Qué Democracia – Septiembre 2022

En perversión al extremo de actuar desembozadamente como dictadura del gran capital local e imperialista. 

Legalidad-legitimidad de la gran burguesía/Bloqueo de la lucha de clases/
Alternativas emancipatorias

Legalidad-legitimidad de la gran burguesía

Pongamos sobre el tapete a la perversión de la democracia formal o gran burguesa hasta el extremo que sus autores-actores se creen impunes de someter al país a multiplicación de zonas de sacrificio, pueblos fumigados e incendios intencionales. Perfidia al desenmascararse que no son nuestros representantes y sí lo son de la genocida dictadura gran capitalista e imperialista hoy en otros términos que en los setenta porque la actual lucha contra las clases opresoras está fragmentada y es esencialmente estatista pese a medio siglo de democracia centrada en la contrainsurgencia y en forzarnos a la transferencia de riquezas e ingresos al contubernio oligárquico con los imperialismos mediante la justificación de honrar la deuda estatizada prioritariamente por Domingo Cavallo respaldado por el Partido Justicialista.

Perfidia también de usar el chantaje emocional a gran escala como lo fue el simulacro de atentado contra Cristina Fernández y de convertir la necesidad cada vez más masiva de evadirse de sí mismo -o sea de la estresante cotidianidad- en compulsión de compras fútiles e incluso pueriles como las figuritas cuya manipulación legal y legítima llega al extremo que la Secretaría de Comercio de la Nación se reúne en pleno “para evaluar la situación del mercado de figuritas del mundial...poniendo a disposición nuestros equipos legales y técnicos para colaborar en la búsqueda de soluciones posibles”.

De resultas, la mayoría abajo y las izquierdas electoraleraleras naturalizan un antidemocrático orden social que explicitan el posteo y comentario:

Graciela Draguicevich

Me pregunto: el Pacto Social Democrático, sólo se rompe si la atacan a ella? No se rompió con Julio Lopez, con Santiago Maldonado, con Darío y Maxi, y cientxs más?!?, disculpen mi ignorancia

Sheila Anzalone

Con cada pibe asesinado por el gatillo fácil, cada piba secuestrada por la policía de la trata.

Situémonos en la real y efectiva política de gobernabilidad del sistema expoliador por parte de ambos bandos de la falsa grieta:

El jaguar silencioso – contra la contaminación por agrotóxicos

Edgar Fontanellaz  · rtsodpoeSn26tf6155iu0c935u7ti86 u93g2ma323a529uh0c2ghm6gh8u0  ·

Lo vas a tener mirar de principio a fin, sólo te tomará 4 minutos de tú Vida.

Al terminar de verlo te sentirás indignado con mucha impotencia, enojado,…..

…..el tema será cómo canalizarlas ese enojo, pues vamos a necesitar de la participación activa de TODOS para parar a éste Gobierno y su Sucia Socia Oposición, ÚNICOS RESPONSABLES HOY DE ÉSTE ECOCIDIO.

VIENEN POR TODO,….

….VIENEN POR TU VIDA.

 —

 Eduardo Jorge Rauch

Dudé en comenzar por los votantes K o por los candidatos de Frente de Nadie y sigo dudando porque no estoy convencido plenamente de quien es el responsable primario de tamaño descalabro. Cansado del paternalismo de la izquierda y del progresismo que ponen al «pueblo» en el lugar de la víctima propiciatoria del aparato político burgués, pienso que el elector que votó al «genial engendro» de la fórmula Fernández-Fernández tiene la cuota parte de responsabilidad por el desastre que está sucediendo. Ya sea por apoliticismo, por la maldad hegemónica o porque la ignorancia manda y la pobreza condiciona, el resultado, con los años empeoró sus condiciones particulares y las de la sociedad en general y aún, así, elige amorales de andanzas públicas, ladrones con evidencia de regla de tres simple, mentirosos a ojos vista.

Pero ¿Qué son ese par de cómplices con historia y secretos públicos si no unos estafadores geniales para unos y otros, que llevan al país al desfiladero en tanto lloran por sus frutos los mal ilusionados, los pueriles esperanzados, los irresponsables apostadores, los sentimentales de la nostalgia de una historia contada a medias?

¿Quién no sabe por qué Cristina eligió a Alberto como candidato a presidente? ¿Y si lo saben por qué los votaron? ¿Ciertamente creían que un mentiroso y una delirante del poder podían hacerlos felices? ¿Qué nos pasa, acaso no era de manual que pasaría lo que está pasando?

Es una alquimia del más eximio político llamar a su enemigo para que se convierta en su superior al que mandará sin límites como subalterno. Pues entonces no es ni eximia ni siquiera una hábil política. Cuando de ella dependió, siempre perdió y el sentido de su alquimia fue engañar al electorado, lo sabía cualquier incauto. Pues, fue aplaudida, halagada y votada por las mayorías arriba catalogadas.

Voy a describir el perfil de la inmoralidad general media del régimen burgués y que no se me acuse de que solvento a la derecha, es el 90% de los candidatos o partidos.

Pongo de relieve al peronismo porque debe ser éste, el único país que aún mantiene viva la mustia llama original de raigambre fascista, cuando el mundo hace más de 70 años, violencia de por medio, se la sacó de encima.

El peronismo ha tenido el triste mérito de nacionalizar sus internas, a balazos unas, socavando el entramado social, sembrando la desesperanza y el empobrecimiento de las familias, otras.

¿Pruebas? lo que está pasando. Las lecturas de sus fans son de tal torpeza que desahucian, el amo y el esclavo en su dialéctica eterna, me animo, y estructural.

No van por la vida, van por la dádiva.

Publicado hace hoy, un año.

Complementemos lo dicho anteriormente con que la mayoría abajo y las izquierdas electoraleraleras naturalizan ( o sea legalizan y legitiman) el «lenguaje común» antidemocrático que inculcó el capitalismo y que cuestionan:

Damián Ripetta

oenSsodtpr78ttcihmgcgaua3m17t1u03ftum9atf7009g237tc07c8f6l 9  ·

La gente no «cae» en situación de calle. El capitalismo margina, protege su único valor (la propiedad privada) y estructura todas las relaciones sociales a partir de ello.

En un país sin políticas habitacionales más que repartir bastonazos a indigentes, donde la relación salario/vivienda se deprecio cuatro veces desde la dictadura cívico-militar, la gente no «cae» en la calle.

En un país con faltante de millones de viviendas, y donde el valor de las casas está valuado en dólares desde la dictadura, la gente no «cae» en situación de calle. Las tiran a la calle.

Si durante todas las gestiones democráticas (Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, Kirchner, Fernández, Macri y Fernández) el problema habitacional se agudizó, entonces muestra que los paliativos que pusieron fueron de mínima insuficientes.

Si alquilar una vivienda requiere un salario entero y condiciones de alquiler imposibles de garantizar para millones de familias, entonces la gente no «cae» en situación calle.

No sean cínicos. Si no construyen viviendas, si no pesifican el valor de las casas y departamentos, sino intervienen el mercado inmobiliario, si siguen sumando a la especulación de las tierras, entonces no se rasguen las vestiduras porque en todas las putas ciudades del país hay miles de adultos y niños viviendo y durmiendo y cagando en las calles.

Meche Mendez

podtSosrenti 422i36a42mlt1i89hmm9l0gch4l1gut5m302g13gu274g90  ·

La noticia parece ser: cantidad de hectáreas bajo fuego, la valentía de los bomberos, si va a llover etc…

De lo que nadie habla es de los responsables político/intelectuales de semejante delito que es este ECOCIDIO y sobre el que hay responsables y deberían pagar.

 Bloqueo de la lucha de clases

Descubramos nuestro desafío hoy urgente: destapar en cada realidad concreta al capitalismo. Es desobedecer a los dirigentes e intelectuales de izquierda que la atribuyen al FMI, al pago de la deuda, al imperialismo de EE.UU. y plantean falsos dilemas como «democracia (que hoy es gobierno FF-PJ/Massa-EE.UU.) o nuevas derechas y neofascismo». En efecto, preguntémonos:

¿El ‘atentado’ es “Un punto de inflexión” (https://rebelion.org/un-punto-de-inflexion) como Claudio Katz convoca a interpretar? ¿Por qué? ¿Cuáles son sus conclusiones y cuáles las de Rolando Astarita en su artículo «La tesis “fascismo en ascenso en Argentina”» de su blog?

 

Nos urge, ante la aceleración e intensificación de la ruina de Argentina por el gobierno de los Fernández bajo explícita conducción de EE.UU. mediante el súper ministro Sergio Massa, la adquisición mayoritaria de pensamiento crítico o de análisis profundos sobre la contemporaneidad nacional e internacional. En esta senda anda y propone:

Martín Chicolino

¿QUÉ ANTI-FASCISMO? Una manera des-politizadora del discurso “ANTIFA”:

Estaba leyendo esta nota, que estuvo circulando y compartiéndose por las redes, y me quedé bastante sorprendido por el nivel de despolitización producida por parte de un discurso que se intitula “anti-fascista”; entendiendo por “des-politización” una manera de caracterizar el problema de la violencia que, en lugar de poner el foco en cómo —es decir, de qué manera, siguiendo qué mecanismos, sirviéndose de qué estrategias— LAS RELACIONES DE PODER ATRAVIESAN DE MANERA TRANSVERSAL (e INTERSECCIONAL) a la TOTALIDAD del cuerpo social (a gobernantes y gobernadxs, a explotadores y explotadxs, a capitalistas y a proletarixs, a ricxs y pobrxs, y en fin, a toda la serie  interseccionada de “oposiciones”), procede, por el contrario, en reproducir los lugares comunes y las redundancias dominantes de la partidocracia politiquera y de la moral dominante. Haciéndola corta, despolitiza porque analiza el problema del ‘fascismo’ incurriendo en lo que Foucault llamaba “la sobrecarga moral y jurídica” (le surcharge moral et juridique).

.

El texto dice: «Los emergentes del fascismo aparecen en ciertas condiciones que son propicias. Es decir, cuando existe una gran inequidad, cuando existe un gran porcentaje de personas en situación de vulnerabilidad; ahí es cuando la derecha reaccionaria aprovecha este contexto para generar enemigos donde dirigir toda la frustración de estas personas que no encuentran salida a esta situación de un sistema sumamente violento».

.

El fascismo produciría sujetos “emergentes” (o sea, fascistas), quienes a su vez serían el producto (“aparecen”) directo y necesario de “ciertas condiciones”. ¿Cuáles? “Gran inequidad” y “vulnerabilidad” generalizada.

.

Ahora bien, ¿cuáles son las causas y las condiciones (económicas, sociales, culturales, psico-sexuales, políticas) que PRODUCEN esta gran inequidad y vulnerabilidad? ¿Qué agentes sociales de poder son los causantes? ¿Qué instituciones de poder? ¿A qué MODO DE ORGANIZACIÓN de las relaciones sociales hay que pedirle una rendición de cuentas por haber producido inequidad y vulnerabilidad, que conducen necesariamente al fascismo? ¿Al Estado? ¿A la Iglesia? ¿Al capitalismo? ¿Al patriarcado (que es el haz que reúne y produce a aquéllos tres)? El texto no dice nada al respecto. Sólo constata lo real, sólo hace una descripción. Pero si no identificamos las causas productoras, si no animamos una hipótesis relativa a las condiciones productoras del fascismo y de subjetivaciones fascistas, ¿cómo podríamos comenzar a luchar y resistir contra el fascismo (léase, cómo saber en qué consiste ser “antifa”)?

.

Sigue: «El atacante pudo haber sido captado por estos grupos [que cuentan con recursos económicos y mediáticos] a través del anonimato de las redes sociales y servidores, que muchas veces las legislaciones de los países les permiten trabajar en absoluta impunidad».

.

Aquí se postulan 3 cosas: (1) se construye una concepción PASIVA de la subjetivación fascista; (2) se construye una concepción “ideológica” de los grupos, grupúsculos o redes fascistas; (3) se postula que la legislación estatal no sería lo suficientemente estricta cuando se trata de vigilar y controlar “el anonimato de las redes sociales y servidores” (es la ausencia de una legislación más vigilante lo que hace posible que los grupos fascistas “capten” gente “desde el anonimato”). Aquí, en este tercer punto, ya se ha deslizado la sobrecarga jurídica (es el Derecho estatal el que ha de aportar la solución al problema).

.

¿Es así realmente como nuestras sociedades patriarcales estatales y capitalistas engendran y producen en su interior sujetos fascistas, intereses fascistas, deseos fascistas? Si seguimos el razonamiento que se nos propone, habría ciertas personas que por estar en una situación de “gran inequidad” y “vulnerabilidad” estarían más inclinadas o más propensas a ser “captadas” por grupos fascistas (grupos que además no se presentan como ‘fascistas’ sino que lo hacen de manera anónima, sin nombre).

.

La narrativa (discurso de saber-poder) que se nos propone es la siguiente: habría, de un lado, ciertos grupos que cuentan “con recursos económicos y mediáticos” (los captadores), y, del otro lado, ciertos individuos en situación de menesterosidad y de vulnerabilidad (que carecen de todo recurso económico y de todo poder comunicacional) que acaban tarde o temprano por caer en la trampa que se les tiende (los captados). De un lado, los que echan mano a las técnicas de dominación ideológica (el bombardeo mediático), los pescadores activos de personas, los culpables; del otro lado, meras presas pasivas, meras conciencias vacías (bombardeadas y rellenadas con discursos de odio), que acabarán siendo culpables (al cometer un acto de violencia fascista o al re-producir el discurso del odio), siendo que no necesariamente lo eran desde el principio. Aquí ya se ha deslizado subrepticiamente la sobrecarga moral en el análisis.

.

Ahora bien, en primer lugar, hay que preguntarse: ¿Cuál es el riesgo político de PASIVIZAR de semejante manera la violencia y la subjetivación violenta? ¿Qué eficacia y operatividad política tiene —en orden a problematizar la producción social de violencia y de masculinidades violentas— un discurso que distribuye bipolarmente a los sujetos sociales de semejante manera? ¿Acaso el recurso del “engaño”, del “señuelo”, de la “ideología”, del “lavado de cerebro”, de la “falsa conciencia”, de la “conciencia invertida” es útil a la hora de caracterizar las razones por las cuales nuestras sociedades producen varones violentos? Cuando el problema es caracterizado apelando al discurso de “se nos engaña”, “se nos bombardea con discursos de odio que calan en nuestra conciencia”, “ciertos medios nos introyectan la ideología de la violencia que conduce al fascismo”, la solución que se nos propondrá es igualmente parcial, reformista; a saber, “la batalla cultural”: batalla que pasa por rechazar los falsos discursos y las falsas ideologías y colocar, en su lugar, los discursos verdaderos, los discursos justos, la verdadera conciencia, la conciencia esclarecida, ilustrada. Pseudo-solución que consiste en criticar los “malos” usos para mejor bendecir la función.

.

En segundo lugar, hay que preguntarse: ¿Es así como realmente crecen y se multiplican los grupos fascistas, a saber, procediendo por “captación” anónima vía redes sociales (captación que, sin embargo, se monta sobre y se aprovecha de los discursos de odio que fluyen en la cultura, promovidos por los medios de comunicación financiados por “la derecha”)? Y si es así, ¿cuál sería entonces la singularidad y la diferencialidad, por ejemplo, respecto del proceso por el cual una secta religiosa “capta” a sus presas, o respecto del proceso por el cual una red de prostitución/trata “capta” a sus presas (mujeres, trans, travestis, intersex, etc.), o respecto del proceso por el cual una organización o red fascista “capta” a las suyas? Es evidente que no se puede utilizar la misma explicación (un sujeto pasivo que, por estar en situación de menesterosidad es captado) para explicar fenómenos de violencia tan heterogéneos, y que tienen sus propias tácticas, estrategias, mecanismos, y causas. Es una explicación que sirve como comodín, y que suena bien, pero que no atrapa la singularidad ni la heterogeneidad de la violencia masculina. Con la sobrecarga moral e ideológica se explica todo y a la vez no se explica nada.

.

El texto sigue: «Estos grupos (según afirma Lozada) buscan personas jóvenes que generalmente tienen problemas de sociabilización, tienen algún problema cognitivo, algún padecimiento mental, y los incentivan a cometer crímenes de odio. “Esto lo hacen como forma de propaganda y les prometen ser recordados como héroes o mártires, que intentaron y lucharon contra el sistema”».

.

Una vez más, la biunivocización y la bipolarización del problema: de un lado, los adultos, inteligentes, psico-normales, bien socializados, y ricos (“que cuentan con recursos económicos y mediáticos”); del otro lado, los jóvenes, pobres, que seguramente han de tener “algún problema cognitivo, algún padecimiento mental” (¡!), que, a causa de estos rasgos de ‘anormalidad’, son presas fáciles para ser captados, persuadidos, engañados, adoctrinados, y teledirigidos “a cometer crímenes de odio”. ¿La recompensa? “Ser recordados como héroes o mártires”. No puedo no dejar de entrever en este discurso un índice maquínico, a la vez paternalista, cuerdista y clasista, que se inclina o tiende hacia el polo paranoico de la catexis social inconsciente.

.

Este tipo de discurso —que me parece resbaladizo y hasta peligroso, y que a la vez forma parte del sistema de valores que (desde una posición que se intitula “antifascista”) pretende criticar y combatir— no nos permite comprender el por qué de estas dos formas de subjetivación fascista que se nos proponen y se nos dan por sentadas. Hay fascistas adultos, ricos, educados (son profesionales y tienen títulos y credenciales), inteligentes, socializados, normales; y hay fascistas jóvenes, pobres, con problemas de sociabilización, con problemas “cognitivos” y “mentales” (los anormales). Ahora bien, ¿cómo LA MISMA SOCIEDAD, el mismo MODO DE ORGANIZACIÓN (el patriarcado estatal-capitalista) es capaz de producir 2 tipos de subjetivación fascista tan heterogéneas? Eso queda en la penumbra.

.

Lo que se nos brinda argumentalmente se halla dentro de las redundancias dominantes que, precisamente, son producidas por… los mismos medios de comunicación que se pretenden poner en cuestión: Sabag Montiel (o quien sea, para el caso), sería el «producto de un bombardeo de discursos odiantes con tintes neofascistas»; ejemplos: «el de la periodista reaccionaria Viviana Canosa [y] los diputados de la derecha reaccionaria como Javier Milei y Amalia Granata».

.

Uno se siente tentado a preguntar: ¿Y Sergio Berni, Alejandro Granados (aka “el mata-guachos”), Daniel Scioli, Fernando Espinoza, Américo Balbuena, César Milani, el gendarme carancho que se tiró arriba de los autos (Juan López Torales), el coronel retirado Roberto Galeano (aka “el canoso de barba” que se infiltraba en las marchas de 2014 o 2015), la Policía que desapareció a tantxs pibxs con su gatillo fácil (y que desapareció en democracia el cuerpo de Luciano Arruga por más de 11 años), los violicías que violan mujeres haciendo uso de su poder y uniforme, o que dijeron que Florencia Morales y Daiana Abregú se “suicidaron” en una comisaría, o los políticos, policías y jueces que regentean redes de trata/prostitución (explotación sexual patriarcal)? ¿No hay allí discursos de odio, pasajes al acto violento? ¿No hay allí violencia estatal hecha y derecha?

.

Pero, sin embargo, el problema no pasa fundamentalmente por ahí… No tocaremos el fenómeno del fascismo cargando las tintas contra uno u otro lado de “la grieta”, contabilizando quién es más fascista que quién, quién ha utilizado más el aparato represivo del Estado para fascistizar a la población. Aún cuando (en un panorama ideal) todxs nos pusiésemos de acuerdo saltando por encima de “la grieta” y conviniendo en que “Todos los gobiernos asesinan y desaparecen en democracia” (cosa que, de por sí, sería un enorme avance), aún así, se nos escaparía en buena parte la consistencia del fascismo al nivel de la vida cotidiana, al nivel micro-físico del ejercicio del poder, al nivel de las relaciones y de las prácticas más microscópicas que hacen bola de nieve.

.

Porque, hoy, la binomizacion (el planteamiento de “alternativas” bipolares) ya no resulta operativa como en los siglos anteriores. Hoy asistimos a la mezcla entre el polo fascista del Estado y el polo reformista del Estado, todo junto, combinado, como plantea Félix Guattari: «Se ha acondicionado a las personas para aplaudir al compás (voto, sondeo de opinión, manifestación, etc.) frente a las escenas demasiado bien alumbradas de la ideología, con sus ‘personajes’ y sus opciones maniqueas: “¿La derecha o la izquierda?”, “¿El socialismo o la barbarie?”, “¿El fascismo o la revolución?”. Pero los proyectores de la historia real ahora se desplazan, irreversiblemente, según parece, hacia una problemática completamente distinta: LA IZQUIERDA Y LA DERECHA INEXTRICABLEMENTE MEZCLADAS». Es decir, en un juego de alianzas de complicidad, de complementariedad y de co-determinación recíproca. Co-determinación y complementariedad recíproca necesaria para la concertación de los nuevos terrores, realizados incluso “en nombre de” los derechos, de la paz, de la comunidad, de la fraternidad, de la “democracia”. Pero, ¿qué democracia?

.

Pues, como decía Gilles Deleuze, «El antiguo fascismo, por actual y poderoso que pueda ser en muchos países, no es el nuevo problema de nuestros días. Nos aguardan OTROS FASCISMOS. Se está instalando todo un neo-fascismo con respecto al cual el antiguo quedará convertido en una figura folklórica. En lugar de ser una política y una economía de guerra, el nuevo fascismo es una alianza mundial para la seguridad, para la gestión de una “paz” no menos terrible, con la organización concertada de todos los pequeños miedos, de todas las pequeñas angustias que hacen de nosotros micro-fascistas, encargados de sofocar cada cosa, cada rostro, cada palabra un poco fuerte, cada uno en su calle, en su barrio, en su cine».

.

Si reducimos el neo-fascismo únicamente al modelo neo-liberal (o a la gubernamentalidad neo-liberal), ocurre que, en lugar de ampliar el campo de problemas, lo reducimos y lo mistificamos dentro de las redundancias dominantes. Pues, ¿no hay un progresismo fascista, que también se encarga de gestionar nuestros pequeños miedos, que nos necesita tristes, angustiadxs, insegurxs, ávidos de consumir y a la vez hiper-endeudadxs (siempre yendo atrás de mil cuotas sacadas a crédito), paranoicxs, resentidxs, engrietadxs, precarizadxs, quemadxs mentalmente, agotadxs de tanto trabajar, empastilladxs, culpabilizadxs, psicoanalizadxs, familiarizadxs, edipizadxs, castradxs, queriendo siempre cargar las tintas contra todxs lxs demás, ávidos de competencia y de desquite? En fin, todo ese micro-fascismo cotidiano y que tiene un componente positivo, afirmativo, que se mima con un gran goce…

.

Desde el vamos, las preguntas que habría que haber comenzado por plantearse son:

.

¿Acaso el fascismo, como fenómeno social, político, económico, y, ante todo, LIBIDINAL(tocante a la producción de deseo social, tocante a la comunicación de inconsciente a inconsciente) puede REDUCIRSE a la mera viralización de “mensajes de odio”, y a la violencia física (intento de asesinato, sea homicidio o femicidio)?

.

¿Acaso el fascismo se halla ÚNICAMENTE en 1 sector político, en 1 ideología de partido, en 1 bandera, en 1 programa de gobierno?

.

¿Acaso se toca el problema central de fascismo reproduciendo el slogan politiquero “fascismo = la derecha neo-liberal”?

.

¿Acaso las izquierdas (incluyendo los llamados “socialismos históricos”) no han emplazado formas de fascismo históricamente?

.

¿Acaso los progresismos y los reformismos (los Estados benefactores y keynesianos) no emplazan formas de fascismo históricamente, no han construido sus gulags?

.

¿Acaso el fascismo se agota y se reduce a determinados «movimientos anti-derechos»? ¿No ha habido formaciones sociales que precisamente en nombre de los Derechos han emplazado nuevas formas de fascismo?

.

🐈‍⬛🧰Cito un análisis de Deleuze y Guattari (autores groseramente banalizados por la intelectualidad liberal, eufemísticamente licuificados por la intelectualidad progresista, y ninguneados por la intelectualidad de la izquierda) del año 1991:

.

«¿Qué social-democracia no ha dado la orden de disparar cuando la miseria sale de su territorio o gueto? Los “Derechos” no salvan a los hombres, ni a una filosofía que se re-territorializa en el Estado democrático. Y mucha ingenuidad, o mucha perfidia, precisa una filosofía de la comunicación que pretende restaurar la sociedad “de los amigos” o incluso de “los sabios” formando una opinión universal como “consenso” capaz de moralizar las naciones, los Estados, el Mercado».

.

🐈‍⬛🧰Pienso, además, en estas palabras de Félix Guattari en 1977:

.

«La hidra estatal despliega sus tentáculos para alcanzar la vida íntima de cada individuo particular. […] Ya no basta con la simple represión “masiva”. El capitalismo tiene que construir e imponer modelos de deseo. Es conveniente que a cada uno se le asigne una infancia, una posición sexual, una relación con el conocimiento, una representación del amor, de la honestidad o de la muerte. […] Los individuos se mantienen “en su lugar” por efecto del entorno, las ideas, los gustos, los modelos, las formas de ser y las imágenes que se les inyectan constantemente, a veces por medio de eslóganes que no pueden sacarse de la cabeza. [Hay una] represión suave, que se esfuerza por intoxicar a la población a través de los medios de comunicación, en dividirla para poder controlarla mejor. […] Las masas son inoculadas con un prototipo de ‘sociedad’, de ‘familia’, y con cierto modelo de consumo. […] Los instrumentos de represión se han visto reducidos hoy en día a un grado tal de miniaturización, que están en condiciones de captar toda una parte del deseo. […] Modulan la represión de tal manera que las personas puedan interiorizarla con mayor facilidad, lo cual no significa que ésta se haya suavizado, [pues] la tendencia actual consiste en una especie de miniaturización del fascismo».

.

🐈‍⬛🧰Y finalmente, en estas palabras de “El Anti-Edipo” (1972), que clarifican el ángulo preciso desde el cual posiciono mi crítica anti-fascista contra este tipo de discursos (que se presentan como anti-fascistas); el ángulo desde el cual posiciono mi crítica es el siguiente: que jamás comprenderemos EN QUÉ CONSISTE el fascismo, CÓMO SE PRODUCEN subjetivaciones fascistas (principalmente en los varones), y por qué es DESPOLITIZADOR reducir el fascismo al terreno de la sobre-carga moral, al terreno de la “ideología” (por ejemplo, al bombardeo de discursos de odio), o al “engaño” (por ejemplo, por parte de algunos periodistas, de algún Partido, de algunos medios de compunción, que viralizan falsos mensajes):

.

«Ocurre que el deseo nunca es engañado. El interés puede ser engañado, desconocido o traicionado, pero no el deseo. De ahí el grito de Wilhelm Reich: “No, las masas no han sido engañadas, DESEARON EL FASCISMO, Y ESO ES LO QUE HAY QUE EXPLICAR”. Sucede que uno desea contra su interés (y el capitalismo se aprovecha de ello, pero también el socialismo, el partido y la dirección de partido). ¿Cómo explicar que el deseo se entrega a operaciones que no son “desconocimientos”, sino catexis inconscientes perfectamente reaccionarias?. […] Estas también forman parte del proceso histórico, y nos conducen a las funciones modernas del Estado. […] Por ello, cuando sujetos, individuos o grupos actúan claramente CONTRA sus ‘intereses de clase’, cuando se adhieren a los intereses e ideales de una clase que su propia situación objetiva debería determinarles a combatir, no basta con decir: “Han sido engañados, las masas han sido engañadas”. No es un problema “ideológico”, de “desconocimiento” y de “ilusión”, ES UN PROBLEMA DE DESEO, Y EL DESEO FORMA PARTE DE LA INFRAESTRUCTURA».

Alternativas emancipatorias

Advirtamos nuestro estar sumidos en incapacidad de pensamiento crítico o en bloqueo de la lucha contra nuestros opresores locales e imperialistas a través de Martín Chicolino que nos propone reflexionar sobre las siguientes palabras de Félix Guattari en 1977:

«La hidra estatal despliega sus tentáculos para alcanzar la vida íntima de cada individuo particular. […] Ya no basta con la simple represión “masiva”. El capitalismo tiene que construir e imponer modelos de deseo. Es conveniente que a cada uno se le asigne una infancia, una posición sexual, una relación con el conocimiento, una representación del amor, de la honestidad o de la muerte. […] Los individuos se mantienen “en su lugar” por efecto del entorno, las ideas, los gustos, los modelos, las formas de ser y las imágenes que se les inyectan constantemente, a veces por medio de eslóganes que no pueden sacarse de la cabeza. [Hay una] represión suave, que se esfuerza por intoxicar a la población a través de los medios de comunicación, en dividirla para poder controlarla mejor. […] Las masas son inoculadas con un prototipo de ‘sociedad’, de ‘familia’, y con cierto modelo de consumo. […] Los instrumentos de represión se han visto reducidos hoy en día a un grado tal de miniaturización, que están en condiciones de captar toda una parte del deseo. […] Modulan la represión de tal manera que las personas puedan interiorizarla con mayor facilidad, lo cual no significa que ésta se haya suavizado, [pues] la tendencia actual consiste en una especie de miniaturización del fascismo».

Estoy convencida que el ‘atentado’ contra Cristina Fernández fue un montaje. Es lógico que el FMI y todo el contubernio de capitales y estados imperialistas con los locales se congratulen y feliciten al gobierno de los Fernández.

El PJ-CFK de ese modo logró una masiva unidad en diversidad en favor del gobierno de los Fernández bajo explícita conducción de EE.UU. mediante el súper ministro Sergio Massa y a la vez gestionando la aceleración e intensificación de la ruina de Argentina. Aún peor, consiguió que esa multitud dé la espalda a la actual maximización en la expoliación de los trabajadores, los pueblos y la naturaleza. Además, los poderes fácticos consiguieron asegurarse el próximo gobierno continuador y profundizador de su acaparamiento oligopólico de las condiciones de vida y trabajo.

Mientras se escenificó esa acción y se justificó desplegar mayor censura y criminalización de las resistencias al avasallamiento capitalista de derechos: Massa estuvo en EE.UU. garantizando súper negocios e impunidad y hubo intervención desfachatada de su embajador que dirigentes de la CTA y CGT lo abrazaron al ´reconocerlo’ mejor peronista que las bases del PJ. Sin embargo, NO HUBO REPUDIO MASIVO EN FORMA DE MULTITUD EN LAS CALLES DE TODO EL PAÍS NI DISCURSOS NI MENOS CONVOCATORIA A DERROTAR ESE SINDICALISMO.

Estamos abajo inmersos en fragmentadas luchas o unidas en diversidad sólo por una ley –la de los Humedales- que es confiar en el Estado pese a su larguísima historia antipopular y antinacional. Así seguiremos, los diversos de abajo, sufriendo la opresión creciente y la desaparición forzada de la vida y la salud que la multiplicación de incendios intencionales está acelerando.

Nos están exprimiendo como trabajadores y pequeños-medianos propietarios para después arrojarnos a la exclusión social. Nos están enfermando a todos no sólo por envenenamientos varios y angustias sino sobre todo por hambrear a la mayoría de la niñez y condenar a adolescentes y jóvenes a degradarse.

Urge desenmascarar al PJ y a Cristina Fernández como gestores de la acelerada e intensificada ruina irreversible del país. Destaparlos como falsa alternativa de las derechas no peronistas. Y descubrir que poseemos potencialidades de liberarnos del sistema mirando en exclusivo por expropiar, usurpar, explotar al 99 % humano para el lucro de minúsculas minorías parásitas porque se han apropiado del trabajo social e histórico. Esa potencia social de transformación y emancipación está en las disputas de territorios al Capital y su Estado por autoorganizaciones que tienden a constituirse en comunidades de vida basadas en las soberanías alimentaria, territorial, energética e hídrica sin fronteras burguesas. También aprecian los derechos de la naturaleza que es su funcionamiento esencial a la vida y establecido en coevolución con ella.

Sin embargo, esas defensas y recuperaciones de territorios no asumen lo que señala:

Eduardo Jorge Rauch

oSerpntodsbl0tlei3 lga1654pur1ch1l6 ac11i3gdei 0sgemle:f5u1ca s5371 i  ·

¿Por qué el peronismo termina haciendo lo que el macrismo haría o hará? ¡Porque es el capitalismo, estúpido!

Reconocimiento urgente por la actual expansión de los extractivismos, valiéndose de Estado policial militarizado. Y porque el Estado y gobierno dedicado a las figuritas responde no sólo a la decadencia terminal de ambos sino también a la creencia de la casta política que pueden extremar nuestra sumisión a estar en permanente fuga de nuestra cotidianeidad opresora-represora.

Tengamos en cuenta la implantación actual del bloqueo a nuestras luchas contra el Capital y su Estado a través del siguiente posteo:

Eduardo Jorge Rauch

doosntSeprag50sae8r12a8te  a110 14af52 tm9e062tpte5ls1:mtia29 cb5aid0  ·

«Con el fin de la Gran Guerra, en un mundo convulsionado y con el ejemplo aún caliente de la Revolución Rusa, en Alemania cae el Kaiser y se declaran en el territorio diversas Repúblicas Obreras que forman Rätes, la vía alemana de Consejos de Obreros, Campesinos y Soldados, al estilo Soviet.

En ese clima perturbadoramente optimista, un 9 de noviembre de 1918, Karl Liebknecht (el espartaquista camarada de Rosa Luxemburgo) viene a meter el dedo en la llaga.

La dirección de la socialdemocracia y los «bonzos» sindicales (burocracia) se preparaban para su trágica y pérfida traición. No todos lo podían ver. En una potente Asamblea proletaria en Berlín, tronaron las palabras del viejo Karl:

«Vengo a echar agua en el vino de su entusiasmo. La contrarrevolución ya está en marcha. Está aquí, entre nosotros. ¿Puede el proletariado complacerse con el exterminio de la monarquía? ¡No!

La abolición de la dominación de clase, la explotación y la opresión, el establecimiento del socialismo; ése es nuestro propósito. El gobierno de hoy se llama socialista. Sin embargo, hasta el momento sólo actuó para mantener la propiedad capitalista «.

¿De qué sería acusado Karl en estos tiempos y con ese discurso? ¿De no entender de política? ¿De no saber distinguir los enemigos principales de los secundarios? ¿De infantilismo izquierdista? ¿Qué ex revolucionarix hoy devenido funcionario le diría que «es más compleja la cosa Karl», es que hay «que apoyar críticamente»?

¿Quiénes, en definitiva – y en esa coyuntura- le estaban abriendo las puertas a la bestia nazi en la próxima República de Weimar? ¿Los espartaquistas de Karl y Rosa, los anarquistas de Gustav Landauer, los rebeldes como Max Holz, los metalúrgicos de Muller? ¿O la socialdemocracia reformista que pactaba a diestra y siniestra con «demócratas», liberales y el imperialismo; desarmando a las milicias obreras y persiguiendo a lxs revolucionarixs?.

La derrotada revolución alemana de 1918 es un gran tabú para el reformismo de izquierda y para la militancia que apoya a gobiernos «populares» dándole sustento por «izquierda» y callando barbaridades. Luego, a muchos de ellos, los vemos copypasteando alegremente frases de Rosa Luxemburgo. Mientras otros se horrorizan sorprendidos por el crecimiento e influencia de esperpentos autoritarios y de ultraderecha.

PD: un recuerdo de hace un año y que, lamentablemente, sigue teniendo plena vigencia».

Del muro de Hernán Arena

Refirámonos al tramposo planteo sobre quiénes son nuestros enemigos para completar cómo se da el bloqueo actual a la lucha por la emancipación del capitalismo y los imperialismos subyugando al país y sus pueblos:

EL ODIO Y LA FANTASÍA

Boletín de la Biblioteca y Archivo Histórico-Social «Alberto Giraldo»

Luego del intento de atentado a la vicepresidenta de la nación por parte de un supuesto neonazi quedan claras algunas cuestiones sobre cómo puede interpretarse la realidad.

Para los fanáticos demócratas, impugnando su propio discurso, ya no se trata de ese cuento del “gobierno del pueblo”. “La democracia” reside personificada en los altos cargos de gobierno. Queda claro cuando, ante el asesinato de cualquier miembro de ese hipotético pueblo no “peligra la democracia”, ni hay tanta toma de posiciones públicas. Pero sí cuando hay intento de dar muerte a uno de sus altos dirigentes, si es que suponemos que se trató de un intento de homicidio.

Del mismo modo, uno y otros fanáticos pueden creer que matando a un alto funcionario cambiaría el rumbo del país. Como si no se tratase de las relaciones sociales en un modo de producción específico, el capitalista, claro.

La violencia fallida de un personaje suelto (o casi suelto) asusta más que el funcionamiento del monopolio estatal de la violencia. Raro.

Esa igualdad democrática que todo lo iguala, solo en el discurso, supone que el aparato represivo del Estado es comparable a un fanático de derecha sin plan ni aparato. A menos que se piense que hay una “conspiración del odio” y otros cuentos conspiracionistas. Cuentos similares a que el odio siempre está en los demás y no entre los propios. Ante semejante testarudez es inútil buscar en el archivo incitaciones de odio a uno y a otro lado de la grieta electoral.

Y dado que el odio es el otro, ya van pensando en leyes para condenar “los discursos de odio”. Evidentemente será el Estado quien designe qué es odio y qué no. Así, podrá ser considerado culpable tanto un periodista destacado de los monopolios de los medios de comunicación, como un candidato de la oposición o un grupo de proletarios que proteste contra esta vida insoportable y por tanto alimente el odio de clase… Adivinen: ¿quién irá preso?

Parecieran querer decirnos que vivimos en una sociedad de iguales, sin clases sociales. Parte del “pueblo” se ve representada por una millonaria que vive en Recoleta. De eso se trata la democracia: de considerar formalmente iguales a una población socialmente desigual. El cuco del neonazismo asusta más que las muertes evitables a diario por el trabajo, por hambre, por violencia de género, por enfermedades evitables, por violencia institucional.

Desde Correpi a Biondini están de acuerdo en que hay que condenar este acto y “salvar la democracia”. Para los fanáticos demócratas es más preocupante el discurso de odio que la realidad de ajuste y recortes. El desprecio por la realidad es tal que los fans de la vicepresidenta cantan «vamos a volver», mientras la funcionaria se despega del gobierno del cual forma parte. Están convencidos de que el “poder real” no está entre ellos sino en la vereda de enfrente.

Una semana antes el gobierno realizó recortes en Salud, Educación, Obras Públicas, Transporte y Producción mientras toda la atención mediática se enfocaba en las protestas en contra y a favor de Cristina Fernández de Kirchner. Se desactivaron paros y protestas, y hasta dijeron que las calles no eran seguras dadas las condiciones. Excepto para bancar al gobierno.

En el marco del “feriado de reflexión” que decretó el presidente hay quienes en la calle y en las plazas han relacionado el ajuste con la derecha: «Al ajuste y a la derecha se los enfrenta en la calle». La fantasía y el desprecio por la realidad está llegando a niveles irrisorios.

El llamado reiterativo a “movilizarse por la democracia” de cara a las próximas elecciones, es darle un aire nuevo y renovado a un puñado de candidatos que vienen bajando en popularidad. El oportunismo de una izquierda sin épica ni proyecto alimenta nada más ni nada menos que el crecimiento de un sector del gobierno. Grabois y su CTEP, así como el Frente Patria Grande, suspendieron su salida del Frente de Todos argumentando «el cambio cualitativo en la situación política nacional» tras el intento de asesinato de la vicepresidenta. La política representativa es lo único que mueve la aguja para los candidatos. Es cierto que ha cambiado la “política nacional” pero también lo otro: la situación social solo empeora.

Unir fuerza frente al cuco del fascismo ya sabemos a quién beneficia por más buenas intenciones que se tengan: a un sector burgués que por su parte seguirá explotando y asesinando, pero sin “discursos de odio”.

La democracia es la dictadura del Capital, por más libertades e igualdades formales que tengamos no somos iguales. Esta es una sociedad con explotados y explotadores, dirigentes y dirigidos. Defender a nuestros verdugos no puede ser el camino para construir un mundo mejor.

El verdadero campo de batalla no está en la esfera de la representación política, sino en la esfera de la producción y reproducción, en las relaciones de propiedad. Esto es una lucha de clases, no una lucha política de “buenos” y “malos”. En la primera no se puede elegir el bando, son las condiciones materiales de existencia. En la segunda, sí se nos permite elegir. Nuestro tiempo busca esconder las imposiciones de clase tras la libertad de elección.

El ataque no puede comprenderse como parte de una “campaña de odio dirigida a los sectores populares organizados”. No se trata de una expresión del avance del fascismo. ¡Mucho menos de un inicio de golpismo de la ultraderecha! La burguesía argentina está empecinada en conservar el orden democrático burgués. Hasta el momento el atacante no parece ser más que un elemento más bien marginal e irrelevante. No hay conspiración ni intento de golpe de Estado.

El atentado ha sido no un intento, sino un certero golpe para la clase proletaria en Argentina, empleada o desempleada. Ante el empeoramiento de las condiciones de vida en el país, y en medio de cortes, paros y una rabia creciente nos llaman a empantanarnos en el terreno político, a agruparnos para defender el gobierno que ajusta y reprime. Porque, recordemos: por más que intenten evadir la realidad, están defendiendo a la vicepresidenta del gobierno de la Nación. Mientras continuemos despreciando la realidad por discursos políticos, esta tragicomedia seguirá repitiéndose una y otra vez.

https://boletinlaovejanegra.blogspot.com/2022/09/el-odio-y-la-fantasia.html

Advirtamos el nexo del progreso incesante en la acumulación gran capitalista con el crecimiento de la desigualdad social e internacional y de la desertificación para romper la conciliación de clases que viabiliza ese avance en la consolidación del sometimiento de Argentina. Ruptura que nos exige, abajo y a la izquierda, generalizar la superación de la creencia mayoritaria en el Estado reformable o humanizable por elecciones y cambio parlamentario a través de nuevos diputados-legisladores y de leyes elaboradas desde multisectoriales. Se trata de comenzar por el descubrimiento que los extractivismos fueron y son promovidos tanto por los gobiernos progresistas como por los neoliberales en Nuestra América.

De modo que, ante todo, precisamos la crítica pública de los primeros por ser quienes hablan sobre nuestros ideales pero, en los hechos, han posibilitado y posibilitan el único avance capitalista existente y que es contra todos los pueblos planetarios. Es esforzarse en desenmascararlos frente a sus bases y a todas las diversidades de abajo en forma tal de instalar diálogos con ellas o elaboraciones conjuntas de enfoques y soluciones a los problemas fundamentales.

Pero, entonces, es clave adoptar un enfoque de nuestro imperativo distinto a:

¿Y la democracia qué?

18 de mayo de 2022

Por Daniel Campione | Rebelión

Vivimos una era de degradación de la democracia, a escala mundial. A través del empobrecimiento de los sistemas representativos realmente existentes, en las que cada vez más las decisiones importantes las toman poderes fácticos, en general grandes corporaciones.

Ver el modo de contrarrestar ese rumbo es un imperativo de la hora: Iniciativa popular y autoorganización o sometimiento perenne al gran capital.

La ciudadanía no tiene otro mecanismo de participación que el voto periódico, que es ostensible que vale cada vez menos.

Los padecimientos de las masas populares se incrementan mientras desde arriba sólo hay disposición para la gris administración de los intereses del gran capital. Sólo se habla de ganar las elecciones, no de transformar a la sociedad.

Existe un hartazgo con el conjunto de la dirigencia política. A la que se la ve como sumergida en un micromundo de intereses sectoriales y privilegios que se conectan cada vez menos con los problemas y deseos de las “mujeres y los hombres comunes”.

En el caso argentino la despiadada confrontación en el interior de la coalición oficialista y hasta en el seno del mismo equipo gobernante, en medio de circunstancias sociales aflictivas es experimentado por millones de ciudadanas y ciudadanos como una evidencia en ese sentido.

En los ámbitos predominantes de la política del sistema no se formula alternativa alguna, que toque intereses concentrados, que desafíe paradigmas arraigados de acción y pensamiento. Se vive una rutina que no da respuestas, que ya se nota demasiado que sólo contribuye a la autorreproducción de la elite política.

Una reacción a este estado de cosas es el desapego político: Un voto desencantado, sin mayores expectativas hacia algunos de los candidatos del establishment, o bien no votar, votar en blanco o nulo.

Si no, hacerlo por candidatos con propuestas radicales, a los que se percibe por fuera del “elenco político estable”. Puede ser por izquierda o por derecha. Por múltiples factores, en Argentina son por ahora más los casos en los que se decanta “por derecha”, aunque hay un crecimiento de la izquierda. Tal inclinación marca la magnitud de la crisis.

Se tiende en medida creciente a la abstención electoral. Y en muchos casos, se vota con inclinación hacia la extrema derecha, que ofrece culpables (El Estado sobredimensionado, los políticos corruptos) y promete soluciones fáciles.

No en todas partes es así, en Perú o en Chile sucedió lo contrario, se votó hacia la izquierda. Claro que en ambos casos el giro político-electoral, que tiene serias limitaciones, estuvo precedido de fuerte movilización popular, incluso de rebelión prolongada en el caso de Chile. En nuestro país podría modificarse también la tendencia de los últimos años, no hay que dar por cristalizada la realidad actual.

Aquí por ahora han ganado apoyo candidaturas que predican una “antipolítica” sin matices, proponen soluciones simples a temas complejos sin preocuparse por su factibilidad. Y descalifican a sus adversarios con acusaciones no comprobables. O con disparates como tildar de “zurdos” a dirigentes de la oposición de derecha.

Ya sea que “La libertad avanza” (Ciudad de Buenos Aires) o que “Avanza libertad” (Provincia de Buenos Aires) lo que pretenden hacer retroceder es la posibilidad de ir en búsqueda de transformaciones, para taparla con propuestas a menudo triviales, pero siempre reaccionarias.

Articuladas en torno a que la “casta política” y el Estado son los enemigos del conjunto de la sociedad. Y que las mayores ganancias para el gran capital el vehículo para “salir de la miseria” y “dejar de pagar impuestos”. El derrumbe de las prestaciones sociales, de la educación y la salud pública, la reprivatización del sistema jubilatorio, son perspectivas que no se explicitan, pero que subyacen en estas propuestas.

Mirar hacia adelante

Se está hoy ante el desafío de generar proposiciones identificadas a fondo con las clases populares. Que fundamenten en términos claros y simples que el enemigo principal no es la dirigencia política y el Estado, sino el dominio del capital. Que da lugar a una sociedad atrozmente desigual e injusta, con la mayoría de la población sometida a la explotación y a la alienación. Y a un empobrecimiento creciente.

Es imprescindible sin embargo hacer en voz bien alta las merecidas críticas a la dirigencia política. Sólo atenta a alcanzar el gobierno o a permanecer en él, incapaz de hacer siquiera el intento de enfrentar a los grandes poderes. Formular las impugnaciones desde una orientación de izquierda y en un lenguaje elocuente es el desafío.

Se necesita asimismo de la denuncia a la búsqueda eterna al “consenso” y la “unidad” con los dueños del gran capital y con instituciones antagónicas con toda expresión popular. Con mayor o menor grado de conciencia y voluntad, esos dirigentes políticos son sus cómplices, quienes prestan legitimidad popular a la explotación y la destrucción.

No por casualidad se inclinan a declarar muerta a cualquier perspectiva anticapitalista y a predicar un capitalismo “distributivo” inviable. La denuncia del “neoliberalismo” se vuelve un palabrerío inocuo si nunca se la respalda con acciones concretas.

Se trata hoy de levantar en conjunto las mejores expresiones de un siglo y medio de luchas del movimiento obrero y popular. De impugnar al sistema no desde un solo ángulo, sino en todos los costados posibles. La reivindicación obrera, feminista, ambientalista, por la tierra, de los pueblos originarios, contra el poder del imperialismo. Un abanico de demandas radicales que alcanzará su cúspide cuando el conjunto se articule contra el sistema social capitalista, el enemigo de la humanidad.

Hoy nos jugamos el destino de nuestra sociedad y el porvenir de la democracia. Las organizaciones populares deberían tener como forma de organización la de asambleas, la de control permanente “desde abajo”. La democracia de adentro que se proyecta hacia fuera. Como construcción popular y no como opción pasiva frente a las propuestas de la clase dominante.

Estamos atrapados por corporaciones y burocracias. Que se imponen con un abanico de poderes que van desde su maquinaria propagandística a la fuerza armada, si se ven acorralados.

La respuesta viable parte de la iniciativa popular y la autoorganización. Y la disposición a poner el cuerpo para una transformación radical. Se necesita romper con el posibilismo menguante, que hace una apelación continua a la supuesta “correlación de fuerzas” con la creencia predeterminada de que nada se puede hacer. Con el mentiroso “realismo” que renuncia al riesgo y con eso a cualquier disputa efectiva de poder.

No se trata aquí y ahora de la búsqueda de una “libertad” abstracta, sino de una “liberación” bien concreta. Necesitamos varones y mujeres emancipados de la tutela asfixiante del gran capital. Libres del yugo de un puñado de poderosos que deciden por ellos.

Que recuperen la plenitud de su ser, la alegría de la construcción colectiva y el goce de la comunión de quiénes estamos realmente convencidos de que un mundo no capitalista, igualitario y justo, es posible.

Fuente: https://rebelion.org/y-la-democracia-que/

Necesitamos, pienso, una valorización de una creciente mayoría de abajo sobre razones para incorporarse a las defensas y recuperaciones de territorios en todo el país-continente desde nuestras diversidades de identidades y objetivos esenciales a nuestras vidas-luchas.

Debemos refutar, para ello, a los dirigentes progresistas e izquierdistas mediante argumentos y alternativas populares como las formuladas por el sociólogo venezolano Emiliano Terán Mantovani.

Tensión neoliberal y territorialización del poder:

Un diálogo crítico con Álvaro García Linera

9 de septiembre de 2015

Por Emiliano Terán Mantovani (Rebelión)

Presenciamos en la actualidad a escala planetaria, una agudización sin precedentes de las históricas contradicciones sociales y ecológicas del desarrollo capitalista mundial: peligros de una escalada bélica internacional, en sus diferentes modalidades [1]; dramáticas tensiones migratorias[2]; crecientes desajustes en el orden de los ciclos climáticos [3]; ralentización del gran salvador de la economía mundial desde 2008, China, y tendencia a la deflación global [4]; desbordamiento progresivo de las precarias “democracias” contemporáneas y conexión cada vez más fuerte entre la política formal y bandas criminales, narcotráfico, grupos extremistas, entre otros –con mayor énfasis en periferias o el Sur Global– [5]; desgarramiento de los tejidos sociales y reconfiguraciones de los límites del pacto social; entre otras.

Cuando el pastel de la riqueza se hace cada vez más pequeño y los apetitos crecen, las ilusiones de progreso se van vaciando, la acumulación capitalista se vuelve aún más salvaje. El neoliberalismo ―como modo de acumulación propio del capitalismo globalizado― se potencia, se reacomoda, busca ocupar espacios y ámbitos que se resisten a su lógica, y así expandir aún más el despojo y la mercantilización de todo. No importa en qué parte del mundo usted se encuentre, no importa si el gobierno de su país es considerado o no “progresista”, esta tensión neoliberal está presente, en diversos grados y formas, en cada proceso de acumulación formal o informal de capital en la actualidad.

Pregunta de orden estratégico: ¿quiénes, en este momento en América Latina, son las fuerzas antagónicas capaces de detener el avance de la acumulación por desposesión? ¿Qué actores o sectores sociales y políticos pueden aún encarnar hoy una alternativa, no sólo a este neoliberalismo mutante  [6] que ha coexistido versátilmente entre nosotros, sino al propio orden capitalista?

Años atrás, parecía evidente que esta alternativa, entendida como “posneoliberal” [7], estaba centrada principalmente en los gobiernos progresistas de la región, y en los líderes que los han guiado. Ya estos gobiernos no serían fundamentalmente dominación, sino representación no sólo de los intereses populares, sino también de la construcción de la vía hacia modelos que podrían estar en un futuro, más allá del capitalismo y la dependencia. A estas alturas, sostener esta idea es más que problemático.

Desde varios meses atrás, venimos presenciando una aceleración de la deriva regresiva en la región, incluyendo claro está a todos los llamados gobiernos progresistas. Cuando baja la marea de las rentas obtenidas por los commodities –un nuevo tiempo de vacas flacas–, todo parece más árido, más tosco, se ve con más claridad la topografía excluyente e insostenible de los modelos extractivistas. Sumadas a las políticas más conservadoras de la región, que tienen a los gobiernos de México, Colombia y Chile entre sus principales exponentes, resaltan las más claras definiciones a favor del ajuste ortodoxo y flexibilización (Agenda Brasil) en las políticas económicas del gobierno de Dilma Rousseff; en Argentina, se han impulsado reformas como la de la ley de hidrocarburos (oct. 2014), que propone una flexibilización favorable a las compañías petroleras transnacionales –con una de las regalías más bajas de la región [8]– para facilitar la extracción de no convencionales; y el nuevo Código Civil y Comercial (ago. 2015), en el cual se produce la pérdida del acceso público a todos los ríos del país –siendo para Viale y Svampa “la mayor privatización de tierras de la historia de nuestro país (…) en manos de la especulación inmobiliaria” [9]; sin dejar de tomar en cuenta la proyección aún más a la derecha en los horizontes de la política oficial argentina, dadas las candidaturas favoritas para las próximas elecciones presidenciales a fines de octubre de este año. (…)

Emiliano Terán Mantovani prosigue explicando razones contra el Estado Integral de Álvaro García Linera y opinando sobre alternativas.

Conviene insistir en lo siguiente: el «extractivismo» es una modalidad de acumulación capitalista que centraliza tanto el poder como la soberanía sobre el territorio; esto es, estructura un tipo de soberanía (nacional-estatal) que mercantiliza y monopoliza la decisión sobre los llamados “recursos naturales”.

Esta racionalidad, esta forma política de hacer particular, esta modalidad de dominación transnacionalizada y corporativa, que se superpone y evita que la gente realice una gestión directa de los bienes comunes, está dotada de sentido por los procesos de acumulación de capital a escala global, por la División Internacional del Trabajo y la Naturaleza.

La entelequia del «Estado integral» intenta fusionar modos de hacer, de producir de lo político, que se contraponen. Por medio de la coacción y la “manufactura de consensos” (de diversas maneras), éste evita o pone límites a la ocupación, recuperación y reapropiación de lo común (sea en espacios urbanos, tierras agrícolas, áreas de reserva natural, etc.), en nombre de la protección de la propiedad privada, de la “soberanía nacional” y del mantenimiento del orden y la estabilidad.

El Estado pues, no reconoce otra soberanía que no sea la nacional-estatal –no es casual que, por ejemplo, casi ninguna de las consultas previas en América Latina respecto a proyectos extractivos o desarrollistas sea reconocida por los poderes constituidos [39]–. Adicionalmente, en contextos de aguda crisis como las actuales, el Estado tiende a profundizar mecanismos políticos de acumulación por desposesión como medidas de ajuste, por lo que su conflicto con lo común se intensifica.

Pero sobre todo, es importante insistir en cómo, en las esferas más altas del Estado, donde se concentran las decisiones sobre los bienes comunes para la vida ―los llamados “recursos naturales”―, sobre las Fuerzas Armadas nacionales, las grandes finanzas, se evidencia con más claridad y crudeza la estructura jerarquizada, la modalidad corporativa transnacionalizada que posee la gestión de lo público (extracción de naturaleza, infraestructuras urbanas, adquisición de tecnología militar, financiamiento externo, etc.), lo radicalmente excluyente que es respecto a lo común, y lo complejo de delegar estas gestiones a unos cuantos representantes y voceros de movimientos sociales, para replicar los modelos de concentración de poder y manejo centralizado de la riqueza colectiva.

Bajo este modelo, estos ámbitos son prácticamente intocables para las bases populares, por lo cual reformas progresistas sobre igualdad de género, aborto, derecho a la ciudad, figuras de participación política formal, entre otras, se convierten en reformas cosméticas sino se produce un proceso social de re-apropiación territorial.

c) Alternativas, correlación de fuerzas y territorialización del poder: la centralidad de las luchas desde abajo.

Aunque se puedan producir las condiciones ―que siempre serán temporales― para llevar adelante una gestión política articulada de las formas de lo público, entre el Estado y una masa crítica popular contrahegemónica organizada ―siempre en diferentes grados―; aunque se resalte la importancia de trastocar y transfigurar la forma Estado “desde adentro” de la maquinaria; lo que consideramos fundamental es quitarle centralidad política a la idea de que hay que, en primera instancia, ocupar el Estado.

En la medida en la que un movimiento político desde abajo, efervescente, numeroso, potente, otorga centralidad en su lucha a la toma de la esfera estatal, se introduce en un campo asimétrico en el que puede, paradójicamente, ocupar al Estado, mientras que el Estado, lo ocupa a él. Si el Estado es también una relación social (dominante), entonces en sus formas se producen tipos de subjetividades, corporalidades, territorialidades, redes moleculares de poder, las cuales son finalmente funcionales a la reproducción del capital. Se genera pues, algo que pudiésemos llamar una  dominación productiva, a partir de sus estructuras de relacionamiento y sus formas de racionalidad.

El reconocimiento del Estado como máquina de dominación, no supone un desentendimiento o abandono del mismo, del campo de lo público, cuando se trata de pensar horizontes anti y post extractivistas, rentistas y capitalistas. No sólo porque el Estado no va a desaparecer de la noche a la mañana, sino también porque su función en la escala del sistema interestatal mundial y la División Internacional del Trabajo y la Naturaleza, puede variar políticamente, es relativamente maleable, dependiendo de diversas luchas domésticas.

Es decir, no sólo se configura un duopolio cooperativo entre Estado y Mercado, sino que se pueden desarrollar diferentes niveles de contradicción entre ellos, que podrían ser más o menos favorables a procesos de luchas locales, lo cual puede ser aún más vital y relevante en los débiles Estados-nación periféricos.

Se trata de la contradicción planteada por David Harvey entre la lógica del capital y la lógica territorial [40].

Pero lo fundamental, con miras a abrir o mantener las posibilidades de reproducción de una política popular de lo común –resistencia y constitución–, es el estado de la correlación de fuerzas en un espacio-tiempo específico, la síntesis que se produce en el completo campo de la política (que puede ser en un país, pero no únicamente), y que está determinada por las fuerzas y probabilidades de cumplir sus objetivos, por parte de los actores que disputan en dicho campo –para lo que nos compete, las subjetividades contrahegemónicas–. A esto lo podemos llamar la composición política.

Esta composición política pues, está fundamentalmente determinada por las luchas desde abajo. Todo proceso contrahegemónico de horizonte social emancipatorio, se mueve y produce a partir de la lucha popular ―es su factor constituyente y originario―, la cual puede generar una recomposición que mejore las condiciones de disputa, la gestión común de la vida y las posibilidades de transformación social. Esto aplica en particular para el Estado, que posee “internamente” su propia composición política que lo define, y que puede ser reformulada para que ejerza un rol más favorable al proceso reproductivo de lo común.

Es la lucha popular territorial el punto de partida, llevada adelante para reproducir la vida, sin que esto implique, de ninguna manera, el abandono de ámbitos más amplios de disputa política, de escalas municipales, biorregionales, nacionales, continentales o incluso globales. Se trata de la configuración y el ejercicio de otras soberanías, de posibilidades para la autonomía material de pobladores y pobladoras, de producción de narrativas propias, que en primera instancia no admitan límites exteriores y anteriores a su propio despliegue y decisión –como lo ha propuesto Raquel Gutiérrez Aguilar [41]–, y que no detienen su movimiento territorial para esperar una supuesta “resolución histórica” de la contradicción Estado/movimientos sociales, orientada a la conformación de un imaginado «Estado integral».

La territorialización del poder se alimenta de esos otros códigos y formas de hacer contrahegemónicos, de las cotidianas deserciones que producen los pueblos desde abajo, presentes en movilizaciones de diversos tipos, como la de los pueblos indígenas bolivianos o las expresiones cooperativas del chavismo popular urbano. Lo importante es pues, mantener el deslinde vital entre lo público y lo común, entre lo que se instituye y lo constituyente.

Si las luchas masivas tienden inevitablemente a declinar, a agotarse, después de una ola ascendente y efervescente, y con ello, la composición política se hace más adversa a la producción y reapropiación de lo común, y el Estado se hace más reaccionario y conservador, la única alternativa ante esto es procurar el florecimiento territorial de lo común, de la comunalidad –vista como estabilización de lo común–, que permita que los procesos de lucha social, la configuración de alternativas y transformaciones, se hagan más orgánicas.

Si el Estado es también una creencia colectiva, es fundamental construir nuevos sentidos comunes, nuevas creencias sociales que busquen desplazar a la conciencia colectiva de su inevitabilidad, al fetiche del Estado, a su capacidad de abstractalizar el poder, a su esencia trascendente, para en cambio territorializar la posibilidad emancipatoria.

Notas: (…) Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=203070

Enfoquemos nuestro desafío y rumbo emancipatorio en lo que Emiliano Terán Mantovani señala:  “la única alternativa ante esto es procurar el florecimiento territorial de lo común, de la comunalidad –vista como estabilización de lo común–, que permita que los procesos de lucha social, la configuración de alternativas y transformaciones, se hagan más orgánicas.(…)

Si el Estado es también una creencia colectiva, es fundamental construir nuevos sentidos comunes, nuevas creencias sociales que busquen desplazar a la conciencia colectiva de su inevitabilidad, al fetiche del Estado, a su capacidad de abstractalizar el poder, a su esencia trascendente, para en cambio territorializar la posibilidad emancipatoria.

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.