Qué democracia/ Marzo 2022

Con el objetivo central del poder económico e imperialista de bloquear, y triunfar en, la lucha de clases.

Legalidad-legitimidad de la gran burguesía/Bloqueo de la lucha de clases/
Alternativas emancipatorias

Legalidad-legitimidad de la gran burguesía

Es clave en la actual situación límite e inflexión histórica de la humanidad generalizar la rupturcon la legalidad-legitimidad de la gran burguesía. Evita entramparse como le sucedió a la Unión de Trabajadores de la Tierra. Para la UTT, una de las organizaciones integrantes del Foro por un Programa Agrario Soberano y Popular, la solución de fondo debe ser superadora de los abordajes coyunturales: hace falta un Ministerio de Alimentación en la Casa Rosada. Lo explica Nahuel Levaggi, coordinador general de la UTT: “La alimentación, como la salud o el trabajo, es una necesidad básica de toda la población, no importa la clase social a la que pertenezcas. El Estado Argentino debería tener una política totalizadora para un tema fundamental como la alimentación”. Leer   No atiende a la vinculación estrecha del ministro de Agricultura con Insfran, quien ha establecido durante décadas un neofeudo extractivista ni al papel protagónico de Felipe Solá en el gobierno de los Fernández cuando no sólo fue uno de los principales mandamás del fusilamiento de Maxi y Darío para poner fin a la antineoliberal rebelión popular sino también hizo a la invasión ‘democrática’ de monocultivos de soja transgénica. Tampoco repara que la expansión de esta última y de todo el sistema imperialista de agronegocios está formulada e instituida por el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial desde 2010 (es decir Cristina Fernández es responsable) hasta 2020, se halla en vigencia y será prolongado al igual que su consecuente emergencia alimentaria. Reflexionemos a qué da la espalda:

Territorialización y desterritorialización del modelo de agronegocios en América del Sur. Aproximación al caso de la provincia Córdoba,

Vol. 4 Núm. 4 (2019): Locale

Por Joaquín Ulises Deon

Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad, CONICET-Universidad

Nacional de Córdoba, Argentina

joaquinudeon@yahoo.com.a

Introducción

El modelo agrícola posee en sus bases de gestación social a la tierra (y con ella al agua), el trabajo, el transporte, la energía, el desarrollo y uso de tecnologías de implementación agrícola, la comunicación y la articulación entre productores, distribuidores, comercializadores y consumidores, al Estado y, más recientemente, a los mercados financieros mundiales.

La inscripción del agronegocio, del campesinado, de la agroindustria y de la agricultura familiar para comercialización, en un nivel macro, se da al interior del modelo agrícola estando en todos y cada uno de estos grupos de poder que en mayor o menor medida se territorializan, desterritorializan y reterritorializan (Gudynas, 2010; Porto Gonçalves, 2017) en todo el mundo otorgándole una impronta particular al modelo (que dependiendo el peso, la matriz productiva y de inversiones será un modelo de agronegocios, un modelo agroindustrial o un modelo agroecológico).

La escala local siempre está presente en el modelo agrícola. Los cambios que viva la tierra siempre tendrán un tejido y accionar social en un territorio rural pequeño, en un pueblo o en la ciudad, donde se despliegan redes regionales de intercambio y/o comercio de conocimientos, semillas, animales, maquinarias, técnicas, sistemas de información, mano de obra, trabajo, implementos químicos y biológicos o financiamiento.

Sin embargo, la configuración de un territorio global de crecimiento del modelo agrícola, que trasciende las escalas locales y regionales, es construida por los flujos migratorios, de mercancías, de comercio, de alimentos, de capital y finanzas. Es decir, es el desarrollo industrial y la industrialización del agro a través de la mecanización, el uso de alambrados, los desarrollos de diversos medios de transporte, la prestación de servicios (de electricidad, comunicación, geoposicionamiento), y las innovaciones científicas y técnicas, lo que le ha dado dinamismo y diversificación al modelo agrario global y, también, la impronta histórica de unión permanente con la ciudad y sus desarrollos industriales, lo cual dio una mayor importancia a la ciudad como centro de gestión, mando y control de la actividad agrícola regional y de los circuitos globales de comercio en el presente.

Esto se constata porque desde la década de 1980 emergen con mayor fuerza agentes no necesariamente agrarios, que deciden sobre la producción agraria y que inciden, desde sectores industriales y de servicios (como los inmobiliarios, de seguros, bancarios, entre otros), sobre este modelo productivo (Grass y Hernandez, 2013). El modelo agroindustrial argentino posee una historicidad que puede recorrerse a partir de autores como Azcuy Ameghino (2007), Gras, Hernandez (2008, 2013), Sili (2016), Barsky y Gelman (2005) entre otros. Los autores mencionados destacan que este modelo se caracteriza por una subordinación del agro a la industria, dada por una mayor intervención en los circuitos productivos agrícolas y ganaderos de empresas productoras de semillas transgénicas (industria biotecnológica-genetista), de implementos agrícolas como agroquímicos, fertilizantes químicos y minerales, pesticidas, herbicidas, aditivos para mejorar el encilaje (industria química y minera), cosechadoras y sembradoras de precisión, riegos por pivot, tractores, camiones bitrenes (industria automotriz

y metalmecánica), silos y grandes estructuras portuarias terrestres, marítimas y fluviales (industria metalúrgica y siderúrgica), las grandes obras viales, infraestructuras públicas y privadas (industria de la construcción), de enfriamiento y empacamiento (industria frigorífica y del packaking), entre otras ramas industriales.

La subordinación del agro a la industria se basa, además, en el incremento de profesionales de ámbitos relacionados con la producción agraria, quienes reciben formación específica a partir de seminarios y materias en las que estas agroindustrias construyen su presencia en los espacios rurales agrícolas y ganaderos, a partir de tecnologías químicas, genetistas, mecánicas, de transporte, acopio y almacenaje siendo, además, las principales financiadoras de estudios científicos. Esto contrarresta el declive investigativo agrario llevado adelante por los estados neoliberales nacionales que recortaron fondos a instituciones como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) o el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) en Argentina (Gras y Hernandez, 2013; Tort, 2008).

En Argentina, las agroindustrias comprenden mayormente empresas nacionales y multinacionales del sector alimentario y agroalimentario que en su accionar han sabido construirse como empresas dedicadas a la producción primaria agrícola o ganadera y a la industrialización y comercialización de su producción primaria para la exportación a escala global o para circuitos de comercialización alimentaria como el del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) o el del continente Americano (McMichel, 2012). En muchos casos, estas empresas han comprado o construido empresas empacadoras, de transporte, de embalaje, de producción de papel o de cartón, que poseen sus propios laboratorios, centros de venta, centros de capacitación, entre otros espacios empresarios que facilitan la producción y comercialización de sus productos.

Ejemplo de ello son empresas como Arcor, Cargill, San Miguel Frutihortícola, Mastellone Hnos. (hoy comprada en un 40% por Arcor), Bayer, Syngenta, entre muchas otras.

El mayor peso adquirido por el sector industrial dentro del modelo agrícola facilitó un desarrollismo agrario fundado sobre un mayor impacto ambiental, por mayor demanda al suelo de rendimiento por hectárea, mayor implementación de productos químicos para aumentar el rindex, y la ampliación de áreas productivas a costa de desmontes de bosque nativos para monocultivos. En fin, un mayor poder empresarial a manos de grupos privados multinacionales productores de commodities. Se inaugura así un neoextractivismo agroexportador  (Gudynas. 2010) de commodities agrarias -con la soja como estrella-, y sostenido por un sistema altamente dependiente de los mercados externos (compradores de commodities) “por una matriz transnacionalizada de insumos apalancada por el capital financiero (nacional e internacional)” (Gras y Hernandez, 2013: 2).

Es decir, la consolidación de la tenencia de información agronómica de las propiedades, de la producción y del uso de implementos agrícolas y maquinarias en manos de empresas privadas y no del Estado; el desarrollo de técnicas como la siembra directa para el monocultivo de soja; entre otras acciones que definieron el direccionamiento de políticas empresariales y gubernamentales cimentadas en la reprimarización de la economía y el posicionamiento mundial como enclave regional (latinoamericano) proveedor de commodities

A su vez, actualmente, asistimos a una creciente articulación del agronegocio con las megamineras no metalíferas de altísimo impacto ambiental por su gran envergadura devenida en gigantes cráteres en las Sierras Pampeanas (mayormente las Sierras Chicas y las Sierras de Comechingones, en las Provincias de Córdoba y San Luis). Esta articulación está basada en el proyecto de remineralización de las áreas pampeana y extrapampeana, producto del extractivismo agrícola-ganadero y principalmente por el monocultivo de soja y maíz genéticamente modificados. Un proyecto y plan accionado en conjunto entre los Ministerios de Agricultura de estas Provincias de la Nación y la Cámara de Empresarios Mineros de Córdoba (CEMINCOR). Un proyecto de gran peso que cuenta con el respaldo de las Sociedades Rurales regionales (de Jesús María, Deán Funes, Río Cuarto, entre otras) y del sector agroindustrial que pugna por la continuidad del productivismo del agro pampeano y extrapampeano sojizados.

Este peso del modelo agroindustrial hoy se sostiene, pero el modelo agrario entendido como el conjunto de procesos sociales, económicos y productivos que ponen en trabajo a la tierra, que ubican en circuitos de mercado la producción agrícola y que tensionan las relaciones sociales con otros sistemas productivos y ambientales, desde la década de 1990 ha comenzado a virar hacia el sector financiero a escala global. Para Valeria Hernández “el boom agrícola protagonizado por determinados países Sudamericanos no se restringe a su articulación con el capital financiero solamente”. Para esta autora, “el desarrollo de las semillas transgénicas, el aporte de las innovaciones tecnológicas, y la información inmobiliaria son importantísimas como instrumentos de una agricultura de precisión” (Hernandez, 2007:8).

Pero Eduardo Gudynas agrega la necesidad de comprender el rol del Estado en esta territorialidad del denominado modelo de agronegocio, ya que desde los gobiernos progresistas y de centro izquierda de las últimas dos décadas (en Brasil, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Argentina) se han fortalecido el acaparamiento de tierras y la producción concentrada de commodites.

Simultáneamente, se ha construido una legitimidad sobre este modelo de agronegocio fundada en su aporte a los programas de asistencia social. Una legitimidad ganada, también, debido a la falta de oposición social a lo que Julia Bernardes y Gabriela Maldonado llaman “el otro factor territorializador del agronegocio”: la existencia de tierras a bajos precios relativos en áreas de frontera agrícola moderna. Su aceleración en la década del 2000, llevó, inclusive, a la identificación de una denominada “República Sojera” en una gran porción de los territorios argentino, uruguayo, paraguayo, boliviano y brasileiro. Los Estados, en ciertos casos tras la adquisición de miles de hectáreas por grandes empresas brasileras o argentinas, facilitaban la construcción de infraestructuras viales, ferroviarias y de electricidad, entre otras.

Por regla general, las áreas no incorporadas en esta “República de la soja”, en su mayoría serían manchones que, por causas edáficas, hídricas, climáticas, estatales y ambientalmente protegidas, o por ya estar urbanizadas, no pueden ser sujetas a producción agrícola. Sin embargo, esto no implica que no puedan estar incluidas en el circuito agroindustrial o el desarrollista inmobiliario, por ello son igualmente importantes para los intereses del agronegocio. Las empresas del agronegocio impulsan también inversiones inmobiliarias para la construcción de plantas industriales de acopio o acondicionamiento de granos, feed lots, el desarrollo de complejos edilicios residenciales de elite, complejos y parques industriales, y grandes emprendimientos turísticos próximos o en las principales áreas metropolitanas de estos países.

El agronegocio, además, posee una dependencia directa de los mercados bursátiles y/o de commodities; empresas translatinas como El Tejar, Arcor, Cresud, AGD, Adecoagro, San Miguel (frutihortícola), Arauco, entre multinacionales como Bunge y Born, Cargill, Bayer y Monsanto (la primera compra a la segunda en 2017), Dow Chemical y Du Pont (fusionadas desde 2017), y Syngenta (comprada en 2017 por ChemChina), son empresas que cotizan en las bolsas de valores regionales como la de Buenos Aires (Argentina) y la de San Pablo (Brasil), o en bolsas globales como la Bolsa de Chicago (Estados Unidos).

Empresas que a la vez poseen una territorialización concreta con filiales, fábricas, centros de producción de conocimiento e información en ciudades pequeñas y medianas, además de propiedades con superficies mayores a las 100.000 hectáreas, empresas inmobiliarias y de servicios asociadas, propiedad de patentes de semillas, entre otras.

La territorialización del modelo de agronegocios
El acaparamiento interno: acaparadoras translatinas y multinacionales

El lugar de las bolsas de valores, los commodities y la empresarización para el acaparamiento de tierras es central para diferenciar el modelo de agronegocios más próximo a la rápida obtención de rentas y a la circulación de capitales provenientes de ámbitos no necesariamente agrícolas (mayormente financieros), respecto del modelo agroindustrial, basado en los circuitos de producción primaria con obtención de valor agregado, así sea mínimo (aceites, expellers estrusado, harinas, torta, pellets, proteínas, entre otros) o su transformación en biocombustibles de uso doméstico o para la comercialización. Esta distinción inicial para nada significa que un modelo no realice o dependa de lo que el otro hace, o no pueda hacerlo. Pero lo importante a destacar es que el agronegocio se basa en unidades de negocio (servicios inmobiliarios, evaluaciones de cotizaciones constantes, valoraciones del precio de la tierra, entre otros), mientras que la agroindustria se identifica con la producción de derivados de los productos que produce a partir del extractivismo agrario.

La puesta en juego de los diferentes pilares del modelo de agronegocios, basados en la financiarización del agro, los servicios a este, el manejo informativo incesante, el alto nivel de tecnologías y energías demandado y la deslocalización del mando y control, determina una suerte de imbricaciones de diferentes modos de desacople de la producción agropecuaria de los territorios (locales, provinciales, nacional) y construye un tipo de relación particular y radicalmente novedosa con lo local, donde ese nivel de la vida material y simbólica de los pueblos va mutando de manera creciente en un espacio de “negocios” conectados, casi sin mediaciones, con lo global (Gras y Hernandez, 2016). Desde este ámbito de negocios, donde las inversiones provienen del sector de las finanzas bancarias, de los fondos de inversión, de la industria alimentaria o la de la construcción, el agro es el receptor de grandes flujos de capital que se invierten en miles de hectáreas de tierra anualmente, pero que no pertenecen necesariamente al agro. Efectivamente, tal como lo explica Gras “se trata de un proceso en el que grandes escalas de tierra pasan a manos de grandes actores, para ser destinadas a la producción de un grupo reducido de commodities, entren ellos la soja.” (Gras, 2017:152).

En Sudamérica, particularmente en la región Pampeana, partes de la Patagonia, en el Gran Chaco, las Yungas y gran parte del Brasil (áreas ganadas a regiones como la Amazonía, el Cerrado o la Atlántica), empresas como Adecoagro S.A., MSU, Cresud S.A., la Agroindustrial ARCOR S.A., San Miguel, AGD, Cargill, Bunge y Born, Vicentin, Grobocopatel Hermanos (hoy con acciones mayoritarias del grupo Victoria Capital Partners5), Inversora Juramento S.A., Forestal Arauco S.A., El Tejar S.A., Benetton, entre otras, pueden ser consideradas como las mayores y principales acaparadoras de tierras en la región.

Históricamente estas regiones se insertaron en el mercado global a partir de la producción de commodities que varían desde la producción de carnes a la de cereales, madera, pasta celulosa, azúcar y oleaginosas (soja principalmente). Pero la transformación de estas regiones naturales en regiones agroproductivas implicó una transformación destructiva y violenta de los ecosistemas, con sus consecuentes problemáticas ambientales asociadas.

Desde la década de 1960 y 1970 particularmente, y con la Revolución Verde, estas regiones iniciaron una creciente agriculturización basada en el uso creciente y continuo de las tierras para monocultivos, ocupando espacios de usos ganaderos o mixtos, o ganándole lugar a los bosques nativos con los desmontes y grandes incendios. Esto se afianzó desde la década de 1990 a partir del Consenso de Washington, con la profundización de la liberalización económica y la llegada de las grandes multinacionales agroalimentarias y los préstamos de organismos crediticios como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) o el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), para la construcción de infraestructuras (Svampa, 2013), los avances en la genética, la mecanización del agro, el desarrollo de tecnologías de implementación agrícola como la agricultura de precisión, la siembra directa, los agroquímicos (fertilizantes, herbi cidas, insecticidas, entre otros), las semillas genéticamente modificadas y resistentes a estos, como así también a la baja o alta disponibilidad de agua en el suelo y el ambiente, a bacterias, insectos y gusanos (semillas RR, Maíz BT, Soja Tango-S4, Algodón BT-RR, entre muchas otras).

En esta agriculturización tuvieron un lugar central empresas multinacionales como Monsanto, ya que el régimen de propiedad intelectual basado en el patentamiento de los paquetes semillas-agroquímicos-innovación-información le permitió controlar el mercado y territorializarse en diversos países de todo el mundo para la producción y comercialización de semillas y agroquímicos, y el manejo de información para la producción y venta de estos paquetes e innovaciones. Esto le ha valido el poder mundial sobre el otorgamiento de licencias de uso, comercialización y modificación de las semillas y agroquímicos a otras multinacionales como Du Pont, Dow Chemical, Syngenta, ChemChina, Bayer, Don Mario, entre otras (Mayet y Greenberg 2017:76).

Tanto Monsanto como estas últimas empresas multinacionales del agro y la biotécnica/ biogenética, desde la aplicación de las fórmulas político-económicas del Consenso de Washington y con los Estados extractivistas Sudamericanos, abrieron las puertas a un nuevo periodo de acaparamiento de tierras; entendido este como un proceso en el que grandes extensiones son adquiridas, ocupadas o arrendadas por grandes actores de la agroindustria, que las incorporan a los circuitos de producción de commodities como la soja (fundamentalmente), el maíz, el trigo, el algodón, la palma, en la agricultura, y para la extracción de metales, en el caso de la megaminería (Varela, 2005).

Se postula que abrieron las puertas a un nuevo periodo de acaparamiento de tierras porque comercialmente facilitaron, con su territorialización en Sudamérica, la producción a gran escala de semillas genéticamente modificadas y de agroquímicos. A la vez, introdujeron en los circuitos comerciales de implementos para la siembra estos avances desde la escala local, con talleres a productores agropecuarios, centros de capacitación, prácticas de manejo a campo, creación de centros de innovación y desarrollo (I+D), acuerdos con Universidades, convenios con Institutos Estatales (INTA, SENASA -Argentina-, IEA -Brasil-, IAP – Paraguay-), adecuaron leyes de patentamiento y leyes de semillas en cada país para trabajar en investigación y construyeron plantas industriales y comerciales (Leite y Vieira de Avila, 2007), en el corazón agroindustrial de la región Pampeana y extra pampeana (en Argentina) y del Gran Chaco Sudamericano (en Paraguay, Bolivia y Brasil).

Facilitaron así la agriculturización, colonizando y territorializándose con su modelo de producción agroindustrial (Tavares, 2009) y del agronegocio sostenido por las políticas neoliberales (Bebbington, 2009), y por las primeras políticas progresistas de los gobiernos nacionales, regionales y provinciales o estatales forjadoras de un nuevo Consenso. Este fue sellado desde mediados de la década del 2000 con los sectores empresarios extractivistas del agro, de la alimentación, de la minería y de la construcción/urbanización: el consenso de los commodities (Svampa, 2013).

Un consenso que ha consolidado un neoextractivismo desarrollista que conlleva la profundización de la dinámica de la desposesión o despojo de tierras, recursos y territorios, y produce nuevas y peligrosas formas de dependencia y dominación claramente destructivas, descalificadoras de otras lógicas de valoración de los territorios, de las comunidades que los producen y que desde ellos resisten al despojo y sacrificio en aras del progreso y desarrollo selectivo; instalando una lógica verticalista, desestructurando economías regionales, destruyendo biodiversidad y comunidades campesinas, indígenas y rurales.

Un consenso que propone el desarrollo de las comunidades a partir de grandes inversiones en infraestructuras y servicios, que se escapan de las decisiones de las comunidades y que muchas veces no llegan más allá de la promesa en actos gubernamentales y empresariales públicos.(…)

Recapacitemos sobre cuán ilusorio pero a la vez reaccionario es convocar a la unión de diversidades de abajo para nacionalizaciones, promulgación de leyes, no pago de la deuda externa pública, etc. Tengamos en cuenta a Joaquín Ulises Deon:

(…) Las territorializaciones del agronegocio en Sudamérica

El Estado jamás ha dejado de estar presente en la territorialización del extractivismo en Sudamérica (Svampa 2013). Como tampoco lo ha dejado de estar en Arabia o en Asia central con los Petroestados.

El extractivismo, consistente en el sistema productivo basado en la extracción y remoción de grandes cantidades de recursos naturales para su comercialización en crudo o con una mínima industrialización en los mercados globales, ha formado parte de todos los periodos históricos de la conformación de los Estados “abastecedores y en desarrollo” del mundo. El extractivismo minero, el de hidrocarburos, el hídrico, el forestal o el agroalimentario, se expresan como economías de enclave, con limitados efectos económicos en las regiones en las que se establecen, escasa generación de empleo y con altísimos impactos sociales y ambientales (Gudynas 2010:40)

Durante los últimos 10 años ha crecido la categoría de neoextractivismo (Gudynas, 2010; Bebbington, 2009; Svampa, 2013), o de neoextractivismo progresista. Un nuevo periodo extractivista donde los gobiernos de los Estados han buscado fortalecer el modelo extractivista posicionando economías de enclave abastecedoras del mercado global -regidos por precios de mercados globales (las Bolsas y Mercados Financieros de Nasdaq, Chicago, Wall Street, Shangai, Londres, Hamburgo)-, prometedoras de progreso y desarrollo para las economías locales a partir de un Consenso de los Commodities.

Un consenso que solo ha contribuido y profundizado en los Estados neoextractivistas el desarrollo de sus políticas en dirección a obtener beneficios de este, en pos del asistencialismo social como facilitador para disminuir la pobreza, el analfabetismo, los problemas de transporte, el acceso a tecnologías y actividades culturales para los sectores populares. Después de los impactos sociales y económicos de la década de 1990 por parte de gobiernos neoliberales en todo Sudamérica y de las movilizaciones y luchas sociales que activaran movimientos sindicalistas, de desocupados, de Sin Tierra, Piqueteros, Villeros, Agricultores Familiares y Campesinos, la emergencia de líderes de centro izquierda y progresistas como Luis Ignacio “Lula” da Silva y Dilma Rousseff (en Brasil), Néstor Kirchner y Cristina Fernández (en Argentina), José “Pepe” Mujica (en Uruguay), Fernando Lugo (en Paraguay), Evo Morales Ayma (en Bolivia) y Rafael Correa (en Ecuador), llevaron a un re-posicionamiento del extractivismo en la región, basado en el acuerdo con las grandes empresas multinacionales del cobro o aumento de las regalías (mineras, hidrocarburíferas y agropecuarias) sobre productos –commodites de exportación, a cambio de la continuidad o de beneficios para su localización en cada país.

Si bien Bolivia, Argentina y Brasil estatizaron la explotación y distribución del gas, el petróleo y el agua, en estos tres países es donde más creció la minería metalífera explotada por multinacionales, donde existe la mayor cantidad de tierras que fueron acaparadas por empresas privadas (mayormente translatinas), en acuerdos fijados desde el Estado para el cobro de regalías e impuestos a la exportación de commodities.

A la inversa de algunas propuestas de campaña que consistieron en la redistribución de tierras, la reforma agraria, el acceso a la tierra para los Sin Tierra, la regularización dominial y la entrega de títulos de propiedad a familias y comunidades indígenas y campesinas, el accionar de estos gobiernos progresistas facilitó el acaparamiento de tierras y potenció la extranjerización o la translatinización de enormes superficies de suelo o sus arrendamientos. Además, el Estado propició la construcción de obras para la localización de enclaves difusos de establecimientos extractivistas privados.

Estas políticas apuntaron a la redistribución de la riqueza logrando disminuir paulatinamente las brechas económicas y tecnológicas entre ricos y pobres, de acceso a la salud, facilitando institucionalidades Campesinas, Indígenas, Agrícola Familiares y de Pequeños Productores, para una mayor tecnificación y apertura de redes comerciales a través de la promoción de la asociatividad Campesina en Cooperativas Agrícolas, transfiriendo dinero a través de la compra de alimentos para programas alimentarios sociales (como el PNAE en Brasil, la Asignación Universal por Hijo en Argentina y Bolivia).

Entre otros importantes avances logrados por el progresismo Sudamericano a partir de este Consenso de los Commodities, donde los Estados intentaron tomar las riendas de la economía y de la primarización económica. Estas ventajas comparativas en un mercado global cada vez más demandante de commodities mineros, agrarios, forestales, energéticos y combustibles ha ido cimentando una ilusión desarrollista en toda la región (Svampa, 2013).

Acaparamiento de tierras desde el Consenso de los Commodities

El capitalismo global vive desde hace dos décadas una crisis múltiple climática, ambiental, económica, social, humanitaria, política y cultural (Acosta y Brand, 2017). La crisis del petróleo, sumada a la crisis financiera e inmobiliaria de la década de 2000, afianzaron el desvío de capitales especulativos financieros que se invertían mayormente en commodities como el petróleo, el oro, la plata, el hierro, el trigo, o en planes edilicios y residenciales, entre otros, desviándolos hacia la compra de grandes extensiones de tierras (mayores a 1000 hectáreas) en América Latina, Sudáfrica, países de Asia Oriental y el Pacífico.

Esto propició la emergencia cada vez más dominante de empresas ya no solo transnacionales sino también continentales, las cuales crecieron a partir de la capitalización, agrupación y/o unión de grandes productores nacionales que comenzaron a desviar la inversión de su capital del sector financiero no agropecuario hacia la especulación inmobiliaria rural, arrendando, ocupando (y a la vez desalojando a comunidades indígenas y campesinas), o comprando tierras en el afán de integración a pools de siembra, circuitos de servicios rurales agrarios o arrendamiento, con el fin consolidar la agriculturización para la producción de oleaginosas (soja principalmente), cereales, caña de azúcar, palma, algodón y otros cultivos industrializados y sus derivados como lo son los expellers y pellets de soja, trigo o maíz, los aceites de soja, colza, palma y los biocombustibles, etcétera (Oyhantçabal y Narbondo, 2011). Todo ello ya no para la alimentación de la población, sino para la producción de combustibles para producir energía eléctrica, para el transporte o para alimentación animal.

En el mundo, más de 30 millones de hectáreas fueron adquiridas por solo 490 propietarios en los últimos 4 años. Estos datos que surgen de trabajos de la organización Grain al año 2016 cuentan, además, la historia reciente del land grabbing, un fenómeno mundial que puede definirse como la mega adquisición de tierras por inversores extranjeros, grandes corporaciones, y fondos de inversión en muchos casos no dedicados a la agricultura o la ganadería (Grain, 2016).

Estos lograron su territorialización en el campo neoextravista favorecidos por las políticas progresistas y neoliberales de atracción de capitales y circulación del capital a partir de la agroexportación y, por ende, la concepción de la agricultura no como una proveedora de alimentos, sino de mercancías, entre las que se destacan los biocombustibles y los circuitos de cadenas de valor y logística que desarticulan los territorios y desterritorializan a pequeños productores familiares, campesinos y sus prácticas diversificadas de producción (como la rotación de cultivos, el control manual de plagas, la producción de hortalizas, frutas y verduras, lácteos y ganadería mixta). Territorializándose el monocultivo, los servicios al campo, la dependencia de paquetes herbicida-insecticida-riego-maquinaria de precisión, además de los precios regidos por la Bolsa de valores, los intermediarios, la demolición y el despoblamiento de las áreas rurales con población dispersa.

La territorialidad acaparadora desde el agronegocio Sudamericano(…)

Fuente: https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar/publicaciones/index.php/revistalocale/article/view/9802/13081

En consecuenciaabajo y a las izquierdas coherentes con su esencia común-ista: nuestro desafío de llevar a cabo la «reforma agraria integral» consiste en erradicar la vigente contrarreforma agraria que implica el incesante acaparamiento de tierras «que conlleva la profundización de la dinámica de la desposesión o despojo de tierras, recursos y territorios, y produce nuevas y peligrosas formas de dependencia y dominación claramente destructivas, descalificadoras de otras lógicas de valoración de los territorios, de las comunidades que los producen y que desde ellos resisten al despojo y sacrificio en aras del progreso y desarrollo selectivo; instalando una lógica verticalista, desestructurando economías regionales, destruyendo biodiversidad y comunidades campesinas, indígenas y rurales».

Joaquín Ulises Deon continúa describiendo cuán falsa es la democracia vigente al señalar: Un consenso que propone el desarrollo de las comunidades a partir de grandes inversiones en infraestructuras y servicios, que se escapan de las decisiones de las comunidades y que muchas veces no llegan más allá de la promesa en actos gubernamentales y empresariales públicos.

Pero enfrentamos al funcionamiento total y totalitario del capitalismo imperialismo en vez de sólo al sistema global de agronegocios. De modo que concretar la «reforma agraria integral» nos exigecomo planteó la Otra Campaña Zapatista, la estrategia de despliegue horizontal del antagonismo irreconciliable con el Capital y su Estado o con el sistema mundo capitalista y sus locales. Que las izquierdas mayoritarias, al igual que los progresismos, bloquean y por eso, es imprescindible derrotar a ambos.

 Bloqueo de la lucha de clases

Es clave en la actual inflexión histórica generalizar la ruptura del Pacto Social que establecieron los Fernández (Alberto y Cristina) aprovechando su rotundo triunfo en las PASO de 2019. Es decir, hicieron virar el Nunca Más a Macri-Cambiemos hacia un contubernio entreambos (pese a presentarse como de antagonismo irreconciliable) para garantizar la continuidad y profundización de la acumulación gran capitalista local e imperialista. Durante los cuatro meses hasta la asunción de los F-F  el gobierno de Macri agravó la precarización tanto de la vida como del trabajo, en tanto que los F-F construyeron la gobernabilidad de la intensificación de ajuste y de extractivismos que debían realizar durante su gestión. La concretaron con el afianzamiento del bloqueo a las luchas de las diversidades de abajo a través del Pacto Social y el Plan Argentina contra el Hambre.

Compartimos con los pueblos naciones del Abya Yala realidades y desafíos a encarar para ir construyendo real y efectiva democracia política cuán pronto nos atrevamos a practicarla.

Aun cuando sean distintas formas y gravedad de implementación observamos en nuestros países:

[Honduras] Miriam Miranda, lideresa garífuna, denuncia amenazas y ataques a comunidades

“Urge desmontar esa mafia criminal institucionalizada”

3 de marzo de 2022

Giorgio Trucci/ Rel UITA

El número de celular de Miriam Miranda, coordinadora de la Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh), cambia a menudo. Advertencias y amenazas se han vuelto cotidianas después del golpe cívico-militar de 2009 y el asesinato de Berta Cáceres hace exactamente seis años.

Sin embargo, las últimas intimidaciones que recibió la lideresa garífuna la semana pasada preocupan de manera especial por el contexto socio-político hondureño en que ocurren.

Esta situación la ha llevado a reforzar las medidas de seguridad personal.

“Vivimos doce años de una narcodictadura que nunca mostró la voluntad de cumplir la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre las comunidades de Triunfo de la Cruz y Punta Piedra[1].

Esta situación ha generado más violencia y conflictividad. La desaparición forzada de nuestros hermanos ha sido el inicio de una escalada represiva e intimidatoria en contra de nuestro pueblo”, dijo Miriam Miranda a La Rel.

El 18 de julio de 2020, hombres fuertemente armados vistiendo uniformes policiales irrumpieron en Triunfo de la Cruz y se llevaron de sus casas a cuatro jóvenes activistas comunitarios, entre ellos al presidente del patronato Alberth Sneider Centeno.

Los cuatro son miembros de la Ofraneh y casi 19 meses después siguen desaparecidos. El régimen de Juan Orlando Hernández nunca permitió que un comité garífuna de investigación y búsqueda (Sunla)[2] acompañara las investigaciones.

El peligro de denunciar

“Nuestros territorios se han vuelto objeto de disputa y acaparamiento por parte de las mafias institucionalizadas. Cualquier líder o dirigente comunitario que denuncie esta situación se expone a represalias”, advirtió Miranda.

La coordinadora de la Ofraneh explicó que después de la desaparición forzada de los cuatro activistas, cuyo trabajo estaba enfocado en la defensa del territorio y en exigir el cumplimiento de la sentencia de la Corte IDH, en Triunfo de la Cruz se han intensificado las amenazas y los ataques. La gente está aterrorizada.

Además, se ha agudizado la deforestación en Punta Izopo (Tela) para la siembra de palma africana.

La denuncia pública hecha por Miranda a través de las redes sociales le ha acarreado nuevas y fuertes intimidaciones.

Los cambios los hacen los pueblos

“Con la victoria de Xiomara (Castro) y el trabajo iniciado con la comisión de transición para movimientos sociales se han dado pasos importantes, sin embargo, los grupos de poder criminales se han fortalecido durante estos años y están muy radicados en los territorios”, explicó la dirigente garífuna.

“Hay que avanzar en el desmontaje de todo este sistema, en la derogación de leyes y decretos que institucionalizan la persecución y criminalización de los pueblos, la venta de territorio y soberanía, la corrupción y la impunidad. Sin duda es el reto más grande para el nuevo gobierno y no va a ser fácil”, recalcó.

Tres son los puntos clave que la Ofraneh y las comunidades garífunas presentaron a las nuevas autoridades: cumplir la sentencia de la Corte IDH, incorporar al Sunla en el proceso de investigación y búsqueda de los activistas desaparecidos y nombrar a un fiscal especial para la desaparición forzada.

Paralelamente, el movimiento social y popular hondureño deberá aprovechar la nueva coyuntura para fortalecer la lucha territorial, coordinarse, articularse y movilizarse, porque “los cambios vienen y los hacen los pueblos”, concluyó Miranda.

Notas:

[1] En 2015 los jueces ordenaron al Estado de Honduras demarcar las tierras ancestrales sobre las cuales se otorgó la propiedad colectiva a las comunidades, en dominio pleno y en garantía de ocupación. Buena parte de estas tierras fueron usurpadas por empresarios y grupos de poder.

[2] http://www.rel-uita.org/honduras/comunidades-garifunas-crean-sunla/

Rel UITA

Fuente: https://rebelion.org/urge-desmontar-esa-mafia-criminal-institucionalizada/

La «democracia» de la centro-esperanza

3 de marzo de 2022

Por Luís Alfonso Mena S./|Rebelión

A la pregunta sobre si hay una democracia en Colombia, el senador Jorge Enrique Robledo y el combo de la coalición de centro derecha (de la Esperanza) respondieron todos a una que en este país “sí hay democracia”… Ocurrió en un foro de Caracol TV realizado el 20 de febrero.

¿En qué país viven Robledo, Sergio Fajardo, Carlos Amaya, Alejandro Gaviria y Juan Manuel Galán?

¿Un régimen despótico que violó masivamente los derechos humanos y masacró al pueblo que salió a exigir justicia en el Paro Nacional es democracia?

¿Un régimen uribista como el de Iván Duque que al ordenar la represión contra el pueblo durante tres meses seguidos en 2021 dejó más de 80 personas asesinadas y miles de heridos, torturados, detenidos, violentados, desaparecidos es una democracia?

¿Un régimen en el cual todos los días asesinan líderes sociales, defensores de derechos humanos, desmovilizados y ocurren masacres por decenas es una democracia?

¿Un régimen inspirado por el perpetrador de 6.402 crímenes de Estado con los eufemísticamente denominados “falsos positivos” es democracia?

¿Un régimen narco-corrupto que se instaló en el poder mediante compra multimillonaria de votos, mafias, trampas, clientelismo, uso indebido de la Administración Pública y cooptación del aparato estatal (Registraduría, Consejo Nacional Electoral, Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, etc.) es una democracia?

¿Un régimen que somete al hambre, al desempleo, a la falta de oportunidades al pueblo colombiano es democracia?

La enumeración de hechos para argumentar que aquí no hay democracia es extensa.

Lo que tenemos es un régimen despótico, violador de los derechos humanos, sociales, ciudadanos, políticos y económicos de la población, fundado en la desigualdad social y en la persecución a quienes protestan contra ese establishment del capitalismo neoliberal.

En la respuesta al mismo interrogante de Caracol TV, en foro cumplido el 19 de febrero, los cuatro precandidatos presidenciales de la derecha (Equipo por Colombia) que asistieron respondieron igualito que los del centro: “En Colombia si hay democracia”…

Contrasta la posición de los cinco centristas esperanzados sobre el régimen político que nos desgobierna, con la de los cinco precandidatos presidenciales del Pacto Histórico, los cuales contestaron todos a la misma pregunta así: “En Colombia no hay democracia”. Ocurrió el 18 de febrero.

Pero el episodio no termina ahí: a una pregunta sobre si consideran que un gobierno de izquierda sería “una amenaza para Colombia”, el senador Robledo se abstuvo. Si, así como lo leen y lo pudieron ver en el foro.

¿Y no dizque el Moir era de izquierda? Eso creían algunos… Ahora todo está claro, porque en el contexto de Colombia, esa abstención de Robledo en esta pregunta es contestar que si considera una amenaza el triunfo de quienes, en algún momento, fueron sus aliados en el Polo Democrático y en otros espacios políticos de izquierda.

Y el exsenador Juan Manuel Galán, tan liberal él, fue más allá. ¿Cree que un triunfo de la izquierda es una amenaza? Respondió rotundo que sí… ¡Qué contradicción con el pensamiento político de su sacrificado padre, Luis Carlos Galán!

Se decantan las posiciones. Desde nuestra óptica, resulta un imperativo ético develar y denunciar el carácter antidemocrático y criminal del sistema socioeconómico y del régimen político imperantes en Colombia.

Ahí no puede haber dobleces, ni falacias, ni tibiezas, ni titubeos.

Y, además, reconocer que la izquierda es una alternativa democrática de cambio y de profundas transformaciones en todos los ámbitos absolutamente válida. No es, en consecuencia, ninguna amenaza. Es una opción histórica. Necesaria.

Fuente:http://luisalfonsomenas.blogspot.com/2022/02/la-respuesta-una-pregunta-clave-que.html

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Estado de excepción permanente, legado del Mundial

26 de julio de 2014

Raúl Zibechi/ La Jornada

Cuando se trata de manifestaciones, todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario, reflexiona el Coletivo Intervozes acerca del trato de las grandes cadenas televisivas a las protestas contra el Mundial (Carta Capital, 22/7/14). La escalada represiva venía creciendo desde las grandes manifestaciones de junio de 2013, pero durante el mes del Mundial llegó […]

Cuando se trata de manifestaciones, todos son culpables hasta que se demuestre lo contrario, reflexiona el Coletivo Intervozes acerca del

to de las grandes cadenas televisivas a las protestas contra el Mundial (Carta Capital, 22/7/14). La escalada represiva venía creciendo desde las grandes manifestaciones de junio de 2013, pero durante el mes del Mundial llegó a niveles alarmantes.

La actitud de la policía militar, la policía civil y el sistema judicial, sobre todo en Río de Janeiro, ha sido calificada como la instalación de un estado de excepción de hecho. El domingo 13 de julio se jugaba la final entre Alemania y Argentina. A la hora del partido se convocó una manifestación en la plaza Sáenz Peña, en el barrio de Tijuca, a unos dos kilómetros de Maracaná. Acudieron colectivos de las favelas en protesta por los abusos policiales, militantes de los comités populares contra el Mundial, autónomos, anarquistas, educadores en huelga y activistas de medios independientes.

La policía utilizó la táctica conocida como kettling, ya usada antes en São Paulo y Belo Horizonte, consistente en cercar a los manifestantes con barreras y agentes, dejándolos aislados e inmovilizados durante horas. Había cinco policías por manifestante. Un periodista del semanario uruguayo Brecha preguntó a un policía los motivos por los cuales estaba bloqueado dentro del cerco. Es la ley de la FIFA, fue la única respuesta (Brecha, 7/7/14).

Varios manifestantes fueron golpeados, incluyendo un reportero gráfico aporreado en el suelo. Les dispararon balas de goma, bombas de efecto moral, gas pimienta, y usaron sus garrotes.

La noche anterior a la final, el sábado 12, la policía arrestó a 19 militantes (de los 23 que tenían orden de captura) porque se presumía que realizarían actos vandálicos en la manifestación. Tres activistas a los que no pudieron detener solicitaron asilo en el consulado de Uruguay en Río, pero el gobierno del presidente José Mujica se los negó y les exigió que se retiraran del local.

Diversos organismos y personalidades reaccionaron con indignación ante esta escalada represiva. Desde octubre de 2013 la Delegación para la Represión de Crímenes Informáticos, de la Policía Civil de Río, venía investigando los movimientos que se destacaron en las protestas de junio de 2013 por medio de escuchas telefónicas, intervención de sus e-mails y la infiltración de agentes en las asambleas y manifestaciones.

Amnistía Internacional, la Orden de Abogados de Brasil, Justicia Global, la Asociación de Jueces por la Democracia y hasta el Partido de los Trabajadores, entre muchos otros, criticaron la represión. La Defensoría Pública de São Paulo denunció la intención de impedir el derecho a manifestarse y la actuación abusiva y desproporcionada de la Policía Militar (Brasil de Fato, 18/7/14).

La Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji) aseguró que un periodista por día resultó agredido por la policía durante el Mundial. En total, 35 agredidos en un mes. Desde mayo de 2013, 210 periodistas fueron violentados, de los cuales 169 lo fueron por policías (Abraji, 14/7/14).

La casi totalidad de los detenidos preventivamente son liberados a los pocos días por falta de pruebas, pero son apresados de forma ilegal, sólo porque la policía sospecha que pueden cometer un delito, según denuncia el Manifesto de juristas contra la criminalización de las luchas sociales (Brasil de Fato, 21/7/14). La presunción de inocencia hasta que no existan pruebas fue hecha añicos por las policías y el sistema judicial.

Para el juez José Roberto Souto, con el propósito de asegurar la realización del Mundial se instaló en la sociedad brasileña una especie de estado de excepción, procediendo a una supresión temporaria del orden constitucional (Brasil de Fato, 22/7/14). En su opinión, fue la Ley General de la Copa, redactada por el gobierno y aprobada por el Parlamento para cumplirle a la FIFA, la que creó las condiciones para la criminalización de las protestas, incluyendo las huelgas laborales.

El sociólogo Rudá Ricci sostiene que uno de los principales legados del Mundial es el deterioro del estado de derecho y la legitimación de los abusos de la policía militar, que esta vez no se limitó a atacar a pobres y negros de las periferias y la emprendió contra estudiantes universitarios de clase media, con órdenes de búsqueda y captura expedidas como forma de intimidación. Considera que hay fuertes señales de cultura fascista en esta ofensiva contra los derechos democráticos fundamentales.

Bruno Cava, graduado en derecho y bloguero, parece sintonizar con el análisis de Giorgio Agamben sobre el estado de excepción. «Si en las favelas el poder punitivo elaboró históricamente la figura del traficante, en las protestas la demonización se da contra el vándalo o black bloc. El cerco de las plazas define el espacio de anomia, donde la violencia se separa del estado de derecho» (IHUOnline, 18/7/14).

En la favela la represión anuló desde siempre el estado de derecho; pero ahora esa lógica se desborda más allá para impedir las protestas, generar un clima de temor que inhiba a los militantes, advertidos que todo el peso del Estado les caerá encima. La dictadura no terminó, añade, sólo modificó sus límites, incluyendo ahora a todos los que protestan.

En Estado de excepción (un libro de rigurosa actualidad), Agamben señala que en todas las democracias occidentales la declaración del estado de excepción está siendo sustituida por una generalización sin precedentes del paradigma de la seguridad como técnica normal de gobierno (Adriana Hidalgo, 2004: 44). Tanto las crisis económicas como los megaeventos se han convertido en los laboratorios para dar un salto adelante en el control policial-judicial.

http://www.jornada.unam.mx/2014/07/25/index.php?section=opinion&article=019a1pol
Fuente: https://rebelion.org/estado-de-excepcion-permanente-legado-del-mundial/

Examinemos la actualidad de Argentina para encararla hacia ir construyendo democracia real y efectiva desde ya:

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 ·

*COMUNICADO DE LA REUNIÓN NACIONAL DE VOCEROS AUTOCONVOCADOS
POR LAS LEYES REPARATORIAS*

El pasado 23 de febrero se llevó a cabo en la ciudad de Buenos Aires un encuentro nacional de voceros del movimiento autoconvocado de los ex presos y presas, ex exiliados y exiliadas, hijas e hijos y familiares y sobrevivientes del terrorismo de Estado con la finalidad de avanzar en la lucha por nuestros reclamos en el cumplimiento de las Leyes Reparatorias.

Debatimos varias cuestiones y tomamos resoluciones a discutir en las provincias que aquí enunciamos y en otros escritos desarrollaremos en cada cuestión específica.

_1) VIGILIA Y ACAMPE CON PEÑA PARA EL 23 DE MARZO EN LAS PUERTAS DE LA CASA ROSADA Y MOVILIZACIÓN EL 24 DE MARZO.

2) SOLICITUD MASIVA POR ESCRITO DE LAS LIQUIDACIONES DE TODOS LOS COMPAÑEROS QUE COBRARON AL MINISTERIO DE ECONOMÍA. DESNUDEMOS LA ESTAFA.

3) CONSTRUCCIÓN DE PRUEBAS CIENTÍFICAS PERSONALIZADAS DE LOS DAÑOS PARA PRESENTAR NUESTRAS PRUEBAS INDEPENDIENTEMENTE DE LOS ESTUDIOS QUE HAGA EL ESTADO_

Caracterizamos en la reunión la necesidad imperiosa de seguir ejerciendo la movilización y lucha, dado que ya pasó lo más grueso de la pandemia, teniendo en cuenta que es evidente y claro que el actual gobierno continúa ninguneando, cajoneando o negando causas con todas las pruebas.

Una dilación que expresa una clara política de Estado de aplicarnos el ajuste como a todo el conjunto de la clase obrera y el pueblo.

Pero como todos sabemos, porque así es nuestra historia, las conquistas de nuestros derechos solo se consiguen con la lucha, no hay otra alternativa. De hecho, cada movilización que hemos realizado los incomoda, pero aún nos falta dar el salto necesario. Por otro lado, donde les aflojamos hacen oídos sordos, lo cual no empuja irremediablemente a seguir estando en la calle.

Por ello tomamos la decisión del 23 de marzo hacer una concentración en la puerta de la casa Rosada y llevar adelante un festival/peña con acampe, haciendo la vigilia toda la noche para luego el 24 de marzo sumarnos a la movilización y columna del Movimiento Verdad y Justicia. La variante en esta ocasión, después de dos años de pandemia, es que exhortamos a todas y todos las y los compañeros del país, que le demos un carácter nacional y que en lugar de movilizarnos en las provincias lo hagamos en Buenos Aires, que tiene un carácter nacional, incluso internacional.

Somos conscientes que el sacrificio es grande, pero debemos hacer el esfuerzo y haremos de esto la alegría que nos proporciona la lucha.

*Estamos vivos y no nos han vencido, lo demás no importa nada*

Toda propaganda (más allá de la hagamos como movimiento) que espontáneamente se quiera hacer para generar el entusiasmo y la masividad citando el evento e invitando a sumarse, bienvenida sea.

Lo mismo a todos los artistas que se quieran solidarizar con nuestra lucha y acompañarnos la noche del 23 con su música y demás, bienvenidos también y agradecidos estaremos.

¡A movilizar y movilizarnos!

*¡¡¡¡AUTOCONVOCARSE COMPAÑERAS, COMPAÑEROS!!!*

*¡¡¡ VIVA NUESTRA LUCHA!!!*

La cita: *el 23 de marzo en las puertas de la casa Rosada, a partir de las 17 horas estaremos preparando todo. Ahí estaremos*

Los puntos 2 y 3 saldrán en otro escrito para poder desarrollarlos ampliamente.

*VOCEROS DEL MOVIMIENTO DE EX PRESAS Y PRESOS, EX EXILIADAS*

*Y EXILIADOS, HIJAS E HIJOS, FAMILIARES Y SOBREVIVIENTES*

*DEL TERRORISMO DE ESTADO*

Esta política del Estado esencialmente contrainsurgente se corresponde con la de no apertura de los archivos que, a su vez, les situó en tener que revivir sus atroces sufrimientos en los centros de desaparición forzada de la dictadura genocida para testimoniar asumiendo la Memoria Verdad y Justicia en juicios que los gobiernos K procuraron enterrar de modo solapado. Se encubrieron por autodesignación (avalada por la mayoría de los organismos de DD.HH.) como gobierno de los derechos humanos.

Pero también, creo, es imprescindible insistir en la consigna del Encuentro Memoria Verdad y Justicia (EMVJ) de: ¡basta de la impunidad de ayer y de hoy! Que involucra la criminalización de los desposeídos por el avance del apoderamiento oligopólico de bienes comunes (sociales y naturales) que Rodolfo Walsh anticipó como miseria planificada. Y de la judicialización convertida en criminalización de las autoorganizaciones populares en resistencia al avasallamiento de derechos tanto de los pueblos y los trabajadores como de la naturaleza. Estos últimos se refieren a las condiciones básicas para la vida-salud planetaria que incluye a la humana.

Criminalización que ha alcanzado máximas realizaciones mediante las leyes antiterroristas promulgadas por Néstor y Cristina Kirchner. También los gobiernos K avanzaron en consolidar cárceles bajo estado de excepción para sobre todo jóvenes excluidos por la democracia garante de la ilimitada acumulación gran capitalista local e imperialista desde diciembre de 1983. Hoy el estado de excepción se ha extendido con la justificación de cuidar por la salud ante la pandemia y tiende a ser permanente en el mundo entero como explica Agamben en su libro de rigurosa actualidad.

Agrego a quienes hemos vivido como exiliados internos desde la masacre de Ezeiza y el gobierno constitucional de Perón-Perón o desde el fusilamiento el 22 de agosto de 1972 en Trelew. Exilio interno que prosiguió durante la democracia continuadora y profundizadora de la dictadura genocida hasta hoy para el incesante despliegue del neoliberalismo extractivista o ecocida con sus consecuentes genocidios silenciosos, silenciados e invisibilizados. Como los del Encuentro de Memoria Verdad y Justicia hemos vivido aislamiento, estigmatizaciones y censura hasta por etiquetas de “funcionales a la derecha” o de “ambientalistas”.

Pensemos en qué consistió el constante afianzamiento de la actual democracia esencialmente contrainsurgente que mantiene a todas las centrales sindicales en pacto con las corporaciones empresariales y con el Estado garante del extraordinario enriquecimiento de las últimas a expensas de arruinar a los pueblos de Argentina con total impunidad. Reparemos en el papel de las izquierdas que se subordinaron al Partido Justicialista liderado por el matrimonio Kirchner hasta el extremo de enfrentarnos como los enemigos que el país se emancipe de EE.UU. y del progreso político económico y científico.

En consecuencia, es crucial que la «reforma agraria integral» resulte de la unión de autoorganizaciones en diversidad pero con la voluntad común de contraponerse a la concentración y transnacionalización económico territorial que el Capital Estado logró por expansión de todos los extractivismos. Que esa unión luche hacia erradicar a todos los extractivismos por:

Arrasar con la vida

8 de abril de 2020

Por Darío Aranda para la Agencia de Noticias Biodiversidadla    

El avance del agronegocio y la pérdida de millones de hectáreas de bosque. La crisis climática, el aumento de la temperatura global y los territorios de sacrificio en el Sur global.

En paralelo al avance del modelo sojero en el Cono Sur se arrasaron 35 millones

es de hectáreas de bosque nativo. El equivalente a la superficie de Alemania, donde se ubica la sede central de Bayer-Monsanto, u ocho veces la superficie de Suiza, donde nació la multinacional Syngenta-ChemChina. A pesar de leyes que protegen las áreas boscosas, el desmonte avanza en Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. Un modelo, el agronegocio, publicitado como “exitoso”, pero con enormes consecuencias en los territorios.

Millones de hectáreas

La aprobación de la soja transgénica sucedió en forma escalonada en los países de Cono Sur. En Argentina fue en marzo de 1996. En Uruguay se dio luz verde en octubre del mismo año. En el resto de los países se cultivó de forma ilegal desde fines de los ‘90 y la autorización formal llegó años después: en 2003 en Brasil, un año después en Paraguay y en 2005 en Bolivia.

El avance transgénico tuvo su correlato de devastación ambiental. En Argentina se destruyeron 5,6 millones de hectáreas de monte nativo entre 1998 y 2017. Las provincias más desmontadas fueron Santiago del Estero (1,8 millones de hectáreas), Salta (1,4 millones), Chaco (650 mil) y Formosa (418 mil). Todas zonas ajenas al agro industrial, todas zonas de campesinos, indígenas y agricultores familiares.

La Fundación Tierra de Bolivia precisó que en ese país se arrasaron 5,1 millones de hectáreas entre 1990 y 2016. El departamento con mayor deforestación es Santa Cruz de la Sierra, corazón de las empresas agroindustriales. Otros departamentos, con cifras menores, son Tarija, Beni, La Paz y Chuquisaca.

En Paraguay, entre 2001 al 2017, se destruyeron 5,4 millones de hectáreas. La organización Base-Is explicó que el desmonte mayormente se produjo en losdepartamentos de Alto Paraguay, Presidente Hayes, Concepción, Amambay, Canindeyú, Alto Paraná. Son los mismos departamentos donde se produjo el mayor avance del modelo agroexportador.

En Brasil se desmontaron 19,1 millones de hectáreas entre 1990 y 2019. Se dio principalmente en la región llamada Amazonia Legal, un área que engloba en su totalidad los estados de Acre, Amapá, Amazonas, Pará, Rondônia, Roraima, Tocantins y Mato Grosso, y parcialmente el estado de Maranhao, todos pertenecientes a la cuenca amazónica.

Un elemento fundamental, muchas veces silenciado por organizaciones conservacionistas, en los territorios con bosque vivían (y viven) pueblos indígenas, campesinos, agricultores familias. Actores imprescindibles para la soberanía alimentaria y la defensa del monte nativo.

Los millones de hectáreas devastadas fueron transformadas en monocultivos. Argentina contaba con 6,6 millones de hectáreas con soja (convencional) en 1996. Y llegó al pico máximo de 20,5 millones hectáreas de soja transgénica en 2015. El maíz pasó de 4,1 millones de hectáreas en 1996 a 6,9 millones en 2015. En Paraguay se pasó de 1,1 millones de hectáreas con soja en 1997 a 3,4 en 2018. El maíz también se multiplicó: de 356.600 hectáreas en 1997 se llegó a un millón en 2016. En Bolivia se pasó de 200.000 hectáreas con soja en 1990 a 1,2 millones en 2017. A fines de la década del ‘90 Brasil contaba con tres millones de hectáreas declaradas. En la cosecha 2019 llegó a 36 millones de hectáreas.

Otro monocultivo, mismo modelo

Uruguay es un caso muy particular referido al avance del agro y sus bosques. La Ley 15.939 (de 1987) prohíbe la tala de monte nativo (con excepciones para el uso doméstico, y con autorización de la Dirección General Forestal) y obliga a reforestar con especies nativas. De esta forma, la superficie de monte nativo pasó de 664 mil hectáreas en 1990 a 850 mil en 2019. Pero la misma ley estimula el desarrollo de la industria forestal, que genera el avance del monocultivo de árboles, parte del modelo de agronegocio. En 1987 la superficie de plantaciones forestales (pino y eucaliptus) era de 46.000 hectáreas. En 2017 llegó a las 2,2 millones de hectáreas. Lo que implicó acaparamiento de tierras, uso masivo de agrotóxicos y la instalación de plantas de celulosa, con denuncias de contaminación del agua y el aire. El caso más famoso: Botnia-UPM, de capitales finlandeses.

Región chaqueña

 La ONG paraguaya Guyra analiza la situación del Gran Chaco Sudamericano, que incluye a la Argentina, Paraguay y Bolivia. Analizó el avance de los deforestación entre 2010 y 2018. En 2010 y 2011 contabilizó picos de desmonte de hasta 1400 hectáreas por día en promedio. Y en 2012 y 2013 aumentó incluso hasta un promedio de 2000 hectáreas diarias. A modo global, entre 2010 y 2013 se destruyeron más de 1,6 millones de hectáreas. Paraguay encabezó el ranking con un millón de hectáreas destruídas.

En junio de 2018, último informe mensual disponible, detectaron 34.000 hectáreas arrasadas, un promedio de 1096 hectáreas por día. Argentina representó el 80 por ciento y Paraguay el 18 por ciento.

“Monitoreo desmonte”, es un sitio web colaborativo que analiza la situación de bosques de la región chaqueña de Argentina, doce provincias del norte del país donde avanzó el modelo agropecuario. Mediante imágenes satelitales precisa los desmontes desde la década del ‘70 hasta la actualidad. Entre el año 2000 y el 2018 se perdieron 5,7 millones de hectáreas, un promedio anual de 300 mil hectáreas. “Las tasas de deforestación en esta región se encuentran entre las más altas del mundo y están promovidas principalmente por el avance de la frontera agropecuaria. Este proceso ha generado importantes conflictos territoriales que incrementaron la preocupación y el interés por conservar los bienes naturales y culturales asociados a estos bosques”, explican los autores del relevamiento, la Red Agroforestal Chaco Argentina (Redaf), el Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (LART) de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

En Argentina se aprobó en 2007 la llamada “Ley de bosques” (26.331), que buscaba frenar la deforestación. Desde la sanción de la ley hasta fines de 2016 se destruyeron en Argentina 2,4 millones de hectáreas: equivalente a 120 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires. El 80 por ciento de los desmontes se concentró en las provincias de Santiago del Estero, Salta, Formosa y Chaco.

Crisis climática

Además de las emisiones de gases de efecto invernadero, un factor clave en el rol de los bosques es que absorben el dióxido de carbono, proveen oxígeno y son fundamentales para bajar la temperatura del planeta. Sin embargo, entre 1990 y 2019 se destruyeron en el mundo más de 129 millones de hectáreas de bosques, superficie equivalente a la de Sudáfrica1. El agronegocio, que incluye la ganadería industrial, es un factor clave en la destrucción de esos bosques.

«Perspectivas del Medio Ambiente Mundial», es el nombre del informe de Naciones Unidas (ONU), presentado en marzo de 2019. Brinda un alerta contundente: el planeta se dirige hacia el colapso climático, sanitario y social.

Desde 1880 la temperatura mundial aumentó entre 0,8 y 1,2 grados centígrados. Y en la última década se produjeron ocho de los diez años más cálidos de la historia. El Acuerdo de París (2015) establece que los países firmantes deben adaptar acciones para que la temperatura del planeta no aumente por encima del 1,5 grados centígrados. Fue (y es) muy criticado por organizaciones sociales por no cuestionar el modelo de consumo que lleva al desastre climático, no ser vinculante, no frenar la extracción de hidrocarburos (como se había propuesto en la cumbre mundial de Kioto –Japón– en 1997) y proponer «falsas soluciones» (monocultivo de árboles, bonos de «compensación» para contaminar, geoingeniería para modificar el clima, entre otros).

Las grandes potencias económicas del mundo comandan el Grupo de los 20 (G20). Y esos mismos países también son los máximos responsables del cambio climático, el aumento de la temperatura global y los consiguientes desastres ambientales: el 76 por ciento de las emisiones del dióxido de carbono (principal factor del ascenso de la temperatura) proviene de los países del G20. Encabezan el ranking de contaminación China, Estados Unidos, la Unión Europea, India, Rusia, Japón y Alemania.

El informe de la ONU es concluyente: «Las actividades antropógenas (humanas) han degradado los ecosistemas de la Tierra y socavado los cimientos ecológicos de la sociedad». Aclara que es necesario «adoptar medidas urgentes a una escala sin precedentes para detener y revertir esa situación y proteger así la salud humana y ambiental». Algunas de las medidas esenciales son reducir la degradación de la tierra, frenar la pérdida de biodiversidad y la contaminación del aire, la tierra y las aguas; mitigar el cambio climático y reducir la quema de combustibles fósiles”. Joyce Msuya, directora ejecutiva de ONU Medio Ambiente, fue tajante: «Estamos causando el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. No habrá mañana para muchas personas, a menos que nos detengamos».

Este artículo es parte del proyecto Atlas del agronegocio transgénico en el Cono Sur realizado con el apoyo de Misereor.

Tweet sugeridos:

#AtlasOGMConoSur | Arrasar con la vida: el avance del agronegocio y la pérdida de millones de hectáreas de bosque. La crisis climática, el aumento de la temperatura global y los territorios de sacrificio en el Sur global.

#AtlasOGMConoSur | El avance transgénico tuvo su correlato de devastación ambiental. Los millones de hectáreas devastadas fueron transformadas en monocultivos. 

#AtlasOGMConoSur | La ONG paraguaya Guyra analiza la situación del Gran Chaco Sudamericano, que incluye a la Argentina, Paraguay y Bolivia. A modo global, entre 2010 y 2013 se destruyeron más de 1,6 millones de hectáreas.

#AtlasOGMConoSur | Entre 1990 y 2019 se destruyeron en el mundo más de 129 millones de hectáreas de bosques, superficie equivalente a la de Sudáfrica.  

Referencia: (…)

Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Agencia-de-Noticias-Biodiversidadla/Arrasar-con-la-vida

Alternativas emancipatorias

Podemos comprobar sobre cómo avanzamos hacia no sólo democracias de enmascaramiento de la dictadura de oligopolios transnacionalizados e imperialistas sino también a un orden internacional cada vez más carcelero de quienes dominan el mundo mediante el creciente despliegue de la sociedad digital, la sociedad cognitiva, la sociedad disciplinaria y la sociedad de control. De ahí lo prioritario de promover el protagonismo popular e involucrarlo en los existentes para que vaya creando real y efectiva democracia política. Pero, entonces, examinemos cómo se oponen a esa construcción:

 Edgar Fontanellaz

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Oposición controlada. Es nuestra responsabilidad pararlos.

Indefectiblemente siempre pero siempre y en primera instancia somos Nosotros los responsables directos que no pase nada, el Pueblo, quien con su apatia sólo descarga su malestar en redes sociales efímeras (creadas para ese fin…pero el fin está en las calles)como un acto de participación ciudadana rebelde subidos en una nave corsaria de cartón que además hace aguas por todas partes, nos encuentra desmembrados y desunidos en cientos de frentes de justas lucha pero desunidas. Tamaña intervención quirúrgica exitosa de extirpación del ser compasivo objetivo consciente y reflexivo han hecho en un muy corto plazo. Donde en la gran mayoría de los casos, esos diferentes frentes están liderados por al menos un operador funcional que ejerce su función al pie de la letra como director alfa de la OPOSICIÓN CONTROLADA.

Su función específica es desviar el eje por los que se unió ese frente de justo reclamo y lucha. Desinforman haciéndonos ignorantes en el tema que nos preocupa (donde así, las ganas de ocuparnos por lo que nos preocupa se diluye,…se pierde). Desvían la atención y por ende las energías que como consecuencia consume nuestro tiempo y nuestras vidas. Difaman, crean enemigos internos. Llevan en principio una vida austera, luego se los descubre viviendo en tremendas mansiones, conduciendo fabulosos automóviles y merecidas vacaciones constantes por lugares maravillosos imposibles de pagar por nosotros que somos sus pares en esa misma lucha justa. Se mueven con recursos que nadie sabe de dónde salen, aunque algunos abiertamente hoy sin ya poderlo ocultarlo, manifiestan sin tapujos recibir dinero de partidos políticos, gremios y otras donaciones enarbolando así en cada asamblea o movilización las banderas de quién paga su pauta.

Son, en infinidad de veces, periodistas que de investigarlos sólo un poco ves a quienes responden. Otros son profesionales universitarios de diversas áreas, doctorados aquí y allá, phd, master profesor, gente del CONICET, abogados magistrales sin haber ganado una miserable causa….todos hablan de corrido con un discurso abarcativo, inclusivo de una coherencia imposible de desbaratarla…..hablan de corrido decenas de minutos sin decir nada ..va ..no…si que dicen, dicen qué la cosa está muy difícil, dicen que ahora no es el momento, dicen ellos que con su experiencia y contactos no es el lugar apropiado para tratar ese reclamo, que hay que esperar que pasen las elecciones, dicen que después de las elecciones, dicen que un político se les acercó y nos va ayudar, dicen, claro que dicen y nosotros acatamos, porque confiamos, esperamos…como no debiéramos confiar si ellos humanamente se acercaron a salvarnos y sacarnos de nuestras miserias. Y como a esta altura ya estamos hechos percha, gastados, con baja estima, desausiados, sin dinero, medio en pareja medio separados con un pie en la calle, con hijos enfermos, con hijos muertos…seguimos muy pocos y otros hace rato que se bajaron del corsario emblemático de cartón…es ahí donde estos operadores internos de las Asambleas han cometido su trabajo pactado, cobran así su limosna miserable por entregarnos, cobran por nuestras enfermedades, por nuestros muertos…cobran por nuestra sangría. Esos son los líderes de la OPOSICIÓN CONTROLADA, ellos tienen nombre y apellido, dirección, número de documento, otras actividades, serían como nosotros pero lejos estamos de parecernos. Es ingeniería social de control de masas….eso no se estudia…es el acumulo de saberes de un montón de estudios ..antropológicos, sociológicos, psicológicos, historiadores, filosóficos….para lograr el control.

Discernir nos hará llegar a la verdad.

Sin verdad hay dominio masivo.

Soy Edgar Alejandro Fontanellaz desde Firmat Santa Fe la INSENSIBLE. Argentina.


Sumemos modalidades en que los referentes de izquierda desorientan a los pueblos sobre la situación límite e inflexión histórica de la humanidad.

Pablo Stefanoni

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Un par de comentarios sobre las simpatías con VV Putin
de algunos referentes de las izquierdas latinoamericanas.

4 puntos que quizás sirven para el debate

-«Campismo»: valoración puramente geopolítica de todo tipo de conflicto global (e incluso local). El mundo se divide en campos y si estás en la «zona de sacrificio» en favor de la causa antiimperialista jodete. Eso reemplaza la solidaridad internacionalista por una visión que desprecia a poblaciones enteras en función de una supuesta (y a menudo fantasiosa) modificación de las relaciones de fuerza internacionales en detrimento del imperialismo estadounidense. En EEUU le llaman «tanquismo», por el apoyo a la invasión de Hungría por los tanques rusos en 1956. Pero si en la Guerra Fría el campismo respondía a la defensa de un supuesto sistema alternativo al capitalismo (dejemos de lado ahora el debate sobre el socialismo real) ahora solo sirve para defender a autócratas como Assad o Putin. Sin la URSS, ese campismo termina rimando con «rojipardismo». El propio PC de la Federación Rusa evolucionó hacia eso: hoy es una fuerza que mezcla nostalgia soviética con nacionalbolchevismo. No es casual que Diego Fusaro haya sido oficialmente invitado a Bolivia y aplaudido en sus masivas intervenciones públicas por militantes y adherentes del MAS, sin que nadie notara nada extraño en un discurso que, desde el marxismo, asume de manera explícita valores de extrema derecha (por eso defiende la «familia» y critica a la «izquierda arcoiris» y se vincula directamente con espacios de extrema derecha como CasaPound u otros neofascistas)… ahí hay otro problema adicional: la superficialidad teórica: basta con citar a Marx o a Gramsci para ganarse un aplauso.. aunque en su nombre se diga cualquier cosa.

-Todo imperialismo fuera de USA es invisible. Derivado de lo anterior: incapacidad total de analizar cualquier imperialismo regionalizado. Es obvio que para cualquier país de la periferia rusa, el «imperialismo» es Rusia. Y es obvio, después de lo ocurrido en Ucrania, que entrar a la OTAN es híper-racional. La expansión de la OTAN, como dice medio mundo, fue un desastre. Pero la invasión a Ucrania no es solo un acto reflejo defensivo. Ahí no hace falta escarbar mucho, lo dijo el propio Putin, que justificó la invasión con razones imperiales gran rusas. Cuando China invada Taiwan escucharemos las mismas frases de cassette (aunque ya no haya cassettes)… solo que cuando eso pase las redes sociales se llenarán de imágenes de Mao. Una prueba de los efectos de la cercanía a esos imperios regionales (aunque China ya pasó a otra liga) son los vínculos -incluso militares- de Vietnam con los gringos. Los vietnamitas conocen como nadie hasta dónde puede llegar la crueldad del imperialismo estadounidense… pero también conocen bien y tienen de vecinos a los chinos…


-Hechos alternativos: la izquierda latinoamericana funciona también con sus propios hechos alternativos. A menudo sin el menor esfuerzo de ir más allá y tratar de informarse y saber qué pasa. Es notable la forma en que muchos compran la «desnazificación» (basta con poner fotos de banderas nazis en Ucrania para confirmarlo). En eso no hay mucha diferencia a lo que hacen los QAnon de derecha. Claro que hay milicias neonazis en Ucrania. También hay un presidente judío. ¿Qué peso tienen, dónde?, ¿qué tanto inciden en la política local? . ¿Para atacarlos hay que invadir, bombardear y destruir un país? ¿cuánto incidió el propio expansionismo ruso en su fortalecimiento? Algunos parecen creer que el propio Hitler gobierna Ucrania.

-Antiliberalismo: como el anticomunismo, el antiliberalismo es más que «no ser liberal». Es una identidad que tiene al otro polo como interlocutor y obsesión. Así como los anticomunistas de la Guerra fría subordinaban cualquier principio a derrotar al comunismo -y podían masacrar a medio mundo en nombre de la libertad-, los antiliberales terminan desconfiando de la propia democracia y en lugar de bregar por una suerte de ilustración radical y crítica, terminan defendiendo de manera explícita o soft cualquier alternativa a la «democracia liberal» que normalmente es una coartada para el poder de autócratas o camarillas cleptocráticas de mierda. En su momento, la «democracia directa» de Gadafi y su Libro Verde fue la expresión más pura de esto. Pero hoy la simpatía que vemos por Putin entre parte de la izquierda latinoamericana debería ser alerta de estas derivas. Si los liberal-conservadores son inconsecuentes e hipócritas, quizás deberíamos ser más consecuentes nosotros y no usar la hipocresía de los otros como justificación de la propia.


Debatamos, para situarnos en el presente del sistema mundo capitalista y sus locales, respecto a:

Reflexiones desde un enfoque socialista sobre la invasión rusa

26 de febrero de 2022

Rolando Astarita

En esta nota presento algunas reflexiones (que no pretenden ser exhaustivas) sobre la invasión rusa a Ucrania, iniciada el 24 de febrero. 

En primer lugar, señalemos el carácter reaccionario y nacional-chovinista de la intervención rusa en Ucrania. Una expresión brutal de ese carácter es la negación, por parte de Putin, del derecho a la existencia independiente de Ucrania. Hasta echó la culpa del asunto a Lenin, quien reconoció el derecho de los ucranianos a la autodeterminación.

Para lo que nos ocupa, es importante señalar que, si bien Lenin no fomentaba la separación de las regiones y pueblos, sí afirmaba que un Estado obrero centralizado debía sostenerse en la libre adhesión de todos aquellos que lo integraran. En una intervención del 6 de diciembre de 1921, decía: “La federación impuesta desde lo alto no será otra cosa que la creación de un aparato burocrático suplementario, completamente impopular a los ojos de las masas, y separado de ellas”. La advertencia era a propósito de las quejas de las repúblicas del Cáucaso (Georgia, Armenia, Azerbaiyán) por los métodos centralistas burocráticos con que se las presionaba. Y de hecho, en 1921 Georgia fue “sovietizada” por la fuerza, como admitiría Trotsky muchos años después. Por eso, y con razón, los georgianos comunistas disidentes criticaban la idea de que una revolución pudiera basarse en la superestructura (la burocracia), sin tener en cuenta el estado de la sociedad, sus aspiraciones, sus necesidades (véase Carrere D’Encausse, 1987).

De manera que históricamente se plantearon dos orientaciones: la de Lenin (pero no siempre aplicada por el líder bolchevique) sobre que el reconocimiento de los derechos nacionales era la única manera de superar efectivamente la conciencia nacional, y avanzar a la unidad. Y el enfoque burocrático administrativo, según el cual esa superación se haría por imposición represiva, “desde arriba”. Indudablemente Putin, y la dirección rusa, continúan esta última línea. Aquí solo importa la decisión de una dirigencia que se ubica por encima de lo que quieren las masas obreras, campesinas y populares, y sofoca cualquier posibilidad de deliberación democrática de los pueblos. Por eso, con desprecio de la historia, de las realidades culturales, de la voluntad de los ucranianos, Moscú reconoce la independencia de dos pequeñas y ficticias “repúblicas” del Donbass (creadas en 2014 en base al apoyo de la misma Rusia) y rechaza el derecho a la existencia de la nación ucraniana. El resultado es la profundización de las divisiones y rencores nacionales, y la exacerbación de los conflictos al interior de las propias masas trabajadoras. El rol criminal de Rusia en Siria, en apoyo al régimen de Al Assad, se repite hoy, y de forma acrecentada.

La entrada de las tropas rusas en Ucrania divide a los pueblos; y entroniza la idea del líder –o del poder ejecutivo, da igual- que decide por encima las masas. Por eso los defensores de regímenes como los de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Siria, apoyan a Putin. Es lo opuesto a la idea, consustancial al pensamiento de Marx, de que “la liberación de los trabajadores será obra de los mismos trabajadores”. También es lo opuesto al internacionalismo y la solidaridad entre los pueblos. Para los marxistas, el criterio debería ser que es progresivo todo lo que lleva a reforzar la solidaridad y la colaboración entre las masas trabajadoras, sea cual sea su nacionalidad, y reaccionario todo lo que incite a las divisiones nacionales, étnicas, o de cualquier otro tipo. Pero esto es lo que provoca esta invasión. Con el agregado de la descomposición social –millones de nuevos emigrados buscando un lugar por Europa, a merced de gobiernos y regímenes políticos que les son hostiles.

En segundo lugar, la prepotencia nacionalista “gran rusa” va de la mano de regímenes cada vez más represivos, y de corte bonapartista. La persecución de las disidencias, la prohibición de expresarse, de manifestarse, son las consecuencias naturales del nacionalismo burocrático. No es casual que hoy en Rusia se considere “traición a la patria” oponerse a la guerra. Y peor todavía la represión rusa en Ucrania.

En tercer términohay que enfatizar el rol criminal de la OTAN, con EEUU a la cabeza. Hicieron todo lo posible para cercar a Rusia y atizar el conflicto. En sus orígenes la OTAN se conformó como una alianza de carácter principalmente ofensivo contra la URSS y el bloque soviético. Con la caída del sistema soviético, en principio, debía desaparecer. Pero la política de EEUU fue extenderla indefinidamente. Así, hasta mediados de los 2000 se unieron a la Alianza Atlántica Lituania, Estonia, Letonia, Polonia, Rumania, Hungría, República Checa, Bulgaria, Eslovaquia y Eslovenia. En 2009 lo hicieron Albania y Croacia; en 2017 la OTAN reconoció como miembros “aspirantes” a Bosnia-Herzegovina y Georgia; en 2019 admitió, también como aspirante, a Macedonia del Norte. Frente a esta amplia coalición, que rodea a Rusia, está la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), integrada por Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán Kirguistán y Tayikistán. Georgia, Azerbaiyán y

Uzbekistán, que formaron parte de la alianza, se retiraron. La OTSC es incomparablemente menor que la OTAN. Por caso, el gasto militar del conjunto de los países de la Alianza Atlántica es de unos 1,174 billones de dólares; el gasto militar ruso (dato del gobierno ruso) sería 18 veces menor.

Por lo tanto, Rusia siempre consideró que la ampliación de la OTAN representaba una agresión a su seguridad. En ese respecto es digno de notar que periodistas, analistas y políticos de EEUU (Kissinger entre ellos) se opusieron a la política de cercamiento y hostigamiento hacia Rusia. Pero EEUU y la OTAN, continuaron la extensión de la Alianza.   

La tensión creció. En 2008, cuando el gobierno ucraniano envió una carta oficial a la OTAN para la aplicación de un Plan de Membrecía (MAP), Putin advirtió que la entrada de Ucrania representaba una amenaza para su país. Algo similar ocurrió con Georgia. Su gobierno rompió relaciones con Rusia tras la intervención militar de esta, en 2008, en apoyo de la secesión de las provincias Osetia del Sur y Abjasia. Y solicitó la adhesión a la OTAN. Rusia advirtió que su línea roja era el despliegue de sistemas de ataque de Occidente en Ucrania y Georgia. Pero EEUU respondió con el argumento del derecho de Ucrania y Georgia a decidir lo que quisieran hacer. La OTAN, por su parte, prometió que ambos países serían admitidos en algún momento del futuro. Otro episodio de alta tensión se suscitó en junio de 2014, cuando un enviado de Putin sugirió, en entrevista con la prensa, que si Finlandia adhería a la OTAN podía iniciar la Tercera Guerra Mundial. Ese mismo año Rusia intervenía en Crimea e incitaba a los separatistas de Donetsk y Lugansk a declarar la independencia.

Con estos antecedentes, todo indicaba que en la cumbre de la OTAN a realizarse en 2022, Georgia y Ucrania serían admitidas. En diciembre de 2021 Rusia exigió a la OTAN que retirara la promesa de incorporar a Ucrania y Georgia. La OTAN y EEUU se escudaron en el “derecho de cada país a decidir”. Argumento curioso: en 1962 EEUU estuvo al borde de desatar una guerra mundial, y nuclear, porque no admitía la instalación de misiles en Cuba. Lo consideraba una amenaza a su seguridad. ¿Y el derecho a la autodeterminación? Esto para no hablar de la cantidad de intervenciones militares de EEUU, o de tropas armadas por EEUU, en las más diversas ocasiones y países (incluido Cuba). Más la promoción de golpes de Estado, y apoyo a sangrientas dictaduras militares. Esta historia, y la expansión de la OTAN hacia el Este ponen en evidencia que EEUU, y la OTAN, hicieron todo lo posible por llevar al extremo las tensiones con Rusia.

En cuarto término, y vinculado a lo anterior, no basta con decir que la OTAN se expandió hacia el este y cercó a Rusia. Es que ese avance no pudo haber ocurrido sin la aceptación, en algún grado apreciable, de los pueblos de esos países. Los gobiernos que encabezaron y promovieron esos procesos no sufrieron cuestionamientos importantes, y en muchos casos los parlamentos votaron las adhesiones. Incluso en países que tradicionalmente se mantuvieron “neutrales”, como Suecia y Finlandia, las opiniones están divididas (también parecían estarlo en Ucrania). Además, entre los argumentos que esgrimen los partidarios de mantenerse al margen de la OTAN figura, en primer lugar, no enemistarse con Moscú. No se advierte que haya un rechazo en sectores significativos de las poblaciones del centro y este de Europa, o de los países bálticos, a la OTAN en tanto aparato militar del imperialismo y del capital trasnacional.  

Por lo tanto hay que mirar de frente y explicar esta falta de reacción de los pueblos contra la OTAN. Una posible respuesta es que estamos ante una consecuencia de la larga historia de intervenciones militares rusas, soviéticas o no soviéticas, en esos países. Por ejemplo, y a raíz de la intervención de Rusia en Georgia, en 2008 el gobierno convocó a un referéndum. El resultado fue que el 72% de los votantes estuvieron a favor de entrar en la OTAN. Parece imposible evitar la conclusión de que consideran a la OTAN una protección frente a la amenaza rusa. Se genera así una espiral de acciones y reacciones que solo puede desembocar en un incremento extremo de las tensiones.   

En cualquier caso, la demanda de retirada de la OTAN no parece tener mucha posibilidad de enraizar en esos pueblos, al menos por el momento. Con el agregado de que la no membresía en la OTAN tampoco impide la colaboración y participación en operaciones militares internacionales junto a la Alianza. Es el caso de Suecia, entre otros.

En quinto lugar, y en un plano más especulativo –hoy nadie sabe hasta dónde llegará Putin- adelantamos la hipótesis de que Ucrania puede pasar a ser un país semicolonial con respecto a Rusia (utilizando las conocidas categorías empleadas por Lenin, véase aquí) . Es lo que ocurriría en caso de que se imponga un gobierno títere sustentado en las tropas de invasión y manejado por Moscú. En ese caso Ucrania habría pasado de país dependiente del capitalismo más globalizado a semicolonia rusa. Siempre en la línea del enfoque leninista, en esa eventualidad estaría planteada una lucha por la liberación nacional de Ucrania. Desde el punto de vista militar y geopolítico Rusia anularía toda posibilidad de adhesión de Ucrania a la OTAN. Desde el punto de vista económico, Ucrania sería empujada a una mayor relación comercial con Rusia. Sin embargo, ello no impedirá que, en el mediano plazo, vuelva a hacerse sentir la presión del mercado mundial sobre Ucrania. El poder de Rusia es limitado. A pesar de tener fuertes reservas y baja deuda, su pbi, como se ha señalado por estos días, es aproximadamente igual al de Italia; su pbi per cápita mucho menor; y está lejos de ubicarse a la vanguardia del cambio tecnológico. A largo plazo, no tiene forma de contrarrestar la superioridad económica de EEUU y las potencias europeas; o de China.

Sexto, se plantea la pregunta de si la invasión a Ucrania es el prolegómeno de una Tercera Guerra Mundial. Siguiendo las tesis sobre el imperialismo de Lenin, algunos marxistas consideran que el mundo va en camino al enfrentamiento armado entre las potencias. Es que según Lenin (también Bujarin) era inevitable el estallido de nuevas guerras entre las potencias por el reparto del mundo. Aquellos marxistas que siguen adhiriendo a ese pronóstico dicen que la entrada de Rusia en Ucrania es el prolegómeno de una Tercera Guerra Mundial. Aunque algo similar anunciaron en 2003, cuando EEUU y Gran Bretaña invadieron Irak. También cuando Rusia se quedó con Crimea, en 2014. Sin embargo, la anunciada guerra mundial no ocurrió. Y todo indicaría que ahora el conflicto tampoco escalaría hasta una guerra entre las potencias y de carácter mundial. Es una realidad que los países de la OTAN se abstuvieron de enviar tropas a Ucrania. Como dijo su presidente, “nos dejaron solos”.

Hay que explicar entonces por qué, transcurridas casi ocho décadas desde el final de la Segunda Guerra, no volvieron a ocurrir enfrentamientos de esa envergadura. He tratado la cuestión en Valor, economía mundial y globalización. La idea central –que tomo de Ernest Mandel (1969) y de Arrighi (1978)- es que el entrelazamiento mundial de los capitales pone un techo al desarrollo de los conflictos. Cito un pasaje: “Como ya lo había señalado Mandel, tal vez la transformación más importante en lo que atañe a las relaciones entre las potencias haya sido que en la posguerra la centralización del capital dejo de ser ‘nacional centrada’ y pasó a ser internacional. Fue ese cambio el que indujo a Arrighi, a fines de los setenta, a plantear que la integración económica vía la inversión directa, que se había desarrollado en la posguerra bajo hegemonía de Estados Unidos proporcionaba una base estructural que explicaba la ausencia de guerras inter-imperialistas” (p. 341).

Por ejemplo, el entrelazamiento de capitales de diversas naciones y la formación de la Unión Europea hacen muy improbable una guerra entre países del viejo continente volcados a la defensa de “sus” capitales nacionales. Pero lo mismo ocurre con las potencias no europeas. Las tenencias de activos (títulos de deuda, paquetes accionarios, propiedades inmobiliarias, etcétera) de un país por parte de los residentes de otro país hacen que esos inversores pierdan la identificación exclusiva con “su” Estado nacional. “Esta interpenetración de los capitales brinda entonces una base para comprender por qué los conflictos tienen un techo objetivo en su escalada…” (p. 343).

Con lo dicho no se pretende afirmar que los conflictos geopolíticos entre los Estados –por zonas de influencia, por mejorar las posiciones competitivas de sus capitales, por cuotas de mercado o acceso a las fuentes de materias primas- desaparezcan, sino que los mismos tienen un techo. Hasta cierto punto se localizan y limitan (aunque siempre siga planteada la posibilidad de que uno de esos choques desemboque en un conflicto generalizado).

Esta situación de conflictos en la unidad del sistema capitalista mundial ayudaría a explicar por qué el enfrentamiento con Rusia parece tener límites. Ya en 2014, cuando se aplicaron sanciones económicas a Moscú (por Crimea y su actuación en Donbas), continuaron las inversiones de Alemania y Francia en Rusia. Así, hoy Francia es el principal empleador extranjero en Rusia. Empresas como Total tienen fuertes inversiones en hidrocarburos; también en el sector financiero actúan grupos franceses como Societé General. De la misma manera, en 2014 el capitalismo germano tenía inversiones en Rusia por unos 20.000 millones de euros; y en los años siguientes no disminuyeron significativamente. Alemania y Francia presionaban a países más débiles (caso Grecia) para que hicieran efectivas las sanciones, pero ellas mismas continuaban con sus negocios. Como también se ha señalado repetidas veces por estos días, actualmente Alemania obtiene el 40% de su petróleo y la mitad de su gas natural de Rusia. Por supuesto, las sanciones económicas van a tensionar y tal vez revertir parcialmente esta imbricación de intereses capitalistas. Pero no parece que, en el largo plazo, revierta la tendencia a la mundialización del capital.      

 Por último, señalo un factor que está ausente en muchos análisis de la izquierda. Me refiero a que la clase obrera no tiene un centro de organización, una Internacional. Es expresión del debilitamiento extremo al que han llegado las corrientes internacionalistas y revolucionarias. No existe, ante esta coyuntura, organización internacional alguna de las masas trabajadoras, que pueda coordinar y orientar una respuesta internacionalista frente a la guerra, el avance de los nacionalismos y del militarismo al servicio de las multinacionales o las burocracias. En la mayoría de los países los trabajadores siguen a líderes y partidos capitalistas y nacionalistas, en algunos casos moderadamente reformistas. Pero la única respuesta progresiva frente a esta situación solo puede darla un programa y una estrategia organizada desde una orientación internacionalista. Es imprescindible tenerlo presente.

Textos citados: (…)
Fuente: https://rolandoastarita.blog/2022/02/26/reflexiones-desde-un-enfoque-socialista-sobre-la-invasion-rusa/


Complementemos reflexiones anteriores con la siguiente información y con el análisis de Boaventura de Sousa Santos

Nestor Lukacs

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UCRANIA: COMO EN LA EPOCA DE VIDELA Y PINOCHET. Las tropas ucranianas en Kiev colocan libros de teoría comunista y autores marxistas para prender fuego a una barricada, sacados de una biblioteca, por orden del jefe del batallón.

Por una autocrítica de Europa

10 de marzo de 2022

Por Boaventura de Sousa Santos*| Other News

Debido a que Europa no ha sido capaz de hacer frente a las causas de la crisis, está condenada a hacer frente a sus consecuencias.

El polvo de la tragedia está lejos de haberse asentado, pero, aun así, nos vemos obligados a concluir que los líderes europeos no estaban ni están a la altura de la situación que estamos viviendo. Pasarán a la historia como los líderes más mediocres que Europa ha tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

 Ahora están haciendo todo lo posible en la ayuda humanitaria, y no se puede cuestionar el mérito de dicho esfuerzo. Pero lo hacen para salvar las apariencias ante el mayor escándalo de este tiempo. Gobiernan pueblos que, en los últimos setenta años, más se han organizado y manifestado contra la guerra en cualquier parte del mundo donde sea que esta se haya producido. Y no fueron capaces de defenderlos de la guerra que, al menos desde 2014, se venía gestando en casa. Las democracias europeas acaban de demostrar que gobiernan sin el pueblo. Hay muchas razones que nos llevan a esta conclusión.

Esta guerra estaba siendo preparada hace mucho tiempo tanto por Rusia como por los Estados Unidos. En el caso de Rusia, la acumulación de inmensas reservas de oro en los últimos años y la prioridad otorgada a la asociación estratégica con China, concretamente en el ámbito financiero, con miras a la fusión bancaria y la creación de una nueva moneda internacional, y en el comercio donde hay enormes posibilidades de expansión con la iniciativa Belt and Road en Eurasia. En las relaciones con los socios europeos, Rusia ha demostrado ser un socio creíble, dejando claras sus preocupaciones de seguridad.

Preocupaciones legítimas, si por un momento pensamos que en el mundo de las superpotencias no hay buenos ni malos, hay intereses estratégicos que hay que acomodar. Este fue el caso en la crisis de los misiles de 1962 con la línea roja de los Estados Unidos que no quería misiles de mediano alcance instalados a 70 km de su frontera. Que no se piense que fue solo la Unión Soviética la que cedió. Los Estados Unidos también desistieron de los misiles de mediano alcance que tenían en Turquía. Cedieron de manera recíproca, se acomodaron, y tuvieron un acuerdo duradero. ¿Por qué no fue posible lo mismo en el caso de Ucrania?  Veamos la preparación en el lado estadounidense.

Ante el declive del dominio global que ha tenido desde 1945, los EE.UU. buscan consolidar a toda costa zonas de influencia, que garanticen facilidades comerciales para sus empresas y acceso a materias primas. Lo que escribo a continuación se puede leer en documentos oficiales y think tanks, por lo que se prescinde de teorías conspirativas. La política del regime change no está dirigida a crear democracias, solo gobiernos que sean fieles a los intereses de Estados Unidos. No fueron estados democráticos los que surgieron de las sangrientas intervenciones en Vietnam, Afganistán, Iraq, Siria, y Libia. No fue para promover la democracia que alentaron golpes de Estado que depusieron a presidentes elegidos democráticamente en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), Bolivia (2019), sin mencionar el golpe de 2014 en Ucrania. Desde hace algún tiempo, el principal rival es China. 

En el caso de Europa, la estrategia estadounidense tiene dos pilares: provocar a Rusia y neutralizar a Europa (especialmente a Alemania). La Rand Corporation, una conocida organización de investigación estratégica publicó en 2019 un informe preparado a petición del Pentágono, titulado «Extendiendo Rusia. Competir desde terreno ventajoso». 

En él se analiza cómo provocar a los países para que la provocación pueda ser explotada por los Estados Unidos. Con respecto a Rusia, dice: «Hemos analizado una serie de medidas no violentas capaces de explotar las vulnerabilidades y ansiedades reales de Rusia como un medio para presionar al ejército y la economía de Rusia y el estatus político del   régimen en el país y en el extranjero. Los pasos que hemos examinado no tendrían la defensa ni la disuasión como objetivo principal, aunque podrían contribuir a ambos. Por el contrario, tales pasos se consideran elementos de una campaña diseñada para desestabilizar al adversario, obligando a Rusia a competir en campos o regiones donde Estados Unidos tiene una ventaja competitiva, llevando a Rusia a expandirse militar o económicamente, o haciendo que el régimen pierda prestigio e influencia a nivel nacional y/o internacional.”

¿Necesitamos saber más para entender lo que está sucediendo en Ucrania? Rusia fue provocada a expandirse para luego ser criticada por hacerlo. La expansión de la OTAN hacia el este, en contra de lo que se había acordado con Gorbachov en 1990, fue la pieza clave inicial de la provocación. La violación de los acuerdos de Minsk fue otra pieza. Cabe señalar que Rusia comenzó por no apoyar el reclamo de independencia de Donetsk y Lugansk después del golpe de 2014.  Prefería una fuerte autonomía dentro de Ucrania, como está establecido en los acuerdos de Minsk. Estos acuerdos fueron rotos por Ucrania con el apoyo de Estados Unidos, no por Rusia.

En cuanto a Europa, el principio es consolidar la condición de socio menor que no se atreva a perturbar la política de las zonas de influencia. Europa debe ser un socio fiable, pero no puede esperar reciprocidad. Por eso la UE, ante la ignorante sorpresa de sus líderes, fue excluida del AUKUS, el tratado de seguridad para la región del Índico y el Pacífico entre EE.UU., Australia e Inglaterra. La estrategia del socio menor requiere que se profundice la dependencia europea, no sólo en el ámbito militar (ya garantizado por la OTAN) sino también en el económico, es decir, en términos energéticos.

La política exterior (y la democracia) de EE. UU. está dominada por tres oligarquías (no solo hay oligarcas en Rusia y Ucrania): el complejo militar-industrial; el complejo gasífero, petrolero y minero; y el complejo bancario-inmobiliario. Estos complejos tienen ganancias fabulosas gracias a las llamadas rentas monopólicas, situaciones privilegiadas de mercado que les permiten inflar los precios. El objetivo de estos complejos es mantener al mundo en guerra y crear una mayor dependencia de los suministros de armas estadounidenses. La dependencia energética de Europa en relación con Rusia era inaceptable. Desde el punto de vista de Europa, no se trataba de dependencia, se trataba de racionalidad económica y diversidad de socios. 

Con la invasión de Ucrania y las sanciones, todo se consumó como estaba previsto, y la apreciación inmediata de los precios de las acciones de los tres complejos tenía champán esperándolos.  Una Europa mediocre, ignorante y sin visión estratégica cae impotente en manos de estos complejos, que ahora les dirán los precios a cobrar. Europa está empobrecida y desestabilizada por no haber tenido líderes a la altura del momento. Además de eso, se apresura a armar a los nazis. Tampoco recuerda que, en diciembre de 2021, la Asamblea General de la ONU adoptó, a propuesta de Rusia, una resolución contra la “glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que promuevan el racismo, la xenofobia y la intolerancia”. Dos países votaron en contra, Estados Unidos y Ucrania.

Las negociaciones de paz en curso son una equivocación. No tiene sentido que sean entre Rusia y Ucrania. Deberían ser entre Rusia y los EE.UU./OTAN/Unión Europea. La crisis de los misiles de 1962 se resolvió entre la URSS y los Estados Unidos. ¿Alguien se acordó de llamar a Fidel Castro para las negociaciones? Es una cruel ilusión pensar que habrá una paz duradera en Europa sin compromiso real por parte de occidente. Ucrania, cuya independencia todos queremos, no debería unirse a la OTAN. ¿Finlandia, Suecia, Suiza o Austria han necesitado hasta ahora la OTAN para sentirse seguros y desarrollarse?

De hecho, la OTAN debería haber sido desmantelada tan pronto como acabó el Pacto de Varsovia. Sólo entonces la UE podría haber creado una política y una fuerza de defensa militar que respondiera a sus intereses, no a los intereses estadounidenses. ¿Qué amenaza había para la seguridad de Europa que justificara las intervenciones de la OTAN en Serbia (1999), Afganistán (2001), Irak (2004), y Libia (2011)?  Después de todo esto, ¿Es posible seguir considerando a la OTAN como una organización defensiva?

Traducción de Bryan Vargas Reyes*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial. Articulo enviado a Other News por el gabinete del autor.

Fuente: https://rebelion.org/por-una-autocritica-de-europa/

Hoy cuando es prioritario y clave comprometernos con erradicar el capitalismo y sus imperialismos ante las emergencias socioeconómica del 99% humano y socioecológica cuya expresión más contundente es la climática, las izquierdas mayoritarias son fundamentalmente electoraleras mirando por reforzar su burocratización o sea su mediación de las luchas desde un posicionamiento conducido por dirigentes creídos en ser vanguardias y mirando hacia conciliar las diversidades de abajo con el bloque opresor a través de participar en la democracia contrainsurgente y no antagónica con la dictadura genocida de los setenta.

No estamos lejos de Ucrania y de los otros avances militarizados de los imperialismos en el sistema mundo capitalista imperialista. Berta Cáceres no murió, está presente interpelándonos «Despertemos humanidad…». Subvirtamos la necropolítica y afirmémonos en nuestra dignidad humana para defender la vida-salud de la naturaleza que incluye la humana.
Veamos la invasión rusa en el contexto de guerra inter-imperialista por adueñarse de los bienes comunes y el fomento e institucionalización de chovinismos y nazismo militarizados por parte de EE.UU- Unión Europea.

Reparemos en todos los actuales avances bélicos imperialistas en el mundo que incluyen a la expansión, en el Abya Yala , de los extractivismos u ocupación económica territorial. Necesitamos vernos capaces de, y comprometidos con, asumir nuestro protagonismo de pueblos decididos a hacer posible reales y efectivas democracias políticas.

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