Qué Trabajo – Diciembre 2021
Ecocida-genocida vs. 19/20 mirando a «trabajo, dignidad y cambio social».

Mirar desde feminismos antiextractivistas es desentrampar del liderazgo contrainsurgente de Cristina Fernández de Kirchner
Expropiado y explotado por burguesía /
Ecocida y genocida /Alternativas emancipatorias
Expropiado y explotado por burguesía
Destaquemos la centralidad de los extractivismos. Concentran y transnacionalizan tanto a la economía como al territorio de Argentina. Implican retroceso del país a especializarse en exportar commodities y sumirse más en subdesarrollo o mayor pobreza estructural, atraso científico técnico respecto a atender necesidades e intereses populares, sometimiento al sistema mundo capitalista. Y no es sólo por el gobierno de Macri sino por toda la democracia fiel a lo instaurado por el contubernio de capitales y estados imperialistas con los locales mediante terrorismos paraestatales y estatales en los setenta. Aún más, la democracia restringida se empeña en viabilizar el acelerado acaparamiento gran capitalista de bienes comunes sobre todo derrotando las luchas de les expoliades, lo concreta por maceración ideológica, desinformación, desnutrición y superexplotación laboral.
Cristina Fernández ejemplifica cómo se induce al sentipensar mayoritario a no tener en cuenta a la miseria planificada que Rodolfo Walsh anticipó y que los ejecutores e ideólogos denominaron reorganización argentina según el Consenso de Washington. Tampoco alarmarse por la centralidad del Partido Justicialista en el Frente de Todos ni por el agravamiento de las emergencias tanto económica como ecológica a causa de la aceleración e intensificación de extractivismos y del saqueo implícito en sostener con regresiva presión tributaria a la fuga de capitales e inversiones que los últimos no hacen.
En ese empeño de “alianza virtuosa entre capital y trabajo”, aun cuando sea inconsciente ese objetivo, anda el siguiente artículo:
Economía Política de la deuda
21 de noviembre de 2021
Sin confrontación, no hay estrategia de desarrollo y mejoramiento de la vida del pueblo
El Fondo Monetario Internacional ha tenido una conducta gravísima en el otorgamiento de los préstamos a la Argentina durante el gobierno de Macri. Ha incurrido en un sustancial incumplimiento de la legalidad del país, en el orden de sus estatutos, pero fundamentalmente en la ruptura del apego a cualquier dispositivo de la institucionalidad global al que se quiera recurrir. Deuda y saqueo no es un giro literario, sino la literalidad de una conducta del organismo para con la Argentina. El comportamiento del organismo multilateral ha sido de carácter pre-capitalista, respondiendo a formas a las que Marx denominara de acumulación originaria. O sea, a prácticas de despojo por métodos ajenos a los procederes legítimos del orden social hegemónico a nivel mundial.
El objetivo central de la intervención del organismo no fue resolver una situación crítica del balance de pagos sino agravarla para desarticular la posibilidad del retorno del patrón de acumulación previo al gobierno de Cambiemos, cuyo rasgo fundamental fue liberarse de la gravitación del peso del endeudamiento externo, lo que le permitió a ese gobierno democrático definir una política económica autónoma. El FMI se introdujo en la vida económica argentina con tres objetivos principales: (…)
La lógica del acuerdo pretendido es la de la imposición. Una Nación independiente no puede someter la decisión soberana de su pueblo a los dictados de un “acuerdo” con un organismo multilateral. ¿Acaso se trata de las imposiciones económicas a una Nación derrotada en una guerra? El FMI se comporta como vengador de la refinanciación de la deuda privada realizada durante el gobierno de Néstor Kirchner, y del pago de sus acreencias totales durante esa gestión para liberarse de las imposiciones habituales con la que somete a la política económica nacional. Su comportamiento es el de una ofensiva imperial.
Fuga sin misterio
La clave constante del patrón de acumulación de la valorización financiera fue endeudar para fugar. El FMI fue el organismo multilateral que colaboró en forma inédita con el terrorismo de Estado, al cual asistió con un nivel de apoyo inédito en épocas anteriores. Fue el régimen genocida quien inauguró la época de la fuga de capitales como eje central de la economía nacional. Magdalena Rúa en su nota del 14 de noviembre La Argentina Acreedora afirma irrefutablemente: “El sector privado no financiero de la Argentina posee una portentosa cantidad de activos en el exterior que representan casi 8 veces lo adeudado al Fondo Monetario Internacional en función de la deuda tomada por el gobierno de Mauricio Macri, o 10 veces según estimaciones alternativas a la oficial. Esta impresionante suma es más que suficiente para que la Argentina financie de forma autónoma su proceso de desarrollo sin ‘asistencia’ del exterior; sin embargo, la fuga de capitales hacia los países centrales se ha conformado en uno de los principales destinos del excedente agudizando su dependencia financiera y condicionando su soberanía política”. Esta dinámica no tiene misterio. El Fondo bancó las liberalizaciones del gobierno de Videla-Martínez de Hoz e hizo su intervención más “jugada” en el financiamiento de la dilapidación de la alianza Cambiemos. El organismo no es un ente aislado sino una institución ligada a los intereses de los fondos de inversiones especulativos de la financiarización. Esos fondos, el organismo multilateral y los Estados cuyo poder es hegemonizado por los mismos agentes que promueven el modelo neoliberal. Un modelo de saqueo y de reconversión rentística de la lógica de la ganancia empresaria. El neoliberalismo no es una expresión de una equivocada mirada de la economía y la política, es un enfoque destinado a favorecer esa reconversión y a postrar los intentos de las naciones dependientes de romper cadenas con los centros de poder.
Eduardo Basualdo prologa Endeudar y fugar caracterizando que “la problemática de la deuda externa y la fuga de capitales locales al exterior han signado… el comportamiento económico, social y político de las últimas cuatro décadas en nuestro país. Como es sabido, ambas cuestiones integran la balanza de pagos e interactúan entre sí, y su comportamiento tiene repercusiones –mediatas o inmediatas– en términos del crecimiento económico”. La deuda que el Fondo Monetario consolidó e introdujo en la Argentina no merece su consideración en términos de una lógica error-acierto sino de la consolidación y reintroducción adrede del dispositivo endeudar para fugar.
Los condenados de la deuda
La liberalización financiera condujo a la pérdida de funciones de la moneda nacional, mediante la defensa dogmática de la libertad de cambios que abrió el camino estructural a la dolarización de los excedentes de los grupos de poder económico y a una inestabilidad financiera que fue una condición decisiva de las recurrentes devaluaciones en la Argentina. Si bien la historia de estas devaluaciones se remonta a períodos previos, sus causalidades y dinámicas se modificaron porque la fuga incorporó un elemento decisivo sobre la disponibilidad de dólares para las necesidades de equilibrio de la cuenta corriente del balance de pagos. En el mismo prólogo, Basualdo sostiene que “es insoslayable… que la valorización financiera que puso en marcha la dictadura cívico-militar (y que continuó luego durante los gobiernos conducidos por los partidos políticos mayoritarios) produjo… un fenómeno estructural de primer orden de importancia: la dolarización del comportamiento social y, específicamente, de la mediana y alta burguesía… Los motivos y la incidencia de cada uno de esos estratos fueron cualitativamente diferentes: mientras la mediana burguesía buscaba proteger sus ahorros de los procesos inflacionarios desencadenados por el capital oligopólico, la alta burguesía y el capital extranjero, que fueron la columna vertebral de este proceso, se encaminaron a multiplicar su patrimonio a través del ciclo de endeudamiento, la valorización del capital y su posterior fuga al exterior”.
Sin excepción, el FMI reclamó planes de ajuste para las refinanciaciones otorgadas por sus préstamos. También cambios estructurales como las privatizaciones, y la destrucción de derechos laborales y sociales. Los salarios siempre cayeron con los programas que el organismo “acordó”, y el gasto social también. Además exigió la reducción de la inversión pública en infraestructura.
Los condenados de la deuda eterna, de la fuga de los poderosos y de los planes fondomonetaristas fueron los trabajadores, los sectores sociales vulnerables, y la autonomía nacional y sus posibilidades de desarrollo.
Un programa nacional y popular debe contener:
- la recuperación del salario real a los niveles del año 2015 como piso;
- la potenciación de la demanda interna para la reactivación de las pymes y la recuperación del nivel de empleo;
- el crecimiento del gasto social por encima del aumento del PBI, para mejorar las condiciones de vida popular hoy diezmadas por los cuatro años de destrucción llevados a cabo por el gobierno de la alianza PRO-UCR-CC;
- la ingeniería del pago de la deuda debe recurrir a las quitas, reducciones de tasas, ampliaciones de plazos y penalizaciones por la intervención antijurídica del FMI, que la subordinen al éxito de los tres primeros objetivos;
- una mayor participación productiva del Estado en la economía, porque se requiere aumentar el poder estatal y no disminuirlo como tradicionalmente procuraron los programas del FMI.
Estos son los contenidos de un proyecto de programa de mediano plazo que debería recibir para su discusión el Congreso Nacional en diciembre, producto de una elaboración autónoma. El Fondo debe limitarse a respetar la soberanía nacional en la elección del rumbo económico. Su pretensión de tomar cartas en el asunto sería un intervencionismo que violaría el derecho a la libre determinación de los pueblos.
Pinedo o Perón
Los grupos de poder, el FMI, los intelectuales de la ortodoxia económica y, también, muchos de la heterodoxia, promueven políticas y legislaciones para salir a juntar dólares como sea, para poder afrontar los pagos de un eventual arreglo entre el organismo y el país. Muchos partícipes del bloque de poder económico quieren el ajuste con más ahínco que el propio Fondo. La regularización de relaciones con el poder financiero les resulta la condición necesaria para una supuesta vuelta a los mercados voluntarios de crédito y, por lo tanto, a la restauración de las condiciones de volver a endeudar para rentabilizarse en las especializaciones de producciones primarias, mineras y agroindustriales buscando exportar y dolarizar los excedentes. Es una desaconsejable desesperación exportadora, que lejos de una política de desarrollo integral tendiente al pleno empleo y a la diversificación productiva –con mejora de la intensidad de conocimiento propio en los procesos productivos–, acude a la alternativa previa a la industrialización que fuera el eje del proyecto que dio nacimiento al peronismo. Suena a una música que recuerda al Plan Pinedo de 1940.
Esta es la trampa tendida por el acuerdo Cambiemos-FMI: bloquear el proyecto democrático, nacional y popular por el lado de la restricción financiera. Ya no se trata del desafío de romper la restricción externa vigente por las condiciones de dependencia que los centros de poder impusieron a los países jóvenes, haciendo pesar su estructura madura, mediante la reserva del mercado exportador de bienes de producción diferenciada frente a los commodities que exportaban las naciones periféricas. A esas condiciones de dependencia, Osvaldo Sunkel y Pedro Paz, muy anticipadamente respecto de los agravamientos introducidos por la financiarización, las describían en El subdesarrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo caracterizando que “el desarrollo y el subdesarrollo pueden comprenderse… como estructuras parciales, pero interdependientes, que conforman un sistema único. La característica principal que diferencia ambas estructuras es que la desarrollada, en virtud de su capacidad endógena de crecimiento, es la dominante, y la subdesarrollada, dado el carácter inducido de su dinámica, es dependiente”.
Esa lógica de dependencia que devenía en restricciones externas por el carácter de la estructura productiva de los países periféricos fue agravada superlativamente por las políticas de apertura y la financiarización. Los liberales no son inocentes pensadores sino cuadros orgánicos del capital financiero. Los desarrollismos que descansan en una lógica que presume que la ruptura con el atraso sobrevendrá por la vía de un tecnocratismo acertado, entienden que la imitación de las políticas seguidas previamente por los países centrales conducirá al paraíso, mientras desesperan por encontrar atajos para “zafar” del endeudamiento. Sin embargo, el subdesarrollo de los países dependientes es la condición de la plétora de riqueza del mundo central, en tanto la trampa de las finanzas abiertas y de la lógica fuga-deuda es la mejor garantía de la continuidad y profundización del sometimiento. Sin confrontación, sin noción de segunda independencia, no hay estrategia de desarrollo y mejoramiento de la vida del pueblo. Comprender que hay dos campos antagónicos e irreconciliables en lucha es un punto de partida indispensable. La ruptura de la dependencia es la condición del desarrollo nacional y no a la inversa.
Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/economia-politica-de-la-deuda/
Veamos la coincidencia de Guillermo Wierzba con Cristina Fernández de Kirchner en atribuir el ajustazo actual al hacerse cargo de la deuda contraida por el gobierno de Macri y al FMI
Argentina. La nueva carta de Cristina Kirchner sobre la negociación con el FMI y su «silencio»
Resumen Latinoamericano, 27 de noviembre de 2021.
La vicepresidenta responde a las especulaciones opositoras y mediáticas sobre su posición frente a un posible acuerdo con el Fondo Monetario y pone el acento en la responsabilidad del macrismo, de todos los legisladores y del Presidente, «que siempre tuvo, tiene y tendrá la lapicera».
La vicepresidenta Cristina Kirchner publicó una carta titulada «De silencios y curiosidades. De leyes y responsabilidades», en la que cruzó a los medios de comunicación y la oposición por especular sobre su posición con respecto a la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que dejó un contundente mensajes sobre la importancia de la responsabilidad política y el rol del presidente Alberto Fernández sobre este tema.
«Hace ya varias semanas desde los medios de comunicación hegemónicos, los sectores del poder real en la Argentina y, crease o no -según pude leer en letra de molde-, también desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los brokers de Wall Street, se especula con ‘el silencio de la vicepresidenta’ y su posición respecto de un posible acuerdo con el FMI por los 57.000 millones de dólares», comenzó el texto de Cristina Kirchner.(…)
(…)El peso de la deuda y el rol de Alberto Fernández
En la segunda parte del documento, la vicepresidenta hizo un recorrido sobre el rol del Congreso frente a la toma de deuda con el FMI, al tiempo que aclaró que quien tiene la lapicera dentro del Gobierno es el presidente Alberto Fernández.
«El 11 de noviembre del 2020 el Poder Ejecutivo Nacional envió al Senado de la Nación el Proyecto de Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública. Excelente iniciativa que tuvo como objetivo principal evitar que pudiera repetirse en la historia argentina una experiencia similar a la del gobierno de Mauricio Macri, que nos endeudó en apenas un instante de forma extraordinaria, exorbitante e insostenible sin pasar por el Congreso de la Nación», recordó.
En este punto, citó el artículo de aquel proyecto, que reza: «Dispónese que todo el programa de financiamiento y operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente».
En cuanto al camino legislativo de aquel proyecto, precisó que «19 días después de ingresada aquella propuesta, que contaba con apenas 5 artículos, el Senado de la Nación la aprobó con 65 votos favorables y una abstención» mientras que «la Cámara de Diputados no se quedó atrás. Con fecha 11 de febrero del 2021, la convirtió en ley -bajo el número 27.612- con 233 votos afirmativos, 2 votos negativos y 2 abstenciones».
«Como se podrá observar, surge a simple vista que la totalidad de las fuerzas políticas de ambas coaliciones asumió la responsabilidad de decidir si se aprueba o no, lo que el Poder Ejecutivo negocie y acuerde con el FMI. Todo ello sin perjuicio de que es el titular del Poder Ejecutivo quien lleva adelante las negociaciones en ejercicio de su responsabilidad constitucional en esta materia», enfatizó.
Al citar lo ocurrido en el 2020, la exmandataria dejó en claro que el gobierno está a cargo de Alberto Fernández: «Vale la pena aquí parafrasear y corregir el título al que hiciéramos mención al comienzo de este texto: la lapicera no la tiene Cristina… siempre la tuvo, la tiene y la tendrá el Presidente de la Nación. Y no lo digo yo, lo dice la Constitución Nacional. Que a nadie lo engañen sobre quién decide las políticas en la Argentina».
La responsabilidad política ante la deuda
En el marco del duro momento que atraviesa el país, Cristina Kirchner sostuvo que «Argentina, como el resto del mundo, fue y sigue atravesada por la pandemia y los riesgos de una mutación y retorno permanentes» y señaló que «nuestro país además, tiene el peso inédito de una deuda también inédita con el FMI».
«Es un momento histórico de extrema gravedad y la definición que se adopte y se apruebe, puede llegar a constituir el más auténtico y verdadero cepo del que se tenga memoria para el desarrollo y el crecimiento CON INCLUSIÓN SOCIAL de nuestro país», resaltó.
En la misma línea, citó lo ocurrido durante la gestión kirchnerista: «¡Y ojo! Que nadie está hablando de desconocer deudas. Creo que el kirchnerismo (y permítanme utilizar el “ismo” para de algún modo homenajear la formidable gestión de quien fuera mi compañero de vida e identificar un proceso político del peronismo) tiene un atributo histórico que es el de haber pagado las deudas que generaron otros gobiernos».
«Basta recordar una vez más la cancelación de la deuda con el FMI llevada a cabo por Néstor Kirchner, así como también la reestructuración de deuda llevada a cabo en 2005 y en 2010 con acreedores privados, con la quita más grande de capital e intereses de la que se tenga memoria», remarcó.
Por otro lado, puso como ejemplo su recorrido político y dejó un mensaje para el Congreso: «He sido legisladora nacional desde el año 1995 hasta el año 2007, cuando fui electa por primera vez como Presidenta de la República Argentina. Me tocó vivir como ciudadana, al igual que todos los argentinos y argentinas, momentos muy difíciles y como Senadora y Diputada nacional tener que votar en situaciones de gravedad institucional sin precedentes. Y siempre voté de acuerdo a mis ideas y convicciones, lo que no pocas veces me deparó algún que otro inconveniente».
«Hoy, como marca la Constitución y la ley 27.612, no es Cristina… son los y las 257 diputados y diputadas y 72 senadores y senadoras quienes tienen la responsabilidad legal, política e histórica de aprobar o no cómo se va a pagar y bajo qué condiciones la deuda más grande con el FMI de todo el mundo y de toda la historia», advirtió.(…)
El texto completo de Cristina Kirchner (…)
(…) Tampoco olvido y, además comparto plenamente, el discurso del Presidente de la Nación del pasado 9 de julio en la conmemoración de la gesta de la Independencia en la Casa de Tucumán:
“Todos los días peleo porque la Argentina se ponga de pie, y todos los días peleo contra los que quieren ver de adentro a la Argentina arrodillada. Y no paro, y sigo, y acordamos con los acreedores privados, estamos negociando con el Fondo. ¿La Argentina sabe que este año, de acá a fin de año, tenemos compromisos por casi 5 mil millones de dólares que afrontar con el Fondo, tomado por un gobierno que asumió ese compromiso hace dos años atrás? ¿La Argentina lo sabe? Y además me reclaman que arregle rápido. Mi modelo no está en los que mandan balas de goma a Bolivia. Mi modelo sigue siendo San Martín, Güemes y Belgrano. Nunca esperen de mí que firme algo que arruine la vida del pueblo argentino, nunca, nunca. Y espero que me entiendan, porque si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o que claudique ante un laboratorio, se equivoca. No lo voy a hacer. Antes me voy a mi casa, porque no tendría realmente cara para entrar en esa sala si hiciera algo semejante”.
Que Dios y la Patria los ilumine a todos y todas. Los argentinos y las argentinas lo necesitamos.
Destacamos respuestas a ambos escritos en la nota de Rolando Astarita
“10 años de economía argentina en algunos gráficos
En el marco de los festejos del movimiento nacional por los dos años de la asunción del gobierno FyF, presento una serie de gráficos para poner en perspectiva decenal la situación actual de la economía argentina”.
Y concluye:
A esto algunos lo llaman «modelo inclusivo y productivo»… en camino a la «liberación nacional». ¿Qué película estarán mirando?
Subrayemos cómo se intenta dirigir la lucha, organización de la unión de las diversidades de abajo hacia echar al FMI o sea se trata de una involución de progresistas e izquierdas electoraleras respecto al 19/20 de 2001 donde la insurrección popular era contra el contubernio de los poderes públicos con los privados e imperialistas desplegando el neoliberalismo que es el capitalismo contemporáneo.
1 de diciembre: Todxs a las calles, Fuera el FMI
El sábado 11/12 la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda se movilizará a la Plaza de Mayo y otros puntos del país, en el marco de la jornada de lucha contra el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional convocada por decenas organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles y políticas. Lo hacemos con la perspectiva de construir una fuerza social capaz de impedir el ajuste sobre el pueblo trabajador.
Tras la derrota electoral, el gobierno nacional avanza con la presentación ante el Congreso de un Plan Plurianual que contiene los principales lineamientos de la política económica de los próximos años, un paso fundamental en las negociaciones para un acuerdo con el FMI. Los dos grandes bloques políticos (FdT y JxC), se preparan para aprobar un plan económico en función del pago de una deuda fraudulenta, en detrimento del bienestar social y popular.
El préstamo tomado por el gobierno de Cambiemos con el FMI por U$S 44.500 millones estuvo plagado de irregularidades: no fue aprobado por el Congreso e incumple los propios estatutos del FMI, que impedían al organismo otorgar un crédito semejante y su utilización para la fuga de capitales. En ese sentido se trata de una deuda ilegítima, ilegal y odiosa, producto de una apuesta política del Fondo -a pedido de Donald Trump- para asegurar los negocios de los especuladores financieros y favorecer la reelección de Mauricio Macri. Al respecto, el Banco Central realizó una investigación e informó que el proceso de endeudamiento en 2015 – 2019 y el préstamo del FMI tuvieron como destino mayoritario la fuga de capitales. Asimismo, la Oficina Anticorrupción presentó ante la Justicia una denuncia penal a Macri y varios funcionarios por malversación y defraudación de fondos públicos, en la cual la Procuración del Tesoro es querellante. Ya hemos dicho que la “deuda” es una estafa por su origen e impagable por sus montos, y no corresponde hundir la economía para beneficiar a los mal llamados “acreedores”.
A pesar de ello, en lugar de suspender los pagos y profundizar la investigación de los reclamos, el gobierno continúa pagando vencimientos de intereses y capital al FMI: a fines de diciembre se habrán abonado U$S 6.300 millones en dos años. Al mismo tiempo, viene adaptando el plan económico a las exigencias usuales del FMI: reducción del déficit fiscal, restricción de la intervención del Estado en la economía (Hidrovía, Vicentin, etc.), ajuste de jubilaciones, salarios y planes sociales, y una profundización del proyecto primario y extractivista (soja, minería, ganadería, etc.) de graves consecuencias sociales y ambientales. Mientras tanto, casi el 50% de la población está bajo la línea de pobreza, el hambre crece en los barrios y los salarios pierden frente a la inflación.
En ese sentido, un acuerdo con el FMI -aunque sea el “menos malo”- profundizará ese camino al formalizar los condicionamientos estrictos que suele exigir el organismo e imponer una supervisión permanente sobre la política económica nacional durante los siguientes 10 años, priorizando el pago de una estafa sobre las necesidades populares. Esto incluye la aplicación de tarifazos en los servicios públicos, reformas estructurales (laboral, jubilatoria, impositiva) y el retroceso del Estado en la regulación de los mercados y resortes económicos. Serían una pérdida de soberanía y un ajuste inaceptables para nuestro pueblo.
No obstante, semejante plan se encontrará con la resistencia de los sectores populares, que poco tiempo atrás tiraron abajo los planes de ajuste de Macri. El crecimiento de la movilización de lxs desocupadxs, las luchas ambientalistas, de movimientos feministas y disidentes, de pueblos originarios, la pelea salarial y en defensa de los puestos de trabajo son una tendencia actual que irá creciendo de la mano del ajuste. Frente a ello, es esperable que se agraven la criminalización de la protesta y la persecución y represión a las luchas populares, como lo demuestran la reciente condena a Arakaki y Ruiz, procesados por la lucha contra la reforma jubilatoria recomendada por el FMI en diciembre de 2017, y el encarcelamiento e intento de extradición de Facundo Molares.
Como parte de tales luchas, la “Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda” viene impulsando una gran campaña multisectorial contra el pago de una deuda que el pueblo no debe pagar, desarrollando iniciativas tales como un juicio popular al FMI, cortes, actos y movilizaciones en las calles y decenas de actividades virtuales durante la cuarentena. Como continuidad, seremos parte de la movilización unitaria del 11 de diciembre a la Plaza de Mayo y otras ciudades del país, y seguiremos ampliando la convocatoria hacia todos los sectores populares que repudian la estafa de la deuda y el FMI y están dispuestos a movilizar por ello, incluidos aquellos afines o simpatizantes del Frente de Todos, construyendo en unidad un plan de lucha para las semanas decisivas que tenemos por delante.
No hay acuerdo benévolo ni “mal menor” con el FMI: pactar con el Fondo tiene un costo enorme para nuestro pueblo. Por el contrario, es posible y necesaria una política alternativa: suspender los pagos, investigar el endeudamiento y anular toda deuda ilegítima, unir nuestra lucha con los otros pueblos de Latinoamérica y el mundo que se levantan contra el FMI y los planes de ajuste y poner los recursos estatales y nacionales al servicio de una recuperación económica y social con centro en el bienestar popular y el cuidado de nuestros territorios, cuerpos y bienes comunes.
¡Las estafas no se pagan!
¡La deuda es con los pueblos y la naturaleza!
¡Basta de ajuste!
Fuente: https://autoconvocatoriadeuda.blogspot.com/2021/12/11-de-diciembre-todxs-las-calles-fuera.html
En consecuencia, predomina en la Argentina la creencia sobre la urgente e imprescindible confrontación contra el FMI para poder tener un desarrollo autónomo como define Guillermo Wierzba. Repitamos al cómo justifica la Autoconvocatoria a este posicionamiento:
Un acuerdo con el FMI -aunque sea el “menos malo”- profundizará ese camino al formalizar los condicionamientos estrictos que suele exigir el organismo e imponer una supervisión permanente sobre la política económica nacional durante los siguientes 10 años, priorizando el pago de una estafa sobre las necesidades populares. Esto incluye la aplicación de tarifazos en los servicios públicos, reformas estructurales (laboral, jubilatoria, impositiva) y el retroceso del Estado en la regulación de los mercados y resortes económicos. Serían una pérdida de soberanía y un ajuste inaceptables para nuestro pueblo.
No obstante, semejante plan se encontrará con la resistencia de los sectores populares, que poco tiempo atrás tiraron abajo los planes de ajuste de Macri. El crecimiento de la movilización de lxs desocupadxs, las luchas ambientalistas, de movimientos feministas y disidentes, de pueblos originarios, la pelea salarial y en defensa de los puestos de trabajo son una tendencia actual que irá creciendo de la mano del ajuste. Frente a ello, es esperable que se agraven la criminalización de la protesta y la persecución y represión a las luchas populares, como lo demuestran la reciente condena a Arakaki y Ruiz, procesados por la lucha contra la reforma jubilatoria recomendada por el FMI en diciembre de 2017, y el encarcelamiento e intento de extradición de Facundo Molares”.
Por un lado, se desconoce la contradicción esencial entre el Capital y el Trabajo al extremo de convencer conque echado el FMI por magia o mejor por alianza virtuosa entre ambos habrá posibilidades de desarrollo y bienestar. Hay ocultamiento de que la realidad concreta del actual sistema mundo capitalista es procurar sólo el creciente lucro oligopólico sin importar las consecuencias. Toda su historia demuestra acumulación de riquezas por aumentar la expoliación a los trabajadores y a los pueblos lo cual, en simultáneo, requiere de un disciplinamiento para la imposición de las crecientes injusticias social y socioecológica.
El agravamiento del ajuste y del Estado policial militarizado (reduciendo el Estado de derecho) así como de la deuda eterna, responden a la gran crisis estructural del capitalismo y la crisis civilizatoria en que sume a la humanidad. El capitalismo en Argentina no es viable si no se maximizan los extractivismos y estos son violencia de avasallamiento de derechos tanto de los pueblos como de la naturaleza, por tanto, exigen despotismo. Pero también para ser de alta rentabilidad demandan ser subsidiados directa e indirectamente de ahí el imperativo de endeudamiento.
Por otro lado se vuelve la espalda a las muchas luchas en todo el país-continente que defienden y recuperan territorios confrontando con el Capital y el Estado al afirmarse en desarrollar otro modo de vida y de producción que respeta la armonía con la salud de la naturaleza y por ende, propende a cuidar por la humana.
Ecocida y genocida
Dejemos de naturalizar nuestro modo de vida y trabajo que el sistema acuerda sólo con enriquecer cada vez más al 1% de la humanidad. La pandemia debería habernos interpelado sobre porqué existe emergencia alimentaria desde 2002 y se la prorrogó hasta 2023 a fines de 2019, también sobre el deterioro y la contaminación de los alimentos. Recordemos:
La historia humana de desplegó en la co-evolución con sus sistemas alimentarios. ¿Qué se come? ¿Cómo se lo obtiene? ¿Cómo se lo reparte? Comer tóxicos de modo sistémico es una anomalía antropológica. Nos alejaron del alimento y siquiera podemos decir que no queremos comer venenos
Pero, entre los de abajo, prevalece la conciliación mayoritaria con la burguesía como que se permanece de espaldas a lo urgente e imprescindible de frenar y luego erradicar la expropiación y la explotación a los/as trabajadoras por el Capital cuyas máximas expresiones se dan en los extractivismos por menospreciar la vida así como al presente-futuro humano de la zona. Es reformismo cómplice del Capital y su Estado que no repara en tantas décadas de pruebas sobre el antagonismo irreconciliable de ambos con los pueblos. Lo hallamos en:
Entrevista a Andrés Ruggeri, coordinador del 8° Encuentro de Economía de les trabajadores
«La economía de los trabajadores tiene que disputar, pensar y proyectar la economía desde una idea más amplia que la vinculada a un salario formal»
27 de noviembre de 2021
Por Mario Hernandez
Rebelión
M.H: Está finalizando el octavo Encuentro de trabajadores y trabajadoras de la Economía popular. Una gran actividad virtual pero muy amplia que se desarrolló parte en octubre y a lo largo de todo el mes de noviembre, este octavo Encuentro de trabajadores y trabajadoras que tuvo su localización en México pero que se difundió en varios países. Me gustaría que compartieras un primer balance.
M.H: Está finalizando el octavo Encuentro de trabajadores y trabajadoras de la Economía popular. Una gran actividad virtual pero muy amplia que se desarrolló parte en octubre y a lo largo de todo el mes de noviembre, este octavo Encuentro de trabajadores y trabajadoras que tuvo su localización en México pero que se difundió en varios países. Me gustaría que compartieras un primer balance.
A.R: Fue el octavo Encuentro de economía de los trabajadores y las trabajadoras, había sido aprobado en el anterior encuentro que fue en Brasil, en la escuela nacional Florestan Fernandes del MST, que iba a hacerse en México. Después vino la pandemia e incluso se suspendieron los encuentros regionales que se iban hacer durante el 2020 y se tomó la decisión entre las distintas organizaciones de ir a un esquema virtual.
Se estuvo debatiendo durante mucho tiempo porque una de las características de todo este período es que parecía que se iba a terminar y, sin embargo, recrudecía la pandemia. Entonces, se decidió hacerlo totalmente virtual porque no quedaban muchas opciones.
Fue una actividad muy intensa, la gente de México se puso al hombro todo un esfuerzo organizativo que es muy distinto de los anteriores porque acá no había delegaciones, no había que ocuparse de todas esas cuestiones prácticas de la gente llegando de lugares diferentes, pero había que garantizar las transmisiones, incluso tener en cuenta los distintos horarios de los distintos continentes.
M.H: ¿En qué sumó y en qué resto que el encuentro fuera virtual?
A.R: Sumó la posibilidad de hacer muchas actividades con mucha gente que quizás de otra manera no hubiera podido estar porque en el encuentro presencial hay que ir hasta el lugar del encuentro y eso implica un costo, un tiempo, etc., y acá uno se podía conectar desde cualquier lugar del mundo o incluso subido al sitio web lo puede ver en cualquier momento.
También haber hecho la página web del Encuentro que era algo que se venía hablando hace años y finalmente ahora con el trabajo de algunos compañeros se pudo hacer y ahí hay acceso a todo lo que se discutió, creo que en ese sentido fue un salto de calidad en cuanto al acceso de los debates.
Por otro lado, hay un montón de cosas que acompañan al Encuentro que tienen que ver justamente con los debates en el lugar, con el intercambio entre las distintas delegaciones, incluso con una unidad del debate, porque en el encuentro presencial siempre estamos con un montón de mesas de temas diferentes, pero hay una suerte de continuidad de los debates porque van atravesando los temas todo el encuentro.
Siempre tengo la misma sensación de que fue una única discusión en los tres o cuatro días que dura el Encuentro tocando diferentes temas, aristas, pero siempre con cierta unidad de debate, y acá no se dio porque cada mesa fue una mesa separada de las anteriores y coincidían algunos expositores que estuvimos dos o tres veces, pero era muy difícil que alguien pudiera estar un mes y medio todos los días conectado durante tres horas participando de todos los debates.
Eso restó bastante pero fue la única forma de hacerlo y lo importante, y fue la conclusión que se sacó, fue sostener el espacio, evitar que pasara más tiempo sin que hubiera una actividad de la red, del Encuentro.
M.H: ¿Ya se definió dónde nos encontraremos en los próximos encuentros?
A.R: No se tomó una definición muy definitiva digamos, pero se habló de continuar con el esquema de Encuentros regionales durante el 2022, muy probablemente el sudamericano o quizás el latinoamericano porque la gente de México está muy degastada para hacer otro encuentro regional el año que viene y ya viene organizando todos los encuentros de América del norte y América central que fueron en México y no hay demasiadas posibilidades que haya uno en Estados Unidos o en Canadá, así que probablemente sea un encuentro de todo el continente latinoamericano de la regional que nos toca a nosotros, y eso seguramente sea acá en Argentina.
Había una idea de hacer el pasado sudamericano en Santa Fe que es una propuesta que sigue en pie y vamos a tratar de que no sea acá en Buenos Aires. Y después está el Europeo, la gente de Francia planteó que estaba bastante desarticulada la red europea pero que no era un problema de esta red en particular sino de toda Europa, las redes militantes, de movimientos sociales, sindicatos europeos están sumamente desarticulados y eso también arrastra a esta red por eso plantearon hacer un encuentro en Francia y a partir de ahí invitar al resto.
Y después queda pendiente la posibilidad de ayudar a nuestros compañeros africanos a que hagan el suyo pero eso es algo más remoto. El año que viene vamos a tener dos encuentros regionales uno en Europa y otro en Argentina.
M.H: Se han conocido estadísticas del ReNaTEP con casi tres millones de familias inscriptas, se presentó en mayo de este año, y allí se habla de casi un 8% de cooperativas de trabajo. ¿Esto que tiene que ver con la Economía de los trabajadores?
A.R: Yo creo que tiene que ver bastante. Me parece que la Economía de los trabajadores es un concepto amplio que significa no solamente la experiencia de autogestión de la Economía popular sino que abarca todo lo que tiene que ver con disputar, pensar y proyectar la economía desde la clase trabajadora y desde una idea de la clase trabajadora por ahí más amplia que la concepción más bien estrecha de la clase trabajadora que tiene un salario formal o registrado.
Eso incluye a todo el cooperativismo de trabajadores y también a la Economía popular además de los sindicatos y la clase trabajadora más formalizada. Uno de los grandes problemas que me parece hay últimamente es darse cuenta de la dimensión que tiene toda esa economía que no está formalizada, pero no pensándola como economía formal sino desde este otro lado de súper explotación del trabajo por un lado y proceso de autogestión del trabajo por otro, como dos partes de un mismo fenómeno.
Un sector social expulsado del trabajo formal que en algunos casos sigue siendo empleado, lo que acá llamamos en negro o de relaciones de explotación mayor o de redes informales, pedazos de cadenas productivas en su eslabón más débil y en algunos sectores esto se autonomiza y trata de elegir sus propias empresas o cooperativas, o se resiste también a la desocupación, es el caso de las empresas recuperadas o de muchas otras organizaciones.
Todo ese sector no entra en las estadísticas por eso es importante este trabajo del ReNaTEP, creo que no termina de ser completo porque hay que inscribirse y hay una parte grande de la población que está en esa condición que si no está organizada es bastante imposible de detectarla y que formen parte de las estadísticas.
Desde ese punto de vista todo eso forma parte y está relacionado con la Economía de los trabajadores. De hecho fue una discusión del 8° Encuentro de los trabajadores este tema. Fue una discusión en varias mesas, hubo dos o tres mesas de precariedad laboral donde participaron experiencias distintas de México, de Brasil, de Chile, de Argentina, inclusive acá, por ejemplo, participó una cooperativa de inmigrantes colombianos, el tema de las migraciones, que en México es un tema muy importante, también tuvo dos mesas y tiene bastante que ver con esto.
Y en otra de las mesas, que fue una discusión mucho más teórica, también hablamos de los modos de acumulación a través de híper explotación del trabajo no asalariado, de la coordinación al capital de distintas formas productivas que a veces pueden ser cooperativas, de lo que también se ha llamado acumulación por disposición.
Todo esto fue debatido de varias maneras y lo que falta es sacar una síntesis porque fue bastante transversal a unas cuantas mesas.
M.H: ¿Cómo se accede a toda esta información, a este 8° Encuentro de los trabajadores y las trabajadoras?
A.R: Hay una página web que es https://www.facebook.com/economiatrabajadores/ ahí están todas las mesas subidas del encuentro. Si ponen en YouTube octavo encuentro de economía de trabajadores también lo van a encontrar porque se accedió desde varios lugares y se subió por varios sitios.
M.H: ¿Querés agregar algo más?
A.R: Fue un encuentro particular pero permitió darle vida a la red y dar todas estas discusiones, y ahora esperamos el siguiente y que sea en mejores condiciones para poder participar personalmente.
Nos plantean transformaciones radicales las autoorganizaciones de diversidades de abajo al resistir los extractivismos y defender otros modos de producción y vida con arraigo y potencialidades en sus respectivos territorios.
Ecología Social. Nace la Cátedra Libre de Transición Agroalimentaria y Energética:
del extractivismo al ecologismo
Por Pablo Corso, Resumen Latinoamericano, 4 de diciembre de 2021.
Desde hace una década, el Alto Valle de Río Negro enfrenta una transformación dramática. El centro de la actividad petrolera, que solía estar en los alrededores de Catriel, viene desplazándose hacia esa región históricamente productora de frutas y verduras. No sólo se trata de un cambio en la matriz económica de la región; también implica modificaciones decisivas en la calidad del suelo y del aire, la vida de las poblaciones y la propia concepción de desarrollo socio-económico, con fuertes repercusiones nacionales e internacionales.
Para pensar causas y consecuencias de esta nueva dinámica, el 26 de noviembre se desarrolló la jornada virtual “Entre la producción de alimentos y el fracking”, evento de presentación de la Cátedra Libre de Transición Agroalimentaria y Energética, una propuesta de la Facultad de Ciencias Agrarias (FACA) de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), la Mesa de Transición Productiva y Energética de Río Negro, y el Observatorio Petrolero Sur. La cátedra buscará promover la articulación entre el conocimiento académico y los saberes locales, con foco en los entramados productivos que aporten a la construcción de agro-ecosistemas diversos, equitativos y sustentables.
“Quisimos incluir estos temas en nuestra agenda de grado y posgrado, e integrarnos en un espacio amplio donde discutir problemas que ahora están en la agenda geopolítica mundial”, explicó Esteban Jockers, vicedecano de la FACA. Para el coordinador Agustín González, se tratará de un ámbito que buscará sumar saberes populares, cotidianos y transversales. Por eso la conforman docentes de distintas facultades e instituciones especializadas en economía, energía y ciencias sociales.
De la conquista a la crisis
En su historización sobre el proceso productivo de la región, la decana Graciela Nievas recordó cómo -a partir de la campaña de conquista y exterminio indígena iniciada en 1878- el Estado argentino promovió la distribución de tierras, la construcción de vías férreas y del telégrafo, y la constitución de grandes compañías agro-ganaderas y distribuidoras de frutas, con pocos titulares-propietarios. “Todas acciones de la mano del capital británico, en acuerdo con el Gobierno Nacional”.
A comienzos del nuevo siglo, la Compañía de Tierras del Sud adquirió 40 mil hectáreas con potencial de riego, que más tarde vendió en lotes de 10 a 15 hectáreas a los inmigrantes que habían participado en la construcción de esas mismas obras. Mientras en la estación experimental Cinco Saltos empezaban a investigarse las variedades y técnicas más aptas, las obras hídricas para controlar las crecidas de los ríos Neuquén y Limay finalizaron en 1928.
“El Dique Ballester logró el emparejamiento del Valle y generó las condiciones para los que vivimos acá hoy, protegiéndonos de las inclemencias climáticas. Activó una zona agrícola y permitió transformar el desierto en una zona fértil, con suelos de aptitud excepcional para producir alimentos”, agregó González.
Hacia mediados del siglo pasado, más del 73% de las explotaciones agrarias tenían menos de 20 hectáreas y estaban a cargo de chacareros que exportaban principalmente a Europa. Luego llegarían las iniciativas nacionalizadoras del peronismo, la transformación de algunos productores chicos en medianos y grandes, la tecnificación de los 60 (con la consecuente expansión de la fruticultura) y -ya en los 70- los primeros indicios de una crisis estructural que perdura hasta hoy: menos superficie cultivada, caída de la producción y volúmenes de exportación, tendencia a una homogeneización de los cultivos.
Fracasos del fracking
En los últimos años, el negocio petrolero avanzó sobre las tierras productivas de localidades como General Fernández Oro y Allen (Río Negro), con daños ambientales y los potenciales perjuicios a la comercialización que imponen los mercados internacionales, planteó Nievas. Las nuevas explotaciones trajeron lógicas cortoplacistas, que empezaron a imponerse sobre los emprendimientos que llevaban un siglo. “La situación cambia drásticamente, no solo por la cercanía con los centros poblados, sino porque se está avanzando en zonas agrícolas, productivas, fértiles”, explicó González. “Ya desaparecieron 20 mil hectáreas productivas; nos quedan 35 mil para seguir produciendo alimentos”.
En este contexto, la Mesa de Transición Productiva y Energética (principal antecedente de la Cátedra Libre) trabaja sobre la hipótesis de que la apuesta por los hidrocarburos no tradicionales pone en riesgo la diversificación económica de la región. “La punta de lanza es la Estación Fernández Oro, operada por YPF, que en lo que va de este año es el área número 11 del ranking de Vaca Muerta [cuyos yacimientos proveen el 45% del gas y el 30% del petróleo de Argentina] en cuanto a extracción de gas no convencional”, precisó Mariana Fernández Massi, de Enlaces por la Justicia Energética y Socioambiental (EJES). Allí se cuentan más de 210 pozos operativos, que evidencian con claridad el desplazamiento de la frontera hidrocarburífera hacia el Alto Valle.
En la provincia de Río Negro, donde el 75% de las exportaciones son fruta fresca, ese avance violenta una estructura tradicionalmente sostenible y “prescinde de mecanismos de participación que permitan conocer la opinión de los afectados”, plantea el documento de presentación de la Cátedra girado a la FACA. El corrimiento de esa frontera está acompañado de un repliegue del Estado provincial, factor necesario para el proceso de concentración y disminución de la mediana y pequeña producción frutihortícola.
El documento también denuncia un “chantaje que busca legitimar socialmente la instalación de la industria extractiva, que mediante la generación de puestos de trabajo y recursos demanda tolerancia a la población respecto de los «costos» socioambientales para sostener una supuesta intervención «benefactora» del Estado”. Es decir: se sobreestiman los eventuales beneficios y se subestiman los impactos socio-ambientales. “El fracking demanda grandes cantidades de energía y agua e incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero mucho más que la explotación petrolera convencional -confirma el texto-. Las proyecciones oficiales mencionan la posibilidad de un incremento del estrés hídrico y de los procesos de desertificación en las próximas décadas”.
La Zonal Xawvnko de la Confederación Mapuce de Neuquén ya observa algunas de estas dinámicas. Con la llegada de los mega-proyectos hidrocarburíferos, 13 comunidades denuncian impactos sobre su tierra, su salud y su cultura, que incluyen la emergencia de conflictos relacionados a drogas y trata de personas, alertó el referente Gilberto Huilipan.
“El fracking genera fisuras en las viviendas de nuestros hermanos mapuces”, reveló Huilipan, que también criticó la contaminación, las piletas a cielo abierto y los basureros que conlleva la actividad. La falta de agua genera problemas de riego en los emprendimientos frutícolas. Y cuando está disponible, “lleva los metales pesados a la tierra donde cultivamos nuestras frutas y verduras”. Por eso, el referente mapuce reclamó la presencia de los organismos de control y el financiamiento a proyectos agro-ganaderos locales. “Esta zona no siempre va a depender de la industria petrolera”, advirtió. “¿Qué va a pasar con la gente que fue mano de obra cuando se vaya?”
Dos modelos en lucha
Los expositores coincidieron en que las soluciones deben ser disruptivas e integrales. “No hay un fracking sustentable”, planteó Fernández Massi. “Las consecuencias no deseadas son inherentes a su técnica y a sus modelos. Tiene baja capacidad de generación de empleo y enormes brechas salariales, con fuertes distorsiones donde se desarrolla”.
Desde Taller Ecologista, Jorge Chemes recordó que la los debates sobre la transición energética no deberían reducirse a la cuestión del cambio de matriz (por ejemplo, fósiles o renovables), sino inscribirse en la concepción del sistema como un complejo heterogéneo de relaciones e intereses, compuesto por actores y por actos. Un terreno en disputa, como describe la tipología de Joan Martínez Alier en El ecologismo de los pobres. Mientras que el de los ricos oscila entre el culto a la vida silvestre y la eco-eficiencia, el popular se funda en la lucha de los movimientos de trabajadores.
Una transición basada en este segundo modelo, planteó Chemes, coloca a la energía en la esfera del derecho (no la del mercado), la concibe como un elemento básico para satisfacer necesidades humanas, y exige des-fosilizar la matriz y disminuir el consumo global, aunque recordando los roles y papeles diferenciales, ya que “el 10% más rico de la población es responsable de la mitad de las emisiones”. En su horizonte para una justicia socio-ambiental, busca sumar los aportes imprescindibles del feminismo y los pueblos originarios.
Con la experiencia del Alto Valle a la vista, Fernández Massi llamó la atención sobre la necesidad de “redireccionar el destino” de provincias como Río Negro, que deberían potenciar el carácter diversificado de las actividades productivas, recuperar experiencias internacionales (prohibiciones, moratorias, zonas de preservación) y diseñar medidas de soberanía energética (por ejemplo, con fuentes eólicas, articulando con los polos científico-tecnológicos.
Tierra, trabajo y justicia
Dado que “el 30% de la energía que se produce en el mundo se vincula a la producción de alimentos, la transición energética popular plantea la necesidad de producir y consumir de forma local”, explicó Chemes. Para ello se busca “una agricultura menos dependiente de los hidrocarburos, con mayor aporte del chacarero tradicional, que conoce cada metro cuadrado de su tierra y produce con amor, generando alimentos sanos y nutritivos”, agregó González. La Unión de Trabajadores de la Tierra, organización de más de 22 mil familias productoras de todo el país, avanza hacia esa transición virtuosa. Desde hace dos años, el nodo de Río Colorado fabrica sus propios insumos, primero en forma artesanal y más tarde a través de una bio-fábrica. “Además de bajar los costos de producción, permiten tener una vida mejor, con menos intoxicaciones de los productores y un consumo seguro de los destinatarios”, celebró la referente Karina Zon, que elogió el protagonismo de las mujeres. “Somos las primeras en impulsar la agroecología, las que cuidamos a la familia y a la naturaleza que nos rodea”.
La UTT también organiza sus propios canales de comercialización, una medida que permitió mejorar las condiciones económicas de vendedores y compradores. Como Huilipan, Zon reclamó un mayor compromiso estatal y celebró la creación de la cátedra en el ámbito de la UNCo: “Es muy auspicioso que las instituciones empiecen a poner en tensión lo que está pasando. El extractivismo no es la única salida”.
Hacia el final de la jornada, Nievas hizo una pregunta fundamental: “¿Cómo compaginar la necesidad de producir alimentos para la población con la necesidad de generar divisas?” Aunque necesario, un nuevo esquema normativo será insuficiente sin un paso a la acción. “¿Qué papel jugarán el conocimiento, la acción política y la movilización social para una transición agroecológica, en un país desindustrializado y dependiente?, volvió a preguntarse.
Entonces volvieron a resonar las palabras de Huilipan: “Hay que compartir los conocimientos en diferentes sectores y avanzar hacia la búsqueda de un plan en donde todos estemos contenidos. Que esto no signifique el fin de nuestros días, sino el comienzo de una etapa en la que la tierra siga generando vida”.
Agencia Tierra Viva
Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/12/04/ecologia-social-nace-la-catedra-libre-de-transicion-agroalimentaria-y-energetica-del-extractivismo-al-ecologismo/
En consecuencia, ya han echado andar otras concepciones de sociedad y mundo, otros vínculos entre los diversos de abajo y enfoques de cómo caminar hacia la creación por los pueblos de sus buenos vivires. Pero es perentorio reflexionar sobre qué plantea:
Leonardo Rossi
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· No hay tiempo
Imaginé que con la pandemia se iba a poder discutir a fondo -a nivel público- de alimentación en cantidad y calidad, de ecosistemas, de bienestar del agua y del aire, de densidad poblacional sobre los territorios. En fin, de salud colectiva.
Pero no, todo se reduce a vacunas y confinamientos. Los pobres están más pobres y peor nutridos. Los ricos más ricos. El comercio global, que enriqueció más a las élites y empobreció más a los pobres no se detiene; tampoco el movimiento de esas élites por el mundo.
La culpa de la pandemia es de tal país pobre que no tiene vacunas o de aquel grupo que es poco solidario y no se vacuna. Del sistema que detona los territorios y provoca zoonosis, nada; del sistema que mantiene miles de millones de cuerpos malnutridos por falta y por exceso, causa primera de déficits inmunológicos, nada; de aquellas y aquellos que van y vienen por el mundo -mueven virus aún vacunados- en sus transportes corporativos, nada; de exponer a millones de niñas y niños a tecnologías experimentales de forma temeraria, nada.
Parece que lo único que importa es mantener hospitales sin colapsar, un objetivo noble si fuese una parte más de un plan de salud colectiva. Como meta por sí sola parece buscar que todo siga como está o más bien empeore, como muestran los escenarios sanitarios desde una mirada profunda.
Cada vez que se plantean estas cuestiones -normalmente se las ignora- en el mejor de los casos, dicen que está muy bien, pero que no hay tiempo para esas discusiones. Nunca hay tiempo para pensar en una salud colectiva digna. El ritmo del capital atenta contra los tiempos vitales. Aceptar sus dinámicas es la cancelación misma del ciclo de vida, y así nos vamos quedando, efectivamente, sin tiempo…
Alternativas emancipatorias
Confirmemos nuestras observaciones, experiencias y reflexiones sobre la potencialidad emancipatoria de aquellos feminismos más en rebelión contra el orden patriarcal, eclesiástico y capitalista.
R e f l e x i o n e s s o b r e F e m i n i s m o y
E c o l o g í a ( e n c u a r e n t e n a )
Coordinación Feminista SCAC
Coordinación general: Antonia Zambra A. y Karen Pradenas C.
Edición de textos: Beatriz Sanhueza T.
Diseño gráfico y diagramación: Emiliano Méndez A.
Fundación Heinrich Böll Cono Sur
Presentación
Ya sea por el creciente movimiento feminista de las últimas décadas en Chile y América Latina o por la profundización de la crisis climática y ecológica, lo cierto es que cada vez se observa un mayor interés respecto de las posibilidades que ofrece la confluencia entre feminismo y ecología, tanto desde el punto de vista del pensamiento crítico como desde la práctica. Se trata de un encuentro que significa no solo cuestionar las relaciones de poder que se construyen y perpetúan en la sociedad occidental, sino también de visibilizar horizontes de desarrollo alternativos al modelo neoliberal extractivista, que incorporen las necesarias nociones de justicia ambiental y de género.
La emergencia sanitaria, generada por la pandemia de Covid-19, ha profundizado las desigualdades sociales y ecológicas derivadas de la crisis, haciéndolas incómodamente más visibles. Por otro lado, estar en cuarentena es una forma de sentirse entre paréntesis, los hábitos cotidianos cambian, el trabajo se complejiza, nuestras formas de relacionarnos se modifican. Nos preguntamos por el futuro, se siente la incertidumbre. Pareciera que resulta aún más urgente y necesario, buscar, en esta convergencia, respuestas posibles ante a la crítica circunstancia que vive nuestro país y el planeta. De esta combinación de inquietudes e interrogantes, en abril del año 2020, surgió la idea de organizar, como Coordinación Feminista de la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC), un espacio de reflexión que nos permitiera compartir nuestra experiencia como profesionales, académicas, activistas, y, principalmente, como mujeres ligadas al área medioambiental. Buscamos converger en un espacio que nos diera la posibilidad de detenernos y observar de qué forma la experiencia actual nos permite abordar con una mirada fresca y crítica, cómo queremos vivir, cómo nos estamos relacionando como sociedad, cuál es nuestro vínculo con los otros seres vivos y con el planeta en el que habitamos. A su vez, preguntarnos cómo nos toca la experiencia de género en nuestros espacios familiares, laborales y en las organizaciones en que participamos; qué tipo de iniciativas estamos desarrollando para contribuir al debate y a las políticas en relación a los temas que nos convocan
Así, a partir de seis encuentros virtuales que titulamos Ciclo de reflexiones sobre feminismo y ecología en cuarentena, abordamos, desde diferentes perspectivas y con un lente feminista, los temas que consideramos relevantes para reflexionar en torno a estas preguntas. Los encuentros buscaron ofrecer un espacio horizontal para el intercambio de ideas y experiencias, que permitieran relevar la importancia de la voz de cada una de las participantes. Esta publicación, Reflexiones sobre feminismo y ecología en cuarentena, es el resultado de esos encuentros. Agradecemos, a todas las mujeres que participaron de estas conversaciones, por la confianza y apertura para llevar a cabo este ciclo. A las mujeres de la Coordinación Feminista (SCAC), Arianne Van Andel, Patricia Araya, Javiera Lecourt, Romina de Ríos, María José Gutiérrez, Francisca Magnani y Fiorella Repetto-Giavelli que realizaron la transcripción de las sesiones para sacar adelante este proyecto. Finalmente, a la Fundación Heinrich Böll Cono Sur por creer en esta propuesta y financiar su publicación.
Antonia Zambra Álvarez Karen Pradenas Canales Coordinadoras de la publicación
De la teología al antiextractivismo:
ecofeminismos en Abya Yala
10 de enero de 2018
LaDanta LasCanta*
(…) Introducción
Hablar de Abya Yala, en lugar de América Latina, nos posiciona frente al eurocentrismo y a favor de la visibilización de la viva presencia de los pueblos indígenas que resisten desde la pluriversalidad del mundo.
A pesar de su temprana aparición, el ecofeminismo en Abya Yala ha sido poco conocido tanto por las feministas como por las propias ecofeministas. Cuando en esta y otras latitudes se lo menciona, suele hacerse con la percepción reduccionista de la teología ecofeminista. La difusión de este panorama fragmentario se debe a varias razones:
1) el contexto de alta violencia y precariedad que enfrentan gran parte de las investigadoras y activistas de esta región; 2) la gobernabilidad epistémica del Norte global, con su copiosa movilización de recursos financieros, incluso en las corrientes del pensamiento crítico; 3) la tendencia de esa gobernabilidad a clasificar como esencialistas las racionalidades diferentes, sin conocer su complejidad antropológica, cultural y territorial, y 4) la práctica inexistencia de una historia de nuestros ecofeminismos.
En este sentido, el propósito de este trabajo es contribuir a la elaboración de una historia de los ecofeminismos en y desde Abya Yala, sustentado en la revisión de fuentes primarias y secundarias. Nos concentraremos en países específicos de la región y comenzaremos el recorrido con los diferentes movimientos y propuestas desarrollados en nuestro continente desde su surgimiento, a finales de la década de 1980 e inicios de la de 1990, hasta la actualidad. Será inevitable evaluar la contribución de determinadas individualidades y grupos. Esto lo haremos en dos momentos: el primero, dedicado a la teología ecofeminista, y el segundo, a la lucha de las mujeres contra el extractivismo, en la defensa del agua y de sus territorios-cuerpos.
La teología ecofeminista
La teología ecofeminista de Abya Yala es la fase superior de la teología feminista. Nació a principios de los años noventa del siglo xx. Eran los años del aparente triunfo definitivo del capitalismo neoliberal y de la derrota de los proyectos políticos alternativos: los sandinistas acababan de perder las elecciones, se firmaron los acuerdos de paz que pondrían fin a la guerra civil en El Salvador, se produjo la invasión a Panamá, cayó el Muro de Berlín y se materializó lo impensable: el fin de la URSS. Todo ello constituyó un duro golpe simbólico para los movimientos de izquierda.
En medio de este panorama, y en el contexto de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro[1] y la emergencia de movimientos indígenas con motivo de los quinientos años de la invasión europea, un grupo de teólogas feministas decidió traspasar los límites del antropocentrismo para construir una nueva cosmovisión y utopía: la teología ecofeminista de nuestra región (Ress, 2006, x). Eran religiosas influenciadas por la teología de la liberación, que no se dedicaban exclusivamente al estudio, sino que contaban con un sostenido trabajo político en comunidades pobres y marginadas en el marco de las Comunidades Eclesiales de Base.
La teología ecofeminista en Abya Yala comparte con las distintas corrientes del ecofeminismo la comprensión de la equivalencia entre la opresión de las mujeres y la explotación de la naturaleza:
El ecofeminismo como pensamiento y movimiento social se refiere básicamente a la conexión ideológica entre la explotación de la naturaleza y la explotación de las mujeres dentro del sistema jerárquico-patriarcal. Desde el punto de vista filosófico y teológico, el ecofeminismo puede ser considerado como una sabiduría que intenta recuperar al ecosistema y a las mujeres. Estas fueron relegadas por el sistema patriarcal, y particularmente por la modernidad, a ser fuerza de reproducción de mano de obra –“vientres benditos”–, en tanto que la naturaleza se tornó objeto de dominación para el crecimiento del capital (Gebara, 2000, 18).
Asimismo, según Mary Judith Ress (2006), el ecofeminismo es el reconocimiento de que la interdependencia de todas las cosas es la realidad constitutiva del universo. Justamente, para Gebara (2000), esta interdependencia es el punto clave de una epistemología ecofeminista.
Tal como destaca Priscila Barredo-Pantí (2016), la teología ecofeminista en Abya Yala evidenció el sesgo androcéntrico y antropocéntrico de la teología de la liberación y la enriqueció al ampliar sus análisis de los mecanismos de opresión e incluir el cuerpo de las mujeres como lugar de reflexión y acción (Ress, 2006, xi). Estas teólogas han deconstruido la imagen del Dios patriarcal, reconstruido el significado de la Trinidad, dilucidado el sentido de lo sagrado, revisado los atributos divinos, criticado los símbolos cristianos y desarrollado una hermenéutica feminista, además de rescatar a las deidades femeninas que subsisten en las vírgenes que han existido en nuestro continente.
Sin embargo, lo más importante es la concepción de una teología que transforma el antropocentrismo e incorpora todas las formas de vida como sujetos de ética y atención teológica. Este desplazamiento las lleva a postular una nueva antropología, epistemología, gnoseología, cosmología y ética, que incluyan la experiencia de las mujeres empobrecidas (Ramón Carbonell, 2014, 102).
Entre sus principales exponentes, podemos mencionar a Coca Trillini en Argentina; Fanny Geymonat-Pantelís y Alcira Agreda en Bolivia; Ivone Gebara, Agamedilza Sales de Oliveira, Sandra Duarte y Sandra Raquew en Brasil; Marcia Moya en Ecuador; Rosa Dominga Trapasso en Perú; Mary Judith Ress en Chile; Graciela Pujol en Uruguay, y Gladys Parentelli y Rosa Trujillo en Venezuela. De todas las mencionadas, Gebara no solo es la lideresa indiscutible, sino quien inició el interés de gran parte de ellas por el ecofeminismo. Estas teólogas ecofeministas han sustentado su trabajo político en la experiencia y han construido una metodología que se sostiene en su conocimiento encarnado y situado.
Ellas han articulado una praxis que tiene como horizonte el trabajo colectivo y en red. La necesidad de generar un espacio de articulación de las ideas ecofeministas surgió en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, realizado en Argentina en 1990 (Parentelli, 1992a). Al año siguiente, nació Con-spirando, el colectivo ecofeminista más influyente de Abya Yala y promotor de la revista del mismo nombre.[2] Es una organización horizontal, diversa y multinacional que no depende de la academia ni de ninguna organización religiosa (Gebara, 1999, 14). Está integrada por feministas, “buscadoras de nuevas visiones en los ámbitos de la espiritualidad, la teología feminista y el ecofeminismo”.[3] Cuentan con distintos espacios de formación, una escuela de mujeres, una escuela anual de verano de teología ecofeminista y una propuesta metodológica de transformación cultural. Celebran ritos y mantienen una biblioteca virtual.
El colectivo-red Con-spirando es el epicentro de la política ecofeminista en nuestro continente, e Ivone Gebara se ha convertido en su pensadora más importante. Una de sus fundadoras, la teóloga Mary Judith Ress (2006), explica las contribuciones del colectivo: 1) desenmascarar algunos aspectos de la violencia teológica contra las mujeres, 2) renombrar lo sagrado y reconectarse con este ámbito, 3) ofrecer una teología encarnada y 4) llevar una perspectiva ecofeminista a la teología.
Entre 1992 y 2009 Con-spirando publicó su revista, en la que sistematizó los importantes esfuerzos del trabajo colectivo y en red de las ecofeministas, teólogas o no, que dejaron registro de sus aportes e intercambios experienciales sobre las complejas y variadas visiones de la ecología, la espiritualidad y la ética. Desde su primera edición, la revista se planteó establecer una red de trabajo e investigación regional y reivindicó la historia desde la mirada de los pueblos originarios (mapuche, aimara y maya, entre otros).
Con-spirando distribuyó sesenta números especiales en los que abordó sin cortapisas espinosas realidades: el aborto, el sida, la prostitución, el cuerpo y la teología, el derecho al placer, las raíces indígenas de nuestras manifestaciones culturales, temas antropológicos e históricos con perspectiva feminista, el arte, la creatividad, la fertilidad y la violencia intrafamiliar. Y muchos otros temas, como las economías de subsistencia, el desarrollo a escala humana, la Cumbre Mundial de Desarrollo Social de Copenhague de 1995, la economía ecológica, los procesos de descapitalización ambiental, la economía de la solidaridad, el fin del armamentismo y del militarismo, la división sexual del trabajo, las fuentes de energía, la producción y la distribución sostenible de alimentos, las ecoaldeas y la agroecología, las actitudes suicidas y los fundamentalismos, además de sus reseñas históricas sobre la IV Conferencia Internacional de la Mujer en Pekín en 1995. Todo ello hace de Con-spirando una referencia obligada en los debates ecofeministas en Abya Yala.[4] Asimismo, existen otros grupos orientados a la teología ecofeminista estrechamente vinculados a Con-spirando, tales como Caleidoscopio y Católicas por el Derecho a Decidir en Uruguay, Gaia en Venezuela y el Núcleo de Mujeres y Teología en Guatemala.
Las teólogas ecofeministas han sido calificadas por otras feministas de esencialistas, espiritualistas y hasta new age, una crítica que borra sus diferencias y señala que no pertenecen a la tradición racionalista del movimiento feminista.[5] Aunado a ello, la jerarquía de la Iglesia católica y algunos teólogos de la liberación les han reprochado sus posiciones heterodoxas con respecto a Dios y al lugar que adjudican a lo humano en el mundo (Ress, 2006, 148). Lo cierto es que estas ecofeministas, además de darle un vuelco radical a la teología, sostienen un trabajo político en sus comunidades que, aunque invisibilizado, las expone constantemente a la violencia estructural y coyuntural que define las relaciones de poder en nuestro continente.
A diferencia de gran parte de las feministas, las teólogas ecofeministas han militado con las mujeres de los barrios más pobres del continente y han sido las únicas que han logrado trascender la actual cosmovisión androcéntrica del mundo para llevar hasta las últimas consecuencias los principios de justicia, igualdad y empatía. En este sentido, las palabras de Rosa Dominga Trapasso (1993, 3) son diáfanas: “Yo me atrevo a pensar que el feminismo necesariamente tuvo que evolucionar hacia el ecofeminismo al poner en evidencia las vinculaciones de todas las formas de opresión y violencia, desde la opresión en el interior de la familia hasta la destrucción del planeta”.
Mujeres contra el extractivismo y en defensa de sus territorios-cuerpos
El extractivismo se impuso en Abya Yala después de 1492: como en los casos de la extracción de perlas en la Isla de Cubagua (Venezuela), las minas de Potosí (Bolivia) o Minas Gerais (Brasil). Por consiguiente, no es descabellado suponer que las resistencias al extractivismo y a la esclavización son de larga data, y exponer un panorama de tal magnitud sobrepasa los propósitos de este artículo. No obstante, en esta sección ofreceremos un panorama parcial, y contemporáneo, de las organizaciones de mujeres que luchan contra las diversas modalidades del extractivismo en Abya Yala.
El objetivo es poner en evidencia los caminos que las han conducido al ecofeminismo, incluso cuando estos no se nombren de manera explícita. Esta cuestión nominal y performativa forma parte constitutiva de un debate candente y abierto. Nos parece prudente hablar de “imaginarios ecofeministas” (Finzer, 2015)[6] para poner en diálogo a grupos y lideresas que, sin definirse como ecofeministas, llevan adelante una praxis que corresponde a algunas de sus corrientes. Con este criterio, hemos identificado un conjunto heterogéneo de cincuenta organizaciones ecofeministas o con imaginario ecofeminista en un lapso de tiempo que va desde finales de la década de 1980 hasta nuestros días.
No todas las organizaciones están representadas en esta panorámica parcial, y por cuestiones de espacio tampoco podremos detallar cada una. Hemos encontrado grupos en Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú, Bolivia, Ecuador, Brasil, Colombia, Venezuela, Honduras, Guatemala, México, Puerto Rico y República Dominicana. Algunos son grupos binacionales, otros tienen un rango de acción en tres países y también hay organizaciones de cobertura regional. Entre las explícitamente ecofeministas están: EcoRed Feminista La Lechuza Buza (México); Corporación de Mujeres Ecofeministas Comunitar (Colombia);[7] el mencionado grupo Con-spirando (Chile); Fundación Medio Ambiente y Alternativas al Desarrollo (Bolivia); Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo (Ecuador); Comando María Moñito, impulsado por la artista plástica conceptual ecofeminista y antiespecista Argelia Bravo Melet, y LaDanta LasCanta, nuestro colectivo de investigación y acción (Venezuela).
El derecho al territorio, la autonomía, la soberanía alimentaria, el reconocimiento de los derechos de los diversos grupos de mujeres (indígenas, rurales, campesinas, urbanas, negras), los derechos sexuales y reproductivos, el autocuidado y el autoconocimiento, las nuevas visiones en el ámbito de la espiritualidad y la formación de las mujeres para el fortalecimiento de su participación política fueron algunos de los temas de agenda a finales de la década de 1980 y durante la de 1990, y siguen siendo puntos de articulación en la actualidad. Destacan el rol de Comunitar en el acompañamiento psicosocial y jurídico de las víctimas de violencia en el marco de conflictos armados o en el ámbito privado; la rebelión de las mujeres indígenas de Sarayaku (Ecuador) a finales de 1980 contra la explotación petrolera de sus territorios y el patriarcado ancestral en su comunidad; la ya mencionada labor del grupo Con-spirando y el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), al cual pertenecía Berta Cáceres, con su lucha antipatriarcal, antiimperialista y antineoliberal.
En la primera década del presente siglo encontramos una variedad de perfiles: grupos indígenas, organizaciones no gubernamentales, colectivos académicos, fundaciones, fondos, asociaciones y redes regionales. Estos grupos incorporan a la agenda temas como la defensa del agua y del territorio-cuerpo-tierra, la reivindicación de los conocimientos tradicionales, los derechos de las niñas y las jóvenes, el monitoreo de conflictos, las investigaciones militantes, el activismo internacional y las iniciativas colaborativas. Destacan los esfuerzos de la Red de Mujeres Defensoras de Derechos Ambientales y Sociales, quienes desde 2005 han realizado diversos encuentros regionales con el propósito de exponer los impactos de la minería sobre las mujeres y visibilizar sus luchas; el Fondo de Ayuda Urgente para América Latina y el Caribe, que desde 2009 promueve y defiende los derechos de la diversidad de mujeres del continente, y la Asociación de Mujeres Indígenas de Santa María Xalapán Jalapa Amismaxaj (Guatemala),[8] con su lucha por revitalizar su identidad étnica y defender el territorio-cuerpo-tierra con la sabiduría de sus antepasadas transgresoras.
En los últimos años, y ante el auge de proyectos extractivistas en diferentes lugares de la región, la despatriarcalización, la descolonización, la defensa de los derechos colectivos y la protección de las defensoras y los defensores de la naturaleza-madre y la Tierra-Pachamama se suman a la agenda del ecofeminismo en Abya Yala. Esto supone enfoques transdisciplinarios para los grupos académicos y el respeto hacia todas las formas de vida para las organizaciones de base. En esa dirección, el Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo ha desarrollado metodologías de trabajo de campo e investigación-acción participativa dentro y fuera de la academia. Igualmente, la Escuela Mujer y Minería, un proyecto de la organización Censat – Agua Viva (Colombia), ofrece herramientas metodológicas y conceptuales para comprender y transformar la realidad de las mujeres afectadas por la minería. Por último, el Proyecto Tejiendo Redes Latinoamérica, concebido desde la teología feminista, genera sinergias con el propósito de avanzar en el reconocimiento de los derechos de las mujeres de Abya Yala.
Por supuesto, así como hay puntos comunes, también existen diferencias. En estos últimos años presenciamos debates sobre desarrollos alternativos o alternativas al desarrollo (no tan presentes en los años anteriores) y sobre desafíos ontológico-políticos (Blaser, 2013) que subyacen a este repensar las relaciones entre los seres humanos y lo que llamamos naturaleza (un aspecto evidente en el protagonismo de las organizaciones de mujeres indígenas). En este sentido, destacan la posición del feminismo comunitario con respecto a los principios de reciprocidad que rigen la comunidad, la noción de Pachamama entendida como un todo y el cuestionamiento de las implicaciones sexistas del concepto de madre Tierra. Asimismo, entienden la depredación de la tierra y el presente cambio climático como efectos de los neocolonialismos, del actual sistema capitalista global y del patriarcado.[10]
El reconocimiento de esta igualdad en la diferencia nos reúne contra los impactos del extractivismo en nuestra vida, más allá de que los vivamos de manera diferenciada. A la par que se precariza nuestra existencia, hay obstáculos que nos dificultan decidir efectivamente cómo vivir y cómo exigir y hacer valer nuestros derechos. Algunos de ellos son la sobrecarga del trabajo de cuidado, la falta de reconocimiento de nuestra participación en organizaciones mixtas, la exclusión, el silenciamiento, la estigmatización y la criminalización de nuestro liderazgo (FAU-ALC, 2016).
El problema fundamental al que nos enfrentamos es la violencia patriarcal en sus diversas formas: clasista, racista, gubernamental, corporativa, local, militar, paramilitar, delincuencial y familiar. Las ecofeministas en Abya Yala ponemos en juego nuestra existencia al defender todas las formas de vida desde diferentes frentes, como lo han demostrado el caso de Berta Cáceres y otros más, desconocidos o no registrados en las estadísticas oficiales o de las ONG, lo que evidencia la reacción patriarcal (Cobo, 2011) de extrema violencia y aniquilación contra quienes nos asumimos como sujetos políticos femeninos en defensa de la integridad de nuestros cuerpos y territorios.
Conclusión
Este trabajo es un acto político que saca del olvido los aportes de las ecofeministas de Abya Yala y una invitación a que sigamos tejiendo esta historia quienes, como cantaría Mercedes Sosa, vivimos “en la región más vegetal del tiempo y de la luz”.
Nominal y explícitamente, el ecofeminismo en Abya Yala aparece bajo la forma de la teología ecofeminista, y si bien las organizaciones que acá hemos identificado van desde finales de la década de 1980 hasta nuestros días, no debemos obviar que la práctica ya existía para algunos grupos de mujeres desde mucho antes de que se acuñase el término. Tener presente esta consideración supone una interpelación a la gobernabilidad epistémica del Norte global y coloca esta discusión en el marco de la teoría feminista del punto de vista, la geopolítica del conocimiento y la colonialidad del saber. La categoría imaginarios ecofeministas puede permitir los diálogos y las traducciones contextualizadas ontológicamente. Esta es apenas una mirada situada y parcial de tres décadas de una lucha que se remonta a cinco siglos y que tiene un horizonte de sentido explícito: sororidad, alteridad, justicia y liberación. La utopía ecofeminista es impostergable.
Bibliografía
* Grupo venezolano ecofeminista de investigación y acción. E-mail: ladantalascanta@gmail.com
Fuente: https://www.ecologiapolitica.info/?p=10152