Expongamos construcciones de cambio social de la Unión de Asambleas de las Comunidades (UAC):

a) Es autoorganización de cada asamblea y de su unión desde la afirmación en la dignidad de vida comunitaria y mirando a defender el agua, los territorios para la vida y la salud de la naturaleza que incluyen las humanas

b) Comprobamos, hace poco, que la autoorganización asamblearia y de su unión provincial en Chubut y en Mendoza respectivamente son las primeras atacadas mediante el Pacto de Julio. Los poderes constituidos a partir de los terrorismos y afianzados por la vigente democracia desde diciembre de 1983 suponen que, si las derrotan, podrán viabilizar el acaparamiento por el establishment de todo el territorio de Argentina para mercantilizarlo. Pero Mendoza y Chubut tienen leyes anti megamineras y protectoras del agua por el trabajo de sus asambleas que vieron clave en su resistencia ir entretejiéndose en las nuevas relaciones sociales del asamblearse, comunalizarse y territorializarse.

c) Chocamos con el aprovechamiento de Federico Soria del haber estado preso debido a participar en la lucha contra el proyecto de megaminería San Jorge en Uspallata. Fue contra la índole comunal de las defensas de territorios al adjudicarlas a su persona. Esta percepción de estar siendo autoorganización comunal es urgente e importante para frenar al régimen extractivista. Es prioritario valorizar el esfuerzo constructor de todas las asambleas autoorganizadas en defensa de los territorios y a las recuperaciones de territorios ancestrales por comunidades Mapuche Tehuelche. Hasta progresistas e izquierdistas menosprecian esa labor que está abriendo caminos al protagonismo de los pueblos de Argentina hacia crear sus respectivos «buenos vivires» en contraposición con la sociedad de consumo.

-Aclaremos: los «buenos vivires» no indican seguir un modelo sino incluyen principios (con origen en los pueblos andinos) históricos de simbiosis sociedad-naturaleza; filosóficos e ideológicos del sentipensarse parte de la Madre Tierra; socioculturales; eco-territoriales; político económicos; y éticos con honduras implícitas en espiritualidades.

Por eso, a diferencia de la agricultura familiar de los campesinos, los pueblos originarios y la UAC defienden los territorios como convivencia comunal, cultural, espiritual e histórica con la Madre Tierra.

-En el abrir camino hacia el protagonismo deliberativo de los pueblos, la UAC asume -como sentido esencial de- sus luchas: la recuperación de los bienes comunes naturales. Es des-privatizarlos y des-mercantilizarlos. De modo que confronta con el Capital y su Estado en todas sus jurisdicciones. Por ahora, es la única real y efectivamente anticapitalista.