PREDOMINIO DE VISIÓN PROGRESISTA IMPLICA(III)

La nueva etapa de
confrontación con Milei

Por Diego Genoud. Resumen Latinoamericano, 12 de noviembre de 2025.

El presidente y el bloque que lo respalda encaran su ahora o nunca. El acto reflejo que mantiene a la defensiva a la oposición. Reforma laboral y más allá: partir de las necesidades de los que trabajan para discutir un proyecto propio y disputar la noción de futuro.  

 (…) La extrema derecha de gobierno toma el pliego de condiciones del poder económico para instaurar la ley de los dueños, una nueva arquitectura legal que aproveche el segundo cuarto de hora de Milei para refundar el mercado de trabajo en línea con los borradores del abogado empresario Julián de Diego y el ex jefe del Departamento Juridico de Techint, Julio Cordero. Frente a esa ofensiva, la verdadera oposición sale a enfrentar la reforma con un instinto de preservación. Pero hay algo que no cambia: la iniciativa es del poder empresario y los que defienden los derechos en peligro quedan arrinconados, en su metro cuadrado de la resistencia. 
Discutir el problema del trabajo en una Argentina gobernada por un delegado del poder financiero que tiene apoyo de clases medias y medias bajas ilustra sobre el drama actual. Cualquier debate debería exceder el rechazo al proyecto de Milei y partir de las necesidades concretas de las mayorías trabajadoras en Argentina. El mismo ejercicio que hace el sindicato de Aceiteros con los trabajadores registrados, pero a partir de las necesidades del precariado.

Especialista en capitalismo digital y nuevas formas del trabajo, el investigador Mariano Zukerfeld sostiene que Trump II y Milei son los representantes políticos del sector que produce información digital. Pero, aclara, no solo de los capitalistas digitales locales y de Silicon Valley sino también de los trabajadores digitales efectivamente existentes, un universo que las distintas corrientes del peronismo y las corrientes de izquierda por lo general olvidaron, aferrados a la nostalgia industrialista.

La única manera de confrontar con Milei en la nueva etapa parece ser abandonar la postura reactiva, dejar de correr de atrás en la discusión con el gobierno y plantear una agenda propia de prioridades que salga a disputar las nociones de futuro con las fuerzas politico-empresarias que profesan el evangelio del mercado. Eso obliga a la oposición, pero también a las organizaciones sindicales y de trabajadores informales a redoblar esfuerzos para ir más allá de las reivindicaciones sectoriales y animarse a pensar, discutir y plantear un modelo de país que parta de la realidad para incluir en un sentido distinto. Tal vez así, la sociedad argentina vuelva a visualizar una alternativa desde la oposición y deje de creer que Milei es el único que tiene un plan.

El Destape

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/11/12/argentina-la-nueva-etapa-de-confrontacion-con-milei/

«El Villazo fue un levantamiento obrero y popular, en la ciudad de Villa Constitución, en el sur de Santa Fe, en marzo de 1974, donde hay grandes industrias del acero.

Comenzó como una lucha de los metalúrgicos en defensa de sus delegados y por elecciones en su gremio, la UOM. Pero muy rápido se transformó en una batalla contra la siniestra burocracia sindical metalúrgica, contra las patronales como Acindar y contra el mismo gobierno del Gral. Juan Domingo Perón.

Fue un triunfo categórico de los trabajadores metalúrgicos que recibieron el apoyo de distintos gremios, de los comercios de la región y hasta de los chacareros.

No es que cayó de la nada, tuvo sus antecedentes. Los dos Rosariazos de 1969 sacudieron a la región y obvio que influenció a la vanguardia metalúrgica villense. En la gran acería de Acindar después de un conflicto derrotado en 1970 surgen nuevos activistas y luchadores que se irán fogueando contra esa patronal monopólica. Y poco después conquistan la mayoría de los delegados de fábrica y la Comisión Interna. Que se opone a la burocracia de Lorenzo Miguel que dominaba a la poderosa UOM.

Ante el peligro que se desarrollara como había pasado en Córdoba direcciones clasistas (que no responden a ningun partido patronal ni al peronismo) se desarrollara y cuestionara el pacto social (…)

https://www.laizquierdadiario.com/A-50-anos-Que-fue-el-Villazo

(…)Viendo el presente con las perspectivas de Mariátegui y  Marini, es posible percibir cómo la famosa “década ganada”, la del “desarrollo con inclusión social”, la de la integración regional y la derrota del “imperialismo norteamericano”, ha significado, en realidad, la reconfiguración e intensificación de nuestra inserción colonialperiférica como abastecedores primario-energéticos de la voracidad recargada del sociometabolismo del capital a escala global; ahora en su fase de explotación no convencional, en tiempos de agotamiento del mundo.

Los indicadores sobre la concentración, extranjerización y reprimarización de la economía regional son contundentes. Las exportaciones de bienes primarios se duplicaron entre 1990 y 2000, pero se triplicaron entre 2000 y 2010. Los porcentajes de exportaciones primarias sobre el total de exportaciones superan el 90 % en los casos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay y Panamá; llegan al 88 % en los casos de Chile y de Perú; 71 % en Uruguay y Honduras; 68 % en Colombia y Argentina y 57 % en Brasil54. En todos los casos, el principal destino de las exportaciones es la República Popular China, que se ha convertido también en uno de los principales exportadores a la región, de mercancías industriales y de capitales. Los ferrocarriles, factorías mineras, frigoríficos y puertos ingleses del siglo XIX han transmutado hoy en las inversiones chinas en proyectos extractivos y en los planes de infraestructura del IIRSA.

Así las cosas, cuesta entender la miopía de la razón progresista que celebra la derrota del imperialismo (o al menos su debilitamiento). Resaltan el distanciamiento de Estados Unidos y consideran a China una “potencia no imperialista”55. En esa mirada que prioriza el mundo de la diplomacia (CELAC, UNASUR, ALBA) –como se ha dicho–, “están implicados reduccionismos analíticos sobre el imperialismo (…) y se ha perdido de vista que el imperialismo es esencialmente el dominio molecular del capital financiero” y que esto, “pese a las regulaciones e impuestos establecidos por algunos gobiernos de izquierda (…) no se ha modificado”56; diríamos más, se ha intensificado. En función de lo ya expresado, si las formas explícitas del imperialismo no asoman por las áreas progresistas de la región, ¿no será que (hasta ahora) no han sido necesarias? (…)

Al cegarse en el objetivo del crecimiento, se terminó omitiendo la naturaleza histórico-estructural de las formaciones sociales “que crecen”. Al reivindicar, sin más, la “recuperación del Estado”, parecieron olvidar el carácter propiamente capitalista del Estado moderno. Y en nuestro caso, el carácter capitalista-colonial-periférico-dependiente de los Estados y las formaciones sociales latinoamericanas en su conjunto. El progresismo confundió crecimiento con transformación estructural. Pasó por alto que el crecimiento, en el caso de nuestras formaciones sociales, es el crecimiento de la condición colonial, que profundiza la dependencia estructural y las desigualdades económicas, ecológicas y políticas, a nivel interno y externo. Bajo las condiciones dadas, “nuestro” crecimiento intensifica la súper-explotación, vale decir, la transferencia de plusvalía social y ecológica. Fundamentalmente, a nivel político, ello implica una reconfiguración negativa del poder de clase: se profundiza la concentración del poder en sectores oligopólicos; las burguesías internas se tornan más dependientes de los actores del capital global; la masa de trabajadores queda más expuesta a la disponibilidad de los requerimientos del capital; las comunidades campesinas e indígenas quedan más indefensas frente a la avanzada expropiatoria sobre sus territorios; el imaginario colonial-desarrollista se intensifica en la fiesta consumista de los sectores medios. Además, crecen el consumo conspicuo, el emulativo y el compensatorio59. Y la expansión de la fiebre consumista, lo sabemos, provoca estragos en las energías revolucionarias; opera como una gran planta de fabricación de subjetividades capitalistas, ya que fragmentos de los sectores populares se pliegan al espejismo del “ascenso social” y los sectores de “izquierda” (en el gobierno o no) transmutan la “lucha de clases” en el objetivo de la “ampliación de las clases medias”. Ahora bien, hay que admitir, ya en general, que la izquierda “oficial” históricamente incurrió en la ideología moderna del crecimiento, del productivismo, del industrialismo. Salvo notables excepciones, asumió acríticamente el (mismo) presupuesto antropocéntrico del capitalismo. Desde esa perspectiva, pasó por alto también que el crecimiento es un dispositivo no de superación, sino de profundización del capitalismo; que el crecimiento lo legitima y lo naturaliza, a nivel global y de los imaginarios, a nivel de las objetividades (instituciones, configuraciones socioterritoriales, infraestructuras, tecnologías, legislaciones, burocracias, etc.) y de las subjetividades (deseos y esquemas perceptivos-cognitivossensitivos; modos de ver y sentir el mundo; formas de valorar, concebir y definir el sentido-de-la-vida).

La izquierda ortodoxa, la de los socialismos realmente (in) existentes del siglo pasado, desconsideró por completo las implicaciones ecobiopolíticas del crecimiento, es decir, los efectos que el proceso de realización del capital tienen sobre la materialidad de lo humano; en concreto, la capacidad performativa que la mercancía tiene sobre la producción de subjetividades. Esa izquierda pasó por alto que, sobre todo desde los ’70 en adelante, el capitalismo ha funcionado, más que como un sistema de producción de objetos-mercancías, como una gran fábrica biopolítica de necesidades/deseos, “necesidades” que, no lo son para las personas sino para el sistema, necesidades que vienen a designar las cadenas que nos mantienen sujetos al sistema, que nos hacen ser sujetos-del-sistema. (…)

*Crítica de la razón progresista. Una Mirada marxista sobre el extractivismo/colonialismo del Siglo XXI” por HORACIO MACHADO ARAOZ. Revista Actuel Marx. Intervenciones N° 19, segundo semestre 2015

abandonar la postura reactiva, dejar de correr de atrás en la discusión con el gobierno y plantear una agenda propia de prioridades que salga a disputar las nociones de futuro con las fuerzas politico-empresarias que profesan el evangelio del mercado

(…) La vida está en riesgo por una multiplicidad de ecocidios y genocidios, como sucede en la Amazonía y Palestina, para mencionar dos casos de brutal actualidad.

Las manifestaciones de esta crisis civilizatoria, desatadas e influenciadas por una suerte de “virus mutante”, llegan incluso a expresarse como una crisis de sentido histórico en término de una aparente desaparición de las soluciones y alternativas estructurales, de horizontes esperanzadores. Así, constatamos como se pinta de colores a la economía para que no se afecte la lógica de acumulación del capital; como se impulsan transiciones energéticas corporativas para seguir marchando en el propio terreno. Y todo en medio de inocultables tendencias neocoloniales, que condenan más y más al Sur global a seguir sosteniendo el bienestar de las naciones históricamente enriquecidas, a costa de otras sociedades y de la misma Naturaleza.

Entonces, si hablamos de transformaciones profundas y sistémicas hablamos de política. El tema es y siempre será político. No podemos aspirar solo a soluciones “técnicas”. Nuestro mundo necesita ser pensado en términos políticos como fundamento para recrearlo desde las bases. Por lo tanto, debemos impulsar transiciones movidas por nuevas utopías e incluso recuperando utopías realizadas, pero siempre enfrentando las limitaciones que impone la actual distribución del poder. ¡Sí! otros mundos serán posibles si se los piensa y organiza comunitariamente desde los derechos humanos —políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales de los individuos, de las comunidades y de los pueblos—, así como desde los derechos de la Naturaleza, sin que a esos derechos se los lea y aplique como un mero ejercicio de institucionalidad jurídica.

Definitivamente es el momento de entender que la Naturaleza es la condición básica de nuestra existencia y, por tanto, que es también la base de los derechos colectivos e individuales, inclusive de los derechos de libertad. Así como la libertad individual solo puede ejercerse dentro del marco de los derechos de los otros humanos, la libertad individual y colectiva -particularmente de las futuras generaciones- solo puede ejercerse si aceptamos que la Naturaleza es el origen de todos los derechos posibles, en tanto ella nos da el derecho a existir a los seres humanos.

Esas posibilidades para impulsar un gran giro civilizatorio, una suerte de giro copernicano, dependen de cuán bien podamos entender y enfrentar los intereses que buscan mantener el statu quo con el fin de conservar su poder, intereses opuestos precisamente a los cambios que proponemos. Así, es evidente que no se trata de hacer mejor lo realizado hasta ahora y esperar a que las cosas cambien, además, para bien.

Lo que se busca es construir colectivamente acuerdos de convivencia socio-ecológica -entendiendo siempre que justicia social y justicia ecológica van de la mano-, lo que exige “crear una libertad más abundante para todos”, como reclamaba Karl Polanyi, y romper todos los cercos que impiden su vigencia. Tal proceso sin duda implica confrontar un sinfín de intereses actualmente dominantes y superar todo tipo de lecturas dogmáticas.

Nos encontramos en un complejo entramado. Una oligarquía transnacional subordina más y más a los Estados nacionales. Esas oligarquías e incluso las clases dominantes en cada país, cuentan con el apoyo enceguecedor de los medios de comunicación comerciales e inclusive gubernamentales. La creciente militarización de muchas sociedades y de las relaciones internacionales se expresa con fuerza en diversos territorios y espacios de acción. Esas clases dominantes conocen las reglas del juego y las acomodan a su antojo. Cuentan inclusive con una masa asalariada de profesionales, expertos e ideólogos. Y, más aún, aunque suene perverso, su poder se sostiene con el respaldo de muchísimas de las víctimas del sistema: el oprimido, muchas veces, termina identificándose con el opresor…

Fuente: https://rebelion.org/sin-utopias-no-cambiaremos-el-mundo/

Atendamos a la Nueva red de articulación internacional: Pueblos contra el extractivismo.

(…)Frente al avance del enfoque privatizador y extractivista, desde las clases populares, campesinas e indígenas, existen otras formas de generar riqueza en nuestros territorios donde preexiste una enorme riqueza étnica y cultural, con potencialidades propias y respetuosas con la naturaleza.

Abrir paso a otras formas de organizar la economía y la vida en común no pasa por delegar en los Estados aliados con el poder corporativo, ni por confiar en la buena voluntad de los propietarios de las grandes fortunas. Los límites mostrados por la acción de los gobiernos progresistas y los acuerdos interclasistas son más que evidentes, por lo que es necesario ir más allá: rearticular espacios globales, nacionales y locales protagonizados por organizaciones populares que fortalezcan una dinámica de conflicto y confronten explícitamente la hegemonía de las élites político-empresariales.

Sigue siendo clave una solidaridad internacionalista que articule a las comunidades en lucha y los pueblos en resistencia para enfrentar el orden capitalista, heteropatriarcal, colonial y ecocida.

La única salida justa de la crisis será con los pueblos y la lucha popular en defensa de los territorios frente al poder corporativo, fortaleciendo propuestas alternativas y redes contrahegemónicas transnacionales que exijan y hagan efectivos los derechos de las mayorías sociales. En ese sentido, la idea de poder articular las luchas de los pueblos nace como luz para generar organización popular internacionalista y continuar las luchas territoriales uniendo esfuerzos y así cualificar y amplificar la lucha contra el extractivismo en todas sus formas, como uno los sectores de la lucha social más activos y que pone énfasis en las contradicciones del capitalismo.

La propuesta fundamental es la creación de una Red Internacional de los Pueblos contra el extractivismo, de carácter anticapitalista, antipatriarcal, anticolonial y por una justicia climática, cuya finalidad sea:  

1) Plantear estrategias comunes de lucha frente a las empresas extractivistas transnacionales. Éstas son el enemigo común frente al cual podremos responder con mayor impacto y fuerza desde este espacio internacionalista.

2) Conformar la unión de organizaciones populares que luchamos en contra de la minería y el extractivismo en todas sus formas, comprendiendo que estas son consecuencia directa de las dinámicas capitalistas a escapa mundial. Partimos de la idea que no es posible luchar contra los efectos sin luchar contra las causas que están a la raíz del modelo económico que permite e incentiva todo tipo de relaciones de opresión, neocolonización y expoliación.

3) Plantear la defensa del planeta, la vida presente en la flora y fauna, desde una óptica radicalmente de clase, de los pueblos oprimidos y en especial, aquellos que enfrentan las peores consecuencias ambientales y sociales de este sistema depredador.

Concretamente hacemos un llamado a todos los pueblos hermanos que nos encontramos luchando por un mundo nuevo, a unir nuestra voz de esperanza y articularnos a través de esta gran Red internacional. Para lo cual, de forma determinada los primeros pasos sean:

–    Identificar en cada uno de nuestros países las luchas afines y articularnos con firmeza en la creación o fortalecimiento de alianzas amplias con organizaciones sociales, políticas y sindicales como un objetivo clave de la Red.

–    La apuesta por un internacionalismo ecoterritorial, pegado a redes comunitarias

–    El rechazo activo a las lógicas bélicas y neocoloniales de expoliación e invasión.

–    Una composición diversa, enraizada en las luchas populares y que mire más allá de las fronteras estatales como único marco posible de acción política.

Para seguir profundizando en todo esto, convocamos a las organizaciones de base, pueblos en lucha y distintas resistencias antiextractivas a un encuentro internacional en el que se presentará esta articulación global, coincidiendo con la Cumbre de los Pueblos que tendrá lugar en noviembre de 2025 en Belém (Brasil).

https://www.facebook.com/profile.php?id=61575730814333

contacto@antiextractivismo.org

Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2025/05/15/nueva-red-de-articulacion-internacional-pueblos-contra-el-extractivismo/