Crítica al Movimiento Peronista Auténtico

La hacemos porque hoy urge la desperonización para poner fin al círculo perverso del Partido Justicialista garante esencial de los 41 años de legalización y legitimación de expropiaciones y mercantilización de los bienes comunes tanto sociales como naturales por el establishment transnacional y transnacionalizado. Pero, sobre todo, es para interpelar a las diversidades de abajo sobre significados e implicancias de su conciliación de clases que Perón y el PJ inculcaron e impusieron.

Discutiremos el siguiente texto:

El gobierno de Milei es
un régimen de ocupación

Resumen Latinoamericano, 28 de Julio de 2025.

Desde la asunción del gobierno de “La Libertad Avanza” en diciembre de 2023 con Javier Milei como presidente, la Argentina ha entrado en un vertiginosa etapa caracterizada por la destrucción de la capacidad soberana del Estado, el saqueo indiscriminado de su riqueza natural, social, cultural y económica de la mano de una extranjerización de todos los resortes de la economía, empezando por un nuevo, grosero e ilegal endeudamiento externo.
Las consecuencias de este proceso no han demorado en hacerse patentes: pauperización de todos los índices de calidad de vida, pérdida del poder adquisitivo del salario, precarización laboral y pluriempleo, aumento de los accidentes laborales, destrucción del sistema de salud pública, abandono de la obra pública e infraestructura, desfinanciación de las provincias, la Educación Superior y el sistema científico nacional, el desmantelamiento de áreas claves del Estado y amenaza de remate de empresas y bienes públicos, entre los daños más significativos. Sobre este trasfondo, la provocación permanente y la represión como respuesta política a las demandas populares.

Seamos claros: este no es un gobierno “cipayo”, colaboracionista o ineficiente. No hay una administración a la que “le salen las cosas mal” o que simplemente gobierna para el interés extranjero: como nunca antes, es el interés extranjero y antinacional en sí mismo el que ha tomado el control de los destinos históricos y ejecuta su plan sin concesiones, a través de una fuerza política compuesta de forajidos, marginales, arribistas, genocidas y vendepatrias de toda laya que no temen pagar ningún costo político o social o que, simplemente, se creen impunes. A este esquema se han acoplado, como siempre y en beneficio propio, los resortes locales (medios de comunicación, poder judicial y las cámaras empresarias y financieras) del interés geopolítico que pretende sojuzgar y saquear nuestra Nación, con una voluntad política férrea han decidido acelerar a fondo en el objetivo de lograr de una vez por todas acabar con cualquier atisbo de resistencia, organización o iniciativa popular y de la perspectiva de Argentina como un país integrado, soberano y desarrollado.
Basta con prestar atención al rol de las embajadas de Estados Unidos y el estado genocida de Israel, sus organizaciones intermedias, sus voceros públicos y sus operadores. Ese es el verdadero poder que hoy maneja de modo directo el destino de nuestro país. El presidente no tiene tapujos ni vergüenza en exponer una vocación de esclavo que sólo produce asco e indignación.

Claro está que antes de que asumiera este gobierno, no nos hallábamos como pueblo y Nación en un proceso desatado de emancipación nacional y fortalecimiento de nuestra estructura económica soberana. Precisamente, es sobre el trasfondo de la traición que la dirigencia política del peronismo (salvo muy puntuales y honrosas excepciones, que en documentos anteriores identificamos en gestiones provinciales como La Rioja y Buenos Aires) en la estrategia de derrota casi permanente que han ejecutado durante los últimos años, cometió sobre los intereses y expectativas populares durante su última estadía en el poder, que se cimentó este estado de catástrofe nacional. Que un proyecto de tan notable carácter antipopular haya ganado una elección nacional por la vía democrática y continúe, aún hoy, después de casi dos años de gobierno, manteniendo un apoyo nada desdeñable, sin dudas se debe a una derrota de la alternativa política. Una dirigencia que no gestiona, transforma, enamora ni acumula poder popular cuando está en el ejercicio del poder, ni tampoco sirve para la resistencia cuando no lo está, por exceso de endeblez ideológica, mezquindad, cobardía y especulación.

Tiene que quedar claro que nos enfrentamos a un régimen de ocupación instalado en el máximo nivel de decisión institucional. Esto supone un desafío urgente para cualquier intento de modificar el rumbo en pos de una opción soberana que reconstruya nuestra Nación.

Frente a este escenario el deber ya no de un peronista, sino de cualquiera que tenga involucrado su destino con el de la Patria, es organizarse, en el corto plazo, para resistir los embates del gobierno de ocupación; en el mediano, para impulsar el juicio político a Milei, su vicepresidenta y gabinete y la inmediata convocatoria a elecciones nacionales; en el largo plazo, hacer realidad sin miramientos y con voluntad política de fierro un programa de gobierno revolucionario que no sólo desmantele la actual entrega y destrucción de nuestra Patria sino que, fundamentalmente, cimente las bases de un modelo de país justo, libre, soberano, democrático y participativo. Lo que está en juego dramáticamente es nada más y nada menos que la integralidad territorial, la unidad del cuerpo social y político, las libertades individuales y colectivas conquistadas y la posibilidad de brindar un futuro digno de ser vivido a 47 millones de compatriotas. Por eso, una fuerza política popular que no se plantee entre sus definiciones principales confrontar a fondo contra el poder económico concentrado, es una fuerza que nace impotente y destinada al fracaso y la desilusión.

Hace años que el cuadro político y el espíritu que caracteriza a la mayoría del pueblo argentino es el desamparo. No sobresale dirigente, horizonte ni organización que defienda de los embates, promueva sus intereses, mejore su calidad de vida y contagie la vocación por participar en un proyecto colectivo de Nación. Por eso una fuerza política que se decida a representar los intereses populares debe, en primer lugar, revertir este desamparo resistiendo sin miramientos y con toda fuerza las medidas antinacionales del gobierno. En segundo lugar, concitar el entusiasmo mediante la acción y la propuesta detallada en un programa político claro que busque transformar radicalmente la realidad nacional en beneficio de las mayorías y en la búsqueda del imperio de la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política.

Sólo con una propuesta clara, una decisión política férrea, humildad para la discusión y generosidad para la construcción, como prácticas efectivas y no como consignas vacías, es que el peronismo podrá erigir una alternativa verdadera no sólo al gobierno de ocupación que preside Milei, sino a los planes de hambre, miseria y saqueo que el poder concentrado y colonial depara para nuestro país.

Sólo de ese modo podemos volver a soñar con la construcción de una Nación grande con un pueblo digno y feliz. Como venimos sosteniendo junto a un conjunto de compañeros y compañeras de diversos espacios que no se resignan a naturalizar este presente calamitoso, nuestro pueblo tiene derecho al futuro.

MPA – Movimiento Peronista Auténtico

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2025/07/28/argentina-el-gobierno-de-milei-es-un-regimen-de-ocupacion/

Frente a este escenario el deber ya no de un peronista, sino de cualquiera que tenga involucrado su destino con el de la Patria, es organizarse, en el corto plazo, para resistir los embates del gobierno de ocupación; en el mediano, para impulsar el juicio político a Milei, su vicepresidenta y gabinete y la inmediata convocatoria a elecciones nacionales; en el largo plazo, hacer realidad sin miramientos y con voluntad política de fierro un programa de gobierno revolucionario que no sólo desmantele la actual entrega y destrucción de nuestra Patria sino que, fundamentalmente, cimente las bases de un modelo de país justo, libre, soberano, democrático y participativo.