Qué Trabajo- Junio 2022

De afirmación en sentidos verdaderos del trabajo, de la dignidad humana y del cambio social.

Expropiado y explotado por burguesía / Ecocida y genocida /
Alternativas emancipatorias

Expropiado y explotado por burguesía

Destaquemos la centralidad de los extractivismos. Concentran y transnacionalizan tanto a la economía como al territorio de Argentina. Implican retroceso del país a especializarse en exportar commodities y sumirse más en subdesarrollo o mayor pobreza estructural, atraso científico técnico respecto a atender necesidades e intereses populares, sometimiento al sistema mundo capitalista. Y no es sólo por el gobierno de Macri sino por toda la democracia fiel al contubernio de capitales y estados imperialistas con los locales que implantó el neoliberalismo o capitalismo contemporáneo mediante terrorismos paraestatales y estatales en los setenta.

Aún más, la democracia restringida se empeña en viabilizar el acelerado acaparamiento gran capitalista de bienes comunes sobre todo derrotando las luchas de los expoliados, lo concreta por maceración ideológica, desinformación, desnutrición y superexplotación laboral. Quizás, para estos propósitos, la metodología más efectiva e iniciada y promovida por el Kirchnerismo (la versión del Partido Justicialista mimetizada con las necesidades y aspiraciones de este siglo) sea la descripta por:

Damian Ripetta

Se te festeja Ajuste, Fernández…

La «economía popular» es un eufemismo para referirse a los trabajadores tercerizados, sin derechos ni convenios colectivos que los amparen, casi todos cobrando debajo de la canasta básica y varios de la de indigencia. El presidente, liberal él, no es casual que haya festejado el acto de la UTEP.

La UTEP es el sueño mojado de la doctrina social de la iglesia católica, el anhelo sindical de la Unión Industrial, la suma de condiciones de lo que sería el movimiento obrero en su conjunto si avanzase la reforma laboral hasta sus últimas consecuencias. Es, en resumen, la brutalidad capitalista hecha sobrevivencia.

¿Y quieren que festejemos eso?

 Moro Flores

Economía de la miseria…(lo único que pretenden es un ministerio para tener rentados a sus punteros)

Mariano Jegier

La UTEP no es el sindicato de los tercerizados sino el agrupamiento de los excluidos. En general no tienen ni patrón y tienen «trabajos» de supervivencia suplementados por la ayuda estatal directa. el tercerizado o el trabajador en negro todavía está más o menos adentro de la clase trabajadora. La gestión del capital hoy implica administrar la paz social para garantizar los negocios. Resistir es desde otro lugar.

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 Damian Ripetta

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Gente que funda un gremio amarillo como la UTEP (esto es, pro-patronal), que no tiene elecciones internas (esto es, que ni siquiera cuenta con elecciones amañadas sino directamente no existen), que reivindica la precarización de diez millones de personas (esto es, la institucionaliza marginándolas de los convenios colectivos existentes, perpetuando su estado), y que reivindica lo peor de la simbología cristiana (como la Virgen María), esa gente reivindica al Gringo Tosco.

Por eso hay que tratarlos como lo que son y dejar de hablar timoratamente de «compañeros con diferencias tácticas».

Los atajos políticos, todos ellos, conducen al abismo.

Reparemos que el Kirchnerismo desvió, a una notable mayoría, de persistir arraigada en la consigna «Trabajo, dignidad y cambio social»

Rubén Kotler

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El discurso del emprededurismo es un discurso nefasto que tiende a romantizar la precarización laboral por medio del supuesto de la superación personal. El Estado debe garantizar en todo caso un acceso al empleo con cierta dignidad y un salario que permita vivir sin sobresaltos. El capitalismo va encontrando las formas de disfrazar las desigualdades que genera con un poderoso discurso que cala en mucha gente que a fuerza de alimentarse a tortilla y agua, piensa que va a llegar a empresario del tipo Galperín. Es tan nefasto como eficaz el discurso y no deja de ser primo hermano del discurso de la meritocracia.

Ruben Tala

El Estado actualmente no es que no está garantizando el empleo digno. Está garantizando que el mercado laboral sea como es e incluso preparando el terreno para una mayor precarización.

Advirtamos nuestra necesidad de prestar atención a dignidades de abajo silenciadas e invisibilizadas.

 Damian Ripetta

Siempre del lado de Mariano de la vida

Hoy cumpliría años Mariano Ferreyra. Hoy cumpliría 35 años arrebatados a los 23 a balazos por la maldita burocracia sindical.

Mariano, socialista, se encontraba luchando junto a otros compañeros contra la precarización laboral y los despidos de Ugofe. La cana liberó el terreno, la patota ferroviaria de Pedraza, Favale, Fernández, etc. arremetió a los tiros dejando a varios heridos y a Mariano asesinado.

Recuerdo ir con mis compañeros de entonces a concentrar en Callao y Corrientes y de ahí bajar hacia Constitución. Ese día hubiésemos tomado la sede de la UF a puño limpio, tanta era la bronca.

Meses después, el inmundo de Carlos Tomada (entonces ministro de Trabajo) y su segunda Noemí Rial, seguían asesorando a los dirigentes de la UF, desnudando esa complicidad ominosa del gobierno, las patronales y las dirigencias sindicales contra los trabajadores.

Fue en el 2010. Los responsables materiales (e intelectuales de la UF) fueron condenados por la lucha de todas las organizaciones y, por supuesto, la suya (el PO). En comodoro Py, cuando salió la sentencia, reconozco que quería más, me costó digerirlo y sonreír. Sé y sabía que todos queríamos más. Los que siguen libres son todos los responsables políticos del asesinato. Incluida la Jefa, incluido Tomada. Rial falleció hace 3 años.

En un acto de cinismo repugnante en su momento dijeron que la bala que mató a Mariano rozó el corazón de Kirchner (que murió pocos días después). No, no lo rozó nada. Kirchner fue artífice en recomponer y relegitimar la burocracia sindical en sus primeros años de gestión, tras su enorme desprestigio por su accionar en el menemismo y el 2001. El accionar criminal de la burocracia sindical no es ni fue ajeno a las necesidades del gobierno y las patronales.

Hoy Mariano cumpliría 35 años. Era uno de los nuestros. Todos los socialistas son nuestros compañeros. Un abrazo a sus familiares y a quienes lucharon con él (menos al oportunista asqueroso de Pablo Ferreyra que fue legislador por el partido que lo asesinó haciendo bandera de su hermano).

Mariano Ferreyra, presente. Siempre.

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Guillermo Folguera

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Escuchar.

Escuchar lo que las personas y las comunidades que sufren directamente este modelo extractivista tienen para decirnos.

Pero escuchar verdaderamente, dejando que nos interpele.

Y en ese movimiento reconocer, por ejemplo, el enojo que hay con la instituciones que se dicen públicas, pero que están al servicio de lo privado. Al mejor postor.

Universidades Nacionales, Institutos, Centros de Investigación, Ministerios más cerca de las empresas que de esas comunidades.

Si todavía nos importa qué lugar estamos ocupando en el mundo, más vale que hagamos algo al respecto.

 Ecocida y genocida

Consideremos que los poderes comunales de afirmación en los sentidos verdaderos del trabajo, de la dignidad humana y del cambio social exigen generalizar el empoderarse del:

Pensamiento crítico. OTAN y opresión nacional

Por Petri Rekabarren, Resumen Latinoamericano, 28 de mayo de 2022.

Las naciones oprimidas nos enfrentamos a una disyuntiva ante la que no podemos permanecer, de modo alguno, al margen, ni tampoco debemos reducirla al significado de la Cumbre de la Organización Terrorista del Atlántico Norte del 29 – 30 de junio de Madrid. No negamos su importancia para la acumulación ampliada del capital y para el avance del imperialismo; tampoco restamos un ápice a su crucial función en el mantenimiento del Estado español como el espacio geoproductivo de reproducción del bloque de clases dominante, así como su imbricación profunda con el núcleo del Estado francés que sojuzga allende de los Pirineos a zonas de Euskal Herria y de los Països Catalans.

Valoramos más que nadie estas realidades sin las cuales ya no se entiende la opresión nacional que padecemos, pero también pensamos que el terrorismo organizado que aspira a mundializarse definitivamente es solo una parte más del gigantesco entramado de aparatos destinados a mantener la supremacía imperialista y con ella la preservación del capitalismo occidental como el dominante en el mundo en este contexto largo de crisis total nunca vista en la historia, sobre todo para aplastar en sangre cualquier posibilidad revolucionaria que abra la puerta al avance del comunismo. Es desde esta perspectiva desde la que se comprende que la OTAN es una parte importante, pero una parte de la totalidad de la dictadura del capitalista, desde la que desarrollamos nuestro planteamiento resumido en algunos puntos básicos.

Primero: Empezando por lo inmediato, la Cumbre de Madrid será el fin de la fase que entre 2010 y marzo 2022 el imperialismo intensificó sus agresiones en todo el mundo, pero especialmente contra cuatro objetivos: Venezuela y Cuba, Oriente Medio, Rusia y China. Paso a paso, la OTAN fue creando tensiones mayores en todas ellas con un objetivo estratégico: empezar la década de 2020 desde una posición de fuerza suficiente para imponerse a esos países y explotarlos, cosa que no ha logrado en ninguna de ellas. Al contrario, en todas ha sido contenida cuando no derrotada más o menos estrepitosamente. Este largo fracaso ha impedido en buena medida que el capitalismo occidental saquease y explotase masivamente a esos pueblos para, junto a la explotación interna, intentar salir del agujero en el que se había hundido en 2007.

Segundo: En Madrid, la OTAN va a relanzar sus ataques con más fuerza y, sobre todo, va a ampliar su penetración en la «sociedad civil» ya decidida en 2010 para movilizarla como fuerza activa de cara a las guerras abiertas actualmente y a las más intensas que ya está preparando. La militarización capitalista impone el sacrificio de la «sociedad civil» en beneficio de la burguesía para que asuma el creciente autoritarismo contra las libertades, los efectos de la carestía e inflación, el empobrecimiento al alza, los recortes del gasto público y social pese a que se alargan las «colas del hambre», la censura y la mentira, la educación reaccionaria, el impulso abierto o soterrado del nazismo y del irracionalismo a partir de las enseñanzas que la OTAN extrae de Ucrania.

Tercero: La OTAN sabe que es básica la activación de la «sociedad civil» como fuerza conscientemente imperialista, decidida a todo porque sin ella tendrá más difícil derrotar a un movimiento obrero interno que está despertándose, facilitar que la burguesía poderosa canibalice a la débil y obsoleta, lograr que los Estados sobreendeudados paguen buena parte de esa deuda, atar a los Estados y pueblos que dudan en seguir obedeciendo a Occidente y atacar a los que defienden su independencia, sus recursos y sus vidas. Sabe que el tremendo agravamiento de la crisis, así como el retroceso de Occidente en la economía mundial, acrecienta la urgencia de activar la «sociedad civil» como sostén de masas reaccionarias que aguanten la dureza de lo que se avecina.

Cuarto: La aguda crisis mundial tensiona al máximo las irresolubles contradicciones del capitalismo español arrastradas desde sus inicios históricos. Por ello todas sus burguesías necesitan a la OTAN porque es la única estructura que garantiza que el Estado tenga el ejército suficiente para defender su unidad estatal frente a las reivindicaciones de las clases y naciones que explota en su interior, y para mantenerse y hasta expandirse por el Norte de África y Nuestramérica como subimperialismo, como potencia media dentro de la jerarquía dirigida por Estados Unidos. Las burguesías del Estado saben que su economía pierde competitividad industrial y con ella pierde puestos en la jerarquía imperialista, lo que le lleva a reforzar la explotación interna y el intento de reavivar el saqueo subimperialista: ambas cosas exigen reforzar el centralismo españolista en todos los sentidos, incluido el fanatismo patriotero de la «sociedad civil».

Quinto: El reformismo estatal quiere impedir cualquier protesta obrera y popular radical contra la OTAN porque puede ser un semillero de conciencias que se organice más tarde de manera ofensiva contra el capitalismo, no solo contra la OTAN. A la vez, el reformismo también quiere impedir cualquier crítica a las bases yanquis en el Estado, especialmente las que encadenan a la nación andaluza, intentando borrar la reivindicación de «Bases fuera» porque sabe que esas bases y la propia OTAN son el esqueleto militar que vertebra al Estado, y anularlas lo debilitaría en sus raíces.

Sexto: Las izquierdas del Estado están divididas en algo tan decisivo como la definición de Rusia como imperialista o no imperialista, una de las cosas que determina el bando a tomar en la agresión de la OTAN contra las repúblicas populares del Donbass. En realidad es una guerra defensiva de Rusia para apoyar la independencia popular del Donbass y para derrotar ¿definitivamente? la creciente agresión occidental con Rusia, en especial desde la industrialización británica, endurecida desde entonces porque tanto en la fase colonial como en la imperialista del capitalismo rigen las leyes tendenciales de la acumulación del capital y de la caída de la tasa media de ganancia.

Séptimo: El capitalismo sabía y sabe que solo balcanizando Rusia puede apoderarse de sus inmensos recursos y, desde comienzos del siglo XXI, preparar el ataque a China. El capital occidental sabe que debe acabar primero con el gobierno de Putin para luego destrozar al proletariado ruso y a los partidos comunistas y revolucionarios que han aguantado las represiones desde 1991, también ordenadas por el mismo Putin hasta no hace mucho. Occidente sabe que un sector creciente de la burguesía rusa apoya a Putin en su giro estratégico hacia China, tomado después de que Occidente humillara con desprecios sus intentos de ser admitido en el club dominante de la Unión Europea. Intenta que ese sector burgués y las franjas populares conservadoras abandonen a Putin volviéndose a creer las promesas occidentales siempre incumplidas.

Octavo: La agresión otánica busca al menos cuatro grandes objetivos. Uno, debilitar estructuralmente al ejército ruso, asfixiar a la burguesía para que se pase a Occidente sacrificando a Putin y empobrecer tanto al proletariado para que se rinda aceptando pasivamente la sobreexplotación salvaje que impondría Estados Unidos y la Unión Europea. Dos, dejar las manos libres a los ucranazis para que terminen el genocidio de las repúblicas populares del Donbass iniciado en 2014 y para que culminen la creación de un régimen dictatorial nazi iniciado en 2010 que sería la base de expansión internacional de la extrema derecha y el nazismo, expansión teledirigida por la OTAN. Tres, avanzar hacia la frontera de China y de Eurasia entera para lograr un saqueo casi inconcebible ahora; y cuatro, destruir así las esperanzas que muchos pueblos explotados y dominados ponen en los cambios mundiales para defenderse mejor de las exigencias y agresiones imperialistas. Esto explica por qué solo una minoría de Estados apoya a la OTAN y por qué es un deber internacionalista apoyar a Donbass-Rusia.

Noveno: Pero además de esta diferencia, la crítica de las izquierdas españolas a la OTAN sufre de un límite insuperable: si ya desde comienzos de la década de 1950 era imposible creer que la revolución en el Estado podía realizarse sin que el imperialismo entrara para aplastarla, ahora la OTAN está presente como fuerza represiva decisiva desde el inicio de un futuro proceso revolucionario, tal cual lo ordena el mismo objetivo de la OTAN. Esto hace que OTAN y Estado sean ya una unidad material y simbólica soporte del capitalismo. Quiere esto decir que es imposible echar a la OTAN del Estado si no se destruye el Estado como tal, incluida su carga nacionalista reaccionaria, y viceversa.

Décimo: Pero las izquierdas españolas son eso, españolas, y aunque hay grandes diferencias entre ellas no pueden romper con su naturaleza, como sí lo lograron los bolcheviques, entre 1917 y 1922, cuando empezó a surgir el nacionalismo gran-ruso barnizado de socialismo como no se cansó de denunciar Lenin hasta su muerte en enero de 1924. La lucha radical contra la OTAN es inseparable de la lucha contra «España» no ya solo como el espacio geoproductivo material y simbólico de acumulación del capital en el Estado tal cual existía hasta 1950 en una primera fase y hasta 1980 en una segunda, sino sobre todo es una pieza clave de la OTAN para controlar el flanco sur-occidental de la Unión Europea y el África atlántica, tarea que se ha ido intensificando desde 1980 pero que ya es central desde 2022. Las izquierdas españolas deben asumir la unidad entre «España» y OTAN porque es imposible acabar con una sin hacerlo con la otra.

Undécimo: La oposición a la OTAN de los reformismos socialdemócratas de las naciones oprimidas, convertidos en muleta «de izquierda» del Gobierno, es blanda, sin visión estratégica ni base alguna teórico-histórica, lo que les impide ver la unidad OTAN-«España». Ello es debido a que, por un lado, tragan de un modo u otro lo que el PSOE impone: Sahara, ley Mordaza y recortes de derechos, monarquía, empobrecimiento generalizado, apoyo al nazismo otánico, etc.; y, por otro lado, lo que es decisivo, que su ideología reformista les impide comprender lo que realmente se está cociendo en los hornos de la explotación capitalista.

Duodécimo: La «fiesta de primavera» de Podemos en Valencia, con la participación de ERC, BNG y EE-Bildu, es un ejemplo más. Alguien dijo que si se rasca la superficie de la ideología reformista encontramos entre otras cosas, la intolerancia dogmática como última defensa corporativa ante la innegable razón comunista y un pacifismo carente de la mínima ética. Pero el ejemplo aún más crudo y definitivo es su participación en la Comisión de Secretos Oficiales, que se rige por una ley franquista apenas retocada hasta hoy, destinada a garantizar que las clases y naciones oprimidas sigan ignorando qué sucede realmente en los entresijos de la burocracia en el poder. Un viejo dicho dice que si se quiere impedir una investigación democrática peligrosa para el poder, hay que crear una Comisión al efecto: el secreto volverá a imponerse, ahora legitimado por el reformismo.

Decimotercero: Bastantes izquierdas revolucionarias de las naciones oprimidas tampoco han llegado a comprender esa unidad «España»-OTAN, lo que explica la relativa tardanza en la organización de la denuncia in situ, en la misma nación oprimida, del significado de la OTAN como fuerza directamente insertada aunque aún «invisible» en la opresión nacional de clase que sufren. La debilidad argumentativa para explicar por qué la lucha contra la Cumbre ha de ser en cada nación oprimida y no en Madrid, como sueñan las izquierdas españolas, indica su retraso en la comprensión de las tremendas contradicciones «nuevas» y esenciales que azotan al Estado, al imperialismo y al capitalismo, así como la nueva fase de antagonismos mundiales que se ha abierto desde hace una década. La decisiva lucha de liberación nacional de clase de las naciones oprimidas en lo relacionado con la OTAN únicamentre puede realizarse desde las respectivas naciones, por cuanto son marcos autónomos de lucha de clases.

Decimocuarto: El antagonismo mundial actual está llegando a un nivel nunca conocido anteriormente, nivel que revaloriza al máximo las luchas de liberación nacional de clase de los pueblos oprimidos por su independencia socialista, y de los Estados y pueblos libres por la defensa a muerte de su soberanía frente a los endurecidos ataques imperialistas. Uno de los méritos de Lenin fue anunciar, ya en 1916, que la lucha contra la opresión nacional adquiriría cada vez más trascendencia conforme se pudriese el capitalismo. También en esto, la historia le está dando la razón, pero incluso en pueblos oprimidos aparecen, periódicamente, grupos que derivan a un intelectualismo abstracto que se distancia incluso del marco material de lucha de clases en una nación oprimida, pese a sus buenas intenciones iniciales.

De todos modos, si bien solo falta algo más de un mes para la Cumbre, debemos intentar profundizar en estas cuestiones porque son las que marcan el paso de una fase de la lucha de clases mundial a otra fase iniciada hace muy poco tiempo. Seguiremos esta evolución porque es decisiva.

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2022/05/28/pensamiento-critico-otan-y-opresion-nacional/

 Alternativas emancipatorias

Apreciemos qué advierte Petri Rekabarren: El antagonismo mundial actual está llegando a un nivel nunca conocido anteriormente, nivel que revaloriza al máximo las luchas de liberación nacional de clase de los pueblos oprimidos por su independencia socialista, y de los Estados y pueblos libres por la defensa a muerte de su soberanía frente a los endurecidos ataques imperialistas. 

Pero, opino, que el antagonismo del sistema mundo capitalista con los pueblos planetarios y sobre todo con los de su periferia no los interpela a emanciparse sólo de la OTAN, si bien hoy les es imprescindible derrotarla en su plan de creación de un régimen dictatorial nazi en Ucrania iniciado en 2010 que sería la base de expansión internacional de la extrema derecha y el nazismo.

Pienso que, fundamentalmente, China está afianzando la expansión de los extractivismos o ecocidios-genocidios y por ende el subdesarrollo o empobrecimiento estructural de los pueblos del Abya Yala y de África. Lo paradójico es que la dirige el Partido Comunista. Claro, se ha envilecido por sus burocratismo, estatismo y capitalismo de estado al igual que los de casi -o de- todos los de otros países.

Discrepo también en que la defensa de la soberanía de los pueblos (que no de los Estados) se circunscriba a confrontar con los imperialismos. A mi entender la independencia de clase de las y los trabajadores exige ante todo frenar para luego erradicar el capitalismo local o sea a los extractivismos que son los modos de producción y mercantilización del contubernio establecido por los capitales y estados imperialistas con los locales. En consecuencia, se trata de comenzar por la ruptura de la conciliación de clase que promueve y garantiza la democracia esencialmente antisubversiva cuyo Partido Justicialista ha sido y es el más eficaz e imprescindible gestor de la creciente expoliación tanto de los trabajadores como de la naturaleza y del necesario consenso y sometimiento mayoritario a la dictadura de los oligopolios imperialistas con sus socios locales.

De ahí que cabe suscitar la atención sobre puebladas orientadas hacia la liberación social y nacional de clase:

Argentina. Memoria. El Cordobazo: Un destello en la oscuridad

 Por Juan Carlos Giuliani*, Resumen Latinoamericano, 28 de mayo de 2022.

1966.- El pueblo soporta la dictadura de las botas y los monopolios. En su vientre se van gestando respuestas cada vez más audaces y masivas. La nueva interrupción del orden institucional clausura los canales de participación a una juventud harta del autoritarismo y hambrienta por expresarse políticamente.

1969.- Estalla el “Cordobazo”. Tiempo después otras puebladas incendian la Patria. La historia revelará que en la Argentina se estaba cocinando por esos días el caldo de cultivo nutriente de la lucha armada contra la usurpación de la Soberanía Popular perpetrada por las Fuerzas Armadas guionadas por las clases dominantes. Están a punto de parir las organizaciones político-militares que signaron la década del 70. Los jóvenes conmovidos por la rebelión popular contra el Onganiato ascenderán -a sangre y metralla- hasta los escalones más elevados de la lucha revolucionaria.

Se abre una nueva etapa en el enfrentamiento inconcluso que viene desde el fondo de nuestra historia entre el pueblo y las minorías oligárquicas. Se reanuda una guerra que nunca había terminado, que volvía de antiguas edades de la Nación, cuando otros hombres se desangraron por el mismo sueño.

Es tiempo de piedra y barricada, de bronca contenida y dientes apretados. Explota la furia popular que viene de la larga Resistencia Peronista iniciada en 1955. La Revolución Cubana es una luz que persiste. Camilo Torres en Colombia y la heroica muerte del Che en Bolivia, se suman como señales de un camino de liberación de Latinoamérica. Renacen los países del Tercer Mundo mientras el Mayo Francés, la epopeya de Mao y Vietnam dejan una huella indeleble.

El pueblo se va alzando en la protesta y se agudiza el enfrentamiento con el Gobierno Militar. Gana la calle y demuestra su fortaleza en la movilización. En las consignas unitarias y convocantes. No obstante, el gigante invertebrado es vulnerable y corre el riesgo de que la lucha se deshilache con el tiempo.

Todo o nada

Se trata de tomar el poder. De cuestionar las bases sobre las que se asientan los privilegios del bloque hegemónico y establecer una estrategia de lucha integral para restituir la Soberanía en manos del pueblo.

La discusión afiebró a toda una generación. Del debate se pasará casi de inmediato a la acción. La espiral de violencia contra el régimen alcanzará los picos más altos del Siglo XX. Los proyectos del continuismo militar encuentran en el pueblo la última frontera. Ha llegado el tiempo del “caño” y el fusil. Ya no queda espacio para la indiferencia.

1970.- No es casual que el “Aramburazo”, con el que hizo su aparición pública Montoneros, haya sido justamente en el primer aniversario del “Cordobazo”. Ni que varios de los dirigentes del PRT-ERP y otros sectores revolucionarios hayan abrevado en esta experiencia de masas antes de lanzarse a conformar organizaciones político-militares.

La violencia organizada fue asumida por una amplia franja de la militancia como un salto cualitativo en la confrontación con la Dictadura. Mientras las burocracias pactan y concilian con los militares y las patronales y los trabajadores juegan sus cartas bravas en cada huelga, el conflicto armado y las acciones insurgentes se extienden como una mancha de aceite.

En la Argentina se aprende en carne propia que en la revolución se triunfa o se muere.

1973.– El “Cordobazo” tuvo una indudable influencia en la aparición de las formaciones especiales. Desalojada la Dictadura del poder y celebradas las elecciones del 11 de marzo, algunas organizaciones dejaron las armas y se insertaron en el nuevo proceso de masas. Después de la “Masacre de Ezeiza” el 20 de junio se clausuró la etapa de ofensiva popular que permitió el regreso de Perón al país tras 18 años de exilio y abrió el camino a la reacción del enemigo en todos los frentes. Así las cosas, la “Primavera Camporista” duró lo que la luz de un fósforo.

La agonía y el éxtasis

1976.-La muerte de Perón, la entronización del terrorismo de Estado de la mano del “Lopezreguismo”, la descomposición del Gobierno de Isabel y el Golpe de Estado del 24 de marzo operan como fatales disparadores de la tragedia. La restauración oligárquica, ya se sabe, fue impiadosa.

Menem, el Gobierno de la Alianza y Macri perfeccionaron en gran medida el Modelo Económico pergeñado por Martínez de Hoz y la dictadura genocida basado en la reprimarización de la economía, el industricidio, la preeminencia del capital financiero y el extractivismo que arrasa con nuestros bienes comunes.

El Gobierno de Macri pugnó, sin éxito, desmontar la lucha en defensa de los derechos humanos y condena de la tiranía oligárquico-militar que abraza la mayoría de nuestro pueblo. A medida que transcurre el tiempo y que no se consiguen remover los obstáculos para construir una sociedad más justa, libre y solidaria, el origen, desenvolvimiento y epílogo de aquella lucha son merecedores de una mirada más comprensiva. Sobre todo por parte de los jóvenes. A esta altura del partido, nadie niega que son 30.000 y fue un genocidio.

2022.- Ha corrido mucha agua bajo el puente. Sin embargo, la democracia formal que se reconquistó en 1983 no ha resuelto los problemas fundamentales de nuestro pueblo. Se trata de una experiencia fallida. No se ha horadado el poder oligárquico ni se ha logrado constituir la fuerza social capaz de revertir la falta de Justicia, Igualdad y Soberanía.

A 53 años del “Cordobazo” queda una certeza: Contra quienes todavía enarbolan la “Teoría de los dos Demonios”, está demostrado que protesta social y lucha armada no son antagónicos. Y que en un espacio y tiempo histórico determinado configuran las dos caras de una misma moneda. Sin el “Cordobazo” y las otras puebladas resulta difícil imaginar la dinámica de la violencia en aquellos cruciales, excitantes y dramáticos años.

Tan fugaces como un relámpago en la noche, aunque su estruendo aún retumbe incesante en la memoria colectiva.

*Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Río Cuarto. Congresal Nacional de la Central en representación de la provincia de Córdoba

Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2022/05/28/argentina-memoria-el-cordobazo-un-destello-en-la-oscuridad/

Pensemos discrepando con Juan Carlos Giuliani en: 2022.- Ha corrido mucha agua bajo el puente. Sin embargo, la democracia formal que se reconquistó en 1983 no ha resuelto los problemas fundamentales de nuestro pueblo. Se trata de una experiencia fallida. No se ha horadado el poder oligárquico ni se ha logrado constituir la fuerza social capaz de revertir la falta de Justicia, Igualdad y Soberanía.

Reflexionemos por qué el desafío, abajo y a la izquierda coherente con su esencia común-ista, es romper la conciliación de clases construida por la democracia vigente desde fines del año 1983 sin interrupción alguna, al contrario, afianzando su carácter opuesto a la liberación del país y de sus pueblos de ser expoliados hasta su extinción.

Para ello, es fundamental derrotar a quienes nos quieren convencer que otro capitalismo es posible pese a la demostración -de usar esa fe- para seguir profundizando el acaparamiento oligopólico de riquezas por todos gobiernos progresistas.

Hoy vemos a los distintos progresistas o reformistas alabando a Petro aun cuando afirmó proponerse el desarrollo del capitalismo en Colombia.

Debemos los consecuentes anticapitalistas y revolucionarios entablar los diálogos indispensables, entre las diversidades de abajo, a la construcción mancomunada del cómo autoorganizarnos para nuestros poderes comunales en contra de ellos y los partidos de estado, sobre todo del Partido Justicialista en sus distintas mimetizaciones cuya principal es el Kirchnerismo.

Apreciemos opiniones que nos interpelan a luchar con ese rumbo emancipador:

Oscar Ruiz de Huidobro

A 53 AÑOS DEL CORDOBAZO SEGUIMOS SOÑANDO

Hoy hacen 53 años de aquel jueves 29 de mayo de 1969 donde el “Cordobazo” dividió las aguas de la lucha de clases en Argentina. Quizás, en este domingo soleado haga menos frío que entonces. Pero, tal vez sentimos mucho los 9 grados porque los años nos tiraron encima hasta la intemperie de la quietud del tiempo. Desde la vejez irremediable, pero aún indomable, algunos tratamos de subir y bajar por la línea del tiempo con los cronopios de Julio incitándonos a rebelarnos en la mochila.

Entonces pensamos. Esperamos que algunos no se enojen. Soñamos que otros busquen los por qué y los para qué en el todo y sus partes que nos rugían como pumas en celo en el 69. Confieso que sentimos mucha nostalgia por aquella rebeldía que mezclaba amor y odio de clase. Con la coyuntura golpeándonos la vida tomamos un poco de aquella poción de amor por el otro y odio profundo al que nos explotaba y oprimía. Nacemos de nuevo.

Son los viejos nacimientos triunfantes que vienen hacía a nosotros entre tanta muerte y nos llenan de insurgencia la sangre. Como no regresar en sueños por lo menos a las puebladas tucumanas pre Cordobazo si nos dicen que “el consumo crece por seis trimestres consecutivos”, mientras 7 millones de changuitos bajo la línea de pobreza nos piden que hagamos algo. ¿Por lo menos suena contradictorio?

En los dos últimos años se anunciaron más de mil “créditos de inversión por 53 mil millones de dólares” para supuestamente ampliar la matriz productiva que generaría miles de puestos de trabajo. O sea, el poder dominante toma créditos. Mientras la tasa de desempleo sigue al 7%, y la tasa de empleo informal da un porcentaje del 35%. Otro ejemplo concreto, en diciembre de 2015 la tonelada de trigo cotizaba $12.000 con una alícuota de retenciones del 23%. Hoy la tonelada de trigo cotiza $45.000 con una retención del 12%.

¿Acaso todo esto no significa, más transferencia de ingresos, al poder dominante? Veamos números oficiales para obtener una respuesta. En el 2020 el 20% de los más ricos obtuvo el equivalente a 13 veces lo que ganó el 20% más pobre. O sea que, en pocas palabras, en plena pandemia, los ricos se hicieron cada día más ricos y los pobres cada vez más pobres. ¿Alguien puede explicarnos esto?

Si nadie puede explicarnos estos números. ¿Por qué no soñar entonces con nuevos procesos revolucionarios que dividan agua como en el proceso de lucha 68¬69? Shsss…no se enojen… razonen. Si es cierto lo que dicen algunos: La “relación de fuerzas no nos alcanza”. Nosotros, una partecita de los sobrevivientes a 7 dictaduras y algunos gobiernos “democráticos” les decimos: ¡Si no luchamos, no podremos equiparar jamás la correlación de fuerzas!

A lo mejor por eso, a 53 años de las puebladas previas que coronaron el “Cordobazo” algunos viejos y viejas que luchamos y no pudimos alcanzar la Segunda y Definitiva Independencia, la Revolución y el Socialismo por todas las vías posibles, hoy, cerramos los ojos y sin dejar lugar a dudas seguimos convocando a ejercer en el quehacer cotidiano lo que cobija la juventud de nuestros sueños libres.

Damian Ripetta

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Necesitamos crear dos, tres, muchos Cordobazos. Contra el ajuste, contra el pacto con el FMI, por la suma de todos nuestros derechos. Muchos actos de rebeldía organizada de la clase trabajadora que la emancipen.

Viva siempre esa rebeldía. Viva siempre la insurrección. Viva siempre el Cordobazo,

Sin embargo, observamos en el mundo contemporáneo, así como en Argentina y el Abya Yala, que la lucha de clases se da al:

Defender el territorio, la vivienda y los bienes comunes

30 de mayo de 2022

Por Iñaki Gil de San Vicente | Rebelión

El 7 de mayo en Gasteiz y por iniciativa del colectivo Araba Bizirik! se debatió sobre la lucha de clases en la defensa del territorio ante las crecientes presiones y agresiones contra sus formas públicas y comunales de propiedad, contra la represión de las movilizaciones en su defensa que han llegado, por ahora, al nivel de multa económica mediante la ley Mordaza. Y el 14 de mayo en Bilbo, organizado por el sindicato de la vivienda AZET, se trató sobre el aumento de los métodos de alienación, control, intimidación y represión que utiliza el capital para frenar y derrotar las movilizaciones obreras en exigencia del derecho/necesidad de la vivienda pública.

Dos debates que, pese a sus diferencias aparentes, atañen una misma reivindicación que va adquiriendo urgencia según se agudizan las contradicciones del capitalismo en general y en Euskal Herria en particular, en donde se extiende a Nafarroa1 e Hiparralde: la propiedad colectiva del territorio, y en síntesis la propiedad privada como la causa última de la explotación social en todas sus formas, la patriarcal, la nacional y la clasista. La urgencia de acelerar el avance por esta senda ya era patente en 2021 cuando se celebró un debate internacional en Hernani al respecto, seguido al poco tiempo por otro en Gasteiz. Ofrecemos aquí2 una de las ponencias.

Es innegable que estos debates apuntan en directo a la contradicción antagónica entre dos modelos de nación vasca: la burguesa centrada en la propiedad privada, y la proletaria centrada en la propiedad comunista. Es tan innegable la existencia de la lucha de clases en el interior de Euskal Herria que una de ellas, la burguesa, aplica sin remordimiento la represión de la española ley Mordaza con la nación proletaria vasca, cuando precisamente es legítimo, necesario y justo3 derogar en su totalidad y con carácter retroactivo esta injusta e ilegítima ley utilizada por el gobiernillo vascongado contra el pueblo trabajador. Araba Bizirik! y AZET están en el lado obrero de la barricada y por ello sufren la represión política en forma de multa económica.

Ambos debates surgen de luchas que, a su vez, están insertas en las oleadas que crecen en el mundo4 y que confluyen en los mismos objetivos básicos por mucho que les separen la distancia y el desarrollo capitalista: en Italia5 se reinicia un movimiento de recuperación de empresas, locales y espacios privatizados que nos recuerda a la gran experiencia argentina; en Catalunya y Euskal Herria, por citar dos casos, las movilizaciones por la vivienda nos recuerdan a las uruguayas con sus viviendas cooperativizadas; las decenas de millones de trabajadoras en la India que luchan por sus tierras y condiciones de vida nos recuerdan a la defensa del territorio alavés; en EEUU surge una lucha multifacética desde sanidad y educación hasta fábricas y viviendas, pasando por la autoorganización contra el hambre y el empobrecimiento imparable como en otros muchos sitios del mundo, como sucede en Sri Lanka, o en Sudáfrica6.

El resurgir de la lucha de clases ya se veía en ciernes antes de la pandemia de 2020. Ahora vuelve con fuerza porque se está agravando la crisis a niveles nunca visto por razones de fondo, no por «culpa de Putin» como quieren hacernos creer. Según el nivel de organización, formación sociopolítica, teórica, sindical, etc., según la raigambre de la memoria y cultura de lucha en su múltiple variedad interna al pueblo obrero en el que se libran esos conflictos, aparecen tarde o temprano relaciones internas con la larga historia de la defensa de formas de propiedad comunal, con sus relaciones de autoayuda, costumbres y hábitos colectivos sobrevivientes en la cultura popular a pesar de represiones y trabas.

Esto es lo que está sucediendo en la defensa del territorio de Araba que conserva una muy alta riqueza en biodiversidad reconocida oficialmente, amenazada por el arrasador avance de la trituradora capitalista para instalar mega parques eólicos y fotovoltaicos, industrias intensivas de producción agrícola, una red ferroviaria de alta velocidad…, proyectos que de llevarse a cabo además del destrozo que producen abren la puerta a ataques posteriores.

Frente a esto, las movilizaciones denuncian que «La falta de un plan de ordenación del territorio que permite actualmente que cualquier ubicación pueda ser escogida por empresas transnacionales ajenas a la vida del territorio» lo que plantea la urgencia de decretar legalmente la «exclusión» de centrales de producción de energía, prohibición que debe ser reforzada por un plan estratégico de descarbonización, desarrollo de energías renovables, etc., en un contexto de «defensa del mundo rural, los pueblos y concejos; su soberanía […] la custodia del territorio que nos acoge». En base a esta soberanía de los concejos y pueblo, se lucha por un «tren social» con mucha frecuencia de viajes locales que vertebren el territorio desde una lógica endógena conectada con la producción/reproducción general, en contra de uno de alta velocidad que destroza, aísla y empobrece al territorio. Así mismo se exige «una protección real de las tierras cultivables frente a los intereses de las multinacionales» y que las plantas fotovoltaicas sea sólo en tierras «sin valor agrológico ni impacto medioambiental».

Como síntesis: «la protección del medio rural y del entorno natural como patrimonio de todas las personas que habitan en los pueblos y en las ciudades; un refugio para el disfrute respetuoso de todas las personas y no un recurso para las multinacionales […] es necesario salvaguardar y preservar nuestros espacios naturales y el modo de vida rural, sustento de la vida y patrimonio intangible de nuestra identidad cultural […] indispensable para nuestra salud social y un bien común esencial para las generaciones presentes y futuras».

Araba Bizirik! tituló el debate como: «Lucha de clases y defensa del territorio», porque al definirlo «bien común esencial para las generaciones presentes y futuras» se insertaba en la doctrina de Marx que ya en sus primeros textos de 1842-43 defendió el derecho consuetudinario de los pueblos sobre sus bienes y tierras comunales, negando validez al derecho del capital a apropiarse de ellos, a expoliarlos, a privatizarlos. Luego escribió que: «Ni la sociedad en su conjunto, ni la nación ni todas las sociedades que coexisten en un momento dado, son propietarias de la tierra. Son, simplemente, sus poseedoras, sus usufructuarias, llamadas a usarla como boni patres familias y a transmitirla mejorada a las futuras sociedades»7.

La defensa del territorio como bien común de las generaciones presentes y futuras exige que ahora mismo ese territorio sea defendido contra todo ataque capitalista y en especial contra su parte más feroz, las transnacionales que son tan poderosas que están imponiendo leyes exclusivas para ellas por encima y al margen de los Estados —lex mercatoria–, con las que adquieren una impunidad cuasi absoluta. La mejor oposición al avasallamiento sólo la puede realizar la clase obrera, el pueblo trabajador en su conjunto, porque se juega nada menos que su vida y «salud social», su identidad cultural. Sólo el proletariado puede imponer un desarrollo socioeconómico antagónico con el burgués, capaz de revertir el calentamiento global, recuperar la capacidad de carga y de reciclaje de la naturaleza volviendo al metabolismo socionatural anterior a la industrialización capitalista, de socializar las fuerzas productivas garantizando la cultura y la sanidad socialista, etc.

Sólo puede hacerlo el proletariado porque para ello es imprescindible un poder obrero, un Estado socialista. El pueblo trabajador tiende por experiencia a integrar en su democracia de los consejos, de los soviets, de las comunas…, la soberanía de los concejos y pueblos rurales que se autogobiernan en sus territorios en estrecha conexión con la democracia obrera de las ciudades, fábricas, escuelas. Sólo este poder popular está capacitado para derrotar las amenazas, chantajes, extorsiones y ataques socioeconómicos y político-militares de sus Estados imperialistas al servicio de las transnacionales, que tienen en la OTAN un instrumento de terror destructivo.

La defensa del territorio comunal, colectivo, propio del pueblo, es una constante en la historia desde que el cáncer de la propiedad privada empezó a pudrir la vida libre. Sin retroceder apenas en el tiempo, sabemos que «El indio es capaz de todo sacrificio cuando se trata de la recuperación de sus tierras»8 La razón no es otra que para los pueblos precapitalistas las tierras propias y comunales, al margen ahora de sus diversas conexiones con formas de propiedad privada, son la base material y simbólica de su vida, de su convivencia y de su vivienda.

La antropogenia no se hubiera dado sin esa interacción vital entre el lugar de vivienda y el de con-vivencia diaria, con el desarrollo de la lengua y de la cultura. La especie humana es la única que al obtener alimentos –raíces, frutos, insectos, pesca, ramoneo, carroña, caza…- en los que la mujer aportaba alrededor del 70%, no los consume en el momento, allí mismo, sino que espera a llevarlos a la comunidad, domina el hambre en bien del colectivo. Lo que se denomina «hogar» es el sitio junto al fuego domesticado que servía de protección, tranquilidad, placer, descanso, reproducción, ayuda mutua, además de las fricciones interpersonales lógicas e inevitables.

Esta interacción entre vivienda y convivencia se ha ido transformando a lo largo de los modos de producción precapitalista en la medida en que, durante ese transcurso, han avanzado formas de propiedad privada y han retrocedido formas de propiedad comunal, con el forzamiento de cambios en la interacción vivienda-convivencia, especialmente en la opresión patriarcal. Las clases explotadas siempre han defendido con desesperación la necesidad objetiva de la vivienda según podía existir entonces, como protección imprescindible para sobrevivir, dependiendo sus logros de las relaciones de fuerza en las luchas de clases del momento.

La vivienda capitalista y en especial las obreras de las barriadas populares es la síntesis de las contradicciones burguesas. El espacio/tiempo urbano-industrial es un campo de batalla decisivo para la guerra social que se libra a diario: la dureza de la represión contra los movimientos que revindican el derecho/necesidad de viviendas libres, sociales, construidas con criterios humanos en vez de burgueses, etc., esta represión que pretende ocultarse debajo de las multas económicas de la ley Mordaza, que ha llegado a la brutalidad de castigar con 70.000 euros al Sindicato de la Vivienda de Araba, que ayuda a organizar las movilizaciones contra los desahucios9.

Ahora no podemos analizar en profundidad todo lo que surge de la defensa y recuperación de los bienes comunes, por eso nos remitimos a la ponencia arriba ofertada, pero sí tenemos que decir que lo que palpita en el interior de la represión contra Araba Bizirik! y AZET, por ceñirnos a nuestro debate, es parte de la necesidad que tiene el capital de aplastar10 una de las formas cruciales de la lucha de clases en su quinta esencia:

avanzar mediante la recuperación de los bienes comunes hacia el comunismo debilitando en su misma base la fuerza material y simbólica de la propiedad privada. La necesidad de la represión es obvia al verse cómo se multiplican las protestas sociales11 por el mundo ante la extrema virulencia de la crisis provocada por el capital.

El territorio, la vivienda, las empresas cerradas, la sanidad y los servicios públicos privatizados…, llevan históricamente a las clases explotadas a intentar recuperarlas una y otra vez, a tomar posesión de esos bienes en actos que tienen una enorme valía pedagógica revolucionaria porque anticipan, prefiguran12 de algún modo y con todas sus limitaciones cómo puede ser la libertad, el comunismo. Esta forma de lucha de clases se vuelve tanto más decisiva en las grandes crisis capitalistas como hemos dicho, y de ahí el odio de la represión burguesa contra ellas tanto en Argentina13 o en el Estado español14, por ejemplo.

La vivienda es una imprescindible mercancía polivalente muy rentable de la industria inmobiliario-financiera que el pueblo obrero no tiene más remedio que comprar hipotecándose durante años, o alquilándola con precios abusivos. Es una mercancía pensada y diseñada para su exclusivo y excluyente uso familiar-individual, pensada para propagar el individualismo burgués en todas sus facetas, obligando a la compra de los equipamientos básicos por cada unidad familiar en contra de la lógica del uso colectivo basado en un diseño arquitectónico que prime el ahorro de tiempo y de energía con la racionalización del espacio y la potenciación de la vivencia comunal.

Sin mayores precisiones, la polivalencia de esa mercancía para el capital consiste además de en las ganancias que aporta, también y entre otras, en estas áreas: Una, es el espacio material que bajo la cobertura del «dulce hogar» realiza la primera fase educativa de creación según los cánones patriarco-burgueses de fuerza de trabajo dócil y sumisa, de carne de cañón e incluso de fuerza reaccionaria, reserva de irracionalismo fanático introyectado en la estructura psíquica desde la primera infancia que será posteriormente movilizado por la burguesía según sus necesidades; en una segunda fase, coopera con la industria educativa privada y/o con el sistema educativo estatal en la especialización de esa fuerza de trabajo según su origen de clase, de sexo-género y nacional.

Dos, simultáneamente es el marco en el que se recompone psicosomáticamente la fuerza de trabajo agotada por la explotación, opresión y dominación en todas sus formas, lo que refuerza la explotación patriarcal y adulta interna contra las mujeres, la juventud y la tercera edad, sobre todo cuando el Estado reduce más y más los servicios públicos, las prestaciones sociales, los salarios diferidos e indirectos. Bajo estas presiones, la vivienda obrera es sometida a múltiples presiones internas ya que no está –ni estará– diseñada para eso, sino para ocultar todas las violencias en el gélido agujero negro de la mal llamada «vida privada».

Tres, además ese espacio «privado» es el idóneo para racionar el siempre escaso salario disponible según las necesidades burguesas de la formación y reciclaje de la fuerza de trabajo, nunca en función de la libertad y emancipación antiburguesa. Esto obliga a la familia proletaria a aceptar en el silencio cerrado de su vivienda la austeridad y el sacrificio que ello conlleva en un mundo dominado por la alienación consumista15. Para imponer la disciplina de gasto que exige el capital, actúan casi con impunidad las normas, órdenes y castigos patriarco-burgueses, generando tensiones y violencias que se descargan contra la mujer, hijas, hijos y tercera edad, a lo que hay que unir el hecho de que el par vivienda-familia es el sumidero de las frustraciones de los maridos y hermanos cobardes ante la autoridad y valientes contra su familia.

Por lo que vemos, la vivienda y sobre todo el espacio/tiempo urbano-industrial de las grandes barriadas obreras es la síntesis de las contradicciones capitalistas y por ello mismo es uno de los motores de la lucha de clases. Una de las preguntas a las que intentamos responder en el debate de AZET, Sindicato de la Vivienda, en Bilbo fue precisamente la de que teniendo en cuenta la crudeza cotidiana de la malvivencia obrera: ¿cómo logra el sistema de dominación capitalista, basado en la propiedad privada, legitimar su absoluto poder dictatorial sobre todo lo relacionado con la vivienda? ¿Cómo logra la burguesía minorizar, integrar, paralizar, dividir y en último caso reprimir las luchas populares por el derecho/necesidad de una política comunista de la vivienda?

Pensamos que las respuestas giran siempre alrededor de la crítica marxista del fetichismo de la mercancía16, una de cuyas formas más esclavizadoras es el consumismo en cuanto «nueva religión»17 que ha desarrollado el neuromarketing18 para ordenarnos cómo obedecer inconscientemente al imparable comercio electrónico. Las respuestas parten de la crítica del fetichismo y después de responder a las dudas concretas que cada una ha de resolver, vuelven a esa teoría crítica sustantiva, enriqueciéndola. Podríamos recurrir al símil de la zanahoria y del palo para dar una primera explicación general, para concretarla después. La vivienda, además de una necesidad imperiosa y por ello mismo, es el fetiche sagrado para la clase obrera alienada y subyugada por los valores patriarco-burgueses. El cochecito utilitario comprando casi siempre al límite de la capacidad salarial es una de las obsesiones fetichistas más arraigadas entre el proletariado integrado, a lo que hay que sumar más recientemente el fetiche de las vacaciones, etc.

La vivienda y la familia patriarco-burguesas como «hogar feliz», «nido de amor», «descanso del guerrero», etc., pudre a la clase obrera alienada y le condena a arrastrarse de por vida tras un sueño inalcanzable porque el consumismo siempre le exigirá ir más allá en los gastos para mantener la apariencia frente al exterior, la imagen oficial de felicidad, de «triunfo en la vida». La dependencia hacia el «qué dirán» es tan fuerte no sólo porque el grueso de nuestro consumismo se basa en una gran medida19 en lo que nos dicen otras personas, sino porque sobre todo se nos ha inculcado miedo a emanciparnos del rebaño social.

El símil de la zanahoria y del palo aplicado a este caso nos permite comprender que la clase obrera alienada colabora con el capital ya que, debido al efecto dopante del consumismo y en especial a que el fetichismo invierte el efecto por la causa, oculta la explotación y crea la falsa libertad como realmente cierta, por todo esto no sólo cree ser feliz sino que realmente lo es en su alienación burguesa: es un esclavo feliz que no siente el dolor de las cadenas hasta que no intenta moverse. La burguesía dispone de muchos medios de dopaje; sólo citamos uno: buscar soluciones milagrosas a los problemas desde la pasividad de la obediencia como la multiplicación de los juegos de azar20 por ejemplo, por no hablar de la industria deportiva.

También existe el esclavo infeliz, que siente intensidades de dolor pero ignora sus causas y no puede combatirlas excepto mediante las «soluciones» que le impone u ofrece la misma burguesía que le oprime. La gigantesca industria de la drogodependencia múltiple, por ejemplo, desde la legalidad hasta la ilegalidad más iracunda pasando por los claroscuros de lo alegal, es uno de los métodos más efectivos para sedar21 al esclavo logrando que su infelicidad sea funcional al mercado.

Pues bien, dada la precariedad existencial de quienes malvivimos de un salario directo o diferido siempre inseguro, haremos esfuerzos desesperados para no perder la vivienda, para pagar el alquiler, para no ser desahuciado, aun a costa de aceptar humillaciones y abusos, y de no dar ninguna excusa para que la represión en cualquiera de sus formas ponga en peligro inminente la vivienda. Llegamos así al miedo vivencial que permanece adormilado hasta que la ferocidad del capital llama a las puertas de las y los vecinos para amenazarlos y desahuciarlos: el miedo cuando asciende a terror paraliza toda resistencia.

El proletariado consciente también necesita vivienda, vacaciones y probablemente un cochecito, pero su conciencia crítica le salva de adorar al fetiche porque ha aprendido en su rebelión cotidiana contra la dictadura del mercado22 que lo decisivo es ser sujeto colectivo consciente de sí, que no objeto pasivo individualizado adorador de fetiches inalcanzables. Esta experiencia se aprende con la lucha, con la praxis aunque ello cueste realizar una huelga de mil días23, o movilizaciones sostenidas durante meses en calles y plazas. Todos los estudios críticos enseñan que los explotados se autoliberan en el mismo proceso de empezar a reunirse para debatir qué reivindicaciones plantear y cómo hacerlo, que esa praxis debilita la sumisión a la autoridad24, pudiendo destruirla.

Pero esos mismos estudios y la entera experiencia sintetizada en forma de teoría, muestran que ese aprendizaje colectivo es mucho más rápido y eficaz si en el seno del pueblo trabajador actúan organizaciones revolucionarias capaces de aguantar la represión que inevitablemente caerá sobre ellas.

EUSKAL HERRIA, 27 de mayo de 2022

Notas:

Fuente: https://rebelion.org/defender-el-territorio-la-vivienda-y-los-bienes-comunes/

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