Sentido del voto nulo
Partamos -en Argentina- de la realidad concreta que las muchas autoorganizadas luchas por diversidades de abajo para lograr las varias facetas de la justicia social están estancadas en exigir sus respectivas reivindicaciones y como máximo adquieren unidad de acción. No reparan en la inflexión del neoliberalismo que se origina en la autopercepción del establishment, del país y del mundo, de su omnipotencia al acaparar los bienes comunes tanto sociales como naturales. De suerte que, como demostró Francia, no está dispuesto a concesiones o mínimas respuestas a los reclamos populares por más multitudinaria sea la movilización y ocupación de las calles.
Tampoco dan importancia que su autoorganización surge de su erguirse como sujeto de cambio social y de su deliberación sobre qué y cómo hacer para conseguir su objetivo.
Necesitan tomar conciencia sobre sí mismas. Que están arraigadas en sus distintas dignidades y que se han descubierto compartiendo insubordinación al avasallamiento de sus respectivos derechos. Tal reconocimiento les suscita constituir su unión y desarrollarla hacia el antagonismo irreconciliable con el Capital y su Estado.
Pero, entonces, es clave develar que todavía hoy seguimos estando subordinados al Estado Corporativo que Perón fundó en 1944 como secretario de trabajo y previsión social de la dictadura fascista de los coroneles. Y lo hemos naturalizado al extremo que el sindicalismo combativo exige su cumplimiento. Es hora y urge poner fin a este bloqueo de la lucha de clases. ¿Cómo?
Construyamos el voto nulo. Al estar en período electoral sería aprovecharlo para comenzar con la desobediencia a la democracia esencialmente antisubversiva. Sin embargo, carece de validez si no nos comprometemos con establecer la unión de todas las autoorganizadas luchas existentes a lo largo y ancho del país que están restringidas a reivindicaciones desde movilizaciones buscando ser multitudes, hoy inútiles ante la omnipotencia que cree tener el 2%. Se trata de que la unión posea enfoque de «reconfigurar la sociedad aquí y ahora, en la vida cotidiana, de abajo arriba, mediante la democracia directa, comuna por comuna, descentralizadas, integradas en sus hábitats naturales, federadas regionalmente y confederadas mundialmente». Murray Bookchin