DISCREPANCIA CON NAC&POP e IZQUIERDISTAS ELECTORALEROS (II)
Si volvemos a la entrevista a Claudio Katz por Huella del Sur (29/09/2025) hallamos:
«(…) Para imponer ese curso, Trump sostiene políticos de ultraderecha: Bukele, Novoa, Boularte, Milei, Peña, Bolsonaro. Esas figuras se subordinan a la Casa Blanca, sin propiciar ningún proyecto económico propio. Tan sólo apuntalan lo que exige Estados Unidos. Surgieron para diluir los efectos de las rebeliones populares, para sepultar el primer ciclo progresista y para frustrar la segunda oleada de esa tendencia. Y esa es su prioridad.
La ultraderecha es nuestro principal enemigo y derrotarlos es la condición para avanzar en proyectos alternativos. Es una batalla social y política cotidiana, con pulseadas electorales en las segundas vueltas de los comicios presidenciales. Tenemos un precedente a favor, porque no olvidemos que el primer gobierno de Trump intentó una restauración conservadora en América Latina y esa pretensión fue doblegada en las calles y en las elecciones. Esa reacción dio lugar a una oleada de gobiernos de centroizquierda progresista, que actualmente persiste en la mayor parte de la región.
Pero solo avanzaremos, si superamos los desengaños con las frustradas experiencias del progresismo light, que terminan alimentando la oleada derechista. Esa decepción política fue especialmente traumática en Argentina con Alberto Fernández y desembocó en la presidencia de Milei. (…)».
Destaquemos, en primer lugar, su refuerzo de la creencia inculcada por el capitalismo en el unipersonal poder ejecutivo. Cumple con el objetivo del sistema opresor-represor, de desviar la mirada de la verdad sobre la lucha de clases implícita en el despliegue de la concentración-centralización del Capital contra los pueblos y trabajadores, prioritariamente, pertenecientes al Sur Global.
Subrayemos su asimilación de la lógica y el lenguaje capitalistas en reconocer como alternativa de los pueblos a elecciones restringidas a una lectura binaria o maniquea que fetichiza al capitalismo cuando, desde los setenta, está maximizando su criminalidad tanto de lesa humanidad como de lesa naturaleza.
También niega que las elecciones no respetan la voluntad popular sino que imponen la alternancia de gestión del Estado garante de la libertad de mercado e impunidad del establishment.
Por aceptar e incluirse en la democracia representativa del establishment y no a causa de ser light, todos los gobiernos progresistas tanto del pasado reciente como del presente han posibilitado, ahuecando las antineoliberales rebeliones populares que le dieron origen, seguir profundizando los extractivismos rurourbanos o ecocidios con sus consecuentes genocidios silenciados e invisibilizados por el sistema.