PREDOMINIO DE VISIÓN PROGRESISTA IMPLICA(I)
DESCONOCER QUE el afianzamiento y la expansión del sistema de agronegocios fueron promovidos por CFK mediante el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2010-2020.
Subrayemos sus consecuencias gravísimas: concentración y transnacionalización económica territorial; despojo y expulsión de comunidades campesinas e indígenas; integración con los otros extractivismos e hipermercadismo en el aniquilamiento de la respectiva autonomía alimentaria de las distintas comunidades; extensión e intensificación del hambre; y desertificación del país por deforestación, envenenamiento de todo lo existente, arrasamiento de la fertilidad de los suelos, consumo de enormes volúmenes de agua dulce, desestructuración de las cuencas hidrográficas e insumo de hidrocarburos en gran escala.
Cristina Fernández hizo a la continuidad profundizadora de esa contrarreforma agraria integral, sin importarle que generó tamaña catástrofe socioecológica como lo patentizaron y patentizan sequías e inundaciones de gigantescas dimensiones. En su carácter de vice presidenta, con mayor poder político que el presidente Alberto Fernández, operó hacia la conversión –por el Congreso- en ley del agro al Plan 2020-2030 del bloque dominante sobre el sistema imperialista de agronegocios.
No sólo ‘democratizó’ dicha dictadura de los únicos beneficiarios de la agroindustria mientras nos tenía confinados (bajo estado de excepción en las barriadas de los desposeídos de todo por el capitalismo) con la justificación de protección de la Covid19 pero liberó la deforestación, una causa fundamental de la zoonosis.
Sino también impuso el primer Comando Unificado de las Fuerzas Federales para desalojar a la machi Betiana Colhuan Nahuel y a 6 mujeres mapuche e hijitos con el objetivo de quitar sentidos identitarios e históricos a las recuperaciones de territorio ancestral. Y casi en simultáneo, a fines de 2022, entregó el agua dulce (aguas superficiales y subterráneas) a Mekorot especializada en implantar apartheid hídrico para garantizar el consumo voluminoso de agua dulce por los extractivismos e instaurarlo mediante el genocida ejército de Israel.
EN ESTE CONTEXTO DE EXTREMA VIOLENCIA PARA ACAPARAR TIERRAS, ¿QUÉ PROPONE REBELIÓN O EXTINCIÓN?
23 de mayo de 2023
Rebelión o Extinción / publicado por Agencia TierraViva
Los efectos globales del agronegocio están a la vista: desalojo de millones de agricultores, pérdida de biodiversidad y calentamiento global. Como exigen los movimientos campesinos, es urgente debatir la redistribución de tierras y fortalecer la agroecología para desandar el camino del hambre y la dependencia alimentaria.
El agronegocio es una estrategia de explotación propia del capitalismo que tiene como principal objetivo producir commodities, productos primarios para exportación o mercado interno que cumplen estándares y tienen un valor de mercado. El complejo agroindustrial del que forma parte, responsable en la Argentina del 38 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, fue diseñado para beneficio de unos pocos, los dueños de los medios de producción: tierra, semillas, insumos artificiales, maquinaria y tecnología moderna. De hecho, esta estrategia, que no fue pensada para alimentar a la población o derramar riqueza, es una de las actividades que más contribuyen al calentamiento de la atmósfera y está destruyendo la estabilidad climática que hizo posible la agricultura. (…)
Esta expansión que no cesa, y que con la necesidad de dólares para pagar la deuda externa sufrirá un incremento aún mayor, es inherente al capitalismo. No olvidemos su mito fundacional: “Crecer o perecer».
Si bien resulta obvio que el crecimiento ilimitado es físicamente imposible, la mayoría de las plataformas políticas enarbolan al neoextractivismo como algo normal y deseable: la solución a todos nuestros problemas de desarrollo. Nos quieren hacer creer que solo es posible pagar la deuda con más destrucción de territorios, hábitats humanos y naturaleza (conceptos que deberían ser percibidos y acuerpados como una misma cosa). ¿Es posible honrar un compromiso mal habido sabiendo sus consecuencias catastróficas? (…)
Es aquí donde los modelos agroecológicos de producción diversificada, de base indígena, familiar y campesina, son los que tienen más posibilidades de adaptarse, de ser resilientes.
Esta forma de vivir y producir no busca producir dólares, como el agronegocio, sino alimentos. Pero la realidad grita que del “campo que alimenta”, en su gran mayoría pequeños productores, más del 80 por ciento alquila la tierra en que trabaja.
Mientras, la Ley 27.118 de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena fue aprobada en 2014 pero nunca fue reglamentada ni contó con presupuesto.
El proyecto de Ley de Acceso a la Tierra propone una línea de créditos para que los productores de la agricultura familiar puedan comprar tierras rurales. Por otra parte, apunta a crear un banco de tierras, es decir que el Estado destine parte de las tierras públicas ociosas para su venta a los agricultores familiares y campesinos mediante un sistema de créditos blandos (Procrear Rural).
No hay reclamo más genuino que el de quienes luchan por la tenencia de la tierra que trabajan, porque el plazo de un período de alquiler impide construir viviendas dignas o establecer cualquier tipo de cuidado agroecológico: todo emprendimiento que recicla energía, agua y nutrientes tarda un tiempo en establecerse y llegar a un equilibrio. (…)
La tierra para quien la trabaja y la cuida
Garantizar alimentos sanos y nutritivos para la población debería ser la prioridad absoluta de cualquier gobierno, por eso necesitamos con urgencia un debate público, responsable y concluyente alrededor de la propiedad y el uso de la tierra.
Desde Rebelión o Extinción creemos que la forma de instalar ese debate en la sociedad es mediante la acción directa para forzar la voluntad política en pos de un reclamo más que justo, imprescindible. Proponemos una transición hacia la agroecología descentralizada y sin intermediarios.
Existe absoluto consenso científico: estamos transitando el colapso del clima y los ecosistemas. Sin embargo, tenemos una pequeña ventana de oportunidad para repensar el lugar de la agricultura dentro de un nuevo paradigma más realista que el actual, que es claramente inviable.
Para lograrlo es preciso pasar cuanto antes a sistemas agrícolas diversificados que garanticen la soberanía alimentaria, que no dependan del mercado externo de commodities, que estén basados en la agroecología y que no sean el negocio de unos pocos. Un sistema que regenere y revalorice el trabajo humano digno, que reduzca insumos, que permita el acceso a la tierra y, sobre todo, que asegure que la transición hacia una nueva realidad ecológica y climática sea justa y equitativa.
Hoy más que nunca es necesario anteponer la vida, en todas sus manifestaciones, a la generación y concentración de riqueza.
Ignorar la información científica es la ceguera política más criminal de este tiempo. (…)
https://agenciatierraviva.com.ar/agronegocio-y-crisis-climatica-acceso-a-la-tierra-y-agroecologia
Fuente: https://rebelion.org/agronegocio-y-crisis-climatica-acceso-a-la-tierra-y-agroecologia/
Aclaremos la deuda estatizada por el impune Domingo Cavallo, en 1982 a fines de la genocida dictadura, fue diseñada como eterna de suerte de financiar subsidios directos e indirectos a las transnacionales y oligarquía local para que desarrollen el único modo de acumular riquezas, poder de dominio e ingresos en el Abya Yala y todo el Sur Global: expropiar, mercantilizar y explotar los bienes comunes tanto sociales como naturales. Los progresistas e izquierdas reformistas fetichizan la deuda infundiendo la creencia en que el capitalismo puede humanizarse si no existe ese pago creciente de servicios de la deuda.
Comprobamos la existencia y proceso de «contrarreforma agraria integral» en constante agravamiento. ¿Cómo se originó y desarrolla? Mediante la aceleración e intensificación de los extractivismos rurourbanos.
El Estado neoliberal la hizo posible desplegando toda su violencia de represión militarizada, de multiplicación de las oficializadas como “zonas de sacrificio” y de ajustazos e hiperinflación.
De modo que es reaccionario e iluso exigirle acceso a la tierra y fomentar la creencia sobre la compatibilidad de la agricultura campesina e indígena con el sistema global de agronegocios y con todos los otros extractivismos.
Generalicemos la percepción (conocimiento con su correspondiente compromiso) sobre por qué es imprescindible confrontar mediante cambios estructurales desde el poder territorializado de los pueblos de Argentina por construcción de «reforma o revolución agraria y rurourbana» según el progreso anticapitalista, antirracista, anticlerical, antipatriarcal y decolonizador del poder, del saber y del ser.
Parece imposible llevarlo a cabo, pero es unir las existentes luchas en procura de justicia social con las defensas y recuperaciones de territorios para la vida y la dignidad de los pueblos. Se trata de unir a través de entretejer-entrelazar el asambleándose de modo horizontal, del ir constituyéndose en comunidades autónomas y del ir arraigándose en territorializaciones culturales de simbiosis con la respectiva naturaleza lugareña a la vez asumida dentro de una cosmovisión en incesante transformación como el restablecido binomio indisoluble de sociedad-naturaleza.