamos justicia climática ya mismo. Quienes más sufren este caos climático y ecológico no son los que lo han provocado. Las falsas soluciones de la economía verde para continuar el crecimiento capitalista están empeorando la situación. Se crea una deuda ecológica y climática que debe ser corregida. Por esta razón demandamos la inmediata detención de los mecanismos de mercados de carbono, geoingeniería, REDD y los agrocombustibles.

Ratificamos la necesidad y nuestro compromiso de luchar en forma permanente contra las corporaciones transnacionales, entre otras cosas, boicoteando sus productos y rechazando cooperar con sus prácticas de explotación. Los Tratados de Libre Comercio y los acuerdos de inversión han creado condiciones de extrema vulnerabilidad e injusticias para millones. La implementación de estos tratados trae como resultado la violencia, la militarización y la criminalización de la resistencia. Otra consecuencia trágica de los mismos es la creación de una masa masiva de migrantes mal pagados, con trabajos inseguros e insalubres y con violaciones de sus derechos humanos y discriminación. La Vía Campesina ha logrado colocar los derechos de los campesinos y campesinas en la agenda del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU y llamamos a los gobiernos a ponerlos en práctica. Nuestra lucha por los derechos humanos está en el corazón de la solidaridad internacional e incluye los derechos y protección social de los agricultores migrantes y trabajadores de la alimentación.

Las luchas por el derecho a la tierra, a la alimentación, al trabajo digno, contra la destrucción de la naturaleza, son criminalizadas. Son cientos los compañeros y compañeras que han sido asesinados en los últimos años y otros muchos ven amenazadas sus vidas o son perseguidos y encarcelados, frecuentemente con el apoyo o la complicidad de las autoridades públicas.

Un mundo sin violencia y discriminación contra las mujeres

Nuestra lucha es para construir una sociedad basada en la justicia, la igualdad y la paz. Exigimos el respeto de todos los derechos de las mujeres. Rechazando el sistema capitalista, patriarcal, la xenofobia, la homofobia y cualquier tipo de discriminación, reafirmamos nuestro compromiso en lograr una equidad total entre hombres y mujeres. Esto requiere el fin de toda forma de violencia contra las mujeres, doméstica, social e institucional, tanto en las zonas rurales como en las zonas urbanas. Nuestra Campaña contra la Violencia hacia las Mujeres está en el corazón de nuestras luchas.

Paz y desmilitarización

Vivimos un incremento de conflictos y guerras para la apropiación, proliferación de bases militares y criminalización de la resistencia. La violencia es intrínseca a este sistema capitalista mortal basado en la dominación, la explotación y el pillaje. Nosotros estamos comprometidos con el respeto, la dignidad y la paz.

Nos duelen y nos honran los cientos de campesinas y campesinos que han sido amenazados, perseguidos, encarcelados, asesinados por sus luchas. Continuaremos exigiendo rendición de cuentas y castigo para quienes violan los derechos humanos y los derechos de la naturaleza. Demandamos también la liberación inmediata de todos los presos políticos.

Tierra y territorios

Defendemos una Reforma Agraria Integral que ofrezca plenos derechos sobre la tierra, reconozca los derechos legales de los pueblos indígenas a sus territorios, garantice a las comunidades pesqueras el acceso y el control de las zonas y ecosistemas de pesca y reconozca el acceso y el control de las tierras y las rutas de migración de pastoreo. Esta es la única manera de asegurar un futuro para los jóvenes del campo.

La Reforma Agraria Integral, vista como una distribución masiva de tierras junto con el apoyo con recursos para la producción y el sustento, debe garantizar el acceso permanente a los jóvenes, las mujeres, los desempleados, los sin tierra, para complementar a las pequeñas fincas, a los desplazados y todos aquellos que estén dispuestos a participar en la producción a pequeña escala de alimentos agroecológicos. La tierra no es una mercancía. Deben reforzarse las leyes existentes y crear nuevas para protegernos de la especulación y un marco jurídico que impida la especulación con ellas y su acaparamiento. Continuaremos nuestra lucha en defensa de las tierras y los territorios.

Semillas, bienes comunes y agua

Enaltecemos a las semillas, el corazón de la Soberanía Alimentaria, con el principio Semillas Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad, reafirmado hoy por cientos de organizaciones en todo el mundo. Nuestro desafío pasa hoy por seguir manteniendo a nuestras semillas vivas en manos de nuestras comunidades, por multiplicarlas en el marco de nuestros sistemas campesinos. Continuaremos la lucha contra su apropiación a través de diversas formas de propiedad intelectual y su destrucción por su manipulación genética y otras nuevas tecnologías. Nos oponemos a los paquetes tecnológicos que combinan transgénicos con el uso masivo de pesticidas.

Seguimos hoy enfrentando la Leyes de semillas que, de la mano de los intereses de las corporaciones, son privatizadas y mercantilizadas. Seguimos enfrentando a los transgénicos y luchando por un mundo libre de transgénicos.

Los ciclos de la vida fluyen a través del agua y ella es una parte esencial de los ecosistemas y la vida. El agua es un bien común y como tal debe ser protegido.

Construyendo desde nuestras fortalezas

Nuestra gran fortaleza es crear y mantener unidad en la diversidad. Nosotros tenemos una visión del mundo inclusiva, amplia, práctica, radical y esperanzada como invitación a unirnos en la transformación de nuestra sociedad y la protección de la Madre Tierra.

  • Las movilizaciones populares, la confrontación con los poderosos, la resistencia activa, el internacionalismo, el compromiso con los movimientos de base locales son esenciales para lograr cambios sociales efectivos.
  • En nuestra heroica lucha por la Soberanía Alimentaria continuaremos construyendo alianzas esenciales con los movimientos sociales, los trabajadores y organizaciones urbanas y de las periferias, con migrantes, con quienes luchan contra la megaminería y las megarrepresas, entre otras.
  • Nuestras principales herramientas son la formación, la educación y la comunicación. Estamos fomentando el intercambio de conocimientos acumulados hasta el presente con metodologías y contenidos de formación cultural, política e ideológica y técnica; multiplicando nuestras escuelas y experiencias de educación de nuestras bases y desarrollando nuestras herramientas de comunicación desde nuestras bases. 
  • Nos comprometemos a crear espacios especiales para potenciar a nuestros jóvenes. Nuestra mayor esperanza hacia el futuro es la pasión, energía y compromiso de nuestros jóvenes articulada en los jóvenes de nuestro movimiento.

Nos vamos de esta VI Conferencia Internacional de La Vía Campesina dando la bienvenida a las nuevas organizaciones que se han integrado al Movimiento, seguros de nuestras fortalezas y llenos de esperanzas hacia el futuro.


¡Por la tierra y la soberanía de nuestros pueblos!

¡Con solidaridad y lucha!

Fuente: https://viacampesina.org/es/llamamiento-de-yakarta/

Qué Democracia

Legalidad-legitimidad de la gran burguesía/
Bloqueo de la lucha de clases/Alternativas emancipatorias

Legalidad-legitimidad de la gran burguesía

Así el “agro” hipoteca el futuro de Brasil

5 de abril de 2024

Por Daniel Lemos Jeziorny
Boletín Otras palabras
enviado por [email protected]

Sintetiza el proyecto capitalista de alienar al ser humano de la naturaleza, bajo el discurso de “civilización”. Concentra ingresos, crea pocos empleos y degrada el campo. No lleva comida a la mesa. Y concentra los subsidios estatales. Algunos ganan; casi todos pierden…

(…) Es en este escenario que se vuelve cada vez más importante arrojar luz sobre los efectos concretos de diferentes patrones de reproducción del capital en las formaciones sociales latinoamericanas. Si bien es cierto que estos están involucrados en un movimiento de acumulación a escala global en el que se engendra una cierta división internacional del trabajo, no es menos cierto que sus Estados han jugado un papel decisivo en este desarrollo. Lo cual no es nada sorprendente, después de todo, especialmente porque es el aparato a través del cual se busca coordinar territorialmente las escalas del flujo de poder, el Estado capitalista es responsable de controlar y poner secciones de la biosfera a disposición del capital.

Por tanto, el Estado es un engranaje central en la mecánica de reorganización de los flujos de materia, energía y poder que fundamenta el reordenamiento propiamente capitalista de la naturaleza. Si bien esto tampoco sería diferente en las economías latinoamericanas, vale la pena recordar que, si en los albores del capitalismo el extractivismo en América Latina estaba organizado por un Estado de naturaleza colonial, en la actual fase de desarrollo capitalista, lo que muchos estudiosos han llamado neo -extractivismo se materializa en las economías de esta región también a través de la acción estatal. Sin embargo, ya no a través de Estados coloniales, sino a través de lo que el mexicano Jaime Osório llama Estados Dependientes, aquellos en los que las clases dominadas, cuando adquieren el derecho a gestionar los aparatos estatales, lo hacen sólo como lo que son –clases dominadas– en una estructura sistémica de reproducción material. Lo que significa que la relación de poder que caracteriza a esta estructura y que pasa por el Estado no se encuentra bajo verdadera amenaza.

Este es el caso de Brasil, donde en lugar de enfriarse por un conjunto de posibles cambios estructurales como la reforma agraria, los intereses de las viejas oligarquías parecen solidificarse como emblema de una sociedad fuertemente marcada por la desigualdad y una aplastante concentración de la riqueza. Por tanto, el agronegocio merece un examen crítico mínimamente profundo sobre su papel real en el desarrollo económico, especialmente por el hecho de que recibe cuantiosos y crecientes subsidios estatales. Al final, cuando hablamos de agro/pop/todo brasileño estamos ante un patrón de reproducción del capital al que los medios no se cansan de atribuir un papel de fortaleza y éxito económico. Sector supuestamente considerado productor de riqueza nacional, pero que en realidad celebra grandes resultados a través de la explotación del espacio agrario de un país donde, entre 2019 y 2021, 61 millones de brasileños enfrentaron dificultades para alimentarse y 15 millones de personas pasaron hambre.

Vale señalar que si el patrón de reproducción del capital neoextractivo que caracteriza al agronegocio brasileño se atribuye la idea de producir riqueza nacional, entre 1996 y 2022 su participación promedio en el PIB brasileño cayó del 35% al ​​25%. Y esto según una metodología de cálculo francamente favorable, dado que hay estudios de investigadores de renombre que indican que este número está sobreestimado; hasta el punto de que la participación efectiva de la agricultura en el PIB brasileño fue solo del 5,4% entre 2002 y 2018. Además, cabe señalar que fomentar este patrón de reproducción del capital trae graves consecuencias en lo que respecta a la reprimarización de la economía brasileña y la reducción de su agenda exportadora. De tal manera que la soja, un cultivo muy dependiente de pesticidas y que en 2000 representó el 5% de las exportaciones nacionales, ahora representa el 16,8% de estas exportaciones en 2020. Un hecho que trae preocupantes repercusiones ecológicas, ya que profundiza lo que muchos llaman commodities. consenso y el pernicioso consenso sobre el glifosato que lo acompaña.

En este caso, los efectos sobre la degradación de los ecosistemas son dramáticos, no sólo por la escalada de envenenamiento de suelos, acuíferos y personas (especialmente trabajadores rurales), sino también por la deforestación que abre espacio para el avance de la llamada frontera agrícola. , cuyo aumento no ha podido mitigar la terrible realidad de que en un país como Brasil –con una indiscutible abundancia de recursos hídricos, tierras cultivables y mano de obra disponible en el campo– es necesario importar arroz y frijoles, productos básicos en la dieta de la población en todas las regiones. Por lo tanto, además de ser ecológicamente desastroso, el estándar de reproducción del capital típico del agronegocio brasileño todavía se erige como un obstáculo para la soberanía alimentaria en un país que lamentablemente no ha erradicado el hambre –a pesar de la alardeada fuerza de su agro/todo/pop.

Como podría ser el caso, agro/tudo/pop ocupa alrededor del 77% de la tierra para cultivar commodities, como la soja exportada a China (destino de alrededor del 70% de la soja brasileña), mientras que la producción de alimentos es responsabilidad de la agricultura familiar, que ocupa el 23% restante de tierras agrícolas para producir arroz, frijoles, mandioca, patatas… en definitiva, alimentos para la mesa de los brasileños. También vale la pena señalar que, a pesar de ocupar una cantidad de tierra mucho menor que la agroindustria para producir alimentos para las personas y no para los cerdos, la agricultura familiar es responsable del 67% de las personas empleadas en actividades agrícolas en Brasil. En el campo brasileño, por lo tanto, quienes realmente producen alimentos y crean empleos no son los agro/todo/pop, sino los agricultores familiares, los habitantes de las riberas, los quilombolas…

Es cierto que el agro/todo/pop no sólo produce granos para la exportación y la ocupación de una pequeña porción de la sociedad brasileña. También cría ganado. Y cuando observamos lo que sucede en las cadenas de producción de los sistemas alimentarios, es posible ver que, dado el tamaño del rebaño de ganado en Brasil, así como las áreas de pastos que crecen a través del acaparamiento de tierras y la deforestación, la producción de carne es la que que más ha contribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero. En 2021, la estimación es que 1,4 GtCO2 fueron producidas por la industria vacuna, es decir, el 78% de las emisiones producidas dentro de los sistemas alimentarios corrieron a cargo de los Reis do Gado.

Teniendo en cuenta lo que se ha expuesto hasta ahora, parece bastante plausible afirmar que la agricultura puede ser cualquier cosa menos sostenible. Además, a diferencia del mantra difundido diariamente por los medios de comunicación, la agricultura no carga a Brasil sobre sus hombros, sino precisamente todo lo contrario. Especialmente cuando se observa que los subsidios al sector alcanzaron R$ 24,4 mil millones en 2022. Esta cifra no incluye los subsidios financieros otorgados a los Fondos de Inversión en Agronegocios (establecidos durante el gobierno de Bolsonaro por la Ley 14.130/2021), las Cartas de Crédito Agrícola (LCA) ) y los Certificados de Cuentas por Cobrar Agrícolas (CRA), instrumentos financieros que están exentos de impuestos y que en conjunto abaratan el financiamiento agro/todo/pop en comparación con otros sectores de la economía, que necesitan enfrentar costos más altos para financiar sus actividades al no tener tales ventajas fiscales. Una cifra que no incluye, además, las subvenciones concedidas a las semillas, a menudo transgénicas, comercializadas por grandes corporaciones internacionales como Monsanto y que requieren aplicaciones cada vez más gigantescas de pesticidas. Estas semillas cuyos valores subsidiados aparecen en conjunto [¿y disfrazados?] con los subsidios otorgados a productos de la canasta básica.

Desafortunadamente, cuando se arroja luz sobre el patrón de reproducción del capital agroindustrial brasileño, queda bastante claro que esto es costoso y trae profundas consecuencias negativas, especialmente en lo que respecta a la posibilidad de lograr en las zonas rurales brasileñas un metabolismo social ecológicamente sano y mínimamente justo desde un punto de vista distributivo. Es decir, un metabolismo social que no amplíe más la ya preocupante fractura metabólica que se establece entre el sistema productivo y la naturaleza, pero que también sea capaz de contribuir a la seguridad alimentaria y atacar problemas vejatorios como el hambre. Si – como señala el historiador Maurice Dobb – en el período de transición del feudalismo al capitalismo, las ciudades europeas colonizaron el campo a través de un mecanismo de transferencia de valores a través del control de precios y el intercambio desigual, parece que en Brasil el camino ya está hecho. back, es decir, la transferencia de valores de la población urbana a los señores del agro/todo/pop, que son ocupados vía subsidios otorgados por el Estado en claro detrimento del resto de la sociedad, especialmente de los más necesitados. Siguiendo este camino, tal vez no nos quede mucho por hacer, salvo esperar que los señores del campo no se unan a ciertas iglesias para movilizar una banda de fanáticos religiosos para propagar incendios inquisitoriales por todo el país.

 https://outraspalavras.net/crise-civilizatoria/agro-mito-que-degrada-custa-caro-hipoteca-futuro/
Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2024/04/06/brasil-agronegocios-hipotecan-el-futuro/

 Bloqueo de la lucha de clases

Argentina. Disfrutando el sufrimiento del pueblo

Julián Denaro (*), Resumen Latinoamericano, 6 de abril de 2024.

Un abordaje desde la psicología y la economía de algunos elementos del ejecutivo nacional.

El video de Javier Milei en el cual relata que “El Estado es un pedófilo en el jardín de infantes con los nenes encadenados y bañados en vaselina” expone flagrantemente la estructura mental del presidente. La forma en que va subiendo el tono de voz, abriendo los ojos y excitándose con su propio relato pone de manifiesto un inocultable disfrute respecto a una escena dañina que sólo puede habitar la imaginación de una persona profundamente enferma y peligrosa.

Es el mismo que durante una charla brindada en un colegio remitió a los dotes sexuales del burro para hacerse el canchero, mientras el conjunto del alumnado adolescente estaba atento a sus explicaciones económicas.

Probablemente, los traumas de su vida sexual tal vez encuentren su origen en la relación con su padre maltratador y despreciativo, pero irreversiblemente esto impacta sobre la conformación de su personalidad y su relación con el mundo. Predeciblemente, utilizando sus propias palabras, las “palizas que recibía de niño” por parte de los “seres nefastos” de sus progenitores lo condujeron a sentir que “no puede ser padre”, así como tampoco está en condiciones de reconocer la importancia de los vínculos afectivos intrafamiliares.

Javier Milei dijo “Si me hicieron todas las cosas que me hicieron, te puede salir mal”. En rigor de verdad, dicha conclusión puede aludir, en función de lo expuesto en este escrito, a su salud mental. La conformación de su estructura psíquica está inundada por las violencia, perversión, maltrato e insensibilidad recibidos por parte de sus progenitores. Por lo tanto, no resulta disonante que estemos en presencia de un esquema perverso. Perverso es el que disfruta con el daño que causa a un otro, que puede ser un sujeto individual o colectivo.

Por consiguiente, se trata de personas que pueden generar un profundo padecimiento al conjunto de la sociedad y disfrutarlo, gozarlo, e incluso procurar extremarlo hasta conseguir el éxtasis culmine de su satisfacción.

Un ejemplo que expone lo antedicho lo constituye el estilo que porta el vocero presidencial Manuel Adorni cada mañana en sus conferencias. Cada vez que relata algo que se destruye producto de las medidas de su gobierno, lo acompaña con una exultante sonrisa que denota la asociación entre destrucción y placer, como si fuera un logro que enorgullece. Asimismo, en toda oportunidad en la cual respetuosamente es consultado por los periodistas asistentes, procede a contestar de manera irrespetuosa, soberbia, prepotente y arrogante, destilando una actitud matona, insensible, mafiosa, absolutamente divorciada del sentir común. Manuel Adorni también es perverso.

Se ríen de la gente, se divierten con el daño que ellos causan, están jugando con los padecimientos del conjunto de la sociedad. ¿Cómo puede ser posible? ¿Qué es lo que pudo poner a estos seres destructivos al mando del gobierno de un país? Milei y Adorni, más Sturzenegger, Bullrich y Caputo, que formaron parte de la destrucción y el endeudamiento con el gobierno de Macri y antes con De La Rúa y Cavallo.

¿Cómo se explica? Pues es harto evidente, se explica por nuestra riqueza.

Argentina es uno de los países más ricos del mundo. Tiene todo. La segunda reserva mundial de gas, la cuarta de petróleo, la tercera de agua, comparte el Triángulo del Litio con Bolivia y Chile, posee las llanuras más grandes del mundo, los viñedos más altos del mundo, la región de pesca más extensa del planeta perteneciente a un país, las bellezas turísticas más diversas, coloridas y conmovedoras, la mejor gastronomía del mundo, una cultura profunda y compleja, un desarrollo científico y tecnológico evolucionado, calidez y alegría, buena música autóctona y gran calidad de interpretación de la música universal, somos campeones del mundo y encima tomamos mate.

En consecuencia, las corporaciones trasnacionales y el imperialismo anglosajón de la mano de Estados Unidos de Norteamérica quieren venir a robarnos todo. Por eso utilizaron todo el poder financiero y mediático para instalar en el gobierno de nuestro país a sujetos perversos que son capaces de vender la patria a cambio de un provecho personal. Nada mejor que poner a alguien perverso al frente de un país que querés colonizar o robar. Además de serte útil, lo disfruta sin sentir remordimiento alguno.

A los perversos no les tiembla el pulso cuando mienten, cuando engañan, cuando someten al otro. Por el contrario, lo disfrutan. Es por eso que los consorcios del poder económico mundial han encontrado la fórmula para intentar destruir a nuestro rico país y luego procurar comprarlo con total libertad.

Innegablemente, Milei tiene dotes actorales, pudiendo seducir a través de una personalidad completamente disruptiva, y por eso ganó las elecciones, engañando con la promesa de un cambio en un período de enorme inequidad. Pero su estructura psíquica perversa utilizada para destruir se vuelve el máximo peligro jamás sufrido por nuestra Patria. No se trata de un loco lindo sino de un enfermo que disfruta la entrega de nuestras riquezas a las empresas extranjeras.

Nunca deben olvidarse las palabras de Perón, al sentenciar de que la economía nunca es libre. La economía es siempre dirigida. O la dirige el Estado, o más bien el pueblo a través del Estado, para conseguir la grandeza de la Nación y la felicidad del propio pueblo, o la dirigen las empresas financieras trasnacionales, para destruir a las naciones y esclavizar a sus pueblos, consiguiendo la desdicha de sus habitantes.

En marzo de 2024, todavía estamos a tiempo de impedir el saqueo de nuestra maravillosa Argentina.


Argentina. ¿Hacia dónde vamos?

6 de abril de 2024

Por Mónica Peralta Ramos

Argentina se convirtió en un campo de batalla crucial para imponer la hegemonía norteamericana. Tanto la oposición como las variantes del progresismo ignoran el peligro de la dolarización.

(…) La Argentina se dolariza y la oposición mira para otro lado

A 100 días de la asunción del gobierno de Milei, su objetivo de dolarizar y eliminar al Banco Central como ente rector de la política monetaria del país está cerca de cumplirse. Si esto ocurre, la economía argentina dependerá directamente de la política monetaria de la Reserva Federal y los dólares que circulen en el país dependerán del volumen y precio de las exportaciones e importaciones, y de los volúmenes de las inversiones directas y financieras. Todos estos fenómenos dependen en última instancia de lo que ocurre con las tasas de interés de la Reserva Federal. Si estas aumentan, se fortalece el dólar, se encarece la deuda externa del país, caen los precios de los commodities (y de nuestras exportaciones) y se incentiva la salida de capitales desde las economías emergentes hacia el mercado financiero norteamericano. En estas circunstancias, el país quedará sujeto a los shocks externos. Hay sin embargo algo más: la dolarización también implica un nuevo reparto local del poder político y económico y nuevas formas de succión del excedente, ganancias, rentas e ingresos de la población por parte de distintas fracciones del capital local e internacional, que desde tiempo atrás pugnan por aumentar su tajada de la repartija. Esto tiene consecuencias sobre la estabilidad política del país.

Por un lado, la dolarización coloca un chaleco de fuerza a la protesta social congelando una brutal regresión de los ingresos que opera como techo a las futuras demandas salariales. Hoy este techo es impuesto por un mercado de trabajo formal que desde hace tiempo no genera empleo genuino y paga un salario real promedio que está por debajo de los niveles de pobreza. A esto se suma un enorme mercado de trabajo informal y un 42% de la población que vive bajo el nivel de pobreza. Estos fenómenos se agudizarán con una dolarización que potenciará la desaparición de empresas pequeñas y medianas y el desempleo.

Por el otro lado, la dolarización redistribuye el poder económico y político dentro de la patria contratista [12], al tiempo que busca impedir la corrida cambiaria, mecanismo principal de puja por la apropiación de ingresos, rentas y excedentes entre los monopolios que controlan las principales áreas de la economía y del comercio, local e internacional. Hoy un subgrupo, nódulo central de esta patria contratista, ocupa posiciones claves en ministerios estratégicos, a partir de las cuales expande su control sobre los recursos naturales de importancia estratégica (gas, petróleo, litio, minerales raros, etcétera). Este grupo liderado por Paolo Rocca y Eduardo Eurnekián -el verdadero “padre del león”- se orienta hacia el mercado externo y busca dolarizar el precio de extracción local de los recursos naturales al tiempo que profundiza sus alianzas con el capital financiero internacional para acrecentar sus inversiones y exportaciones. En este último sector hay enormes fondos financieros que esperan la dolarización y la desregulación prometida para avanzar sobre los recursos naturales del país. Algunos, junto con bancos y entidades financieras locales, han realizado ingentes ganancias a lo largo de estos 100 días especulando con los activos financieros locales, situación que ha sido impulsada oficialmente con un dólar planchado y tasas de interés negativas. Todos estos sectores buscan la dolarización para garantizar el valor de sus inversiones y un tipo de cambio estable que les permite seguir haciendo la bicicleta financiera, su principal canal de succión de la riqueza y los ingresos del país.

Por otra parte, desde un inicio el FMI ha impulsado la dolarización de la economía al imponer el levantamiento del cepo cambiario como una condición para acceder a los fondos de la reestructuración de la deuda contraída por Macri. Ocurre que la dolarización asegura los flujos del pago de la deuda externa al imponer un chaleco de fuerza a la redistribución de ingresos hacia los asalariados y al limitar la puja entre el “campo”, los exportadores y la patria contratista por la apropiación de las rentas, ganancias e ingresos generados en el país. Esta puja se ha concretado históricamente a través de dos mecanismos: la inflación desmadrada alentada por la formación de precios en mercados monopólicos y la retención en la liquidación de las cosechas y de las divisas obtenidas con las exportaciones agropecuarias. Estos fenómenos -inflación y corrida cambiaria- han desestabilizado a todos los gobiernos que se sucedieron en más de 70 años. Así, para el FMI la dolarización despejará el terreno y asegurará el flujo constante del pago de un endeudamiento externo que se postula como ilimitado.

La contracara de esta dolarización es una matriz productiva cada vez más extractivista y carcomida por la pobreza estructural, la recesión y la extranjerización. Este proceso puede ser frenado si todos los sectores sociales que se perjudicarán toman conciencia y se movilizan para impedirlo. Asimismo, puede ser frenado anárquicamente por la resistencia de los formadores de precios a controlar la inflación y el rechazo de los exportadores (un grupo de 10 mega monopolios, en su mayoría extranjeros) y de los productores a liquidar la cosecha gruesa de este año y las divisas en los meses que vienen. Esto implica corrida cambiaria, algo que el gobierno de Milei trata de impedir achicando brutalmente la masa de pesos en circulación y prometiendo exenciones impositivas de todo tipo para el año que viene. Ante la resistencia de los formadores de precios, el gobierno ha abierto las importaciones de alimentos al tiempo que promete crédito subsidiado en los meses que vienen y una brutal reforma laboral para garantizar salarios de hambre.

Milei y Caputo llegaron al momento actual con una devaluación de más del 118% en diciembre que, junto con el brutal ajuste subsiguiente -basado esencialmente en recortes de pensiones y jubilaciones, y de transferencias a las provincias-, una tasa de interés negativa y una devaluación del tipo de cambio oficial del 2% mensual, licuó los ahorros y los activos y pasivos del Banco Central, disminuyendo drásticamente la base monetaria. La conjunción de estas medidas impulsó la venta de esta divisa en manos de pequeños ahorristas desesperados para llegar a fin de mes, que junto con la liquidación del remanente de las exportaciones del ciclo pasado permitió al gobierno mantener planchado al tipo de cambio y recomponer las reservas del Banco Central. Sin embargo, la remarcación desenfrenada de precios por parte de los grandes monopolios cristalizó en una inflación creciente en dólares que profundiza la caída brutal de la producción, las ventas y los ingresos recaudados, algo que vuelve insostenible al ajuste fiscal. Al mismo tiempo, las reservas acumuladas hasta ahora no alcanzan para controlar una corrida cambiaria desatada por la resistencia de los exportadores y del “campo” a liquidar la cosecha gruesa y las divisas correspondientes en los meses que vienen, con un tipo de cambio retrasado y costos crecientes determinados por una inflación imparable a la que se suma ahora la dolarización oficial de las tarifas eléctricas y de gas de los hogares y de las empresas.

Esto ocurre al tiempo que aumentan los despidos del sector público, de la construcción y de la industria, mientras los productores agropecuarios, especialmente los chicos y medianos, reclaman contra las retenciones y la apertura de importaciones de alimentos. Más importante aún, reclaman contra “la cartelización de los exportadores de granos” y sus prácticas anticompetitivas con el uso de los distintos dólares “especiales,” para perjudicar especialmente a los productores agropecuarios [13]. El gobierno necesita la inyección de 15. 000 millones de dólares por parte del FMI o de algún fondo inversor amigo para concretar inmediatamente el levantamiento del cepo cambiario sin peligro de una corrida cambiaria e impulsar al mismo tiempo una “dolarización sintética” [14].

Es bueno recordar que la devaluación de diciembre aumentó la proporción del endeudamiento externo en relación al PBI, y que el nuevo endeudamiento con el FMI implicaría un aumento anual de 1.000 millones de dólares en concepto de intereses de la nueva deuda [15]. Llama pues la atención que en este contexto tan peligroso para el país tanto la oposición como las distintas variantes del progresismo intelectual y político ignoren el peligro de la dolarización y la urgencia de conformar un frente para impedirla.

Notas: (…)

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2024/04/06/argentina-hacia-donde-vamos/

11 de abril de 2024

Por Lautaro Rivara | Rebelión

A medio siglo del Plan Cóndor, la CIA vuelve a pasearse libremente por la Argentina, promoviendo, con un gobierno aliado y a cara descubierta, los intereses que en otro tiempo supo garantizar a través de la guerra sucia. Publicado en Diario Red (España) el 24 de marzo de 2024. (…)

La disputa por la subregión

El arribo de la CIA, así como la reciente visita de Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, tienen tras de sí poderosas motivaciones geoestratégicas. Independientemente de los confusos malabares de Javier Milei entre la administración demócrata de Joe Biden y su admiración confesa por el republicano Donald Trump, el conocido deep state tiene intereses consensuados y permanentes al sur del hemisferio.

Por eso, no es casual que el día 13 de marzo la Autoridad General de Puertos (AGP) haya firmado un memorándum de entendimiento que permite la instalación del Cuerpo de Marines del Ejército Estadounidense en la llamada “hidrovía”, que con sus 3.442 kilómetros de extensión es una de las rutas fluviales más importantes de Sudamérica y de todo el mundo, por la que circulan nada menos que 20 millones de toneladas exportables al año.

Idéntica decisión tomó en el tramo paraguayo, en marzo del 2023, el gobierno conservador de Santiago Peña, estrechamente alineado con la geopolítica de los Estados Unidos. Por la cuenca del Paraná viajan no solo las commodities del sector agroexportador de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil, sino también minerales estratégicos. Y también, en un negocio cada vez más redituable para la nueva geopolítica del narcotráfico, parte de los estupefacientes producidos en Sudamérica que se han de consumir en Europa y África.

En septiembre de 2021, el vencimiento de los permisos de las empresas trasnacionales encargadas de dragar y balizar la hidrovía (es decir, de garantizar su navegabilidad), evidenció el interés de los capitales chinos, que se presentaron a la licitación a través de la Shanghai Dredging Company. De manera explícita, la estrategia china se enmarca en el trazado local de la Nueva Ruta de la Seda, que ya incluye a buena parte de las naciones sudamericanas. Además, en el año 2014, la empresa estatal china COFCO compró la mayoría del paquete accionario de las agroexportadoras Nidera y Noble Agri, accediendo a la utilización de puertos propios en las ciudades de Buenos Aires y Santa Fe, mientras que ChemChina adquirió Syngenta, una de las principales firmas multinacionales del sector, radicada desde hace años en la Argentina.

No es casual que el Eno Center for Transportation, un importante thin thank norteamericano relacionado a asuntos de logística internacional, haya calificado la presencia en la subregión de compañías chinas —y también de algunas rusas como el grupo Sodrugestvo— como una “amenaza significativa”, que podría servir de plafón a “actores autoritarios e iliberales”, y que habría de tener “implicaciones negativas para la seguridad nacional”.

Estas apreciaciones se comprenden mejor si se enmarcan en las declaraciones vertidas el año pasado por Richardson en el Atlantin Council, un think thank de la OTAN. Tras repasar de manera detallada los recursos estratégicos con los que cuenta la región (ante todo litio, tierras raras, agua dulce, biodiversidad, alimentos e hidrocarburos), la generala concluyó que “América Latina importa”, que “tiene mucho que ver con la seguridad nacional [de Estados Unidos]” y que su país tiene “mucho por hacer” todavía en aquel confín del mundo.

La guerra tibia

Pero la hidrovía no es el único capítulo argentino y sudamericano de la cada vez más candente disputa comercial y diplomática, desarrollada en un contexto de transición hegemónica en el que Estados Unidos busca reasegurar lo que considera su área de “natural influencia”, al menos desde la formulación de la doctrina Monroe-Adams en 1823.

La presidencia de los liberal-libertarios en la Argentina dio un respiro indudable al Departamento de Estado, tras el retorno al poder de los gobiernos esquivos del MAS en Bolivia y del Partido de los Trabajadores en Brasil. Así, tras el denodado esfuerzo de Lula da Silva por incorporar a su socio argentino al bloque de los BRICS, la flamante cancillería libertaria decidió dar un estruendoso portazo, cancelando su inminente ingreso a un club cada vez más solicitado por los países del Sur Global. La esperada membresía habría permitido al país acceder al financiamiento más conveniente del Nuevo Banco de Desarrollo, y ganar en márgenes de autonomía frente a las presiones asfixiantes del Fondo Monetario Internacional, virtual coautor de la política macroeconómica argentina desde que en 2018 se concediera al gobierno de Mauricio Macri un préstamo por 44 mil millones de dólares, el más importante de toda la historia del organismo.

Otra prioridad para los Estados Unidos es combatir el despliegue de la infraestructura del 5G en la región, una batalla que viene perdiendo de manera categórica, incluso en los países gobernados por sus aliados, como sucede en Uruguay, en República Dominicana o con el gobierno de facto de Perú. A esto se suma el intento de bloquear las inversiones chinas en energía nuclear. En particular, por impedir el proyecto de construir la cuarta central nuclear de Argentina (Atucha III) con financiamiento y tecnología del gigante asiático. Un intenso lobby promovido por la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos, por el Secretario Adjunto de Energía, por el Departamento de Estado, por el Comando Sur y por la embajada estadounidense en la Argentina, logró suspender de momento el proyecto.

Pero el punto más sensible de la agenda tiene que ver con la cuestión militar. En particular, Richardson afirmó estar trabajando con el gobierno libertario en relación a la base de observación aeroespacial que China está construyendo en la provincia de Neuquén, en la Patagonia argentina. Pocos meses antes, la generala había asegurado que dicha base podría rastrear satélites y que, en un “escenario de guerra”, podría ser utilizada para atacar a países aliados en el espacio, denunciando el presunto “doble uso” de las infraestructuras críticas por parte de “un gobierno comunista”.

Lo que Richardson obvió es la militarización reciente y comprobada promovida por su propio gobierno. De hecho, a pocos kilómetros de las eventuales instalaciones chinas, Estados Unidos y la OTAN están construyendo una base propia. Esta se sitúa a pocos kilómetros de Vaca Muerta, el más importante yacimiento de hidrocarburos no convencionales de la subrrgión, bajo un acuerdo reservado suscrito con el gobierno provincial. Esta base, junto a las que posee el Reino Unido en el Atlántico Sur, podrían ser claves en la disputa por la proyección hacia el sexto continente, dado que en la Antártida se solapan las reclamaciones soberanas de Argentina, de Chile y también de los ingleses, justificada ésta última en su dominio colonial de las Islas Malvinas.

Además, en muy poco tiempo Estados Unidos avanzó en las tratativas para enviar militares a Perú, Ecuador y la propia Argentina, mientras promueve el envío directo o tercerizado de tropas a Haití. Del mismo modo, la propuesta de construir un destacamento de soldados estadounidenses en las inmediaciones de la mencionada hidrovía, se asemeja mucho a lo que especialistas como David Vine y Chalmers Johnson conocen como “nenúfares”, un nuevo modelo de militarización más flexible que el de las antiguas y onerosas bases permanentes. Así, se trataría de instalaciones de pequeño porte, móviles e inaccesibles: una auántica “red mundial de fuertes fronterizos”.

En este contexto, no deja de ser sintomático que a medio siglo del Plan Cóndor ―la operación contrainsurgente que articuló a las dictaduras del Cono Sur―, la CIA, el organismo encargado de coordinarlas, vuelva a pasearse tan libremente por la Argentina, promoviendo, con un gobierno aliado y a cara descubierta, los intereses que supo garantizar a través de la guerra sucia

Fuente: https://rebelion.org/la-guerra-tibia-un-aniversario-de-la-dictadura-con-la-cia-en-la-argentina/

Alternativas emancipatorias

La crisis de la democracia tutelada

13 de abril de 2024

Por Gilberto López y Rivas | La Jornada

El inicio de las campañas electorales, con su profusión de propaganda en todas las formas posibles –visuales, auditivas, mediáticas y subliminales–, remite al análisis de la crisis de la democracia tutelada que impone el capitalismo neoliberal, y al papel de la izquierda institucionalizada en la reproducción sistémica de esta versión del ejercicio democrático.

Esta crisis se expresa esencialmente en el quebrantamiento de principios fundacionales de partidos y organizaciones políticas que se plantearon en algún momento una lucha frontal al capitalismo e, incluso, propugnaban el socialismo, y que, una vez en los gobiernos y parlamentos, entraron en procesos de contemporización y aun de colaboración abierta con los dictados neoliberales y los poderes fácticos, y provocaron un alejamiento o franca ruptura con los movimientos de masas de la sociedad civil.

Es notable observar en el panorama, no sólo de México, sino también de otros países latinoamericanos, la incapacidad estructural de numerosos partidos de la izquierda institucionalizada para escapar de la lógica y los mecanismos del poder capitalista, que corrompe y coopta a sus dirigencias no sólo en el sentido individual, si no, y es lo más grave, que asumen un papel de legitimación de un sistema político basado en la explotación de los seres humanos y la naturaleza, en la convivencia con la casta militar y en la amnesia conveniente en cuanto a los crímenes de Estado del pasado y del presente.

Aquellos militantes honestos, que los hay, que aún piensan en la trasformación revolucionaria de nuestras sociedades, debieran cuestionar el hacer política a través de la vía institucionalizada en partidos que ha dejado experiencias tan negativas. Ver si se torna imprescindible explorar nuevos caminos, o volver a reflexionar planteamientos teóricos que han criticado sistemáticamente estas prácticas políticas.

Es necesario remitirnos, de nueva cuenta, a obras como la de Marcos Roitman, El pensamiento sistémico, los orígenes del social-conformismo (México, Siglo XXI-UNAM, 2003), en la que señala que la democracia de partidos, finalmente definida por el Estado capitalista, se desvincula de la práctica y de los sujetos sociales y termina siendo un mero procedimiento de elección de élites, una técnica en que puede haber alternancia, pero no alternativas de cambio social. En este contexto, los partidos, incluyendo los de la izquierda institucionalizada, se convierten tarde o temprano en ofertas de gestión técnica al orden establecido. Esto lo han comprendido los mayas zapatistas, que ejercen, desde sus orígenes, una democracia a partir de sus propias experiencias en los autogobiernos anclados en el mandar obedeciendo.

También coincido con Roitman en el sentido de concebir la democracia como una política plural en la que se construye poder y ciudadanía desde abajo, como una forma de vida cotidiana, de control y ejercicio del poder de todos desde el deber ser, esto es, con base en términos éticos. No es un medio o procedimiento de reproducción de estamentos burocráticos, sino un pacto social y político, un constituyente de todos los días que opera unitariamente, esto es, en todas las esferas y órdenes de la vida.

Hay que repasar obras como la de Roberto Regalado, América Latina entre siglos; dominación, crisis, lucha social y alternativas políticas de izquierda (Ocean Sur: Melbourne-La Habana, 2006), quien señala que: “En América Latina no se produjo –ni se está produciendo– un proceso de democratización, ni una apertura de espacios a la reforma progresista del capitalismo, sino la imposición de un nuevo concepto de democracia, la democracia neoliberal, capaz de ‘tolerar’ a gobiernos de izquierda, siempre que se comprometan a gobernar con políticas de derecha. De esta realidad se deriva que, tarde o temprano, el contenido popular y la ‘envoltura’ capitalista de los procesos desarrollados por la izquierda latinoamericana entrarán en una contradicción insostenible: sólo una transformación social revolucionaria, cualesquiera que sean las formas de realizarla en el siglo XXI, resolverá los problemas de América Latina”.

Es necesario volver a la lectura de Isabel María Loureiro, quien en Rosa Luxemburg: os dilemas da ação revolucionária (Fundação Perseu, Brasil, 2003) destaca una idea rectora de la obra luxemburguista, de trascendencia innegable: Para Rosa Luxemburgo, así como para los movimientos sociales de nuestra época, es la participación de los de abajo de la que proviene la esperanza de cambiar el mundo. No debemos esperar nada de mujeres u hombres providenciales. Cualquier cambio radical, en el sentido de un proyecto emancipador, sólo puede resultar de la presión social de abajo arriba. Para ella, lo que importa es la transformación económica, política, cultural de la sociedad llevada a cabo por la acción organizada y consciente, pero también espontanea, inconsciente, de las masas populares.

Fuente: https://rebelion.org/la-crisis-de-la-democracia-tutelada/

Qué Trabajo


Expropiado y explotado por burguesía / Ecocida y genocida /
Alternativas emancipatorias

Expropiado y explotado por burguesía

La fiebre del litio deshidrata los humedales andinos

5 de abril de 2024

 Por Leonardo Rossi, Aimée Martínez Vega /CTXT

Una sentencia en Catamarca, Argentina, reconoce por primera vez que este tipo de minería tiene un impacto directo sobre el medio ambiente

El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de Catamarca sobre la minería de litio en el Salar del Hombre Muerto, en Argentina, asume las reiteradas advertencias que diversas comunidades y personas en diferentes áreas de investigación vienen realizando: esta nueva avanzada extractiva se sostiene sobre el colapso de masas de agua y es una amenaza para cuencas hidrosociales enteras.

La sentencia apenas es un reconocimiento muy elemental desde un alto estamento del Estado de la catástrofe en ciernes en los salares y lagunas altoandinas de Argentina y Sudamérica en nombre de una falsa transición energética. Mientras, en sectores corporativos y gubernamentales se encienden las alarmas por los posibles impactos para las inversiones vigentes y en negociación, la cuestión de fondo –la crisis ecológica y las alternativas de vida realmente sustentables como son, en definitiva, las que encarnan las comunidades demandantes– quedan fuera de los debates principales.

La demanda presentada por la comunidad Atacameños del Altiplano ha pasado por diversas instancias desde el año 2020, y tiene como eje la constatación de que la vega del río Trapiche se había secado por la actividad de la minera Livent (ahora fusionada con Allkem) en la región. Ante el intento de construcción de un nuevo acueducto sobre el río Los Patos, y el creciente avance de diversos proyectos en la zona (se estima que hay actualmente siete empresas con interés allí), los comuneros representados por su autoridad, Román Guitián, y el apoyo de la Asamblea PUCARÁ, que reúne a colectivos que resisten al extractivismo en la provincia, presentaron un amparo. Tras recorrer pasillos entre la justicia federal y la provincial, finalmente el 13 de marzo pasado la máxima instancia del Poder Judicial de Catamarca asumió parcialmente la demanda y exigió realizar un relevamiento integral y de los presumibles efectos acumulativos de los diversos proyectos en la zona.

Si bien el fallo no cuenta con una argumentación actualizada al conocimiento científico sobre este tipo de actividad ni a las miradas posantropocéntricas, es un antecedente relevante, en tanto el boom de litio viene avanzando en el país casi sin freno por parte de los diversos poderes del Estado en sus distintas instancias nacionales, provinciales y locales.

La demanda de vehículos eléctricos proviene en un 90% de China, Estados Unidos y Europa

Sumar litio a los hornos capitalistas

En los últimos años, una y otra vez, gobiernos nacionales y provinciales de distinto signo, personas vinculadas a la comunicación, corporaciones y centros científicos han defendido las oportunidades económicas que tiene Argentina como país exportador de litio ante la demanda global de este mineral. El argumento se basa en el supuesto aporte sustancial que se hace a una transición energética en marcha que lucharía contra el acelerado cambio climático y en la que este insumo sería clave. En los hechos, el litio ha tenido una subida abrupta de demanda para la elaboración de baterías de vehículos eléctricos (VE), que proviene en un 90% de los mercados de la República Popular de China, Estados Unidos y Europa1.

Lejos de formar parte de procesos planificados para mejorar la justicia ecológica planetaria y disminuir los hiperconsumos, el mercado de estos vehículos está en buena parte traccionado por propietarios de una o más unidades de distinto tipo de automotores2, y los modelos de mayor valor suelen ser los más vendidos, como ocurrió con el Tesla Y durante la primera mitad de 2023 tanto en China como en Europa, donde a principios del año pasado tenía un costo de 52.000 euros. Se trata de un nuevo nicho de bienes de lujo, mientras la mayor parte de la población del mundo no es propietaria siquiera de un auto convencional.

En este contexto es central el caso de China, líder mundial en VE, con el 60% de la flota eléctrica actual y la infraestructura de carga de vehículos eléctricos más extensa del mundo, construida con el apoyo del Gobierno a través de cuantiosos subsidios. No obstante, el coste para obtener este liderazgo es de grandes áreas en ruinas en más de seis ciudades, así como la quiebra de múltiples compañías creadas en los inicios del auge del VE para el transporte compartido, proyecto obsoleto para un mundo que sigue apostando por las individualidades. “Un pequeño templo en ruinas domina una especie de cementerio: una serie de campos donde cientos y cientos de autos eléctricos han sido abandonados entre la maleza y la basura. Grupos similares de vehículos con batería no deseados han surgido en al menos media docena de ciudades de China, aunque algunas se han limpiado”, describe una crónica periodística. En definitiva, “son una representación sorprendente del exceso y el desperdicio que puede ocurrir cuando el capital inunda una industria floreciente, y quizás también un monumento extraño al progreso sísmico en el transporte eléctrico en los últimos años”.

La supuesta transición energética que implica la demanda de litio de los salares sudamericanos es un acelerador de la catástrofe ecológica

Sin siquiera escarbar demasiado fino, observamos cómo la supuesta transición energética que implica la demanda de litio de los salares sudamericanos es un verdadero acelerador de la catástrofe ecológica. Lo que demanda este tiempo límite en materia ambiental es una radical reducción de la movilidad humana y el transporte de sustancias y productos, y en especial de aquellas formas de movilidad que no hacen parte de diseños colectivos para actividades esenciales en pos de una sensata transición socioecológica. Asimismo, toda la cadena energética basada en combustión fósil que debe alimentar a esas sociedades con ingentes niveles de consumo –que ahora además insertan estos nuevos vehículos– está lejos de algún tipo de transición realista y justa. Más bien, por el contrario, China no para de aumentar su consumo de carbón –el combustible más contaminante– alcanzando año tras año niveles récords y Estados Unidos lleva adelante una descomunal avanzada con el fracking y organiza el despliegue de nuevas fronteras de extracción de crudo como el polémico proyecto Willow. (…)

Reparemos que el desarrollo capitalista de China conducido por su partido comunista no es alternativa positiva para los pueblos como nos quieren convencer partidos políticos e intelectuales de las izquierdas. Continuemos el análisis de Leonardo Rossi y Aimée Martínez Vega: 

(…) Proteger humedales frente al colapso

Mientras observamos cómo los humedales altoandinos y sitios Ramsar –humedales designados como de importancia internacional– se llenan de puntos en los mapas de los proyectos de minería de litio (en Catamarca hay al menos 25 de las 50 propuestas de Argentina con alcance directo en 600.000 hectáreas), en los territorios nos hallamos con hidro-agro-comunidades que ven en riesgo sus prácticas de autosustento, comunidades que por justicia debieran ser modelo de la sustentabilidad, tantas veces banalmente enunciada por empresas y gobiernos. Asimismo, diversidad de poblados, parajes y pequeñas ciudades van siendo sitiadas por el shock de las inversiones litíferas y las promesas de desarrollo, progreso y trabajo. Como venimos observando en nuestras indagaciones, estos proyectos no solo alteran los ciclos ecológicos e hídricos de las regiones, sino que generan un verdadero trastorno socio-cultural allí donde irrumpen erosionado economías preexistentes, resquebrajando relaciones comunitarias e introduciendo o maximizando problemáticas previamente ajenas a esos paisajes (desde accidentes vehiculares hasta consumos problemáticos).

En medio de esta grave crisis climática, en lo que menos se está pensando a la hora de invertir en extracciones de ingentes toneladas de litio, es en el cuidado y protección de las aguas, la preservación de la biodiversidad del lugar y las relaciones metabólicas necesariaspara que estos espacios de vida conserven algunas de sus propiedades básicas para el equilibrio de la humedad ambiental planetaria. Cuestiones que han sido advertidas por grupos de investigación y organizaciones que han sabido escuchar las preocupaciones de las comunidades que habitan ancestralmente el lugar. Sin embargo, las autoridades competentes han desestimado durante décadas estos llamados de atención. “Agua sí, litio no”, “El agua vale más que el litio”, son algunas de las expresiones que desesperadamente y al unísono claman estos pueblos. 

Este fallo, fruto de la lucha de la comunidad Atacameños del Altiplano y apoyada por la asamblea PUCARÁ, debiera nutrir de forma urgente el debate en general sobre la llamada fiebre del litio. El mayor antecedente que existe en el país sobre este tipo de minería demuestra que sólo con ese proyecto se ha secado un río, y está en riesgo una parte significativa de una cuenca milenariamente habitada y cuidada por sus habitantes. En Chile, país con más antecedentes en la actividad extractiva, ya se han registrado casos similares. La única fiebre que debería ser foco de atención es la de la temperatura del planeta y bajo ningún punto de vista ésta puede solucionarse fabricando autos eléctricos y sacrificando a los humedales y sus habitantes (humanos y más que humanos), tejidos de vida esenciales para la regulación ecológica y climática.  

Notas:

1. Cochilco (2023). El mercado de litio Desarrollo reciente y proyecciones al 2035.

2. Davis, L. (2022). “Electric Vehicles in Multi-Vehicle Households”. Energy Institute.

3. Casagranda, E. (2022). Vulnerabilidad de humedales de la Puna argentina a la interacción entre minería de litio y cambio climático. Universidad Nacional de Tucumán.

Leonardo Rossi es becario posdoctoral IRES-CONICET.
Aimée Martínez Vega es candidata a PhD en Estudios Sociales Rurales Agrarios. Directora de Red de Comunidades Impactadas por IFIS en AL.

https://ctxt.es/es/20240401/Firmas/45974/catamarca-argentina-litiosalar-del-hombre-muerto-agua.htm
Fuente: https://rebelion.org/la-fiebre-del-litio-deshidrata-los-humedales-andinos/

 Ecocida y genocida

Días atrás, en la Ciudad de Buenos Aires, los gobernadores Gustavo Torres (Chubut), Rolando Figueroa (Neuquén) y Carlos Sadir (Jujuy) anunciaron la firma de sendos convenios con la empresa estatal de aguas israelí Mekorot, para el diseño de sus Planes Maestros Hídricos.

Con el Consejo Federal de Inversiones como intermediario, la firma se concretó en presencia del titular del CFI, Ignacio Lamothe; el embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela; el presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, Mario Montoto, y los directivos de la empresa, Barak Graber y Diego Berger.

De esta manera, al menos diez provincias entregan el diseño del manejo del agua a esta empresa cómplice del genocidio sobre el pueblo palestino, que sólo en Gaza desde 7 octubre del 2023 lleva más de 35.000 muertes, en su mayoría mujeres y niñes. Mekorot ha sido denunciada internacionalmente por robar sus principales fuentes de agua, impidiéndole su acceso, ejerciendo un apartheid del agua, en beneficio de la ocupación ilegal de su territorio.

Las provincias señaladas se suman a Santa Cruz, Rio Negro, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca y Formosa, que ya firmaron en el 2022. En caso de Santa Fe y Santiago del Estero, el CFI niega relación con Mekorot, pero sus gobiernos mencionaron ante la prensa vínculos con la empresa.

Convenios pocos transparentes, firmados sin participación, consulta ni acceso a la información, violando leyes que nos garantizan estos derechos.

Los gobiernos convocan a Mekorot para avanzar con la frontera extractivista de la megamineria, del fracking, del hidrógeno verde, del agronegocio, de grandes intereses inmobiliarios.

¡No podemos permitirlo! Les decimos: ¡No en nuestro nombre! ¡Fuera Mekorot!

#ElAguaNoSeVende

#FueraMekorot

#PalestinaLibre

#AltoElFuegoEnGaza

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2024/04/06/argentina-mas-gobernadores-firman-acuerdo-con-empresa-estatal-de-aguas-israeli-mekorot/

La otra campaña

Estimadas organizaciones y personalidades que han adherido a la Campaña Plurinacional en Defensa del Agua Para la Vida.

En nuestra Declaración Inicial, de finales del 2020 – principio del 2021, denunciamos la grave situación de nuestros bienes naturales sometidos al extractivismo y las infinitas contaminaciones mediante sistemas productivos que sacrifican territorios y comunidades, envenenan suelos, aire y agua, destruyen selvas y bosques, matan la biodiversidad y avanzan aceleradamente en la destrucción de los ecosistemas. Un extractivismo promocionado como generador de empleo, crecimiento y desarrollo.

Estos procesos se han acelerado sostenidos en una trama de presiones y complicidades que favorecen sin controles ni resguardos los intereses de los grupos económicos. Mientras el gobierno profundiza la problemática pretendiendo satisfacer las demandas de los Organismos Internacionales de Crédito hacia el cobro de una deuda fraudulenta, ilegal e ilegítima que somete a nuestro pueblo y dinamiza el despojo.

Lo cierto es que Argentina, más allá de los discursos o la firma de acuerdos y compromisos para atemperar las causas del Calentamiento Global y cuidar los bienes naturales y sus funciones, hace realmente muy poco en esa dirección, tanto que las Naciones Unidas han colocado a nuestro país entre los que más descuidan su “elemento estratégico” por excelencia: el AGUA.

Desde nuestra Campaña y limitados por la pandemia, fuimos recorriendo un camino de casi cuarenta Conversatorios y Cabildos Abiertos virtuales, analizando y reconociendo posibles maneras de ver e interpretar nuestras relaciones con la vida, con los otros seres de la naturaleza y específicamente con el AGUA. Allí pusimos en discusión las estrategias más aptas para socializar la problemática y construir consensos sociales capaces de promover cambios sustantivos en las conductas hacia una defensa efectiva del AGUA.

Entre todes, quienes arrancamos y quienes nos fuimos sumando desde diferentes rincones de la Argentina, llegamos a la conclusión de que la “Iniciativa Popular” sería una herramienta constitucional dinamizadora hacia esos objetivos y nos pusimos a trabajar en la redacción de un proyecto de Ley y sus fundamentos a fin de someterlos a la consideración popular. Nuestro objetivo principal no es un diálogo con la dirigencia política que está sentada en el Congreso de la Nación sino con un pueblo que necesita empezar a vislumbrar y fortalecer esperanzas para luchar, pero además, que esas luchas puedan encontrarse y potenciarse. Queremos proteger la vida, para todas las vidas y el agua puede ser lo que nos une, porque Somos Agua.

En concreto, estamos necesitando renovar esa legitimación que nos impulsó y nos sostiene desde el inicio de la Campaña y al mismo tiempo nos volvemos a convocar a ser parte activa en este debate tan necesario para nuestra sociedad que no podemos obviar. Un proceso que debe ser transparente y genuino para reflejar con toda fidelidad la voluntad popular que nos trajo hasta aquí.

Por todo lo expuesto, quienes acompañamos con nuestra firma el lanzamiento de la primera Campaña (colectivos, organizaciones, personas) nos convocamos y convocamos a construir, en este año electoral, LA OTRA CAMPAÑA “LA DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA” para concientizarnos, debatir y resolver sobre los problemas y las alternativas que proponemos. NOS MOTIVA acordar y articular a nivel nacional una CAMPAÑA (de difusión e información) hacia una “INICIATIVA POPULAR” EN DEFENSA DEL AGUA PARA LA VIDA. (…)

Fuente: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2023/05/17/campana-plurinacional-en-defensa-del-agua-para-la-vida-en-argentina/

“pusimos en discusión las estrategias más aptas para socializar la problemática y construir consensos sociales capaces de promover cambios sustantivos en las conductas hacia una defensa efectiva del AGUA.

Entre todes, quienes arrancamos y quienes nos fuimos sumando desde diferentes rincones de la Argentina, llegamos a la conclusión de que la “Iniciativa Popular” sería una herramienta constitucional dinamizadora hacia esos objetivos y nos pusimos a trabajar en la redacción de un proyecto de Ley y sus fundamentos a fin de someterlos a la consideración popular. Nuestro objetivo principal no es un diálogo con la dirigencia política que está sentada en el Congreso de la Nación sino con un pueblo que necesita empezar a vislumbrar y fortalecer esperanzas para luchar, pero además, que esas luchas puedan encontrarse y potenciarse”.

Lanzan proyecto de Ley en
Defensa del Agua para la Vida

5 de junio de 2023

Este lunes 5 de junio, en el marco del Día Mundial del Ambiente, la Campaña Plurinacional en Defensa del Agua Para la Vida lanzará a las 14.30 frente al Congreso Nacional un Proyecto de Ley en Defensa del Agua para la Vida, elaborado como Iniciativa Popular Legislativa por asambleas socioambientales, organismos de derechos Humanos, instituciones y comunidades originarias de todo el país. De la actividad participarán la Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora de Cortiñas y el premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, mientras que también participarán de modo virtual asambleistas y promotores de las distintas provincias. La misma será transmitida en vivo por el canal de Youtube de la Campaña Plurinacional en Defensa del Agua para la Vida. El proyecto también se presentará en la Defensoría del Pueblo de la Nación, para exigir el cumplimiento de la Ley 24.747, que reglamenta el Artículo 39 de la Constitución Nacional, con el Patrocinio de la Fundación Ayuda a la Niñez y la Juventud Che Pibe y el Servicio Paz y Justicia (Serpaj). Por ANRed.

La iniciativa, que será presentada por la Campaña Plurinacional en Defensa del Agua Para la Vida este lunes 5 de junio a las 14.30 frente al Congreso Nacional, impulsa el autodenominado «Anteproyecto de Ley de Derecho Humano al Agua», que en su artículo 1° dispone: «el agua es un bien público común y escaso, esencial para todos los seres vivos del planeta. Tiene derecho a que se respete integralmente su existencia, sus funciones y el mantenimiento y regeneración del ciclo hidrológico. El Estado, en sus distintos niveles y a través de las autoridades correspondientes, proveerá a la protección de este derecho. Toda persona, comunidad, organización o pueblo se encuentra legitimada para exigir, administrativa y judicialmente dicha protección, en el marco de lo dispuesto en los artículos 41, 43 y 75 inc. 17 de la Constitución Nacional y los tratados y acuerdos internacionales sobre derechos humanos y ambiente vigentes en nuestro país». (…)

(…) Asimismo, con respecto a las obligaciones que tiene el Estado, el artículo 3° explica: «El Estado, en sus distintos niveles y a través de las autoridades correspondientes, es el responsable de administrar y controlar el uso equitativo del agua. Tiene la obligación de respetar, proteger y hacer cumplir de manera plena y efectiva el ejercicio del derecho humano al agua a todas las personas que habitan el territorio del país«.

Con respecto a las obligaciones específicas que el Estado tiene, amplía: «a) La obligación de respetar incluye abstenerse de toda práctica o actividad que deniegue o restrinja el acceso al agua en condiciones de equidad, o inmiscuirse arbitrariamente en los sistemas consuetudinarios o tradicionales de distribución del agua, o de reducir o contaminar el agua. b) La obligación de proteger incluye la adopción de medidas que impidan a terceros, sean estos particulares, grupos, empresas de carácter público o privado, u otras entidades, o quienes obren en su nombre, que denieguen el acceso al agua en condiciones de igualdad y/o contaminen o exploten en forma no equitativa los recursos de agua, las fuentes naturales, los pozos y otros sistemas de distribución de agua. c) La obligación de hacer cumplir incluye la adopción de medidas positivas que permitan y ayuden a particulares y las comunidades a ejercer este derecho; el acceso a la información que habilite la participación en las instancias de planificación y monitoreo a todas las personas involucradas, y la concientización a la comunidad toda respecto a la protección de las fuentes de agua, sus usos sostenibles y los métodos para reducir su desperdicio». (…)

Fuente: https://www.anred.org/2023/06/05/lanzan-proyecto-de-ley-en-defensa-del-agua-para-la-vida/

Alternativas emancipatorias

*MANIFIESTO UACCh*
23 y 24 de marzo 2024.-

*La conquista del “desierto” continúa, la resistencia también.
“En Esquel ganó la indiada”
Un medio importante de Buenos Aires, luego de conocerse el resultado del plebiscito del 23 de marzo de 2003
Esta tierra es para vivir, no para el saqueo.
“ahora indios somos todos”
Futa Trawn en la Loma del Tero 22 de diciembre de 2002*

Nos volvemos a reunir en UACCh (Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut), los días 23 y 24 de Marzo, días de la dignidad y de la memoria en la ciudad de Esquel, las comunidades *Pillan Mahuiza* de Corcovado y *Lafken Winkul Mapu* de Furilofche y las asambleas de *Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn, Corcovado, Trevelin, Comarca Andina y Esquel.*

Recuperamos fraternidad y calor humano del tejido social severamente dañado por la pandemia y sus secuelas.

Renovamos vínculos y alianzas y pensamos estrategias para fortalecer la defensa de los Territorios.

Denunciamos las políticas de vaciamiento y despoblamiento de los territorios, la expulsión de quienes los habitan; al servicio del latifundio, la enajenación y la extranjerización progresiva, con formación de enclaves cerrados en las nacientes de aguas cordilleranas y la entrega de grandes extensiones para actividades extractivas-destructivas en la meseta.

Ejemplos de esta política de vaciamiento se manifiestan en actos de violencia que dificultan, de muchas maneras, el asentamiento y el autosustento de las comunidades mapuche tehuelche y de la población rural, tales como:

1) el decomiso de animales faenados en las comunidades;
2) la negativa a otorgar guías para el transporte de leña;
3) el cierre de las escuelas rurales;
4) los impedimentos a la recolección y decomiso de plantas medicinales;
5) la no realización de los relevamientos y otorgamiento de títulos comunitarios de propiedad de la tierra a las comunidades mapuche-tehuelche (Ley 26160) a cargo del INAI;
6) la obstrucción del trabajo artesanal tal como está haciendo el Municipio de Trevelin;
7) las plantaciones extensivas de pinos pretexto para apropiación de territorios fiscales , y expulsión de sus pobladores y sustitución de la flora nativa (muchas veces, bosque andino patagónico);
8) el desalojo violento de las comunidades, con asesinatos y persecución judicial a la comunidad;
9) la criminalización y judicialización de quienes defienden los territorios, su condena mediática en las redes y medios de desinformación;
10) La apropiación del agua por terratenientes (a través de endicamientos, desvíos y represamientos) y emprendimientos extractivistas, junto a la privatización de costas de ríos y lagos.

A lo anterior se suma el debilitamiento y fractura de las comunidades por la intromisión ideológica y demonización de la espiritualidad originaria, su cosmovisión, ceremonias y rituales, prácticas coloniales que se perpetúan hasta hoy a través de religiones nacidas en el viejo mundo y de una educación sarmientina, civilizatoria y negacionista del genocidio perpetrado por Roca y el Estado argentino. Estado que encarcela, enjuicia y separa de su Rewe, a la máxima autoridad espiritual de este lado de la cordillera, la machi Betiana Colhuan Nahuel.

Denunciamos la situación extorsiva, de asedio judicial y amenaza física en el territorio a la que se somete al Lof Cayunao en el Alto Río Chubut, que resiste al avance de la ocupación territorial de capitales árabes con testaferros argentinos sobre las nacientes del Río Chubut .

Renovamos el llamado a acuerpar y fortalecer esta defensa del único río que atraviesa todo Chubut hasta el Atlántico., la privatización de sus nacientes (y las de otros 4 ríos) es una amenaza grave a la Vida de toda la región.

Asistimos hoy a un proceso de recolonización en todos sus sentidos, que incluye Ia creación desde el poder de grupos de choque, pretexto para militarizar los Territorios y así lograr una doble represión (directa y tercerizada) a las Comunidades en resistencia. Ejemplo de esto es la instalación de un Comando Unificado en Trelew bajo pretexto de controlar la criminalidad.

Resulta claro el proyecto civilizatorio del Estado, desde hace décadas bajo el control de las empresas: apilar población en periferias urbanas donde es imposible el autosustento; completamente dependientes de los servicios públicos o de su ausencia, de agua mal potabilizada, de comida ultraprocesada y contaminada con agrotóxicos, de trabajos precarios mal pagos, de planes sociales, de salud digitada por los laboratorios, etc., todas formas de control social para obtener renta, pero también para liberar los territorios y así poder desplegar todos los planes ecocidas, de extractivismo salvaje y aniquilador de ecosistemas.

En Chubut y en toda Puel Mapu (Patagonia al este de la cordillera), venimos hace décadas, rechazando este proyecto.

Las personas que amamos estos Territorios, nos inspiramos en el saber y la fuerza del pueblo nación mapuche tehuelche, que resiste un genocidio desde hace siglos, para rechazar todos los intentos de destrucción y muerte que pretenden imponernos (megamineras, basurero nuclear, represas, parques eólicos, fracking).

Aprendimos hace rato, que no somos dueños ni dueñas de la Naturaleza, sino apenas parte de ella, que si no logramos vivir en armonía y en equilibrio con ella, estamos condenados a la extinción como especie y a un malvivir hasta entonces.

El agua, los bosques, los glaciares, los humedales, el monte, los pastizales, las montañas, son parte de ciclos naturales que incluso aún no llegamos a comprender cabalmente, nunca recursos naturale que podamos tomar a nuestro antojo.

SEGUIREMOS LUCHANDO POR:

La liberación del peñi Matías Santana, preso político en la Unidad 14, de Esquel.

La liberación de la lamngen Yéssica Bonnefoi Carriqueo Antimil presa política con prisión domiciliaria en la ciudad de Furilofche.

La liberación del lonko Facundo Jones Huala, preso político en una prisión de Chile.

El desprocesamiento de todas las personas judicializadas por defender el Agua y los Territorios.

El rechazo total a proyectos como los de “soberanía energética”, “Ruta internacional por Paso Puelo”, entregar el control del agua a empresas y menos aún a una empresa como Mekorot, responsable directa en el genocidio del Estado israelí del pueblo nativo palestino.

Llamamos a construir organización comunitaria para la conservación y manejo del Agua.

El rechazo total a la explotación minera, a la construcción de nuevas represas, como “La Elena” en Corcovado y a la instalación de megabasurales como el GIRSU de Esquel que continúa contaminando y enfermando a la Comunidad Nahuel Pan o un posible nuevo megabasural en la Comarca Andina en las afueras de Epuyen.

El rechazo total a la explotación petrolera en el mar, a la construcción de puertos de aguas profundas y al oleoducto desde Vaca Muerta hasta el golfo San Matías.

El rechazo total a proyectos de fracking como el que se practica en Allen.

El rechazo al uso de incendios forestales para expandir las fronteras de negociados.

Promovemos y apoyamos la autoorganización popular para la extinción del fuego intencional del capital y repudiamos enérgicamente las campañas de odio y de construcción de un “enemigo interno” con falsas acusaciones hacia el pueblo nación mapuche tehuelche, la última campaña en boca del gobernador de Chubut.

Sabemos que las Lof obstruyen tanto como los bosques sus proyectos de destrucción del Itrofill mogen.

El rechazo a cualquier forma de violencia y asedio judicial hacia las Comunidades mapuche tehuelche, en el proceso de recuperación de su saber ancestral, su espiritualidad y su territorio arrebatado por una campaña militar de exterminio conocida como “Conquista del desierto “.

LLAMAMOS A ORGANIZARNOS PARA:

Construir proyectos pensados y gestados por y desde las Comunidades en búsqueda del Buen Vivir, en armonía con la Ñuke Mapu (Madre Tierra) y con todas las fuerzas espirituales que la habitan.

Encontrar formas de organización comunitaria, capaces de tomar decisiones de maneras horizontales, antipatriarcales, anticoloniales y anticapitalistas, capaces de llevar a la práctica proyectos del Buen Vivir y Autonomía Alimentaria.

Fortalecer las redes de Asambleas, Comunidades y Pueblos en Resistencia sin perder de vista que tanto los Estados como sus malgobiernos son instrumentos del proyecto de muerte al que resistimos.

Repensar los modelos educativos diseñados desde una modernidad patriarcal, colonial, racista y capitalista al servicio de una mundialización desigual, violenta y terricida, y construir proyectos educativos que puedan inscribirse en el Buen Vivir (o Kume Felen) como el proyecto de la Pluriversidad Indígena.

Poner de pie, medios y redes de comunicación comunitarias, que posibiliten la articulación de las luchas y el intercambio de saberes para el Buen Vivir, así como herramientas para desarmar campañas de odio y miedo, propagadas por los medios comerciales, medios que construyen un sentido común individualista, racista y capitalista.


Ecologismo de la clase trabajadora y justicia climática

9 de abril de 2024

Por Lorenzo Feltrin, Emanuele Leonardi/ Viento sur

El 9 de julio de 2021 Melrose Industries anunció el cierre de su fábrica GKN Driveline (ex FIAT) de ejes para automóviles en Campi di Bisenzio, Florencia, así como el despido de sus trabajadores y trabajadoras (más de 400).

Mientras que en muchos casos de este tipo las y los trabajadores y los sindicatos se conforman con negociar mayores indemnizaciones por despido, el Colectivo de la Fábrica GKN ocupó las instalaciones e inició una larga lucha contra el desmantelamiento de la empresa. Sin embargo, lo que hace realmente único el conflicto de GKN Florencia es la estrategia adoptada por los trabajadores y trabajadoras, que sellaron una alianza con el movimiento por la justicia climática redactando un plan de reconversión para un transporte público sostenible y exigiendo que se adoptara. Dicha estrategia engendró un ciclo de amplias movilizaciones –que sacaron repetidamente a decenas de miles de personas a la calle–, de modo que el conflicto sigue abierto y la fábrica permanece ocupada a día de hoy. En diciembre de 2022, la Fundación Feltrinelli de Milán sacó un número especial de sus Quaderni, en el que publicó el “Plan para un Centro Público de Movilidad Sostenible” redactado por el Colectivo de la Fábrica GKN y su grupo de investigación solidaria. Este artículo –sobre el fracaso de la transición ecológica desde arriba y la necesidad de una convergencia entre las luchas en el centro de trabajo y las luchas comunitarias para avanzar hacia una transición desde abajo– se publicó originalmente en italiano como posfacio al Plan.

El fracaso de la transición ecológica desde arriba

Desde las grandes huelgas climáticas de 2019, y más aún tras el reconocimiento de las raíces medioambientales de la pandemia de la covid-19, la transición ecológica parece estar en todas partes. Mientras que la Unión Europea la convirtió en la piedra angular de su estrategia de recuperación, el Gobierno de Draghi incluso estableció un nuevo ministerio orientado a ella. Sin embargo, basta un rápido repaso histórico para frenar todo entusiasmo. En efecto, al menos desde 1992 –año de la célebre Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro– y bajo la tutela de las Naciones Unidas, los países implicados legislan según una estrategia que podemos definir como de transición ecológica desde arriba. La idea fuerte que la sustenta es tan simple como disruptiva: no es cierto, como se creía antes, que la preservación del medio ambiente y el crecimiento económico se excluyan mutuamente. Al contrario, la economía verde bien entendida es capaz de internalizar el límite ecológico, que pasa de ser un obstáculo al desarrollo capitalista a convertirse en el fundamento de un nuevo ciclo de acumulación.

Centrando nuestra atención en la gobernanza climática, la traducción de esa idea central es la siguiente: aunque el calentamiento global representa un fracaso del mercado, derivado del hecho de que no se tienen en cuenta las denominadas externalidades negativas, la única forma de abordarlo es estableciendo nuevos mercados para poner precio –e intercambiar– distintos tipos de productos básicos de la naturaleza; por ejemplo, la capacidad de los bosques para absorber CO2. No se trata de viajes descabellados en un reino platónico de teoría abstracta: estos mecanismos flexibles para la mercantilización del clima, establecidos por el Protocolo de Kioto en 1997 y relanzados por el Acuerdo de París de 2015, siguen siendo la principal herramienta de política económica desplegada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

Desde el principio, la promesa de esta transición ecológica –aplicada al calentamiento global– fue ambiciosa y explícita: la mano invisible del mercado sería capaz de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, garantizar altas tasas de beneficio. Sin duda, un cuarto de siglo es un lapso de tiempo suficiente para evaluar la eficacia de una política pública, más aún en el caso de la crisis ecológica, pues la urgencia de tomar medidas decisivas al respecto es evidente. La pregunta entonces es: ¿han disminuido las emisiones?

Este gráfico vale más que un millón de palabras: no, las emisiones no han disminuido.

Se han vertido ríos de tinta para debatir las razones de tal fiasco. He aquí algunas hipótesis: excesiva generosidad en la asignación de las cuotas, información errónea, corrupción omnipresente, fallos de diseño, deficiencias normativas. Sin embargo, el resultado –que es lo más importante– está meridianamente claro: situar el mercado como eje de la política económica y climática no conduce a una disminución de las emisiones, sino a nuevos aumentos. Un fiasco irredimible. Siendo conscientes de ello, podemos proceder a plantear la cuestión de la convergencia entre las luchas en los centros de trabajo y la justicia climática en la actualidad[2].

La raíz obrera de la ecología política

Antes de entrar en el meollo de la cuestión, conviene hacer dos advertencias. La primera se refiere al hecho de que la transición ecológica desde arriba sugiere una compatibilidad –más aún: una afinidad electiva– entre la protección del medio ambiente y el crecimiento económico, a condición de relegar, marginándolo, al movimiento obrero y su función social de lucha contra las desigualdades; o, lo que es peor, calificándolo de actor refractario al cambio en nombre de la protección de empleos ecológicamente insostenibles. El sujeto de la economía verde es el propio empresario: audaz, ilustrado, inteligente. De hecho, su capacidad innovadora nace de la indiferencia ante las trabas que suponen los cuerpos intermedios (los sindicatos, en primer lugar) y la lentitud burocrática del procedimiento institucional, en particular de las prácticas democráticas. Esto genera una tendencia –segunda advertencia– a suponer que la defensa de las condiciones de trabajo y del ecologismo están irremediablemente enfrentadas. La idea subyacente es que el chantaje laboral –o la salud o el salario– es fundamental para el destino de la industria.

Esta narrativa ha recibido cierta legitimación historiográfica que, aunque no sea completamente falsa, es ciertamente parcial y dista mucho de ser inocente. Fechar la primera politización generalizada sobre la cuestión medioambiental en el periodo comprendido entre finales de los años setenta y principios de los ochenta –es decir, después del gran ciclo de luchas de la fase fordista– es, de hecho, una interiorización implícita de la derrota del llamado Largo 1968, una extraordinaria temporada de movilizaciones que había apuntado que la democracia económica era una condición necesaria para combatir la degradación medioambiental en el centro de trabajo, incluida la contaminación del aire, el suelo y el agua, eliminándola en algunos casos por completo.

Para evitar malentendidos, aclaremos que es innegable que tal derrota se produjo. Sin embargo, es legítimo cuestionar su supuesta inevitabilidad. Además, el constante deterioro de las bases materiales de la reproducción de la biosfera hace que sea extremadamente urgente contemplar ese giro histórico desde una nueva perspectiva. De hecho, la marginación del movimiento obrero no ha venido acompañada de la erradicación de la nocividad industrial. A pesar de décadas de negociaciones sobre el clima, en los últimos treinta años la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero ha superado el total producido entre el siglo XVIII y 1990. Para abrir el espacio a (re)vincular el movimiento ecologista y el obrero es necesario liberarse del fetiche de una complicidad entre el capital y el medio ambiente. En pocas palabras, lo que necesitamos es eso, y lo ejemplifica perfectamente el Plan para un Centro Público de Movilidad Sostenible.

En este contexto, reinterpretar los conflictos en torno a la nocividad que tuvieron lugar entre los años sesenta y setenta permite demostrar que la cuestión ecológica se politizó ampliamente gracias al movimiento obrero, no a pesar de él. Fue a raíz de conflictos duros e innovadores, como los de las unidades de pintura de FIAT o las plantas químicas de Montedison, que la cuestión de un medio ambiente sano –primero en la fábrica y después en el territorio que la rodea– dejó de ser un tecnicismo para convertirse en la apuesta política de las luchas sindicales y del movimiento social.

Podemos utilizar la evocadora fórmula ecologismo de la clase trabajadora para designar la constitución de un saber partidario centrado en el centro de trabajo. Éste se convirtió así en un tipo peculiar de ecosistema en la medida en que la clase obrera lo convirtió en su hábitat natural, acabando por conocerlo mejor que nadie. No es casualidad que los conflictos contra la nocividad industrial fueran los primeros en criticar ferozmente la llamada monetarización de la salud, es decir, la idea de que los aumentos salariales y las primas podían compensar la exposición a sustancias tóxicas –a veces mortales– y otras formas de riesgos laborales. Fue en torno a la imposibilidad de indemnizar los daños a la salud como figuras clave de aquellas batallas –entre otras, Ivar Oddone en Turín y Augusto Finzi en Porto Marghera– centraron las campañas militantes duraderas, cuyo rastro es fácilmente reconocible en la reforma sanitaria de 1978 que estableció el servicio nacional de salud de Italia.

Hay que añadir dos elementos importantes. El primero, que las luchas contra la nocividad industrial no habrían tenido un impacto tan disruptivo sin su conexión con movilizaciones más amplias que afirmaban la importancia de la reproducción social gracias al desarrollo del pensamiento feminista. El segundo, que el movimiento obrero no consiguió alcanzar una estrategia unificada: más bien surgió una tensión entre la perspectiva de una redención deltrabajo asalariado –apoyada, por ejemplo, por Bruno Trentin, que en aquella época era el secretario general de la Federazione Impiegati Operai Metallurgici (FIOM), el mayor sindicato metalúrgico– y la de una liberación del trabajo asalariado, abrazada por las organizaciones obreristas como Potere Operaio primero y Autonomia Operaia después.

Creemos razonable suponer que la incapacidad de conciliar estas dos opciones en torno a la reivindicación común de una reducción de la jornada laboral (sin recortes salariales) fue un elemento significativo en la derrota de ese ciclo de luchas. En lugar de un poder de la clase obrera sobre la composición cualitativa de la producción, lo que se produjo fue la violenta reacción del capital: fragmentación del trabajo, reducción del Estado del bienestar, financiarización acelerada, así como –desde el punto de vista medioambiental– la transición ecológica desde arriba que acabamos de esbozar. Sin embargo, a medida que se manifiesta el fracaso de dicha estrategia, se reabre el juego. El recuerdo de las luchas de hace medio siglo adquiere hoy una relevancia renovada y la cuestión de la convergencia entre los conflictos laborales y las movilizaciones climáticas y medioambientales se revela como extremadamente actual.

Converger para levantarse, en y contra la crisis ecológica

La derrota del Largo 1968 nos impulsó a un mundo de desindustrialización nociva, concepto que designa la desindustrialización del empleo en zonas donde siguen funcionando industrias significativamente nocivas. Según las estimaciones recientemente actualizadas de la OIT, el porcentaje mundial de empleo en el sector manufacturero ha disminuido lenta pero constantemente, pasando del 15,6 % en 1991 al 13,6 % en 2021. Durante el mismo período, las emisiones de carbono generadas por combustibles fósiles –que incluyen las de los dispositivos producidos por la industria, pero utilizados en todos los demás sectores y por los consumidores finales– aumentaron de 23 000 a 36 000 millones de toneladas anuales (como muestra el Gráfico 1). Además, según Climate Analysis Indicators Tool, entre 1991 y 2018, las emisiones generadas directamente por la industria pasaron de 4 400 a 7 600 millones de toneladas. En resumen, la lógica del beneficio se tradujo tanto en la pérdida (relativa) de puestos de trabajo en las fábricas, con la precarización del empleo que suele seguirles, como en la profundización de la devastación medioambiental.

Las temperaturas sin precedentes, las sequías, las malas cosechas, el deshielo de los glaciares y las muertes causadas por condiciones meteorológicas extremas que presenciamos en 2022 son la enésima confirmación de que la situación es dramática. Estamos en la crisis ecológica, no sólo como víctimas de los impactos de la devastación medioambiental distribuidos de forma muy desigual en función de la clase, la raza y el género a escala global. Estamos en crisis porque, en nuestra sociedad, la subsistencia de la clase trabajadora depende del trabajo capitalista y, por tanto, la mayoría de la gente depende del crecimiento infinito de la producción de mercancías. En este sentido, el chantaje laboral no concierne sólo a las instalaciones productivas altamente nocivas, es más bien una propiedad intrínseca y transversal del capitalismo que aparece con niveles variables de intensidad en diferentes contextos.

Para plantear la cuestión de cómo fortalecer un ecologismo desde abajo, nos parece útil actualizar el método de análisis de la composición de clase siguiendo tres líneas: 1) una concepción ampliada de la clase obrera, definida por la obligación de vender su fuerza de trabajo; 2) una concepción del trabajo que incluya tanto la producción como la reproducción; 3) una concepción de los intereses de la clase obrera que abarque tanto el lugar de trabajo como la comunidad (o el territorio).

En primer lugar, consideramos parte de la clase obrera a todas aquellas personas que –desposeídas de la propiedad y el control de importantes magnitudes de medios de producción– viven bajo la compulsión de vender su fuerza de trabajo, tanto para la producción de mercancías como para la reproducción de fuerza de trabajo adicional, independientemente de que encuentren o no compradores estables. Aunque esta conceptualización excluye a la clase media, en la que el capital delega algunas responsabilidades en la gestión de la sociedad, no obstante, es más amplia que las estrechas visiones dominantes; lo suficientemente amplia como para incluir a la gente desempleada, a las y los trabajadores reproductivos, informales, la y los intelectuales subordinados y los trabajadores y trabajadoras autónomas dependientes.

En segundo lugar, siguiendo al feminismo de la reproducción social, definimos como trabajo capitalista todas aquellas actividades –asalariadas y no asalariadas, directamente productivas y reproductivas– explícita o invisiblemente subordinadas a la acumulación de capital, independientemente del sector económico. De hecho, las personas desposeídas trabajan en la fabricación de mercancías (trabajo directamente productivo) o en la fabricación no directamente mercantilizada y en el mantenimiento de una mano de obra empleable para el capital (trabajo reproductivo). La distinción entre trabajo directamente productivo y reproductivo no viene determinada por diferentes tipos de actividades concretas, sino por la frontera de la desmercantilización[3].

En tercer lugar, consideramos que los intereses de la clase obrera están relacionados tanto con el centro de trabajo como con la comunidad o el territorio. La distinción entre el centro de trabajo y la comunidad –al igual que entre producción y reproducción– no se basa en espacios físicos diferentes, sino en las relaciones sociales: el lugar de trabajo es el ámbito de las y los trabajadores como productores o reproductores, mientras que la comunidad es la esfera de las y lostrabajadores como reproducidos[4]. A menudo, los intereses de la clase trabajadora se conciben como centrados en la fábrica (seguridad laboral, salarios altos, salud y seguridad, etc.). Sin duda, la redistribución de la riqueza a través de salarios más altos por menos horas ayudaría a superar el dilema entre empleo y medio ambiente al reducir, en primer lugar, la necesidad de puestos de trabajo. Pero, en cualquier caso, los trabajadores y trabajadoras no desaparecen cuando abandonan su puesto de trabajo. Al contrario, vuelven a sus barrios, respiran el aire fuera de las fábricas y oficinas, disfrutan de su tiempo libre relacionándose con la ecología que les rodea. Así pues, los intereses de la clase trabajadora no sólo tienen que ver con los derechos laborales, sino también con las condiciones de sus comunidades (precios al consumo, servicios de bienestar, entornos saludables, etc.).

La triple expansión de los intereses de la clase obrera, del trabajo y de la clase trabajadora propuesta aquí pretende superar las perspectivas que refuerzan el chantaje laboral. De hecho, si el verdadero trabajo es únicamente asalariado e industrial y, por tanto, la verdadera clase obrera es desproporcionadamente masculina (y blanca, hasta hace poco), y si los verdaderos intereses de la clase obrera consisten principalmente en mantener el propio puesto de trabajo tal y como está, la salida está fuera de nuestro alcance. Este callejón sin salida se agrava aún más si se considera que las movilizaciones comunitarias carecen de contenido de clase, como si los habitantes de las comunidades afectadas por graves injusticias medioambientales, en su mayoría de clase trabajadora, no tuvieran que trabajar para ganarse la vida.

Por el contrario, una comprensión integradora de tales conceptos se presta más fácilmente a la creación de coaliciones entre trabajadoras y trabajadores situados de forma diferenciada dentro del sistema de género-raza-clase.

En la teoría obrerista, la forma en que se organiza y estratifica la fuerza laboral en el centro de trabajo a través de procesos de producción, niveles tecnológicos, diferencias salariales, cadenas de valor, etc., constituye la composición técnica de la clase, su lado objetivo, por así decirlo. En cambio, la composición política de la clase obrera está dada por el grado en que las y los trabajadores como clase superan, o no, sus divisiones para hacer valer sus intereses comunes frente al capital. Este es el lado subjetivo, compuesto por las formas de conciencia, lucha y organización de los trabajadores y trabajadoras. Seth Wheeler y Jessica Thorne propusieron útilmente actualizar este marco añadiendo la composición social de la clase trabajadora, es decir, las formas en que las y los trabajadores se reproducen en la comunidad, por ejemplo, a través de la familia, la vivienda, el bienestar y los regímenes de salud. El lado objetivo de la composición de clase se bifurca entonces entre la composición técnica (relacionada con el centro de trabajo) y la composición social (relacionada con la comunidad).

Desde esta perspectiva, es posible analizar cómo se segmenta la clase trabajadora también en relación con la degradación medioambiental. Por ejemplo, las comunidades cercanas a las industrias altamente contaminantes suelen estar desproporcionadamente compuestas por los segmentos más desfavorecidos de la clase trabajadora, en muchos casos también racializados, y no necesariamente tienen un acceso generalizado a los puestos de trabajo en las fábricas. Para estos segmentos de la clase trabajadora, la transición ecológica local supondría un bienvenido descenso de las tasas de cáncer y otras enfermedades superiores a la media. Sin embargo, para quienes trabajan en industrias contaminantes, la situación es diferente, aunque no necesariamente irreconciliable. Para ellas, las transiciones ecológicas representan más bien un riesgo de acabar en empleos más precarios y peor pagados.

El desafío de estar en contra de la crisis ecológica es, por tanto, el de romper el chantaje creando convergencias entre las luchas en el lugar de trabajo y las luchas comunitarias. Este paso dista mucho de ser automático, ya que la clase trabajadora está fragmentada a lo largo de una miríada de configuraciones ocupacionales y residenciales, una realidad objetiva que con demasiada frecuencia alimenta las divisiones entre el sindicalismo, como expresión de los intereses en el centro de trabajo, y el ecologismo desde abajo, como expresión de los intereses comunitarios de la clase trabajadora. Se trata de esforzarse por recomponer políticamente esas divisiones construyendo plataformas reivindicativas que articulen las luchas en el centro de trabajo y en la comunidad.

Conclusiones: el conflicto en GKN y la transición ecológica desde abajo

La lucha del Colectivo de la Fábrica GKN es un paso clave en la construcción de una alternativa a una transición ecológica desde arriba que –al no cuestionar el sistema que produjo la crisis– no tiene mucho que ofrecer en términos de sostenibilidad real. De hecho, recuperando el hilo rojo del ecologismo obrero, el Colectivo realizó una demostración práctica y militante de que la convergencia entre el centro de trabajo y la comunidad territorial en torno a las consignas de la justicia climática es una estrategia viable. En la práctica, su enfoque innovador fue capaz de generar amplias movilizaciones de masas, sacando repetidamente a la calle a decenas de miles de personas y consiguiendo alterar de ese modo un plan de reestructuración que no ha encontrado una resistencia impactante en situaciones similares en otros lugares. Como muestra claramente la declaración conjunta del Colectivo de la Fábrica GKN y Fridays for Future para convocar las grandes manifestaciones de los días 25 y 26 de marzo de 2022, este proceso va más allá del destino de la propia fábrica:

“Una verdadera transición climática, ecológica y social no puede prescindir de la capacidad de una sociedad para establecer formas de planificación integrales y sostenibles. Y esa planificación no puede generarse a través de chantajes y jerarquías laborales o en la opresión y represión de las comunidades –como ocurre desde hace años, por ejemplo, en el Valle de Susa–, sino que debe provenir de un despertar de la democracia radical y participativa”[5].

Tales palabras captan la dimensión sistémica de nuestra difícil situación. En realidad, la mercantilización es una cuña que separa la producción capitalista de la reproducción de la vida, subordinando la segunda a la primera. El beneficio no se basa únicamente en el crecimiento infinito, sino también en la capacidad de producir cosas que la gente compre. Sin embargo, las opciones de consumo del mercado son intrínsecamente individualistas y a corto plazo, mientras que la planificación democrática es colectiva y potencialmente previsora. El plan de reconversión elaborado por el Colectivo de la Fábrica GKN y su grupo de investigación solidaria es un ejemplo de cómo esos horizontes aparentemente lejanos pueden encontrar, incluso en la desfavorable coyuntura política actual, una salida concreta: la nacionalización bajo control obrero para la creación de un Centro Público de Movilidad Sostenible.

Junto con la dimensión cualitativa de la desmercantilización, también debe abordarse el aspecto cuantitativo y distributivo relacionado con los niveles de ingresos y las horas de trabajo:

Exigimos una reducción de la jornada laboral sin recortes salariales para que las cuotas de trabajo se redistribuyan equitativamente entre la población. Es posible trabajar menos si todo el mundo trabaja, y es un derecho por el que todo trabajador, de hoy y de mañana, debe luchar[6].

En efecto, la subida de los precios de los alimentos y de la energía a lo largo de 2022 –que ha generado una oleada de movilizaciones y revueltas de masas en múltiples países (Perú, Ecuador, Panamá, Sri Lanka, Sierra Leona, etc.)– confirmó que ninguna transición ecológica será posible sin una redistribución de la riqueza a escala mundial.

He aquí, pues, los elementos clave de una transición ecológica desde abajo: desmercantilización de la producción, reducción de la jornada laboral, redistribución de la riqueza. La convergencia entre las luchas en el centro de trabajo y las luchas comunitarias, de la que el conflicto de GKN es un ejemplo, será un nodo crucial para las amplias movilizaciones necesarias para llegar a fin de mes y, al mismo tiempo, ir más allá del fin del mundo.

* Esta contribución se realizó con el apoyo de la beca de investigación ECF-2020-004 del Leverhulme Trust.

Texto original: https://projectpppr.org/populisms/working-class-environmentalism-and-climate-justice-the-challenge-of-convergence-todaynbsp#edn_4=

Traducción: Martín Lallana

Referencias
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Notas

[1] https://ourworldindata.org/co2-emissions

[2] Por justicia climática entendemos una perspectiva que considera el calentamiento global como un síntoma de desigualdad a escala planetaria. Dicha desigualdad puede adoptar dos formas: entre el Norte y el Sur Global (es decir, entre los países que tienen más responsabilidades en la creación del problema y los que están más expuestos a sus consecuencias perjudiciales) y entre las clases sociales (las responsabilidades de las inversiones en combustibles fósiles, al igual que sus impactos, no se distribuyen por igual también en este aspecto). Las primeras versiones de la justicia climática –a finales de los años 90– hacían hincapié en la primera forma. Desde 2019, sin embargo, ha habido más intentos de articular ambas formas en una crítica internacional y social del “capitalismo fósil”.

[3] Por ejemplo, los alimentos son necesarios para la reproducción de la fuerza de trabajo. Sin embargo, cultivar alimentos para una empresa agrícola es directamente productivo; cultivarlos para el autoconsumo en un contexto capitalista es reproductivo.

[4] En algunos casos, un espacio físico es a la vez lugar de trabajo y entorno comunitario para las mismas personas. Por ejemplo, el hogar es a la vez un lugar de trabajo para el trabajo reproductivo (o también para el trabajo productivo, como en el trabajo a distancia) y un entorno comunitario. En otros casos, un espacio físico es un lugar de trabajo para unos y un entorno comunitario para otros. Por ejemplo, un hospital es el lugar de trabajo de sus empleados y un entorno comunitario para sus pacientes.

[5] Colectivo de Fábrica GKN y Fridays for Future, 2022, “25-26: Una sola data”. Otro ejemplo de esta toma de conciencia se encuentra en la declaración conjunta del Colectivo de Fábrica GKN y Fridays for Future, que llama a la segunda doble fecha de convergencia (la huelga climática del 23 de septiembre de 2022 y la manifestación nacional “Converger para levantarse” del 22 de octubre de 2022 en Bolonia): “La sequía, el deshielo de los glaciares seculares y las olas de calor cada vez más intensas son la dramática confirmación de los cambios engendrados por el calentamiento global. Luchamos constantemente por llegar a fin de mes, contra la precariedad, contra la externalización, contra la inflación y por un salario digno. Sin embargo, la lucha por el fin de mes no tiene sentido si no la ganamos contra “el fin del mundo”. Y es imposible conseguir que una parte cada vez mayor de la población se implique en la lucha contra el fin del mundo si no la unimos a la lucha por llegar a fin de mes”.

[6] Ibídem.

https://vientosur.info/ecologismo-de-la-clase-trabajadora-y-justicia-climatica/
Fuente: https://rebelion.org/ecologismo-de-la-clase-trabajadora-y-justicia-climatica/

Qué Abya Yala

Historia y presente/ Ofensiva del sistema mundo capitalista /Alternativas emancipatorias

Historia y presente

Argentina. Alineados:
¿cómo entiende Javier Milei la soberanía?

 6 de abril de 2024

Por Luis Bruschtein

Milei se trasladó en forma intempestiva a Tierra del Fuego para agasajar a una generala norteamericana a la que se negaron a recibir en forma oficial el gobernador de Tierra del Fuego y el intendente de Ushuaia. En retribución la mujer regaló un Hércules.

En la madrugada de ayer, la generala de los Estados Unidos, Laura Richardson, recibió al presidente argentino, quien viajó apresuradamente a Ushuaia para presentarle sus respetos. En su discurso, Javier Milei aseguró que la mejor forma de defender la soberanía es alineándose de manera incondicional con la potencia del Norte, que siempre ha considerado a Latinoamérica como su patio trasero. Milei insistió en que ese país y la Argentina están unidos por lazos históricos. Y, aunque no lo recordó, efectivamente hay una historia en común si se tiene en cuenta a las dictaduras militares impuestas por Estados Unidos en la Argentina y en toda la región, para proteger sus intereses en los años 70, un detalle que no cierra con el biribiri de que “nos une la defensa de la libertad”. En realidad, los argentinos recuperamos la libertad cuando expulsamos a la dictadura que impuso Estados Unidos.

El viernes, Manuel Adorni, confirmó que el alineamiento de este gobierno será “con Estados Unidos e Israel”. Los países europeos que alardeaban de su independencia y de su pasado imperial, fueron obligados a aceptar esta subordinación que plantea Milei con Washington. Fueron puestos contra la pared: “O China y Rusia, o nosotros”. La economía norteamericana hace equilibrios entre el precipicio de la recesión y la inflación, y la pérdida de terreno por la fuerte competencia china.

Con su economía abollada, la reacción de Estados Unidos fue provocar la guerra en Ucrania. Los países europeos debieron aceptar que disminuyera el creciente comercio con China y se cortara el gas y el petróleo de Rusia. La demolición de los gasoductos de Nord Stream frenó a la economía alemana que era la locomotora de las demás economías europeas. Estados Unidos les vende ahora gas licuado tres o cuatro veces más caro que el ruso y provee las armas para reemplazar las que envía la OTAN a Ucrania. Alemania quedó al borde de la recesión, igual que Gran Bretaña, el aliado más estrecho de Estados Unidos.

Para mantener ese alineamiento con Washington, los países europeos fueron obligados a olvidarse de las proyecciones de crecimiento y a resignarse a cumplir un papel de segundones de la potencia occidental. El alineamiento incondicional les resultó muy caro. Es la misma política exterior que plantea Milei para el país. Y si a la Europa próspera le fue mal, a los argentinos nos irá peor. En estos días el clima rusofóbico y guerrerista llegó a su clímax en la vieja Europa que, después de sufrir dos guerras mundiales, no terminó de aprender la lección de la historia. El mundo asiste otra vez a la inminente expansión de una guerra devastadora.

Por cuestiones geológicas y de necesidad de actualización, el canal de Panamá no da abasto para la circulación de los cargueros cada vez más grandes entre los océanos Atlántico y Pacifico. Así surgieron proyectos de nuevos canales interoceánicos en Nicaragua, aprovechando sus grandes lagos, y México en su istmo. Por lo pronto, México avanzó en la construcción de un tren interoceánico en el istmo.

Mientras esos proyectos se concretan en un clima cada vez más enrarecido en las relaciones internacionales, recobra importancia estratégica el estrecho de Magallanes que une ambos océanos. Gran Bretaña encaró la realización de un gran puerto en las Islas Malvinas. Argentina encaró con capitales chinos, la realización de un puerto multipropósito en Río Grande, que iba a competir con el puerto británico en las Malvinas, y que potenciaba las industrias radicadas en la capital fueguina y facilitaba la proyección argentina hacia la Antártida.

El gobernador de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico Sur, Gustavo Melella, había firmado el acuerdo con las empresas chinas, que incluía la creación de un polo industrial químico y tecnológico. Pero, hasta ahora el acuerdo no había sido refrendado por el gobierno nacional y con la llegada de Milei fue descartado. El gobierno anunció ayer la construcción con Estados Unidos de un puerto en Tierra del Fuego, pero sin ninguna precisión. Por ahora quedará el puerto de los ingleses en Malvinas.

Milei no quiso participar en el acto por el 2 de abril que realizaron en Tierra del Fuego para repudiar la ocupación británica de las islas Malvinas que están en jurisdicción de esa provincia. En ese clima confrontativo abierto por el gobierno nacional, el gobernador de las provincia, Gustavo Melella, y el intendente de Ushuaia, Walter Vuotto,(Melella es del radicalismo en el Frente de Todos y Vuotto, de La Cámpora) se negaron a recibir oficialmente a la generala estadounidense, porque “el comando Sur del Ejército de los Estados Unidos realiza maniobras conjuntas con los británicos en el Atlántico Sur”.

El presidente se horrorizó por el desplante de los fueguinos y, en forma intempestiva, decidió viajar. Despegó a las 18 del jueves y por desperfectos llegó casi a la medianoche a Ushuaia donde improvisó el agasajo a la jefa castrense norteamericana al mismo tiempo que los excombatientes de la provincia expresaban su repudio por la presencia de la generala.

No viajó sólo para encontrarse con ella, porque Richardson estuvo dos días en Buenos Aires con el ministro de Defensa, Luis Petri, y el viernes hizo una escala en el aeroparque y al bajar del avión, al pie de la escalerilla estaba otra vez el presidente como rulo de estatua. La generala dijo que le parecía “fabuloso y contagioso el espíritu y la energía” que le mostró este presidente argentino. Y en premio por la total subordinación que encarnó Milei, donó un avión Hércules a la Fuerza Aérea.

Durante la visita de Richardson, las corporaciones mediáticas publicaron notas sobre la base de observación del espacio profundo que instaló China en Neuquén, en la que trabajan científicos chinos en colaboración con científicos argentinos. Según estos medios, la función de la base sería controlar los satélites norteamericanos y las autoridades argentinas no tendrían acceso a ella.

Lo real es que existen dos grandes antenas con funciones similares: la de Neuquén en convenio con China, y en Malargüe, Mendoza, con la Agencia Espacial Europea. Por el convenio, los científicos argentinos tienen derecho a usar el diez por ciento del tiempo de la antena. Científicos de la CONAE, del Instituto Argentino de Radioastronomía y otros institutos de investigación han utilizado la antena. O sea, que no tiene tanto secreto ni entrada prohibida.

La base no parece tener movimiento sospechoso. El 26 de agosto de 2019 fue visitada por representantes diplomáticos —entre los que se contaba el de Estados Unidos—, miembros del gobierno neuquino y científicos. Los visitantes hicieron una recorrida por el centro, cuyo único atractivo es la enorme antena con sus instalaciones y recibieron una charla informativa. El avanzado dispositivo permite observaciones a distancias que superan los 300 mil kilómetros de la tierra.

Estados Unidos no ha dado pruebas de que las instalaciones se utilicen con fines militares. Por su funcionamiento no hay ningún motivo que sustente esas denuncias ni que se impida el ingreso a ciudadanos o autoridades argentinas. Lo que subyace es la intención de Washington de impedir todos los contactos posibles con China.

Luego de su paso por Aeroparque, Richardson siguió viaje hacia Guyana que es el centro de un conflicto explosivo entre ese país y Venezuela por el territorio del Esequibo. El diferendo se mantiene desde 1899, pero ahora se agudizó por la presencia de importantes yacimientos de petróleo. Venezuela movilizó su ejército y Guyana dio luz verde a una base del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos cuya jefa es Richardson.

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2024/04/06/argentina-alineados-como-entiende-javier-milei-la-soberania/

Coincidimos con Leonardo Rossi al esclarecernos en su libro “Teoría de la Comida”:

El término «soberanía» tan implicado en la mirada estatalista de la política no es un aspecto a soslayar, como tampoco sus alcances prácticos. “La propiedad privada, que se caracteriza por un monopolio del acceso a la toma de decisiones, es, en su base, un ejemplo derivado de la soberanía” (Hardt y Negri, 2019, p.17). El vínculo entre soberanía e instituciones públicas tiene en la teoría política y social moderna “un nexo indisoluble”.

En términos concretos, actualmente el término Soberanía Alimentaria llega a ser utilizado por gobernantes que manifiestan que ésta puede ser practicada a partir de decisiones tomadas y ejecutadas desde el Estado, en relación con la centralización estatal de la exportación granaria, tal como se han dado algunas discusiones públicas en Argentina en los últimos años.

No es un dato menor que el concepto haya tomado impulso como respuesta a la avanzada de las corporaciones y diversos gobiernos en plena expansión neoliberal del sistema agroalimentario, justamente para debatir en ámbitos institucionales dominados por paradigmáticas formas liberales de la política como son las Naciones Unidas y sus dependencias, como FAO. Asimismo, la relación entre las proyecciones en torno a la soberanía alimentaria y las políticas de los estados nacionales y organismos multilaterales para alcanzar el mentado objetivo es otro aspecto de recurrente asociación.

Alarma en los océanos:
el mundo se reúne para intentar salvar los mares

10 de abril de 2024

Por Raúl Rejón | El diario

La Conferencia de la década oceánica de Barcelona que empieza el miércoles intenta hallar soluciones científicas a una lista creciente de amenazas: el cambio climático, la sobrepesca o la contaminación que tienen a los ecosistemas marinos contra las cuerdas

El miércoles comienza en Barcelona la Conferencia de la Década de los Océanos de la ONU. Debe “establecer las prioridades” para “salvar a los océanos mediante la ciencia y la investigación”. ¿Salvarlos de qué? La lista es larga. “Si no se toman medidas, en 2050 habrá más plásticos que peces y los corales habrán desaparecido”, responde la misma ONU.

Los océanos son el soporte vital de la vida en la Tierra y regulan el clima del planeta. “Es el mayor ecosistema, que alberga casi un millón de especies”, recuerda la organización. Sin embargo, el desconocimiento es casi completo. “La profundidad media de los mares está en 3.800 metros y la mayoría de las investigaciones marinas se centran en los primeros 50”, recuerda el responsable de expediciones de Oceana, Ricardo Aguilar.

Eso hace que haya “muy mala gestión”, amplía Aguilar, y terminen por multiplicarse las agresiones. Un cóctel nefasto que se extiende desde el litoral hasta alta mar. Desde las aguas someras a las profundidades abisales.

Cambio climático

El mar se traga la mayoría del calor extra que atrapan en la Tierra los gases de efecto invernadero. Y absorbe un cuarto del CO2 que emiten los humanos. Y esto no sale gratis. “Llegará un momento en el que no puedan más”, advierte la responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace, Marta Martín-Borregón, que señala la crisis del clima como “una de las principales amenazas para el mar”.

El cambio climático está elevando sin precedentes la temperatura de los océanos. Ahora mismo, el promedio planetario está en más de 20ºC, por encima de cualquier registro conocido, según recoge el Climate Analyzer de la Universidad de Maine. Tanto el Atlántico Norte como el Mediterráneo no paran de encadenar récords con meses en situación de ola de calor marina, incluso en el invierno.

El agua más caliente ya está causando mortandades masivas de especies marinas.

Por otro lado, el aumento del CO2 que hay en la atmósfera –su concentración está en un pico muy por encima del nivel de seguridad– redunda en que el océano se vuelva cada vez más ácido. Un 30% más desde que comenzó la era industrial. “Esto tiene impactos en la vida marina, sobre todo en grandes profundidades”, aclara la Agencia Europea del Medio Ambiente. ¿Un ejemplo muy visual? Cómo se está blanqueando, es decir, muriendo, las barreras de coral.

“Además, los impactos del cambio climático van a durar durante siglos y es complicado tomar medidas”, reflexiona Ricardo Aguilar. Y añade otro efecto de un mar cada vez más cálido: “Se están extendiendo especies invasoras que antes se veían frenadas por las temperaturas de los inviernos y ahora ya no se topan con esa barrera en su expansión”. Variedades invasoras que son una amenaza principal para la biodiversidad de los ecosistemas que coloniza.

La contaminación: plástico y más que plásticos

“Existe una evidencia indiscutible sobre un continuo, global y sin freno incremento de la basura en el mar proveniente de la tierra”, sentencia el informe de la ONU El estado de los océanos. Se trata del plástico, pero no solo de este compuesto sino que “el nitrógeno y el fósforo se han convertido en omnipresentes”.

El diagnóstico se sustenta en datos como que 17 millones de toneladas de plástico al año acaban en el mar y “se prevé que se duplique o triplique en 2040”. El cálculo es que el 85% de la basura marina está hecha de plástico. Solo el 15% de los desechos acaba reciclado, advierte la ONU.

“Lo que a mi me preocupa es lo que no vemos”, asegura la investigadora de la Universidad de Cádiz, Carmen Morales Caselles. Se refiere a lo que se esconde detrás de las grandes acumulaciones de desechos: “Los seres humanos somos muy visuales, nos llama la atención una playa muy sucia, pero hay cosas que no vemos como los impactos de los microplásticos o las sustancias asociadas que tienen efectos a largo plazo. Hay unas 16.000 sustancias químicas asociadas a los plásticos, muchas sabemos que son tóxicas, pero de la gran mayoría no se sabe nada. De eso no somos muy conscientes”.

La cuestión es que la producción de plástico no se detiene (se ha multiplicado por cuatro en los últimos 40 años). Con las tasas de reciclado actuales, esto da lugar a una presencia generalizada de residuos plásticos en todos los hábitats oceánicos. Por eso la investigadora Morales incide en que “la prioridad es una gestión preventiva” –no generar la basura–. “Hay más visibilidad hacia acciones de limpieza, o el reciclado –que hay que hacerlo–, pero realmente si no se hace prevención, la basura plástica no va a decrecer, sino aumentar. Si ponemos en circulación muchos contaminantes no se nos va a solucionar el problema. La prioridad es la reducción tanto en la fabricación como de los objetos que no sean esenciales”.

Además de los plásticos, desde tierra adentro se provoca la entrada de restos de nitrógeno y fósforo al mar por las zonas costeras. A partir de ahí, se dispara el fenómeno conocido como eutrofización del que tanto saben en el Mar Menor: una proliferación violenta de organismos como algas que terminan por agotar el oxígeno en el agua –la anoxia– “Los océanos se asfixian”, lo describe la ONU.

La sobrepesca y la pesca ilegal

“Las medidas no avanzan a la velocidad ni escala necesarias”, sintetiza el último Informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. La FAO calcula que, alrededor de un tercio de los recursos pesqueros mundiales están sobreexplotados y que “uno de cada cinco pescados capturados proviene de la pesca ilegal, irregular o sin declarar”.

“Aunque esta conferencia no sea de pesca, debería hacer hincapié porque esto implica a toda la biodiversidad oceánica”, subraya Marta Martín-Borregón.

“Yo soy moderadamente optimista con especial preocupación sobre el océano Índico, el golfo de Guinea y África occidental”, matiza Raúl García. El responsable del programa de pesquerías de WWF explica que “la sobrepesca sigue aumentando a nivel global, pero en la Unión Europea se le ha dado la vuelta a la situación en el Atlántico y, sobre todo, en el Mediterráneo que tenía un 80% de sobrepesca y en 2023 se informó de que había descendido al 58%”. Sin embargo, apostilla, “en el Índico el panorama está empeorando”.

Si para el caso del Mediterráneo la FAO asegura que “aunque siga siendo una preocupación”, la sobrepesca “experimentó un caída récord del 15%”, para el Índico repite que “la sobrexplotación, las prácticas dañinas y la destrucción generalizada de hábitats amenazan la pesca en toda la región”. En las aguas del Índico, por ejemplo, se pesca intensivamente atunes para satisfacer un mercado global creciente.

Respecto a la pesca ilegal, Raúl García contrapone que “nadie puede dar una cifra o rango estrecho de a qué pesquerías afecta, porque engloba un concepto amplio”. España, dice, “ha blindado algunos puertos, como Vigo o Las Palmas, donde es difícil descargar pescado sin papeles, pero se están derivando a otros como Oporto o Rotterdam desde donde luego transportan a las lonjas por carretera”.

¿Nuevas agresiones? La minería profunda

“Me parece fundamental que no se permitan más industrias dañinas operando en el mar”, resume Marta Martín-Borregón ante la idea de que la minería en el fondo del mar despegue. Ricardo Aguilar coincide: “La demanda de materiales raros amenaza unos hábitats sobre los que se tiene un conocimiento escaso”.

La minería del fondo del mar –que busca en el lecho marino materiales como el cobre, níquel, cobalto o manganeso a miles de metros de profundidad– está en una encrucijada. En el seno de la Autoridad Internacional de Fondos Marinos (ISA), que dependen de la ONU, se está librando una batalla para dar empuje o ralentizar esa fiebre del oro.

Algunos países, como China, están a favor de regular la actividad y empezar las extracciones. Otros, como España, abogan por evaluar más detenidamente los posibles daños ambientales. La ISA quedó así encallada en junio de 2023. No hubo luz verde y se volverá a discutir este año.

En los últimos años se han alcanzado dos acuerdos internacionales que los responsables políticos han calificado como históricos. En 2022, los países aprobaron crear un “tratado internacional legalmente vinculante” contra la contaminación plástica. En 2023 se acordó establecer un tratado de alta mar para proteger las aguas sin jurisdicción nacional. Ambos están en desarrollo.

Sin embargo, Martín-Borregón se confiesa “no especialmente optimista” sobre si esta conferencia puede servir de punto de inflexión. Pero no quiere renunciar a la esperanza: “Ojalá lo sea”. 

https://www.eldiario.es/sociedad/alarma-oceanos-mundo-reune-salvar-mares_1_11266331.html
Fuente: https://rebelion.org/alarma-en-los-oceanos-el-mundo-se-reune-para-intentar-salvar-los-mares/

Un movimiento internacional contra el extractivismo

8 de abril de 2024

Iain Bruce (*)
traducción: Pedro Perucca

La CONAIE, principal organización indígena de Ecuador, y el Frente Nacional Antiminero (FNA), aprobaron una propuesta para empezar a construir un amplio frente internacional contra la minería y otras industrias extractivas.

La principal organización indígena del país, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE  https://conaie.org/ ) , junto con el Frente Nacional Antiminero (FNA), aprobó una propuesta para empezar a construir un amplio frente internacional contra la minería y otras industrias extractivas. Se trata de una de las 14 propuestas formuladas en el II Encuentro Nacional del FNA, y se produce en un momento en que el movimiento consiguió una importante victoria contra una empresa minera canadiense.

Más de 800 delegados de 77 organizaciones indígenas y de otro tipo de las tres regiones de Ecuador (Amazonía, Sierra y Costa) se inscribieron en el II Encuentro Nacional del Frente Nacional Antiminero (FNA) del pasado 22 de marzo. La semana anterior se había producido un nuevo brote de violencia policial y resistencia comunitaria en Palo Quemado, en la sierra central, en torno a un proyecto de extracción de cobre de la empresa canadiense Atico Mining Corporation.

Al menos 20 miembros de la comunidad resultaron heridos y 70 fueron procesados, después de que primero un grupo de paramilitares y luego 500 efectivos de choque de la policía irrumpieran disparando gases lacrimógenos y perdigones. Intentaban impedir que la comunidad bloqueara el acceso a la empresa minera que, junto con el gobierno, tenía previsto celebrar una «consulta medioambiental» el 27 de marzo, como forma de despejar el camino para iniciar las obras de la mina.

No es de extrañar que esta cuestión se convirtiera en uno de los temas centrales de la reunión del FNA, añadiendo una nueva nota de militancia a la reunión, a menudo festiva. Una serie de acciones en solidaridad con Palo Quemado fueron algunas de las resoluciones finales. Tres días después, se produjo un gran avance. Un juez local ordenó suspender la consulta ambiental porque, como venían argumentando la comunidad y el movimiento indígena, no se habían cumplido todos los pasos exigidos por la Constitución. El magistrado convocó una nueva vista para inicios de abril y ordenó que se retiraran de la zona todas las fuerzas militares y policiales no esenciales. Sin embargo, al momento de redactar este texto llegan noticias sobre el despliegue de más soldados en Palo Quemado y de una nueva ronda de enfrentamientos, con más heridos.

El objetivo central del II Encuentro Nacional era aprovechar el trabajo realizado durante los tres últimos años por el FNA para unir la fuerza del movimiento indígena a la de otros movimientos campesinos y sociales, en una resistencia combinada contra la destrucción de las comunidades y el medio ambiente causada que causan las industrias petrolera y minera. El objetivo inmediato apuntaba al nuevo gobierno del presidente Daniel Noboa y su giro, no del todo sorprendente, hacia el desarrollo de la minería del cobre y el oro a gran escala.

Noboa es hijo de uno de los magnates bananeros más ricos de Ecuador. Ganó las elecciones presidenciales del año pasado presentándose como una cara nueva, joven y moderna y, al menos en parte, pronunciándose, apenas unas semanas antes de los comicios, a favor de una campaña que se estaba haciendo viral entre la juventud ecuatoriana, para votar sí en un referéndum que proponía dejar el petróleo en el subsuelo del Parque Nacional Yasuní. En aquel momento, Noboa ya indicó que desarrollaría nuevas minas para compensar los ingresos perdidos por el petróleo del Yasuní.

La crisis de seguridad que estalló en Ecuador a principios de año —después de que un importante capo de la droga escapara misteriosamente de prisión— le dio al presidente Noboa la oportunidad de declarar el estado de emergencia y justificar así el uso de tropas para hacer frente a una serie de problemas de «seguridad». Independientemente de que la crisis en sí fuera fabricada o no, como sugieren algunos de sus críticos, el gobierno de Noboa aprovechó la situación para impulsar una serie de sus principales reformas neoliberales, como la relajación de las leyes laborales y el aumento del IVA.

También puso un nuevo énfasis en el desarrollo de las industrias extractivas y está buscando formas de pasar por alto los resultados del referéndum del Yasuní y continuar, «por el momento», con la extracción de petróleo en el parque nacional, que es un punto crítico de biodiversidad. Apenas dos semanas antes de que estallara el conflicto con la minera Atico en Palo Quemado, Noboa estaba con tres de sus ministros en Canadá, en la reunión anual de la asociación minera PDAC, para promocionar al Ecuador como uno de los destinos mineros más «atractivos» del mundo.

Todo esto ha llevado a la CONAIE y al FNA a concluir que la cooperación internacional es más importante que nunca para su lucha. Lo más apremiante es la necesidad de expresiones inmediatas de solidaridad con Palo Quemado y otras comunidades que se resisten a la minería depredadora en sus tierras y que, como resultado, se enfrentan a una severa represión.

Más estratégicamente, como explicó el presidente de la CONAIE Leonidas Iza en la conferencia de prensa al final del II Encuentro Nacional, se ven en la necesidad de desarrollar lo antes posible esta red internacional contra la minería y las industrias extractivas, buscando reunir a todos los que se resisten a estos ataques contra sus comunidades y su medio ambiente.

Los detalles sobre el qué y el cómo quedan por concretar, pero la invitación está ahí, planteada por uno de los movimientos sociales más importantes que hacen parte de la primera línea de lucha por nuestro futuro y el del planeta. Nos corresponde a nosotros aceptarla, difundirla y buscar la manera de que se haga realidad.

(*) Iain Bruce: Periodista y activista de la Coalición COP26 residente en Escocia. Junto con Sabrina Fernandes presentaba un video-resumen diario de lo que pasaba en Glasgow, Inside Outside.

https://jacobinlat.com/2024/04/08/el-movimiento-indigena-ecuatoriano-propone-un-movimiento-internacional-contra-las-industrias-extractivas/
Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2024/04/13/ecuador_conaie-convocatoria-a-construir-un-movimiento-internacional-contra-el-extractivismo/

  Ofensiva del sistema mundo capitalista

Entrevista a Rebelión o Extinción: desobediencia para frenar el cambio climático. Scientist Rebellion y el IPCC

Colectivo de comunicación ContrahegemoníaWeb 23 de octubre, 2022 Publicado en Extractivismos y resistencias. Despojos, análisis y horizontes

Para quienes no lo sepan, ¿qué es Rebelión o Extinción, cómo surge y cuáles son sus ejes de lucha?  

Rebelión o Extinción (Extinction Rebellion) es un movimiento global descentralizado de desobediencia civil no violenta apartidiario que tiene como objetivo influir sobre los gobiernos para que tomen acción ante la emergencia climática y ecológica que transita nuestra civilización. 

XR tiene 3 demandas concretas a los gobiernos que son: 

– “Digan la verdad” sobre las consecuencias que va a tener el cambio climático en las poblaciones (sobre todo las más vulnerables)

– “Actúen ya” para detener la pérdida de biodiversidad y reducir para 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero a cero.

-“Abran la democracia”, con la información adecuada, somos las personas en los territorios quienes debemos decidir de qué manera queremos realizar la transición climática, mediante mecanismos de democracia directa. 

El planeta se encuentra hacia un aumento de temperatura sin precedentes en un periodo tan corto: vamos hacia al menos 1.5° de aumento en la temperatura global en esta década, que es el límite que la ciencia había establecido hace años para no desencadenar cambios irreversibles en el clima con consecuencias impredecibles. Ese límite vamos a pasarlo de cualquier manera, pero aún podemos realizar cambios, a nivel global, en las formas de producción y consumo que emiten gases de efecto invernadero a la atmósfera para minimizar los daños y prepararnos lo más adecuadamente posible al caos climático que nos enfrentamos.

¿Cómo nace particularmente en Argentina? 

Una persona cercana al movimiento estuvo presente durante la rebelión de 2018 en Londres, donde se bloquearon por semanas los principales accesos de la ciudad dándole nacimiento al movimiento en Inglaterra se dio cuenta que la desobediencia civil pacífica es el paso necesario en los activismos socio-ambientales, siendo que todos los otros mecanismos vienen fallando (marchas, pedido de leyes,  etc), así fue que los fundadores de XR Argentina se pusieron en contacto con gente de Londres, entre ellos Flavia Broffoni, fundando el grupo local en Buenos Aires. El movimiento es totalmente descentralizado y auto-organizado por lo que cualquier ciudadan@ que promueva las 3 demandas, puede actuar en nombre de XR.

¿Qué es el IPCC y qué estableció en su nuevo informe a principios de este año? ¿En qué hechos consideran que se refleja la magnitud del colapso ambiental que estamos viviendo?

El IPCC es el panel intergubernamental de la ONU sobre cambio climático, éste reúne a cientos de científicos y científicas de distintos países quienes revisan miles de artículos sobre el tema para realizar informes sobre el estado actual, el impacto de la crisis climática y las medidas de adaptación y mitigación que podrían tomar los gobiernos y empresas ante esta situación.

En el último informe, que fue filtrado antes de su publicación por activistas del movimiento Scientist rebellion (una de las muchas ramas de XR), demuestra contundentemente que el calentamiento global es consecuencia de la acción humana y que las acciones tomadas por los gobiernos son insuficientes, casi ningún país está cumpliendo con las metas acordadas ni tomando medidas reales por el contrario, se sigue priorizando la economía (manejada enteramente por grandes empresas multinacionales).

El colapso climático ya es innegable: récords de temperatura a diario en alguna parte del planeta, lluvias descontroladas, incendios cada vez más inmanejables, sequías más prolongadas, y todo esto afectando directamente a la producción de alimentos. De todos modos, hay sectores que aún continúan discutiendo si el cambio climático es o no real. Irónicamente, son estos mismos sectores los que se están preparando para un cada vez más posible colapso civilizatorio.

En relación con ello, ¿qué desafíos enfrenta el movimiento ambientalista y/o ecologista a nivel internacional?

A nivel internacional, el desafío es poder frenar a las grandes corporaciones que están obsesionadas con sacar hasta el último dólar de este sistema en decadencia, es necesario “convencer” a los gobiernos de que velen realmente por la habitabilidad en la tierra. 

En los países del norte global, de donde son la mayoría de estas corporaciones, se está comenzando a hacer la conexión con el extractivismo en el hemisferio Sur. Las empresas del norte “actúan” de forma sostenible y “verde” en el norte, mientras saquean los ecosistemas del Sur que van a ser tan necesarios en la transición climática. 

¿Qué estrategias activistas y de lucha consideran que demanda la urgencia del cambio climático? 

Lo más importante, desde los activismos urbanos como lo es en su mayoría XR, es importante crear redes y conexiones con las personas en la primera línea de defensa de los territorios; escuchar sus necesidades, problemáticas y actuar en consecuencia. Ya está más que demostrado que las marchas, junta de firmas y difusión son acciones insuficientes. Necesitamos acción directa. Siempre bajo los principios de la no violencia hay que parar a los grupos de poder que continúan sacrificando territorios, sobre todo en los países llamados subdesarrollados. 

¿Cuáles consideran que son los principales conflictos socio-ambientales que existen actualmente en nuestro país? En esta línea, ¿cuáles son las principales luchas que se están tejiendo actualmente desde los territorios?

En Argentina tenemos lo que algunes llamamos “el triángulo de la muerte” son las 3 principales industrias, que promovidas especialmente por el gobierno (independientemente del color partidario) destruyen nuestra biodiversidad y desplazan a comunidades enteras, luego de devastar sus economías regionales, están son la minería, los combustibles fósiles y el agronegocio. A lo largo de todo el territorio plurinacional hay grupos de ciudadanes resistiendo a estas industrias, por ejemplo: contra la minería, la lucha de Andalgalá que camina hace décadas hoy contra el proyecto Agua Rica; o Mendoza en 2019 o el Chubutazo el año pasado. Es increíble que toda la población deba movilizarse para asegurar su derecho al AGUA. 

Contra las petroleras, Mendoza viene luchando contra el fracking hace años y más recientemente, la costa atlántica se organizó en la Asamblea por un Mar Libre ante los múltiples intentos de instalar más plataformas off shore en el mar Argentino.

Y por último, uno de los sectores más privilegiados de nuestro país: el Agronegocio que fumiga a mansalva sobre poblaciones enteras, prende fuego nuestros humedales y extiende su frontera cada día a pulso de desmonte es resistida en todo el país: las madres de Ituzaingó en Córdoba, la gente de Lobos, provincia de Buenos Aires que demostró hace poco los altos niveles de agrotóxicos presentes en el agua. 

¿Cuáles son las tareas imprescindibles desde los movimientos sociales y los activismos en los próximos años? 

En los próximos años será clave seguir interconectando las luchas, ya no es una cuestión de ambientalistas, todo tiene que ver con todo. Los movimientos feministas, las luchas sociales contra todas las desigualdades, los derechos de las diversidades, etc., todos convergen en resistir a un sistema que homogeniza y nos está llevando a la extinción. 

Fuente: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2022/10/23/entrevista-a-rebelion-o-extincion-desobediencia-para-frenar-el-cambio-climatico-scientist-rebellion-y-el-ipcc/

Red de Luchas Socioambientales Salta

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“NO HAY PERMISO “dice claramente Don Félix Escalante de la COMUNIDAD INDIGENA DE PEÑAS NEGRAS mientras la policía de Catamarca por orden de la fiscal de Belén, Marina Villagra, reprime golpea al anciano diaguita que defiende su territorio contra la dictadura ecocida minera de la empresa Elevado Gold que viola su territorio ancestral .

“NO HAY PERMISO PARA ECOGENOCIDAS “ gritamos desde la Red de Luchas Socioambientales de Salta

99- PORQUE EL AGUA PARA LA VIDA SE ACABA y El ESTADO es RESPONSABLE

DEL ECOCIDIO Y GENOCIDIO, desde la RED DE LUCHAS SOCIOAMBIENTALES DE SALTA gritamos a los cuatro vientos: NO HAY PERMISO PARA ECOGENOCIDAS EN NUESTRO TERRITORIO!!!!

Porque ante el avance de las políticas públicas de hambre para el pueblo y de entrega de la soberanía argentina a EEUU y a las transnacionales que saquean nuestros territorios y nos aplican impuestazos con el apoyo del Estado nacional y provincial en la aplicación de Decretos y leyes Antiprotesta repitiendo medidas de la Dictadura militar, es necesario una vez más RESISTIR en defensa de la vida. RESISTIR como lo demuestra la Pachamama ante cada ataque extractivista.

Basta de contaminar nuestros ríos, nuestro suelo, nuestro aire, nuestro cuerpo!!!

Mientras los funcionarios y funcionarias del Estado de Salta gastan el dinero público viajando a Canadá promoviendo la megaminería ofreciendo el litio de las tierras de los Pueblos Originarios a las transnacionales , para los NIÑOS y NIÑAS de la provincia No hay AULAS ,No Hay AGUA , Ni LUZ eléctrica , NI COPA de LECHE para paliar las pancitas con hambre .En las escuelas públicas de Salta se caen los techos a pedazos, los baños –si los hay- están con los artefactos rotos y sin agua poniendo en riesgo la salud de los niños. La falta de agua en las escuelas fue la causa de la salmonella de los niños en el 2023. Y el Estado? Ausente!!!No sabe,no contesta . Mucho circo y pompa para recibir a las empresas multinacionales que saquean nuestros recursos , para armar la Mesa del Litio, para invitar a Elon Musk , mientras los hospitales se llenan de enfermos por falta de agua y cuando hay, está contaminada con materia fecal . Por qué? Porque el Estado de Salta le permite a Aguas del Norte arrojar los deshechos cloacales en los Ríos, Arenales, Dique Cabra corral y casi todos los ríos de la provincia. Sueldos millonarios para los funcionarios que no funcionan para servir al pueblo .No hay agua sana para el pueblo, pero los countries tienen piscinas llenas de agua y hasta lagos artificiales , por qué las escuelas públicas no?????

¿Cuántos Niños Wichi deben morir para que el Estado de Salta adopte y ponga en práctica políticas públicas serias que garanticen derechos esenciales de alimento, agua potable , vivienda, educación , asistencia sanitaria a nuestra población infantil? En enero, recién comenzado el año 2024, ya murieron tres niñitos wichi menores de 1 año y medio por falta de todo. Y van miles de Niños Wichi muertos desde que el Estado de Salta autoriza los desmontes y las fumigaciones con agrotóxicos en sus territorios privándolos de alimentos, agua potable, vivienda digna, atención sanitaria ,escuelas dignas, maestros bilingües, los priva del derecho a la vida !!! #NiUnNiñoMenos

Este JUEVES 18 de ABRIL de 2024 desde las 17 a 21 hs, como desde hace 99 JUEVES, gobierne quien gobierne, desde la RED DE LUCHAS SOCIOAMBIENTALES DE SALTA convocamos en la Plaza frente a la Legislatura de Salta porque el Estado(Poder Ejecutivo,Legislativo y Judicial ) es RESPONSABLE de la falta de #Agua para los Pueblos, de la#salmonella,#dengue(hospitales de Salta saturados de enfermos de dengue),#zika,#chikungunia, #cáncer de la población por #contaminación del agua (deshechos cloacales e industriales y mineros arrojados al Rio Arenales, Dique Cabra Corral, todos los ríos de la provincia de Salta y napas subterráneas ), #contaminación del suelo (cultivos transgénicos con los que se fabrican los alimentos que provocan cáncer) y #contaminación del aire( fumigaciones con agrotóxicos que también provocan cáncer y malformaciones congénitas ) ,es RESPONSABLE de la desnutrición , deshidratación y muerte de los niños wichi menores de 2 años estando en una provincia asentada en el #AcuíferoGuaraní con tierras fértiles y toda clase de riquezas naturales pero con pésima o nula distribución de la riqueza . El Estado es Responsable del #Ecocidio de toda la Provincia : #Megaminería (Nacional, Provincial o Transnacional contamina igual)instalada en la Puna de Salta , #Desmontes en toda la provincia , #Incendios de Bosques Nativos por intereses inmobiliarios como el de #Cafayate , #Fumigaciones con #agrotóxicos en #Anta,#Las Lajitas,#Departamento San Martín, #contaminación de aguas superficiales y subterráneas por #Aguas del Norte, #Seabord Corporation ,Megamineras , pérdida de #biodiversidad, #desertificación de suelos, #violación sistemática de los derechos de los #Pueblos Originarios como hace la Secretaría de Minería ,#Cardero S.A., #AngloGold AshantiExploraciones, HelicoptersAR con la #Comunidad Kolla El Desierto de San Antonio de los Cobres que sobrevuela rasando el territorio Indígena dañando personas ,Llamas, cabras, ovejas para saquear el #oro de #Organullo sin respetar a la Comunidad Kolla que dice NO A LA MINERIA .

#Violación sistemática de los derechos de los NIÑOS #WICHI, #desnutrición , #enfermedad , #muerte, persecución y violación de #Mujeres Indígenas, #falta de agua en las #Escuelas Públicas de la Provincia, Falta de #Médicos y Personal de Salud en los #Hospitales Públicos . Allí no sólo difundimos información creando #CONCIENCIA #AMBIENTAL y #SOCIAL, sino que pasamos a la #ACCION #CIUDADANA acompañando las denuncias por #Delitos Ambientales y levantando Firmas para la presentación de un #Proyecto de #Ley en #Defensa del #Agua para los Pueblos y en Contra de los #Desmontes y la #Megaminería que acapara y #contamina las aguas, el suelo y el aire .

SI NOS INVITAS : Vamos a dar Charlas sobre la cuestión ambiental a : Centros vecinales, Escuelas, colegios,clubes deportivos , salones parroquiales , plazas ,canchas porque todos necesitamos el Agua Sana para vivir y tenemos que defenderla entre todos. Y HOY JUEVES 18 DE ABRIL Te invitamos y esperamos en la Plaza frente a la Legislatura con tu humanidad, música, poesía,obra de arte, con tu queja por lo que pasa en tu lugar . Nadie nos va callar ni quitar la Dignidad y Alegría de Defender la #Pachamama que es Equilibrio y Vida. NO HAY CRISIS HIDRICA en la Provincia de Salta que está situada sobre el Acuífero Guaraní. ES SAQUEO. Hay #CORRUPCION DEL ESTADO en la falta de inversión para suministrar Agua Sana para el Pueblo, mientras se la regala a las #Mineras #Transnacionales que contaminan , enferman y matan al pueblo. Hay #GENOCIDIO y el ESTADO es RESPONSABLE! #NOalDNU #NOaLEY OMNIBUS Inconstitucional # NOaPROTOCOLOS ANTIPROTESTA DESAENZyBULRRICH # BASTAdeIMPUESTAZOS #DEFENDER EL AGUA PARA LA VIDA NO ES DELITO! NOS QUIEREN ENTERRAR.OLVIDAN QUE SOMOS SEMILLAS DE RESISTENCIA! Dicen que los del norte, somos callados, pero cuando nos tocan , nos levantamos! ¡Libres o muertos, jamás esclavos! Libres o muertos, jamás esclavos!LOMJE!!!! #GobierneQuienGobierneLucharemosPorAguaParaLaVidaDeLosPueblos#NiUnNiñoMenos.

#Porque Sin Agua no hay Vida, vení a defender el Agua para la Vida de los Pueblos!

Contacto : +54 387 594-4661 –

[email protected]

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#AguaparalosPueblosYLaVida #NohayCrisisHídrica.EsCorrupcióndelEstado#BastaDe EscuelasSinAgua

#AguasdelNorteHáganseCargo #NoEsSequía.EsSaqueo #NoEsSequía.EsDesmonte #BastadeEcocidio #BastadeExtractivismo #BastaDeMegamineras#FueraMinerasDeLaPunaDeSalta#FueraANGLOGOLD#Fuera CARDERO# SolidaridadConGuardiaIndígenaKollaElDesiertoDeSanAntonioDeLosCobres #ElEstadoEsResponsableDelEcocidio #ElEstadoEsResponsableDelGenocidio #PachamamaResiste #BastaDeSaqueo #BastaDeCancer #BastaDeHambreYSed#BastaDeDengue#BastaDeEnfermedadesDeLaPobreza

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#malondelapaz #CincoSiglos #pueblosoriginarios #LibresOMuertos!JamásEsclavos! #LOMJE #FacundoMolaresPresente!AhoraYSiempre!#FueraMEKOROT

#GaneQuienGaneLucharemosPorAguaParaLaVidaDeLosPueblos

#Abajo Protocolos antiprotestas # Nulidad DNU #Basta de Fascismo #Basta de Dictadura Capitalista

Alzadas por la Tierra

El renacimiento de las luchas por el clima: Soulèvements de la Terre, Lützerath y Atlanta

Stéphane Bernatas Chassaigne (*)

[email protected]

https://www.15-15-15.org

14 de abril de 2024

Desde Can Batlló en Barcelona, de la mano de Descontrol, llega una publicación super-ágil y harto necesaria, que deseamos sea leída por multitudes: se trata de Alzadas por la Tierra. Nos traen textos que provienen de tres movimientos por la justicia social y climática, surgidos durante los últimos años desde el Norte: de Estados Unidos, Alemania y Francia.

Utilizando diferentes estrategias de acción directa y sabotaje, estos movimientos se están oponiendo humilde pero frontalmente al avanzado terricidio en curso. Varios de sus textos, así como algunas de las bellas fotografías, que marcan el ritmo de las páginas, han sido traducidos, entre otros, desde los portales de información y pensamiento Lundimatin, y CrimethInc, y también hay textos desde la misma editorial a modo de acompañamientos.


Para las personas que son conocedoras del sombrío presente y porvenir, en cuanto a las posibilidades de supervivencia para millones de personas y en general para toda la vida en la tierra —entiéndase para las que nos vemos afectadas por las ininterrumpidas alertas de la comunidad científica— su lectura nos sirve acertadamente y en bandeja, el camino que seguir. O bien continuar esperando, aún en 2024, que desde los gobiernos se tomen las medidas necesarias, o bien ser actoras y aunar esfuerzos para detener la locura en curso (ampliaciones de aeropuertos, puertos, nuevas carreteras, destrucción de la vida en general, etc.). Para quienes residimos en el mismo hemisferio, el saber que hay miles de personas que están dispuestas a ello, desde el corazón de la mega-máquina, o de la bestia si se prefiere, del Norte Global, es una lección de humildad pero también de esperanza, empatía y auténtica humanidad. Y quienes lleguen a esta edición un tanto despistad*s, podrán con ella, a modo de buena ducha fría, informarse de la situación.

Empieza la lectura por Les Soulèvements de la Terre, el movimiento surgido en Francia hará casi unos 4 años, el cual está inquietando fuertemente al gobierno de Macron, gran maestro del engaño a su pueblo (por otro lado algo más que habitual bajo el sol de la Unión Europea). Les Soulèvements, tal y como nos explican, han logrado aunar a dos movimientos paralelos: por un lado, las luchas de fin de mes internacionalizadas, en parte, por los chalecos amarillos; y las marchas por el clima por el otro. Un movimiento apoyado por numerosos sindicatos como la Confédération Paysanne y decenas y decenas de organizaciones de todo tipo (no solo ecologistas), así como por numerosas personalidades, logrando así un sólido respaldo de la ciudadanía, la cual es incansablemente desinformada sobre la crisis sistémica por los canales de máxima audiencia.

Uno de los frentes de Les Soulèvements consiste en detener y sabotear buena parte de los proyectos de apropiación privada del agua, por parte de la agroindustria mediante la creación de mega-balsas. Vista la sequía que atraviesa Francia y la más que preocupante situación análoga del Estado español, esta parte del libro nos resulta muy estimulante. El territorio de Les Deux-Sèvres, departamento del centro-oeste francés que ya ha construido algunas mega-balsas y tiene en previsión muchas más, ha podido comprobar que no será tarea fácil cumplir con su plan. Los prefectos, es decir los gobernadores de los departamentos, de los lugares donde Les Soulèvement deciden intervenir, lo tienen —según nos explican— bastante crudo. La icónica batalla del año pasado en Sainte-Soline, que fue mediatizada dentro y fuera de Francia, es narrada en los comunicados aquí traducidos, por las gentes que pusieron sus cuerpos, corazones y tácticas. Las fuerzas del orden francesas, con su tradicional violencia, causaron numeros*s herid*s entre los miles de personas que se dieron cita a principios del 2023.

La acción logró su objetivo simbólico, accediendo a la mega-balsa y atravesando el cordón policial, abatiendo las vallas que la rodeaban y dejando inutilizables algunas de las cañerías enterradas. El movimiento define como “gran agujero como símbolo de poder” la defensa por parte de las fuerzas del orden de estas mega-balsas que almacenan el agua de la peor de las maneras, ya que cada una con su gran extensión favorece la evaporación en cuanto el calor aprieta.

Otro momento importante fue la acción magníficamente mediatizada por l*s organizador*s, del sabotaje de la cementera ecocida Lafarge, no lejos de Marsella. La multinacional que ha colaborado con el Isis para sus fines extractivistas vinculados a la fabricación de cemento, ha sido condenada por la justicia americana a pagar millones de dólares. Sin embargo hay que decir que el temible Ministro del Interior, Gérald Darmanin, tildó al Les Soulèvements de movimiento “ecoterrorista”, una declaración sin ambigüedades por parte del poder, indicando así su posición a favor de la crisis sistémica, del ecocidio y acelerando de paso el colapso de las sociedades industriales. La edición de Descontrol se focaliza un poco más en este movimiento francés y otras de sus numerosas acciones y estrategias de puesta en escena, llegando hasta el séptimo llamamiento, y describe los vaivenes con la justicia francesa. Pero Les Soulèvements tienen también hábiles herramientas semánticas, una de ellas es la del “desarmar” a la industria ecocida[1], dándole una vuelta diplomática a la misma acción del sabotaje, ya que esta palabra no aglutina necesariamente a mucha gente y jurídicamente es fácilmente atacable. La lucha, se sabe, puede ser también lingüística.

Entre otros rendez-vous por venir de Les Soulèvements, se prevé una gran convocatoria internacional durante el transcurso de los Juegos Olímpicos de París 2024: será los días 20 y 21 de julio en la región del Poitou, no muy lejos de Sainte-Soline, aunque informan de que será posible ir a acampar allí a partir del día 14, en su información disponible en varias lenguas.

En la segunda parte del libro se describe el combate contra la ampliación de la megaminera de carbón RWE en Lützerath, una zona que defender situada en el bosque milenario de Hambach, en el norte de Westfalia, Alemania. Por Lützerath transitaron 35.000 personas el segundo sábado de enero del 2023, para detener a la megaminera. El libro incluye varios textos, uno de ellos vigorosamente escrito por Tom Nisse hace poco más de un año. Hay imágenes impactantes y textos de la Comisión de Acciones de Ende Gelände, la organización que articula varios movimientos en Alemania. Las lectoras irán descubriendo las estrategias para parar este megaproyecto y las diferencias, ya sea desde los movimientos que dan título al libro, ya sea desde los cuerpos policiales, entre el territorio alemán y el francés. En la presentación de Descontrol Ediciones nos explican que el Partido Verde alemán de Düsseldorf, zona a la que pertenece Lützerath, apoyó —¡oh, sorpresa!— la concesión del permiso de exploración de los yacimientos a RWE.

La parte final de Alzadas por la Tierra se centra en la palpitante lucha Stop Cop City, contra el proyecto de construcción de Cop City, un complejo de entrenamiento policial (su nombre pareciera el título de algún visionario film de Paul Verhoeven). Esta se ubica en el bosque de Weelaunee cerca de la ciudad de Atlanta, en los Estados Unidos de Norteamérica.

De manera parecida a Lützerath l*s militantes de Weelaunee se subieron a los árboles y construyeron allí sus cabañas y circuitos, para dificultar lo máximo posible la intervención de las constructoras. Nos ha parecido que se nos explican detalles con elementos importantes en cuanto a las tácticas y métodos empleados. Estos textos desde Atlanta son una oda al sabotaje de la maquinaria ecocida (excavadoras, etc.) así como a las ventajas de dichas acciones, frente a la superioridad numérica y en equipamiento de las fuerzas del orden, cuya misión es la de proteger la acción terricida de los inversores y de las empresas constructoras. No hay que olvidar que los Estados Unidos han estado casi siempre a la vanguardia del control social y nuevas formas de dominación, que luego llegan a Europa y al resto del mundo. Con lo cual Cop City, de ser construida, podría servir de modelo inicialmente, para proyectos similares en otros lugares de Estados Unidos. Hubo un activista que resultó muerto por la policía, conocido como Tortuguita. También encontraremos en esta parte del libro un texto visionario —esperémoslo— que desmenuza inteligentemente los discursos y pretextos venideros, desde los poderes, para cuando l*s activistas hayan logrado definitivamente detener el proyecto de Cop City.

Post-scriptum

Poco tiempo después de redactar esta reseña han aparecido dos ediciones hermanas cuyas múltiples autorías se centran exclusivamente en Les Soulèvements de la Terre. Traducida y editada por Virus, Las Sublevaciones de la Tierra ha sido prologada por Adrián Almazán. La otra es Premières secousses desde La Fabrique éditions, con textos aparentemente aún mas recientes, cuyo título podríamos traducir como «Primeras sacudidas», augurando de esta manera que estamos solamente en los inicios del movimiento.

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Nota y enlaces:

[1] “El desarme es autodefensa” se puede leer en francés en su web.

Alzadas por la Tierra: https://descontrol.cat/portfolio/alzadas-por-la-tierra/

Lundimatin: https://lundi.am/

Crimethinc:   https://en.crimethinc.com/

Les Soulèvements de la Terre: https://lessoulevementsdelaterre.org/es-es/blog/nous-sommes-les-soulevements-de-la-terre

Confédération Paysanne: https://www.confederationpaysanne.fr/

Movimiento Autónomo por el futuro de Atlanta Sur:   https://defendtheatlantaforest.org/

ZAD «Zona a Defender»: https://es.wikipedia.org/wiki/Zone_%C3%80_D%C3%A9fendre

Comisión de Acciones de Ende Gelände: https://www.ende-gelaende.org/es/news/llamamiento-a-la-accion-de-los-grupos-locales-de-ende-gelaende-el-6-de-octubre-en-el-bosque-de-hambach/

(*) Autor de la nota: Stéphane Bernatas Chassaigne , cursó Bellas-Artes en Nantes. Publicó trabajos de jóvenes artistas y produjo largometrajes documentales. Creó y dirigió la sala de cine Zumzeig de Barcelona dedicada a obras minoritarias y con voluntad artística y/o política. Actualmente en reconversión hacia modos de vida para la transición y la seguridad alimentaria.

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Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2024/04/16/alzamientos-por-la-tierra/

Alternativas emancipatorias

 Entrevista a Javo Ferreira, autor del libro Comunidad, indigenismo y marxismo y miembro del consejo editorial de ‘La Izquierda Diario Bolivia’

«No hay socialismo posible de la mano
de empresarios y agroindustriales»

18 de abril de 2024

Por Javier Larraín/ Rebelión

(…) En realidad el MAS fue la expresión de un proyecto de colaboración de clases, una variedad de Frente Popular de base campesina que, por su naturaleza, buscó conducir toda la acción de masas a los estrechos canales de la institucionalidad burguesa. En otras palabras, si lo que llamamos “Proceso de Cambio” fue establecido por la acción de las masas en las calles, luego, con el gobierno del MAS y sus políticas de colaboración de clases, lo que prima es la pasividad de la acción de masas y el fortalecimiento del Estado a costa de retacear múltiples demandas obreras, campesinas y populares. Esa política desplegada desde inicios del gobierno de Evo Morales solo ha fortalecido los mecanismos de dominio burgués; con el Estado Plurinacional de Bolivia se ha fortalecido a la derecha y desmoralizado a los sectores que apostaban por transformaciones anticapitalistas y hasta socialistas.

Hoy, cuando ese ciclo político ha sido cerrado con el golpe de Estado de 2019, va quedando en evidencia la asimilación de importantes sectores del MAS como parte de la clase dominante y que adoptan en forma creciente los presupuestos económicos de manera pragmática y al servicio de las clases dominantes. Todo esto acelera las disputas politiqueras entre los caudillos del MAS y el agotamiento de la retórica del cambio. Podemos decir que hay un proceso de “emenerización” del MAS, como expresión y garante del nuevo orden estatal hoy en crisis. (…)

El MAS, como expresión de  izquierda del régimen burgués semicolonial, se va transformando en un populismo de manos vacías, garante del orden establecido. La retórica y la palabrería “socialista” que desde el MAS se ha abusado, plantean el desafío de restaurar la idea de que no hay socialismo posible de la mano de empresarios y agroindustriales. Plantean el desafío de restaurar la idea del socialismo desde abajo y basado en la lucha de clases. Plantean la necesidad de pensar el socialismo como un objetivo político y no meramente un sueño o una vaga idea igualitaria, como fue formulado por el MAS y en particular por su ideólogo, Álvaro García Linera.

De la mano del “evismo” o del gobierno de Arce las trabajadoras y los trabajadores, los sectores populares, campesinos y de las comunidades indígenas originarias, no obtendrán respuesta al conjunto de sus demandas, sino que más bien lo que hay que esperar es crecientes ataques a la economía popular.

Entonces, si de la mano de la “izquierda” del régimen no hay futuro posible, la izquierda revolucionaria y socialista debe extraer lecciones de lo sucedido y construir una estrategia independiente para pelear por una salida de fondo, anticapitalista y socialista. Una izquierda anticapitalista no puede surgir de las entrañas del mismo Estado burgués, esto únicamente es posible luchando por la construcción de un partido revolucionario de las trabajadoras y los trabajadores, dispuestos a alentar y luchar por la autoorganización de los de abajo.

Hace unas semanas vimos un acuerdo entre el Gobierno y las patronales para tratar de revitalizar la economía, con propuestas conocidas por todos. ¿Le parece tal acuerdo pertinente o popular?

Como señalaba, el MAS en sus dos variantes pretende resolver los riesgos crecientes de un colapso de los equilibrios económicos cediendo en todas y cada una de las exigencias del empresariado minero y agroexportador.  Estos acuerdos con el empresariado y lo más concentrado del capital financiero se completa con una política que se arrastra desde el gobierno de Evo Morales, con un ajuste fiscal creciente y hasta eliminando derechos laborales, con despidos y una serie de medidas que buscan descargar el peso de la crisis económica sobre las espaldas de las trabajadoras y los trabajadores y el pueblo.

Finalmente, desde una perspectiva socialista, ¿qué otras respuestas debieran darse para fortalecer el campo popular? ¿Cuáles son los retos para el conjunto de la izquierda local en el momento actual?  

Una izquierda revolucionaria y socialista debe prepararse para enfrentar aquellos planes que se sostienen sobre la base de acuerdos de los dirigentes del MAS con derechistas y las clases dominantes. Es necesario oponer desde las organizaciones obreras campesinas y populares un programa alternativo a los que derechistas y masistas nos ofrecen, que es administrar un capitalismo en crisis y cada vez más voraz.

Necesitamos impulsar un programa que, a la par de defender los derechos y las posiciones conquistadas, plantee mecanismos para que la crisis en curso la paguen los capitalistas y no los trabajadores y el pueblo. Es necesario que la izquierda revolucionaria aprenda a articular un programa crecientemente anticapitalista, transicional, con una estrategia que permita vencer. Una estrategia que avance en la autoorganización, en la coordinación de diversas formas de organización y lucha, para oponer esto a las instituciones y a los proyectos de las clases dominantes.

Javier Larraín. Profesor de Historia y Geografía.

*Cortesía de la revista Correo del Albahttps://correodelalba.org
Fuente:https://rebelion.org/no-hay-socialismo-posible-de-la-mano-de-empresarios-y-agroindustriales/

Necesitamos impulsar un programa que, a la par de defender los derechos y las posiciones conquistadas, plantee mecanismos para que la crisis en curso la paguen los capitalistas y no los trabajadores y el pueblo. Es necesario que la izquierda revolucionaria aprenda a articular un programa crecientemente anticapitalista, transicional, con una estrategia que permita vencer. Una estrategia que avance en la autoorganización, en la coordinación de diversas formas de organización y lucha, para oponer esto a las instituciones y a los proyectos de las clases dominantes.

De la resaca del neoextractivismo y los extravíos del progresismo,
a los acechos del neofascismo.  
Reflexiones sobre la actual coyuntura política latinoamericana.

28 de octubre, 2018

Horacio Machado Aráoz
Publicado en Alternativas populares en debate, Debates estratégicos, Dossier

1) ¿Ve una posibilidad de eventual “vuelta” de gobiernos progresistas en Latinoamérica? ¿Qué implicancias o viabilidad tienen estos “modelos” hoy? ¿Se agotó el denominado ciclo progresista?

Independientemente de que no cabría descartar un eventual “regreso” electoral de alguna expresión del progresismo en algunos países (a corto plazo, Argentina o Brasil) e inclusive, más allá de la continuidad de ciertos gobiernos (algunos emblemáticos como el de Evo Morales en Bolivia, otros problemáticos como el de Maduro en Venezuela, y otros tenues o difusos como el del Frente Amplio en Uruguay), considero que el ciclo de los gobiernos progresistas en la región está definitivamente agotado; agotado y fracasado, al menos si hablamos de ellos en términos de sus posibilidades de generar o alentar condiciones de transformación de la dominación capitalista. En esos términos, estamos hablando de experiencias políticas absolutamente fallidas y caducas.

Reafirmando nuestra consideración de que tales gobiernos significaron la continuidad (y hasta la profundización) del neoliberalismo por otros medios, ese eventual regreso estaría más bien enmarcado en las condiciones de inaceptabilidad social y resistencia política a los gobiernos de ultra derecha que se perfilan en la región, pero muy improbablemente constituyan de por sí una bisagra hacia verdaderas alternativas de cambio. Por lo demás, no hay condiciones macroeconómicas (ni internas ni externas) para intentar cierta re-edición del programa de “crecimiento con inclusión social” que caracterizó a dicho ciclo.

Se trata de un programa que dio muestras de resultar estructuralmente perjudicial e inviable. La pretensión de ‘escapar’ de los males estructurales del capitalismo periférico-dependiente a partir de la profundización y aceleración de la matriz primario-exportadora -con el único matiz heterodoxo de una ‘gestión keynesiana’ de la renta extractivista-, se evidencia hoy a todas luces como un absurdo total; precisamente porque esa matriz extractivista es la marca de origen, el ADN constituyente y constitutivo de nuestra dependencia; la más profunda y pesada herencia colonial.

Más allá de la retórica propagandística, lejos de procesos de industrialización y recuperación de bases materiales para un desarrollo autónomo, durante el ciclo de los gobiernos progresistas asistimos a la intensificación de una dinámica de re-primarización, extranjerización y ultra-concentración de nuestras economías, lo que nos sumergió en escalones más profundos de integración subordinada y dependiente de la acumulación global. Pretender ignorar los límites y los condicionamientos histórico-estructurales que el capitalismo implica e impone en las economías periférico-dependientes, me parece una ceguera difícil de entender, sobre todo en el siglo XXI, tras tanta inteligencia crítica acumulada por las luchas y las investigaciones sobre la naturaleza y dinámica de nuestras sociedades[1].

Ahora bien, más allá de los impedimentos económicos estructurales, hay que decir que el ciclo progresista está políticamente perimido (al menos, así debiéramos entenderlo). Me parece un total desvarío imaginar un proyecto pretendidamente transformador basado en la expansión del consumo/ismo; confundir socialización y democratización con la ampliación del mercado de consumidores. No se pueden seguir ignorando los efectos que el “crecimiento” tienen sobre la(s) subjetividad(es) y la conciencia colectiva. No se puede desconocer que el crecimiento -incluso, concediendo que haya sido impulsado por la expansión del consumo popular- significa, inexorablemente, la expansión de las relaciones y el imaginario capitalistas, la ampliación de las fronteras de la mercantilización; en definitiva, la profundización de la sujeción y subordinación de la reproducción social de la vida a los imperativos del capital.

Si algo debiéramos aprender del “ciclo progresista” es que ningún proyecto de cambio o de transformación social puede basarse en aspirar a un “capitalismo con rostro humano”, a construir un “capitalismo nacional serio”, basado en la progresiva redistribución igualitaria del ingreso, y suponer que eso permitiría expandir indefinidamente el número de ‘incluidos’ (incluidos en el sistema). Eso, a nuestro entender, es revivir la vieja fantasía desarrollista que sigue operando como núcleo duro de nuestra condición colonial, como la más difícil y desafiante barrera epistémica y política a superar, para realmente imaginar/proyectar los cambios emancipatorios que precisamos. Justamente, me parece que la frontera política entre un reformismo inconducente y estéril y las alternativas emancipatorias se sitúa entre la línea que separa las políticas de “inclusión”, de las políticas de transición radical hacia otros paradigmas civilizatorios.

Necesitamos volver a pensar en términos de revolución y a aspirar a cambios revolucionarios. Pero eso implica también necesariamente revisar y reconceptualizar la idea de revolución. Ésta no puede ya ser pensada como un proceso que se hace desde arriba, y que precisa primero “la toma del poder del Estado”. Necesitamos imaginar el cambio revolucionario, como una profunda migración civilizatoria, que nos permita deconstruir y abandonar el patrón de poder colonial-patriarcal-capitalista en el que, no ya sólo como pueblo o región, sino como especie, estamos sumidos. Un cambio que implica salir-nos de las matrices antropocéntricas, productivistas, urbanocéntricas, de la modernidad/colonialidad hegemónica, a la que una vieja izquierda (y por cierto, el progresismo) sigue apegada.

2) ¿Qué caracterización hace del avance de gobiernos de derechas en los países de Nuestramérica? ¿Se puede hablar de una crisis de esos proyectos en la región y/o del macrismo en la Argentina? Lamentablemente creo que estamos frente a algo más grave que a un ciclo de gobiernos de ultra-derecha en la región. Las amenazas que afrontamos en este tiempo no se reducen apenas al arribo de personajes nefastos al gobierno (los Macri, los Duque, eventualmente Bolsonaro etc.) y a la aplicación de políticas abiertamente clasistas-racistas-patriarcales. Más que una reacción conservadora desde los gobiernos, estamos ante un fuerte proceso de fascistización social; una oleada de fascismo social que se extiende no sólo en la región sino también en el mundo (por lo menos, es muy evidente en los países del Norte Global).

Como expresión sintomática de la agudización de la crisis civilizatoria en la que estamos inmersos, producto de casi cinco décadas de neoliberalismo, nuestras sociedades están siendo atravesadas por un fuerte proceso de des-humanización y donde las brechas de (in)humanidad entre grupos de clase, de género, étnicos, religiosos se hacen cada vez más marcadas y violentas. Podríamos decir que el fascismo social tiene que ver con una situación en la que las élites pueden producir una situación de amnesia colectiva sobre los medios (de violencia estructural) que las llevaron a acumular sus privilegios; cuando esos privilegios se ven como ‘mérito propio’, y no como la contracara del despojo de vastas mayorías. Entonces, cuando se invisibilizan los crímenes históricos en base a los cuales se edificaron esos privilegios, además de la impunidad, esos crímenes se naturalizan, se sedimentan en las instituciones, los imaginarios y los cuerpos. Entonces, cuando eso pasa, las injusticias históricas dejan de ser vistas como tales, y pasan a (re)presentarse como posiciones ‘legítimamente ganadas’ por el “esfuerzo” o por el “mérito” propio.

La posterior caída de las cotizaciones de las commodities no sólo desnudó la insostenibilidad económica de esas políticas, sino también el carácter quimérico, ilusorio, de la promesa desarrollista. Las clases medias, las más propensas a aspirar los privilegios de las élites, están a la vanguardia de esta ola neofascista; sus frustraciones se expresan en términos de odio clasista, xenofobia, violencia machista, etc. A ello, hay que agregar la fuerte avanzada del discurso reaccionario de ciertos credos sobre amplias capas de sectores populares, y el estado de desmovilización y/o fragmentación de los movimientos sociales y las organizaciones políticas más combativas. Todo esto configura un cuadro general muy complejo, en el que, por cierto, no cabría descartar posibles crisis de gobernabilidad de los gobiernos de ultraderecha vigentes (más bien, es un horizonte con altas probabilidades).

En todo caso, ante el escenario dado, las salidas o alternativas que se pueden llegar a abrir, resultan absolutamente imprevisibles, y no necesariamente positivas.

3) ¿Qué actores sociales y diferentes proyectos políticos aparecen como alternativas al macrismo? Bueno, acá es necesario diferenciar las alternativas en el terreno electoral, de las que cabría señalar en el campo de los proyectos políticos que se vienen gestando en el campo popular y en la sociedad en su conjunto.

En el plano electoral, lamentablemente no veo opciones esperanzadoras. Veo más bien un panorama sombrío que se halla signado por la sobrevivencia fantasmática[2] del ciclo progresista: como “fantasma populista” que tracciona el voto a la derecha[3], y como “fantasía desarrollista” que sigue ilusionando a ciertos sectores populares con un nostálgico retorno a las políticas expansivas, neokeynesianas, como las aplicadas durante el ciclo 2002-2013, en la fase del boom de las commodities. En esa polarización, el espectro de alternativas ideológico-políticas se estrecha hacia el centro y hacia la derecha, presentándose el progresismo como “de izquierda”, lo cual nos deja entrampados entre una propuesta que promete y aspira a un “Estado social” gestionando mercado en expansión y una «sociedad de consumo de masas» frente a lo que se ve como la configuración de un Estado penal sosteniendo a sangre y fuego la brecha de (in)humanidad entre apropiadores y despojados.

En estos tiempos, de neoliberalismo recargado, el debate electoral está viciado por lo que entendemos como una errónea conceptualización del mismo que lo concibe apenas como un tipo de políticas económicas y de gestión gubernamental centrado en la dualidad Estado vs. Mercado, políticas keynesianas vs. políticas de ajuste, etc. Mientras, en tanto fase histórico-estructural de la acumulación capitalista global, el neoliberalismo avanza independientemente de los ciclos recesivos o expansivos, en su voraz híper-mercantilización de la vida y de las relaciones sociales. En ese marco, lo “más promisorio” que electoralmente pudiera pasar es que se lograra articular una expresión lo más amplia posible de una izquierda popular y anti-capitalista pasible de captar y canalizar el creciente estado de asfixia económica y frustración política de los sectores populares. Pero eso, por ahora, es una expresión de deseo más que una probabilidad fáctica.

Ahora bien, más allá de lo electoral, no se puede desconocer la potencia crítica y transformadora de ciertos movimientos sociales y populares emergentes en el escenario reciente. Me refiero en particular, a la irrupción de la gran oleada feminista que desde el Movimiento Ni Unx Menos, hasta las movilizaciones por la legalización del aborto, están poniendo en cuestión un pilar clave del sistema, como el régimen patriarcal. Junto a los feminismos, las diferentes expresiones del ecologismo popular, las organizaciones de trabajadorxs desocupadxs y de la economía social, las entidades campesinas y de pueblos originarios, constituyen las insoslayables bases sociales de cualquier alternativa popular al macrismo, pero también a las versiones probables del progresismo. Más allá de que se logre fraguar (o no) un frente electoral alternativo, en todo caso hay un proceso de acumulación de experiencias de resistencia que oficiará como un contrapoder condicionará el margen de maniobra de éste o futuros gobiernos.

 4) ¿Con qué ejes políticos y con quienes debería articularse el movimiento popular para enfrentar a la derecha y poner en pie una alternativa anticapitalista? ¿Podría mencionar medidas y/o propuestas concretas? Me parece que la potencia política de los sectores populares organizados está en última instancia proporcionalmente relacionada con su autonomía y su creatividad. Desde ese lugar, creo que hay una diversidad de movimientos sociales y populares que han venido construyendo una agenda política realmente valiosa en términos de su radicalidad transformativa.

Todo ese imaginario va a contrapelo de las ideas progresistas (y aún de las izquierdas ortodoxas) que tienen como horizonte la “redistribución de la riqueza”; acá estamos ante una gramática que presupone un cambio radical en el sentido social de la riqueza. Las ideas de Buen Vivir, de Derechos de la Naturaleza, de Plurinacionalidad, de Justicia Integral (étnica, genérica, generacional) son algunos de los postulados que tienen un sentido orientativo fundamental en esa transición civilizatoria.

Y eso no queda así en un nivel metafísico, pues se ha ido encarnando/territorializando en prácticas concretas que tienen que ver con la producción autogestiva, la defensa de los territorios, la consolidación y ampliación de la agroecología y de desarrollo de las tecnologías sustentables, la estructuración de economías locales y de movimientos en pos de la soberanía alimentaria, la democracia energética y la justicia hídrica y climática.

Esos principios, valores ético-políticos que desde las prácticas de re-existencia de nuestros pueblos se han ido gestando, nos parecen los criterios más valiosos que tenemos como orientación hacia un caminar que procura realmente trascender el actual régimen de dominación capitalista-colonial-patriarcal. Esos, a mi modesto entender, deberían ser los ejes fundamentales a no perder de vista en todo proceso de articulación política y construcción colectiva.  

 5) ¿Qué rol juega la institucionalidad democrática actual en la construcción de alternativas populares?

Es claro que esa institucionalidad, la del constitucionalismo republicano y representativo ha sido diseñado ab initio para restringir las concepciones más radicales de la democracia, para enmarañar y/o limitar en todo caso el ejercicio de la soberanía popular. A esas limitaciones de origen, se han ido sumando un conjunto de factores y problemas harto conocidos[4] que en términos agregados dan como ‘resultado’ no sólo la configuración de modos de gobierno que distan muchísimo de responder a la “voluntad de las mayorías”, sino que más aún están en la raíz de la profunda crisis de legitimidad del sistema y en la ‘despolitización’ de amplios sectores. Con ello, es claro que esta institucionalidad política constituye un pesado lastre que funciona más como obstáculo que como facilitador de las alternativas populares, emancipatorias, y que avanzar en esa dirección requerirá inexorablemente cambios radicales en las instituciones y en lo que se entienda como sistema de gobierno (cambios que, por cierto, incluyen una transformación sustancial de la forma Estado). Sin embargo, no podemos desconocer que estamos en un momento muy complicado, en el que las propias limitaciones de la democracia liberal están siendo amenazadas y degradadas.

Como en otros momentos de la historia, queda claro que el capitalismo impone un techo taxativo a las aspiraciones de la soberanía popular, pero ni siquiera es capaz de garantizar un piso mínimo de la formalidad democrática: en tiempos de crisis, hasta esa definición minimalista, procedimental, de la democracia se ve amenazada y puede ser suprimida. Este escenario nos pone a la defensiva, en la necesidad de resistir los intentos en curso de perforar más aún el piso de derechos y garantías, aún siendo conscientes de lo extremadamente insuficiente de ese piso. Nos pone -a mi modesto entender- en la necesidad de no descuidar el campo de batallas de lo electoral y del sistema de representación y o pero, al mismo tiempo, no perder de vista que el propio campo de acumulación política pasa por esos otros espacios de construcción de autonomías, imaginarios, territorios/cuerpos practicantes de regímenes otros de relaciones, modos de vida radicalmente alternativas. Esto último es lo que me parece central. Pues, estamos ante una situación en la que afrontamos la avanzada de una nueva derecha, de una derecha envalentonada, masificada y radicalizada, con las matrices de una vieja izquierda (me refiero a las opciones político-electorales); una izquierda desconcertada y desorientada, que ha perdido la capacidad para ofrecer un horizonte de futuro. Ante ese vacío, es clave la construcción en marcha de las re-existencias desde abajo.    

[1] Me refiero al hecho elemental de que las teorías sociales latinoamericanas -desde el estructuralismo cepalino a la teoría de la dependencia, abarcando incluso versiones de las teorías de la modernización y por supuesto, las perspectivas descoloniales- han hecho una profunda crítica de los regímenes primario-exportadores como la base de todos nuestros problemas estructurales. En los autores clásicos, según los casos, superar ese modelo era visto como una condición ineludible para superar nuestro “subdesarrollo”, “dependencia” o “condición colonial”. Cabe resaltar también lo de “problemas estructurales”, pues como queda claro en los análisis de autores tan disímiles como Raúl Prebisch, Gino Germani, Cardoso y Faletto, o Florestán Fernandes, Theotonio Dos Santos, Marini, González Casanova, etc., los modelos primario-exportadores no sólo implican limitaciones macroeconómicas, sino que también están en la base del carácter oligárquico de los regímenes políticos, las estructuras de clases tan desiguales y los fenómenos del autoritarismo, el racismo y el colonialismo interno. [2] Apelo a estas categorías propuestas por Adrián Scribano para dar cuenta de las políticas de regulación de las emociones por las cuales el capital produce condiciones estructurales de soportabilidad social (de la expropiación/opresión) y de coagulación de la acción. Al respecto véase: Scribano, A. (2008) “Fantasmas y fantasías sociales: notas para un homenaje a T.W. Adorno desde Argentina”, Intersticios, Revista de Sociológica de Pensamiento Crítico, http://www.intersticios.es/article/view/2791. También: Scribano, A. (Comp.) (2013) “Teoría social, cuerpos y emociones”, Estudios Sociológicos Editora: http://estudiosociologicos.org/portal/teoria-social-cuerpos-y-emociones/. [3] Acá hago referencia al uso y abuso hecho por el establishment mediático y gubernamental de los escándalos de corrupción que tiñen las administraciones progresistas, así como también a la debacle de la economía venezonala, y la deriva personalista e incluso autoritaria que se vislumbra en ciertos países (el gobierno de Maduro en la República Bolivariana de Venezuela y el de Daniel Ortega en Nicaragua). Más allá de las operaciones propagandísticas y de manipulación (des)informativa que la derecha ha hecho y hace de estos casos, no se puede desconocer estos problemas ni minimizar la defraudación política que han significado. De hecho, en buena medida, la ola conservadora y reaccionaria que sostiene a los actuales gobiernos de derecha en buena medida se apoya en el rechazo social, electoral a los referentes del progresismo (el sentimiento anti-petista en Brasil, anti-kirchnerista en Argentina, etc.). [4] Tales como el propio funcionamiento del sistema de partidos; la constitución de una clase política profesional, la burocratización de las fuerzas partidarias; el tema del financiamiento de la política y el rol de las grandes corporaciones en ese aspecto; el papel de los medios masivos y el de las nuevas tecnologías de información que han incrementado enormemente su capacidad de incidencia, manipulación y formación no solo de sentidos sino también de estados de ánimo y emociones colectivas; etc.

Fuente: https://contrahegemoniaweb.com.ar/2018/10/28/de-la-resaca-del-neoextractivismo-y-los-extravios-del-progresismo-a-los-acechos-del-neofascismo-reflexiones-sobre-la-actual-coyuntura-politica-latinoamericana/