PLANTEOS COINCIDENTES DE PROGRESISTAS E IZQUIERDISTAS
-El enemigo principal es la ultraderecha.
-Los BRICS son el futuro deseable.
Claudio Katz, difundido y consultado por los medios alternativos, fundamenta a ambos objetivos en la entrevista «cada intervención imperial es un boomerang contra su propio gestor» realizada por Huella del Sur:
«(…) Nuestra región es el campo inmediato de la confrontación estadounidense con China y Trump busca frenar la impresionante expansión del gigante oriental, que ya sumó a 21 de los 33 países de la zona a la Ruta de la Seda. Intenta desalojar a China mediante imposiciones a los gobiernos de la región. Empezó con Panamá y sigue con Argentina, donde a cambio del rescate financiero busca imponer la entrega de la economía y la anulación de las inversiones chinas, luego de haber conseguido la renuncia del país a integrar los BRICS.
Para imponer ese curso, Trump sostiene políticos de ultraderecha: Bukele, Novoa, Boularte, Milei, Peña, Bolsonaro. Esas figuras se subordinan a la Casa Blanca, sin propiciar ningún proyecto económico propio. Tan sólo apuntalan lo que exige Estados Unidos. Surgieron para diluir los efectos de las rebeliones populares, para sepultar el primer ciclo progresista y para frustrar la segunda oleada de esa tendencia. Y esa es su prioridad.
La ultraderecha es nuestro principal enemigo y derrotarlos es la condición para avanzar en proyectos alternativos. Es una batalla social y política cotidiana, con pulseadas electorales en las segundas vueltas de los comicios presidenciales. Tenemos un precedente a favor, porque no olvidemos que el primer gobierno de Trump intentó una restauración conservadora en América Latina y esa pretensión fue doblegada en las calles y en las elecciones. Esa reacción dio lugar a una oleada de gobiernos de centroizquierda progresista, que actualmente persiste en la mayor parte de la región.
Pero solo avanzaremos, si superamos los desengaños con las frustradas experiencias del progresismo light, que terminan alimentando la oleada derechista. Esa decepción política fue especialmente traumática en Argentina con Alberto Fernández y desembocó en la presidencia de Milei. (…)
(…) Por último: ¿cuáles son los senderos próximos para el desarrollo de la izquierda?
Palestina es un tema clave que impacta en todos los países y está generando una convulsión en los movimientos populares. Cada vez más se visualiza la analogía con los efectos revulsivos que tuvo la guerra de Vietnam. Una nueva generación de militantes comienza a despuntar a escala global en la batalla de solidaridad con Palestina.
Pero en nuestro caso, la izquierda latinoamericana está madurando también en la batalla contra la ultraderecha, con iniciativas de foros, encuentros y congresos para coordinar actividades.
En todos los casos despuntan campañas para popularizar ejes contrapuestos a la derecha. Ellos aplauden la masacre de Palestina y nosotros exigimos ruptura de relaciones con Israel, ellos promueven la militarización y nosotros soluciones negociadas, ellos quieren el autoritarismo y nosotros la democracia, ellos buscan imponer el control totalitario de las redes y nosotros su regulación y democratización. Es un contrapunto en todos los terrenos: ellos son antifeministas y nosotros queremos ampliar los derechos conquistados, ellos propician la desigualdad social y nosotros los impuestos a los multimillonarios, ellos promueven el nacionalismo chauvinista y nosotros la solidaridad internacionalista
Hay también una batalla ideológica en curso, porque la ultraderecha está empeñada en una contrarrevolución cultural y tenemos que disputarle teorías, conceptos, frases y palabras. Ellos no son, por ejemplo, verdaderos libertarios porque idolatran al capitalismo y ocultan que ese sistema genera una traumática desigualdad social.
Pero si tenemos que aprender algo de ellos es la forma en que postulan sus ideas sin vergüenza, timidez, ni ocultamiento. Me parece que con la misma contundencia tenemos que exponer nuestro proyecto socialista y nuestro ideal comunista. Forjaremos una izquierda poderosa y renovada, si rescatamos el contenido y las denominaciones de nuestras tradiciones».
-«(…) En tu exposición, mencionaste la gravitación de los BRICS. ¿Qué significado les atribuís?
Me parece que concentran los grandes cambios de la época. Buscaron primero integrarse a la globalización, pero la crisis financiera del 2008 sepultó esa posibilidad y generó una fractura. Por eso sustituyeron la estrategia de reformar los organismos internacionales por impulsar la gestación de instituciones propias. Se consolidaron como un bloque, con China al frente por su abrumador predominio productivo. El declive de Estados Unidos es la principal explicación del ascenso de los BRICS.
Ya conforman una coalición que fija su propia agenda, en disputa con los dictados de Washington y actúan en forma autónoma como un bloque defensivo. No constituyen un aglutinamiento antiimperialista como era Bandung, aunque tienen ciertos parecidos con el Movimiento de Países No Alineados.
¿Y en términos valorativos, cual tu opinión de ese bloque?
Me parece conveniente superar las ingenuas idealizaciones de los BRICS, observando que lo componen varios gobiernos ultraderechistas (India), monarquías despóticas (eventual ingreso de Arabia Saudita) o tiranías de hecho (Egipto). También es problemático identificar al bloque con el Sur Global, cuando incluye al gigante geopolítico ruso y al coloso económico chino.
Pero una vez señaladas esas prevenciones, me parece importante subrayar que los BRICS no son de ninguna manera equivalentes al capitalismo occidental. La impresión que sus economías están entrelazadas con Occidente -conformando un bloque transnacional- ha quedado desmentida por la crisis de la globalización y el resurgimiento del proteccionismo de Trump. Y quiénes argumentan que China es tan imperialista como Estados Unidos, omiten que ese país prescinde del uso de la fuerza militar invasora. Al catalogarla de imperialista se diluye el sentido del término.
En mi opinión, lo importante es que los BRICS no conforman un bloque guerrero y ahí se verifica la distancia con el Pentágono. Veremos si logran contrapesar el belicismo de la OTAN, pero al contener al militarismo imperial y debilitar sus incursiones, contribuyen a mejorar las condiciones para la lucha popular. En el desenvolvimiento de ese conflicto, podría gestarse una brecha para forjar un horizonte emancipador con otros actores y otros sujetos.
También mencionaste los conceptos a retomar para entender el escenario geopolítico actual…
Si. Propongo recuperar algunos conceptos marxistas básicos, porque los criterios en boga son insuficientes. Las nociones actualmente más utilizadas son transición hegemónica, Norte-Sur Global y multipolaridad. Son términos que ciertamente indican procesos reales en curso.
En el plano económico la transición hegemónica es visible en el declive de Estados Unidos. Es el epicentro de crisis financieras y afronta una regresión competitiva determinada por la decreciente productividad de esa potencia. Por esa razón, Estados Unidos tiende a recrear el proteccionismo y rehúye los tratados de libre comercio. En cambio, China ha logrado impactantes avances económicos con cimientos socialistas, complementos mercantiles y parámetros capitalistas. Retuvo el grueso del excedente, con un modelo que prescinde del neoliberalismo y la financiarización.
Las denominaciones Norte y Sur Global reemplazan el esquema precedente del Primer, Segundo y Tercer Mundo, que prevalecía hasta la implosión de la URSS y brindan ciertas pistas de la reconfiguración geopolítica en curso. A su vez, la multipolaridad indica una nueva dispersión del poder global, confirmada por la expansión de los BRICS. Estos conceptos son interesantes, pero a lo sumo facilitan solo la descripción y resultan en sí mismos insuficientes para explicar el cambio en curso.
Me parece que debemos registrar que la transformación actual obedece en primer lugar a la crisis capitalismo neoliberal. El modelo globalizado, precarizado, financiarizado y digital, que inauguró una nueva etapa en el funcionamiento del capitalismo ha quedado seriamente erosionado por los desequilibrios, que salieron a flote en el colapso financiero del 2008. Resurgió la inflación y el descontrol de la deuda pública, en un modelo con desigualdades sociales sin precedentes. (…)